中文 | English | عربي | Español | Deutsch
Grupos Étnicos
Etnia dai
Por ZHANG WEN

Aldea de la etnia dai.

Los dais sumaban 1.159.000 en el censo demográfico nacional efectuado en 2000. La mayoría de ellos habita en la prefectura autónoma de la etnia en Xishuangbanna, provincia de Yunnan.

La región se sitúa en el oeste de la meseta Yunnan-Guizhou y las montañas constituyen su defensa natural, entre las que zigzaguean los ríos Lancang, Nujiang y Yuanjiang. En medio de este paisaje, están esparcidos numerosos valles pequeños y hermosos, en los que viven los dais. Los ríos entrecruzados y tierras fértiles ofrecen condiciones adecuadas para los cultivos tropicales, subtropicales y raras hierbas medicinales. Por tradición, este grupo trabaja la tierra, sobre todo la siembra del arroz. Xishuangbanna y Dehong son conocidas desde hace mucho tiempo como los “graneros del sur de Yunnan”.

Sus peculiares viviendas están tradicionalmente construidas con bambú, una creación de los dais que responde a las condiciones de su entorno y que tiene ya más de 1.400 años de historia. Xishuangbanna es un famoso pueblo de bambú y en sus inmediaciones son variadas las especies de esta planta que pueden emplearse en la edificación de las moradas, combinándolas con la paja. Normalmente, una casa consta de dos pisos. En el segundo habitaba la familia y en el primero se criaban animales y se guardaban los enseres. Ellos extienden esteras de bambú en el piso y al entrar en la vivienda, se quitan los zapatos y caminan descalzos sobre la estera, que con el transcurso del tiempo se vuelve muy lisa y pulida. Sentados sobre la estera dorada, los dais beben té o vino de arroz y disfrutan contemplando los verdes campos, las palmeras de aceite o los árboles de coco a través de la ventana.
A los dais les gusta vivir en casas separadas con patios independientes, según la unidad de la familia. Cuando los hijos se casan, la gente de toda la aldea acude a ayudarles a construir su propia casa de bambú, llevándoles materiales o echándoles una mano. Por eso, levantar una nueva vivienda toma sólo uno o dos días y, al concluirla, los aldeanos felicitan a sus inquilinos, a los que los cantantes folclóricos bendicen y desean una vida feliz con sus canciones.

A lo largo del tiempo, las tradicionales viviendas de bambú también han evolucionado. La mayoría de ellas ya no tienen una estructura basada exclusivamente en esa planta. Algunos prefieren la madera y los ladrillos para las paredes y el fieltro asfáltico, las tejas o las planchas de hierro para el techo en el lugar de la paja. El primer piso ya no se destina a la cría de animales y aves de corral, sino al depósito de artículos de uso diario, y en el interior de la casa se aprecian también grandes cambios, entre ellos la presencia de electrodomésticos como la televisión o los estéreos, que ya no son una rareza en este entorno.
La ropa de los hombres no difiere mucho de un lugar a otro, pero la de las mujeres sí. Éstas usan moño, falda tubular y blusa corta. Los adornos permiten identificar a qué vertiente de la etnia pertenece cada una.

Los dais tienen calendario y medicina propios. Les encanta la poesía, sobre todo los poemas narrativos de larga extensión. Las danzas son muy variadas, algunas imitan a los animales autóctonos, como la danza del pavo real.

Comúnmente los dais profesan el budismo hinayana y en el pasado muchos monjes eran versados en sutras en dai, astronomía y calendario, medicina e higiene, por lo que se les respetaba y consideraba los más instruidos. Reza la tradición que el hombre debe apartarse de la familia y tener una vida religiosa por un tiempo para ser educado y estar calificado para el matrimonio. Según las costumbres religiosas, al cumplir siete u ocho años de edad, los niños deben hacerse bonzo.

Las mujeres, aunque no necesitan hacer lo mismo, son creyentes devotas. Enviar al hijo al templo para convertirse en monje es un gran honor y toda la familia lo celebra con ritos solemnes. Desde ese día, el niño vivirá en el templo para aprender el budismo y otras asignaturas. Llevan la vida propia de los monjes y no participan en el trabajo social. Después de terminar el aprendizaje del día, pueden visitar a sus parientes y amigos, pero no pasar la noche fuera del santuario, y dos o tres años más tarde pueden volver a la vida seglar, si así lo deciden.

La Fiesta del Agua (en la que la gente se tira agua), o sea, el Año Nuevo del calendario dai, es la más importante de todas y tiene lugar a mediados de abril. Durante la celebración, todos se arrojan agua a guisa de bendición, disputan carreras en barcos con forma de dragón, cantan y bailan y compran y venden mercancías.

La costumbre de celebrar la Fiesta del Agua es en realidad una forma de bendición mutua entre la gente. A los ojos de los dais, el agua es símbolo de divinidad, belleza y claridad. Con ella, todos los seres pueden crecer. El agua es un regalo sagrado de la vida.

Cuando se avecina la Fiesta del Agua, los dais elaboran vino, matan cerdos y gallos y preparan los pastelillos de Año Nuevo (con arroz glutinoso), para servirlos durante la celebración.
La festividad dura tres días. En la primera jornada se disputa la regata de botes con forma de dragón, se lanzan cohetes de fabricación autóctona y se hacen representaciones teatrales; el segundo día es el que se dedica a lanzarse agua; y el último se realiza el intercambio de mercancías y los jóvenes se reúnen para jugar al diubao. En esta diversión, los chicos y chicas se lanzan sacos hechos de tela estampada y rellenos con semillas, como forma de expresar el amor.

Este acontecimiento tiene lugar por lo general a orillas del hermoso río Lancang. Durante la aurora, la gente, vestida de gala, converge desde todas las direcciones. Tan pronto como dan la orden, los cohetes se elevan al cielo y los barcos de dragón se abalanzan hacia el otro lado. En este momento, miles de instrumentos musicales empiezan a sonar. Ambas riberas se convierten en un mar de alegría.

Al comenzar la Fiesta del Agua, las chicas corteses sólo mojan las ramas u hojas de bambú en una palangana para rociar a los demás, pero cuando llega el apogeo de la celebración, se lanzan agua con cuencos, palanganas e incluso cubos. En las calles, se persiguen y divierten a gusto. A pesar de que todos están totalmente mojados, ríen de buena gana. Después del bautismo de agua, el pueblo forma un círculo y baila al compás de los gongs y tambores. De vez en cuando, entre la multitud, prorrumpen los vítores de “agua, agua, agua” y la alegría dura toda la noche.

La apertura al exterior ha inyectado una nueva vitalidad a la festividad. Cada año, en esos días, las zonas residenciales de los dais acogen a miles y miles de turistas nacionales y extranjeros y el gobierno local aprovecha para celebrar ferias de intercambio de materiales.

China. Org. cn Agencia Noticiera Xinhua Diario del Pueblo Radio Internacional de China CCTV
Comuníquen con nosotros:
Dirección: Calle Baiwanzhuang No. 24, Beijing, 100037, China
Tel: 86-10-68996374
Fax: 86-10-68328338
E-mail: chinahoyes@yahoo.es
Derechos Reservados