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Turismo
Un tour por Ningxia
Por WANG YING

Las “pirámides del Oriente” son las tumbas imperiales del reino Xia Occidental, que se encuentran por debajo de la ladera oriental de las montañas Helan.

La región autónoma de la etnia Hui de Ningxia, al oeste de China, es el hogar de una minoría étnica musulmana llamada hui, de alrededor de 1,9 millones de habitantes. Ellos representan un tercio de la población regional, lo que hace que en Ningxia se de la mayor concentración de los hui en China. La región se encuentra en la Ruta de la Seda y fue un importante centro de comercio y transporte en épocas pasadas.

El misterio de Xia Occidental

Ningxia fue el territorio del reino Xia Occidental hace un milenio, fundado en 1038 y destruido por los mongoles en 1227. Este régimen de corta duración de la etnia Dangxiang creó una brillante civilización de más de dos siglos, con sus propios estatutos, lenguaje escrito y moneda. Pero las guerras destruyeron casi todas las pruebas contundentes de esta parte de la historia, y en los registros históricos existentes sólo podemos encontrar pocas referencias detalladas. Poco a poco, los Dangxiang se mezclaron con otros grupos, perdiendo con el tiempo su identidad como minoría étnica. Su escritura, la caligrafía de Xia Occidental, se ha mantenido indescifrable hasta el día de hoy.

Uno de los pocos vestigios de este enigmático reino es el cementerio real, que se encuentra a 40 kilómetros al oeste de Yinchuan, la capital regional. Nueve mausoleos de los reyes y 140 tumbas de los nobles de Xia Occidental se distribuyen por más de 53 km2 del cementerio, por lo que es una de las tumbas imperiales con mayor densidad de China, comparable en tamaño a las Trece Tumbas Ming, que se encuentran a las afueras de Beijing. Los arqueólogos han confirmado que las construcciones fueron influenciadas por las culturas han y budista, por lo que varían en estilo, forma y formato. Lamentablemente, después de que el reino Xia Occidental fuese invadido por los mongoles, el cementerio se convirtió en una víctima de las guerras y el tiempo, dejando sólo montículos de diversos tamaños, testigos silenciosos de los avatares de la historia.

El cementerio está ubicado en un terreno plano en las montañas Helan. La tierra gris está marcada con surcos erosionados por las crecidas. Los árboles de azufaifo (o jinjolero) silvestre, crecen profusamente en estos surcos, formando cintas verdes que se enroscan a través de este lugar de descanso de los antiguos reyes. Las innumerables inundaciones han barrido estas montañas durante los últimos siglos, la única cosa que el agua no puede llevarse es este cementerio. ¿Qué fue lo que lo protegió? El viajero puede dejar volar su imaginación tratando de encontrar una respuesta.

Las pinturas rupestres y el lago de Arena

Ningxia, situada en la meseta de Loess e irrigada por el río Amarillo, es un oasis en medio de las llanuras áridas y desiertos. Las montañas Helan mitigan el ataque del aire frío del noroeste, y bloquean el avance del desierto de Tengger.

Los pueblos tribales recorrían la región en la prehistoria, dejando un rico legado detrás de ellos. Entre las huellas de las primeras actividades humanas están las pinturas rupestres de las montañas Helan, con escenas de caza, pastoreo, agricultura, sacrificios y guerra, ofreciendo pistas importantes sobre la gente, los animales, las plantas, las armas, las herramientas y las construcciones de ese tiempo. No son muy diferentes a los dibujos y las esculturas desenterrados de yacimientos neolíticos de otras partes de China. Estas pinturas rupestres de los acantilados muestran el sobrecogimiento del hombre primitivo por la naturaleza y la fuerza invisible del universo que ellos creían que dirigía el curso de la vida. Ellos oraban y ofrecían regalos a sus dioses con la esperanza de obtener protección contra los desastres naturales.

La vertiente oriental de las montañas Helan tiene una sorpresa más en espera. A los pies de un cerro de arena de 30 metros de altura se encuentra un impresionante tramo de aguas azules cristalinas en medio de la deslumbrante arena dorada. Se trata del lago de Arena, un lugar donde la arena y el agua –dos elementos opuestos– se unen de una manera totalmente inesperada y complementaria. Los pantanos de caña dan refugio a numerosas aves acuáticas y los visitantes pueden ser engañados haciéndoles creer que están en las opulentas aguas del Sur. Sin embargo, las ondulantes dunas en el horizonte son un claro recordatorio del duro y difícil mundo que está más allá de las ondas brillantes.

El lago es alimentado por las aguas subterráneas de la cuenca alta del río Amarillo. Lejos de los asentamientos humanos, sus aguas son cristalinas y puras, dando a los peces que nadan en ella un sabor extraordinario, deleitando el gusto tanto como el lago deleita la vista.

