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Grupos Étnicos
Etnia uigur
Por ZHANG WEN

Chica uigur, luciendo sus mejores galas

En la frontera noroeste de China y al pie de la montaña nevada de Tianshan, vive una etnia, la de los uigures, cuya población sumaba 8.399.400 individuos en el censo realizado en el año 2000. Viven principalmente en la región autónoma de Xinjiang.

Los uigures (“Uigur” significa “unidad” o “unión”) eran nómadas antes de comenzar a establecerse en los oasis para dedicarse a la agricultura y la ganadería a mediados del siglo IX. Los miembros de esta etnia son también grandes artesanos y hábiles comerciantes. Su labor artesanal, de diseños abigarrados, abarca la elaboración de alfombras, tapices de pared, bordados, gorros, cuchillos e instrumentos musicales.

Los uigures tienen su propia lengua y escritura, gustan del arte y la literatura y los poemas narrativos largos y las historias orales cuentan con gran aceptación popular. Poseen, además, un rico cancionero folclórico y una gran variedad de instrumentos musicales. Ancianos, niños, hombres y mujeres cantan y bailan a la perfección danzas de singulares giros y movimientos del cuello.

Su dieta se basa en alimentos elaborados con harina de trigo, así como en carnes de res y cordero. Los hombres usan túnica y las mujeres llevan vestido, más un chaleco abierto en el centro; y todos, desde los más jóvenes hasta los más mayores, gustan de lucir un florido gorro pequeño. Son generosos con los visitantes, prodigando atenciones, y conceden gran importancia, a su vez, a las formalidades cuando son invitados.

Practicantes del islamismo, los uigures tienen como fiestas tradicionales más importantes el Eid al-Fitr y el Corbán, ocasiones en las que cantan y bailan, y con frecuencia celebran torneos que incluyen juegos como atrapar una oveja en el suelo desde un caballo a galope, lucha, patinaje sobre hielo, etc.

Vestimenta

El traje típico de la comunidad uigur tiene variados diseños y ostenta una elegancia y peculiaridad únicas. A las mujeres les gusta contrastar los colores, por ejemplo, llevar ropas de un rojo y un verde muy vivos; mientras, los hombres prefieren el blanco y negro. Y como son amantes de las flores, sus gorros, vestidos, zapatos, pañuelos y bolsas suelen llevar flores bordadas.

El gorro florido es parte inseparable de su indumentaria y, al mismo tiempo, símbolo de la belleza de la etnia. Ya en la dinastía Tang, los hombres de la región del Oeste solían llevar un gorro de fieltro, con visera doblada. A principios de la dinastía Qing, apareció el gorro florido. Los de las mujeres eran bordados con hilos de plata y oro y el diseño predominante era el de cuatro puntas, el cual ha perdurado hasta la actualidad. Mediante la innovación constante de todo el pueblo uigur, el gorro ha evolucionado y muestra hoy una confección más refinada y variada.

Como objeto artesanal, el gorro florido gana cada día más el favor de los uigures. En los festivales importantes, es habitual comprar o confeccionar gorros para ataviarse. Algunos, los colocan en la pared como elemento decorativo y, en ocasiones, los obsequian a los amigos como un regalo precioso.

Montaña Huoyan

En medio de la depresión de Turpan, en Xinjiang, se encuentra una sierra roja de varios cientos de kilómetros de extensión. En verano, sus montañas parecen un gigantesco dragón rojo acostado en el desierto de Gobi. Bajo el sol brillante, de entre los picos, surge vapor de agua y las elevaciones se asemejan a una hoguera llameante. Combinado con el espléndido azul del cielo y el tono pardo amarillo del desierto, el espectáculo resulta extraordinario.

La depresión de Turpan está en el interior de Asia, rodeada de montañas. En pleno verano, el calor acumulado en esta sima la convierte en un gran horno. En su superficie, la temperatura de la arena puede alcanzar los 80℃.

Sin embargo, al pie de la montaña Huoyan, el paisaje es maravilloso y se ha ganado fama mundial por sus abundantes viñedos de excelente calidad, por lo que también se conoce a la zona como el Valle de la Uva. En agosto y septiembre, durante la vendimia, los racimos de uvas rojas y blancas cubren las laderas y el fondo del valle y las chicas uigures que participan en la cosecha, vestidas con sus trajes multicolores, parecen aún más hermosas.

Pinchos de cordero y arroz para comer con la mano

El pincho de cordero (yáng ròu chuàn er) es el alimento típico de los uigures, que adoban la carne troceada con sal y cebolla picada y la ensartan en un pincho antes de colocarla en una parrilla especial de carbón. Mientras el cordero se asa, se le añade sal, chile en polvo y comino.

El cordero tierno, un poco picante, mezclado con el sabor especial del comino, resulta muy sabroso. En invierno, resulta muy agradable calentarse alrededor de la estufa y comer los pinchos, un platillo que, en los últimos años, se ha hecho muy popular en muchas ciudades del país, tanto entre la población local como entre los extranjeros.

El arroz que se come con la mano también es un alimento tradicional de los uigures. En los asentamientos comunitarios de uigures y uzbecos, este plato es imprescindible para agasajar a los invitados.

 

 

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