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China y el Mundo Iberoamericano
Cooperación sino-brasileña: Hacia un brillante porvenir
Por SHANG DELIANG*
 

 

11 de abril. Empresarios brasileños de 34 compañías se reúnen con sus pares chinos en Beijing. Ellos integraron la comitiva oficial de la presidenta Dilma Rousseff.

La flamante presidenta brasileña, Dilma Rousseff, quien asumió el cargo en enero pasado, realizó del 13 al 15 de abril una visita oficial a China, en la que también participó en la III Cumbre del BRICS (el grupo de países emergentes integrado por Brasil, Rusia, India, China y al que ahora se ha sumado Sudáfrica). La importancia de las relaciones sino-brasileñas queda demostrada en un simple hecho: China ha sido el primer país no latinoamericano que Rousseff ha visitado en su calidad de jefa de Estado. Este gesto, sin duda, augura un brillante porvenir en la cooperación bilateral.

China y Brasil, los mayores países en desarrollo de los hemisferios oriental y occidental, establecieron relaciones diplomáticas el 15 de agosto de 1974. Desde entonces, y con un mayor énfasis en la década de los 90, la cooperación en materia política, económica y cultural ha alcanzado un notable desarrollo. La relación bilateral atraviesa por su mejor momento histórico.

Socios estratégicos

Las frecuentes visitas de alto nivel han permitido afianzar las relaciones. El ex presidente chino Jiang Zemin visitó Brasil en dos oportunidades, en 1993 y 2001; mientras que la relación de Asociación Estratégica quedó establecida en 1993. Dos años más tarde, el ex presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, llegó a China, a solo pocos meses de haber asumido el cargo.

Las máximas autoridades de los dos países intercambiaron visitas en 2004. Durante la estadía del presidente chino, Hu Jintao, en Brasil, ambas partes acordaron cuatro principios que rigen hasta hoy sus relaciones bilaterales. Ese año, el gigante sudamericano reconoció a China como economía de mercado.

En marzo de 2006 se produjo la visita del entonces vicepresidente brasileño José Alencar. Entre finales de agosto y principios de septiembre de ese año, Wu Bangguo, presidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, estuvo en Brasil, donde intercambió opiniones en torno al afianzamiento de la relación bilateral y la cooperación entre los parlamentos de ambos países.

En 2008, los presidentes de China, Hu Jintao, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se reunieron en tres ocasiones con motivo de la Cumbre del G8+5, la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Beijing y la Cumbre del G-20. En enero de 2009, Xi Jinping, vicepresidente de China, visitó Brasil y promovió el establecimiento de un nuevo marco de cooperación energética; mientras que, en mayo de ese año, el presidente Lula llegó a China en su segunda visita oficial, en la que ambos países firmaron trece convenios de cooperación. En abril de 2010, Hu Jintao estuvo en Brasil, donde acudió a la II Cumbre del BRIC y suscribió, además, el Proyecto de Acción Conjunta 2010-2014. La confianza entre los dos países se acentúa, lo que constituye una base sólida para la cooperación bilateral de los próximos años.

Mecanismo de diálogo múltiple

El mecanismo de diálogo múltiple sirve como plataforma para la discusión de temas importantes. En ese sentido, los Ministerios de Relaciones Exteriores de ambos países establecieron en 1985 un régimen de consulta periódica, y en 2007 se puso en marcha un mecanismo de diálogo sobre los problemas mundiales y regionales. Tres años atrás se había fundado la Comisión Sino-Brasileña de Alto Nivel de Coordinación y Cooperación (COSBAN).

La Asamblea Popular Nacional de China y la Cámara de Diputados de Brasil también establecieron mecanismos de diálogo. Incluso, la Comisión Mixta Económica y Comercial entre ambos países ha llevado a cabo diez reuniones hasta la fecha. Como grandes países emergentes, China y Brasil son miembros del BRICS, del G-5 y del G-20, entre otros organismos multilaterales. Es más, se ha vuelto casi una rutina la celebración de foros sobre relaciones bilaterales. Ahí está, por ejemplo, “Brasil y China: Estrategias de Cooperación e Integración”, organizado en Río de Janeiro, el año pasado, por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil y el Instituto Brasileño de Estudios de China, Asia y Pacífico (IBECAP).

A medida que cobran una mayor importancia en el plano internacional, China y Brasil van adquiriendo un papel preponderante en el progreso de sus regiones y en el de la humanidad. En muchos asuntos de actualidad mundial han adoptado similares posiciones y ambos vienen ejerciendo una importante influencia en temas como la reforma de las Naciones Unidas, del sistema financiero mundial y la lucha contra el cambio climático.

