Xu Weixin.
A fines de la década de los años 80, un movimiento de trabajadores de origen rural empezó a gestarse en las regiones costeras debido al traslado de los campesinos hacia las zonas desarrolladas, en busca de oportunidades para tener un mejor nivel de vida. Según algunos informes, de los 400 millones de personas que conforman la mano de obra rural, por lo menos 100 millones trabajan de manera temporal en sectores como construcción, servicios y otros. Dichos trabajos no son considerados por los citadinos debido a su pesadez o incluso al riesgo que implican. Por si fuera poco, el salario correspondiente es muy bajo, por lo que viven en malas condiciones.
En los últimos años, el caso de los trabajadores de origen rural ha llamado mucho la atención de la sociedad, incluso de los artistas, quienes también han dedicado algunas de sus obras a este tema. Xu Weixin es uno de ellos.
Xu Weixin se ha puesto en el lugar de los trabajadores campesinos para conocer, entender y así plasmar todas sus vivencias. En sus obras, Xu hurga en lo más profundo de sus corazones para poder cristalizar toda su esencia y así llamar la atención del público sobre los problemas que aquejan a este colectivo. Él ha sido capaz de expresar la nobleza de estos personajes en obras como Habitáculo de los trabajadores, En el trabajo, Serie del trabajador campesino Li Fuguo y otras.
En la pintura Habitáculo de los trabajadores, Xu describe la escena en la que más de diez trabajadores de origen rural descansan en su rústico cobertizo después de la jornada laboral diaria.
Con fango seco y ropa raída, bajo el ruido de la construcción urbana, los trabajadores de origen rural se pierden en la ciudad como cuando la arena se mezcla con el concreto armado. Provienen de todos los rincones del país, dejando atrás sus pueblos natales, llenos de sueños y esperanza.
Con sus obras, Xu realiza un tributo a los trabajadores de origen rural. “Todos somos iguales. Los respeto. Son padres, esposos, hijos, que parten a tierras lejanas para buscarse la vida. Puede que no tengan mucha instrucción, pero dignidad es lo que les sobra”, manifiesta Xu. Justamente esto es lo que Xu ha querido resaltar en sus obras. La pobreza en la que viven no es un impedimento para mantener el buen humor. A pesar de la vida tan dura que les ha tocado vivir, son muy optimistas, porque saben que con el ingreso extra que obtienen por trabajar en las ciudades, se acercan poco a poco a la meta trazada.
El juicio estético del pueblo chino está fuertemente influido por Confucio, quien creía que “lo verdadero, lo bueno y lo hermoso” es un conjunto inseparable, en el cual, los dos primeros son requisitos indispensables para alcanzar el último. Las pinturas de Xu Weixin concuerdan con este pensamiento ya que sus personajes son expuestos de una manera sencilla y viva. Da la impresión de que los protagonistas de sus obras cobraran vida y estuvieran presentes. Debido al creciente proceso de urbanización y el progreso tecnológico de China, los trabajadores de origen rural irán desapareciendo poco a poco, pero gracias a las obras de Xu Weixin, sus huellas permanecerán indelebles a lo largo del tiempo.
Habitáculo de los trabajadores.
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