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Deportes
Mi vida es el tenis de mesa
Por HELIOS FARRELL M.*

Zhou Enlai, entonces primer ministro de China, recibió a Helios Farrell y sus compañeros.
 
Hace muchos años, no recuerdo la fecha, que tomé por primera vez una raqueta; lo que sí recuerdo es que, desde 1963, cuando obtuve el título de campeón nacional de esta disciplina deportiva, la pequeña pelota de celuloide se quedó en mi vida y me ha acompañado hasta hoy.

Fui campeón nacional de tenis de mesa en las especialidades de singles, dobles y mixtos de 1963 a 1972 y figuré entre los 10 mejores del ranking nacional por 15 años.

Como dirigente, he asistido a cada uno de los Campeonatos Mundiales de Tenis de Mesa desde Nagoya, Japón, en 1971, hasta Tianjin, China, en 1997. He presidido la Federación Mexicana de Tenis de Mesa y fundé junto con otros dirigentes deportivos, en el año de 1973, la Unión Latinoamericana de Tenis de Mesa, además de haber sido vicepresidente de la Federación Internacional de Tenis de Mesa y miembro del Consejo de la Confederación Deportiva Mexicana.

En mayo de 2010, tuve el honor de ser invitado por la Federación Internacional de Tenis de Mesa al Campeonato Mundial en Moscú, ocasión en que dicha Federación me declaró Miembro Honorario Vitalicio, un reconocimiento que me llevó a la cima del honor en este deporte al que he dedicado toda mi vida.

Éste es el deporte más rápido al que el ser humano puede jugar, ya que la pelota alcanza velocidades de más de 300 km por hora y la rotación de la misma es mayor que la de un motor de jet. Las pelotas de celuloide son muy económicas y, en una mesa con red adaptable, se pueden divertir 20 o 30 niños durante 4 horas; como se practica bajo techo, se puede jugar todos los días del año.

Es importante, más allá de la competitividad, hacer notar que, junto con la natación, no inflinge problemas a los niños, por lo que está recomendado para practicarse desde los 8 años de edad.

Como cualquier deporte competitivo, para practicarlo a nivel olímpico o en torneos mundiales o regionales, es necesario preparar a verdaderos atletas. En virtud de que se juega en una mesa con red de por medio, sin existir contacto físico directo, y gracias a reglas apropiadas, siempre triunfa el que cuenta con un mayor desempeño físico y mental, independientemente de su peso, musculatura o tamaño.

El tenis de mesa se fortaleció y aumentó su reputación por la llamada “Diplomacia del Ping Pong”, que desembocó en la visita del entonces presidente estadounidense, Richard Nixon, a China y en su histórico encuentro con el presidente Mao Zedong, en Beijing, con motivo de la celebración del campeonato mundial de Nagoya, Japón.

La “Diplomacia del Ping Pong” descongeló las relaciones sino-norteaméricanas y abrió una nueva página en la historia de las relaciones internacionales de la posguerra, por lo que, desde entonces, se conoce al tenis de mesa como el deporte de la paz.

Tras el campeonato de Nagoya, se realizaron tres torneos amistosos Asia-África-América Latina en Beijing, Lagos (Nigeria) y la Ciudad de México, en 1973, 1975 y 1976 respectivamente.

Con el valioso e inolvidable apoyo de la Asociación de Tenis de Mesa de la República Popular China, y antes del reconocimiento de la Federación Internacional, se organizó en la Ciudad de México, en 1976, el III Torneo Afro-asiático-latinoamericano de Tenis de Mesa, con la participación de 86 países del llamado tercer mundo. Este evento se pudo realizar gracias al apoyo logístico de China, que preparó a árbitros, entrenadores y administradores en México, por lo cual la Federación Mexicana guarda un sentido y profundo agradecimiento a la Asociación china.

Cuando se celebró el I Torneo Afro-asiático-latinoamericano en Beijing, en 1973, surgió la necesidad de crear un organismo unificador responsable de los países latinoamericanos y caribeños, conformándose así la Unión Latinoaméricana de Tenis de Mesa.

Existía ya la Confederación Sudaméricana de Tenis de Mesa, que es la más antigua organización de tenis de mesa del mundo, y que se esforzaba por organizar competencias con poco apoyo oficial. Cabe mencionar que existían grandes talentos sin posibilidades de darse a conocer, como el campeón nicaragüense Walberto López, que se enfrentó a un grupo de jugadores europeos en su gira mundial, imponiéndose a ellos contundentemente, por lo que decidieron incorporarlo y proseguir la gira con él.

La Unión Latinoamericana decidió hacer del tenis de mesa un deporte que gozara de los privilegios y estímulos que otros deportes tenían, comenzando por obtener el reconocimiento de la Federación Internacional de Tenis de Mesa, lo que consiguió en 1978, siete años después de su fundación.

El presidente del Comité Olímpico Cubano, Manuel González Guerra, fue decisivo para que el tenis de mesa fuera incluido en los Juegos Centroaméricanos y del Caribe celebrados en la Habana en 1979. Para cerrar el ciclo olímpico en el continente americano, era indispensable participar en juegos panaméricanos y, gracias de nuevo al apoyo de González Guerra, el presidente de la Unión Latinoamericana pudo presentar la petición para incorporar el tenis de mesa dentro de su programa.

En 1982, se accedió a nuestra participación como deporte de exhibición en los Juegos Panaméricanos de Puerto Rico y, gracias a los buenos resultados obtenidos, se abrieron las puertas para participar como disciplina en los Juegos Panamericanos organizados en Caracas en 1983.

Hasta hoy, desconocemos la razón por la cual la Federación Internacional y los países europeos se oponían a que nuestro deporte intentara sumarse a los Juegos Olímpicos. Los representantes de Asia, África y América Latina lograron por fin incorporar este asunto a la agenda del Congreso Bienal de 1985 de la Federación Internacional.

Consolidada la Unión Latinoamericana y con consejeros de gran valor ético y conocedores del deporte, siguió un camino ascendente, y, en el mes de marzo de 2010, se reunieron en la ciudad de Cancún los más altos dignatarios de América Latina y el Caribe para configurar un organismo que nos beneficiase a todos. Hace 38 años, la ULTEM había hecho lo mismo, haciendo posible la participación de todos sus miembros en los Juegos Panamericanos.

La ULTEM agrupa actualmente a 34 miembros, según el cómputo del Campeonato Mundial de Moscú de 2010, donde también noté el incremento del interés y afición por este gran deporte, lo que me consuela y estímula, como otrora jugador y organizador de eventos de este deporte y miembro honorario vitalicio de la Federación Mexicana de Tenis de Mesa y de la Unión Latinoaméricana de Tenis de Mesa, pues “mi vida es el tenis de mesa”.

* Helios Farrell M. es vicepresidente de la Sociedad Mexicana de Amistad con China.

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