China, el mayor socio comercial de Brasil

Si bien han transcurrido más de 30 años desde que China y Brasil establecieron lazos diplomáticos, la relación económica y comercial entre ambos países ha tenido un rápido desarrollo luego de la incorporación de China a la Organización Mundial de Comercio (OMC). Según información de la Aduana de China, el volumen comercial sino-brasileño alcanzó los 2.845 millones de dólares en 2000, y aumentó a 14.817 millones y 48.500 millones en 2005 y 2008, respectivamente, aunque la crisis financiera mundial hizo que descendiera ligeramente a 36.100 millones en 2009. Por muchos años, Brasil ha sido el mayor socio comercial de China en América Latina. China, por su parte, se ha convertido recientemente en el mayor mercado de exportación brasileño, superando, incluso, a Estados Unidos.

La inversión china en Brasil se concentra principalmente en la industria siderúrgica, la explotación minera, el procesamiento de madera y el ensamblaje de electrodomésticos. Numerosas han sido las empresas que han invertido en el país sudamericano, como Wuhan Iron and Steel (Group) Corp., Baosteel Group Co., Gree, Jialing, Huawei, ZTE y CITIC. Hasta finales de 2008, China había establecido más de 90 empresas en Brasil, con una inversión de 220 millones de dólares. En 2010, incluso, se concluyó el gaseoducto más largo de Brasil, que contó con la contribución del capital chino.

Brasil también ha decidido invertir en China. Hasta ahora ha llevado a cabo 384 proyectos –con una inversión de 280 millones de dólares– que se han centrado en la fabricación de aviones, la industria de la hulla, los bienes inmobiliarios, la industria textil, la elaboración de repuestos para automóviles, etc. Algunas entidades financieras de Brasil –tanto estatales como privadas– han abierto o abrirán oficinas en China.

Ciencia y tecnología

La cooperación científica y tecnológica también ha resultado fructífera. Ambos países lanzaron exitosamente tres satélites de teledetección remota y ya han acordado enviar un cuarto al espacio. La cooperación sino-brasileña goza de un brillante porvenir en la ingeniería informática y la tecnología biológica, entre otros ámbitos.

En cuanto a la energía, ambos Estados han firmado el Memorando de Entendimiento de Cooperación Energética, que establece una subcomisión de energías y minerales subordinada a la COSBAN. En 2010, la Universidad Federal de Río de Janeiro y la Universidad Tsinghua fundaron un centro dedicado a estudios sobre el cambio climático y la seguridad energética, en el que el Gobierno brasileño planea invertir 2 millones de dólares.

En cuanto a la cultura, China ha organizado numerosas actividades en Brasil, como festivales de cine, exposiciones de objetos históricos, representaciones de la Ópera de Beijing, etc. mientras que Brasil también ha realizado exposiciones culturales y exhibiciones de samba en nuestro país. Dos Institutos Confucio han empezado a dictar clases en Sao Paulo y Brasilia; y el Gobierno brasileño ha financiado las lecciones de portugués en la Universidad de Beijing y en la Universidad de Comunicaciones de China.

Futuro auspicioso

Tanto China como Brasil se distinguieron por su veloz recuperación económica en 2010, luego de la crisis financiera mundial. Según informaciones oficiales, el PIB de China ese año aumentó 10,3% con relación a 2009. Brasil, por su parte, obtuvo un crecimiento económico de 7,5% en 2010, su PIB alcanzó los 2,1 billones de dólares y tuvo un ingreso per cápita de 10.866 dólares. Su rápido crecimiento económico ha hecho que ocupe el quinto lugar entre los países que integran el G-20, por detrás de China, India, Argentina y Turquía. Cabe señalar que si tomamos en cuenta la paridad del poder adquisitivo, el PIB y el PIB per cápita de Brasil ya han superado a los de Francia y Gran Bretaña, convirtiéndose así en la séptima economía del mundo.

El vasto mercado de los dos países y la complementariedad económica se presentan como una gran oportunidad para afianzar los lazos comerciales. China es un gran país fabricante, que cuenta con una notable capacidad para la construcción de infraestructura, una buena reserva de divisas y un papel activo en el comercio mundial. Mientras Brasil es un gran país, exportador de recursos y productos agrícolas, con 370 millones de hectáreas de tierra aún sin cultivar y que, además, se encuentra en plena construcción de infraestructura para lo que serán la Copa Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro.

La importancia de las relaciones sino-brasileñas rebasa fronteras. Su consolidación no sólo debe ser de interés para los pueblos de ambas naciones, sino que debe ser vista también como la oportunidad de afianzar el poder de los países en desarrollo y establecer así un nuevo orden político y económico mundial, que sea justo y razonable.

El afianzamiento de estas relaciones supone vencer muchas dificultades. Por ejemplo, la distancia geográfica, la diferencia cultural, el desconocimiento del status quo en cada país, la escasez de especialistas en comercio y tecnología que dominen el chino y el portugués, y la competencia entre productores locales de ambos países.

De ahí que una relación de Asociación Estratégica estable y duradera dependa del incesante esfuerzo por parte de los Gobiernos de ambos países e, incluso, de las organizaciones populares. China y Brasil están hoy apenas en el umbral de un brillante porvenir.

*Investigador del Instituto de Estudios de Relaciones Internacionales Contemporáneas de China.

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