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China y el Mundo Iberoamericano
Relaciones Chile–China: tras 40 años de amistad y cooperación, ahora viene lo mejor
Por Luis Schmidt Montes*

Vista panorámica de Torres del Paine.
 

En
diciembre de 2010, China y Chile conmemoraron el 40 aniversario de sus relaciones bilaterales, una iniciativa que nos permitió ser el primer país de Sudamérica en tomar esta decisión e iniciar, de esta forma, cuatro décadas de acercamiento y amistad entre los dos países más alejados -geográficamente hablando- del planeta.

El carácter de antípodas de nuestros países, no ha sido óbice para que ambos hayan encontrado fórmulas para identificar áreas de interés común, lo cual ha posibilitado que nuestra relación haya alcanzado, en estas cuatro décadas, niveles de convergencia que nos dejan un gran sentimiento de beneplácito y la sensación de haber hecho bien la tarea.

En este sentido, cabe destacar que a partir del año 2006, tras la firma del Tratado de Libre Comercio en Bienes y luego en Servicios, aprobado durante el año 2010, paulatinamente China se ha posicionado como nuestro principal socio comercial. Ahora trabajaremos fuertemente por alcanzar el Acuerdo de Inversión de dicho Tratado, donde hay un acuerdo con el presidente de la nación, Excmo. Sr. Hu Jintao, para poder destrabar y avanzar en dicha dirección.

En el año 2010, la República Popular China ocupó el primer lugar en el ranking de nuestros principales socios y como destino de nuestras exportaciones, captando el 24,43% del total de nuestras exportaciones y situándose en el decimoprimer lugar del total de los envíos no tradicionales.

Las siguientes cifras refuerzan lo anterior:

En 2010, se exportaron al mercado chino 17.355 millones de dólares, lo que se traduce en un crecimiento del 38,99% con respecto al año anterior. Por otro lado, las importaciones provenientes de China alcanzaron los 8.269 millones de dólares, lo que representó un crecimiento del 61%. De esta manera, el intercambio comercial alcanzó los 25.624 millones de dólares, representando un aumento del 45,4%, en relación a 2009.

La cercanía a la que me refiero, no solo se entronca en una raigambre de tipo económica-comercial, sino que alcanza a los ámbitos político, cultural, académico y científico.

Desde la década de los 90 a la fecha, la totalidad de los presidentes de la República de Chile han visitado China, acompañados de importantes y numerosas delegaciones de todos los ámbitos del quehacer político, parlamentario, cultural y social, lo que da cuenta de la vitalidad y continuidad de nuestra relación. Por su parte, Chile ha tenido el honor de recibir a tres presidentes chinos, Yang Shangkun, Jiang Zemin y al presidente Hu Jintao.

Sin lugar a dudas, el contacto de los altos líderes es un aliciente para el avance de los variados acuerdos y negociaciones que han iniciado y finalizado con éxito durante estos últimos años.

En el caso del suscrito, fui destinatario del inmenso honor que S.E. el presidente de la República de Chile, Sebastián Piñera, me nombrase embajador de Chile ante la R.P. China. Desde este privilegiado puesto, tuve a mi cargo la organización de la reciente visita de Estado que realizó exitosamente el presidente Piñera a Beijing en noviembre pasado.

Justamente, el título que dí a este artículo es una frase que el presidente Piñera expresó al presidente Hu durante su encuentro: “hemos tenido una positiva y fructífera relación que hoy cumple 40 años, pero de ahora en adelante, vendrá una etapa mejor”.

Mi tarea como jefe de misión en China será llevar a cabo esta instrucción presidencial de mejorar sustancialmente nuestros vínculos.

Al pensar en las herramientas y objetivos que tendrá esta mejorada nueva etapa entre China y Chile, no solo aspiro a que nuestra relación comercial –que ha tenido un excelente protagonismo- mantenga su pujanza, se fortalezca en su volumen y diversifique el número de bienes transados, sino que al igual que China, aspiramos a implementar el Acuerdo de Servicios que entró en vigor el año anterior y focalizaré mi esfuerzo al Acuerdo de Inversión, que facilitaría el ingreso de capitales chinos en nuestro país. Estoy convencido de que el aumento del comercio bilateral es un hecho positivo que favorece a los empresarios y trabajadores de ambas orillas del Pacífico.

Pero más allá del tema comercial, nuestra tarea como Embajada de Chile será reforzar aquellos otros ámbitos que permitan un mayor y mejor acercamiento entre nuestros pueblos.

En mi caso, soy un chileno que en mi calidad de empresario, dirigente gremial, experto en temas agrícolas y simple turista, he tenido el privilegio de haber visitado China desde hace más de 20 años. No obstante esta larga experiencia, en cada viaje descubro una faceta nueva de China que me sorprende y fascina y me abre un mundo de interrogantes que busco contestar.

Entiendo que la misma fascinación y deseo de aprender más de uno y otro país, son el anhelo de mis compatriotas que han llegado en número importante a las aulas de las universidades chinas a aprender el idioma chino mandarín, una herramienta esencial en la comprensión de la cultura de todo país. Vemos con gran interés la posibilidad de que estudiantes chinos, de igual manera, viajen a Chile para continuar sus estudios de español o bien, aprovechar las variadas alternativas académicas que hoy día se ofrecen.

En el ámbito turístico, Chile es un destino autorizado preferente para los visitantes chinos desde hace 5 años a la fecha. No obstante, nos gustaría incrementar el flujo de nacionales chinos para que viajen y conozcan las bondades y la belleza natural que entrega mi país y también otras naciones de nuestro continente.

En materias técnico-científicas, igualmente hay enormes oportunidades para que los investigadores de ambos países se interrelacionen y compartan sus conocimientos en las áreas de sus respectivas competencias. Hoy en día, China lidera a nivel global el número de papers publicados en revistas de divulgación científica y ha aumentado de forma considerable la financiación en todas las áreas de investigación y promoción de las ciencias. Chile, por su parte, ha hecho avances importantes en ciencias exactas, como matemáticas, física y astronomía, como también ha desarrollado tecnologías propias para mejorar las técnicas de regadío, combate a la desertificación, mejoramiento de la producción vitivinícola y construcción antisísmica, todas áreas que interesan a China y donde podremos logran nichos de cooperación.

Rescatando un par de puntos señalados anteriormente, un aspecto que deseo destacar es la privilegiada cualidad de los cielos del norte de Chile para la observación astronómica. Chile está catalogado como una ventana al universo y de ello dan cuenta los numerosos observatorios y radiotelescopios que se han construido, entre ellos, el observatorio más grande del mundo en Cerro Paranal, el cual será desplazado de su sitial cuando, en 2018, entre en funciones el European Extremely Large Telescope, en la misma zona.

Es este un punto de encuentro y cooperación que ofrece enormes perspectivas para nuestros países, toda vez que China impulsa una carrera espacial que busca llevar un hombre a la Luna, proceso en el que las características de los prístinos cielos chilenos pueden ser de gran valor y ayuda.

Otro tema que deseo resaltar es la permanente solidaridad y apoyo que Chile ha recibido de parte de China. El año 2010 mi país fue azotado por un enorme cataclismo de 8.8 grados que, seguido de un maremoto, dejó un triste reguero de víctimas y destrucción. Pocos meses después, vino el accidente de la mina San José, donde quedaron atrapados a gran profundidad 33 mineros, todos quienes serían felizmente rescatados con vida luego de 70 días de encierro subterráneo.

En ambas ocasiones, las autoridades chinas, el mundo empresarial, académicos y la gente común, por medio de donaciones, cartas, correos electrónicos, telefónicamente, y a viva voz, nos mostró su simpatía, cariño y nos hizo ver cuán cerca estaban, tanto de nuestro dolor por el terremoto, como de la alegría tras el feliz rescate de los 33 mineros.

Los esfuerzos y las políticas por vencer el subdesarrollo, la pobreza y dotar a la población de una red de protección social potente, son objetivos y principios que comparten plenamente Chile y China de cara al futuro.

Esta fuerte base de valores es la plataforma y una de las herramientas que nos permitirán, de ahora en adelante, trabajar en conjunto por mejorar aun más nuestra relación bilateral en los años venideros.

*Embajador de Chile ante la R.P. China

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