Shapotou en el río Amarillo

El nombre de Shapotou es familiar para muchos chinos, como un ejemplo destacado de la ingenuidad de China en la superación de las adversidades a pesar de sus limitados recursos. La región en el extremo sureste del desierto de Tengger recibe menos de 200 mm de lluvia anualmente, pero la evaporación es de hasta 3.000 mm. La capa de arena baja hasta cien metros, y las dunas a la deriva ocupan el 71% de la superficie. Cada vez que las tormentas de arena estallan, pueden cubrir todo lo que se atraviese al rugiente torbellino.

Cuando se planeó la construcción del ferrocarril Baotou-Lanzhou en la década de 1950, la línea tenía que pasar por Shapotou. Con el fin de proteger la vía contra la arena, los científicos e ingenieros se encargaron de elaborar un proyecto de protección. El método que se les ocurrió fue que a ambos lados de la vía se abriría un camino de 100 metros de ancho cubierto por mallas de tejidos de paja, cada una de un metro cuadrado, y se plantarían especies tolerantes al desierto en cada celda. En dos años (1958-1959), un área del tamaño de 2.000 campos de fútbol fue “pavimentada” de esta manera. En las décadas siguientes esta instalación de bajo costo y baja tecnología demostró gran eficacia para mantener el tren lejos de la erosión de la arena. Los trabajadores contra la desertificación en todo el mundo venían a estudiar el proyecto, y hoy Shapotou es un destino turístico muy conocido.

Shapotou se encuentra junto a una curva del río Amarillo. En esta sección fangosa, el agua pasa sobre el lecho formando muchos bancos que en algunos lugares tienen tan sólo un metro de profundidad. Antes del siglo XX, los marineros que llegaron a esta sección del río tuvieron que abandonar sus barcos y cambiarlos por balsas de piel de cabra, algo que sólo se encuentra en el río Amarillo.

Estas balsas se remontan a más de 2.000 años atrás. Por lo general, podían llevar una carga de cerca de una tonelada y soportar hasta ocho personas. Se componen de un marco rectangular construido por 48 postes de madera y una flotabilidad conseguida gracias a 14 bolsas de pieles de cabra. Estas embarcaciones ligeras sólo podían ir río abajo, y no tenían motores para ir río arriba. Después de llevar a los pasajeros a su destino río abajo, el barquero tenía que caminar de regreso hasta el punto de partida con la balsa a cuestas.

La elaboración de una balsa toma un mes y se requiere de manos expertas. La piel debe provenir de una cabra de por lo menos cinco años para garantizar el tamaño y el grosor de piel requeridos. Se sacrifica el animal con sumo cuidado para que la piel pueda pelarse en una sola pieza y sin perforaciones. Luego, la piel es guardada a la temperatura adecuada para esperar a que el vellón sea eliminado de manera natural. El siguiente paso consiste en coser las aberturas del cuello y las piernas para crear una bolsa, dejando sólo una abertura. Después de ser llenadas con agua salada las bolsas regordetas se secan al sol durante una semana. Luego se llenan de aceite de sésamo para tapar los poros y las cuelgan de los aleros para que se sequen al aire. Cuando la piel adquiere una coloración ámbar traslúcido y una textura elástica apretada, significa que ya se puede pasar la prueba contra la putrefacción del agua y contra las rajaduras y luego estará lista para su uso. Con la llegada de los barcos motorizados en las últimas décadas, esta forma venerable de transporte fluvial ha dejado de ser de uso diario y ahora se utiliza sólo para el turismo.

Gastronomía del pueblo hui

Debido a que un tercio de la población de Ningxia es hui, la región es musulmana sin lugar a dudas, un hecho subrayado por la presencia de majestuosas mezquitas y la ubicua escritura árabe en las entradas a los restaurantes locales.

Los hui viven por toda China, pero tienen la tradición de vivir en comunidades cerradas en cualquier área a la que migren. Sus antepasados fueron los mercaderes árabes y persas que vinieron a China para el comercio en el siglo VII, y más tarde comenzaron a establecer sus familias aquí. Ellos trajeron su religión, cultura y costumbres, incluyendo su cocina. Después de siglos de evolución y la incorporación de ingredientes y métodos de preparación locales, los alimentos hui han ampliado considerablemente su variedad y complejidad.

La carne de cordero es la dieta fundamental de los hui. La mejor carne de la zona proviene de una especie local de Tanyang, una raza de oveja modificada de la mongola. Además de la deliciosa carne, su excelente lana rizada también es de primera calidad.

La hospitalidad es de gran importancia para los hui y el invitar a los huéspedes a la casa no es un asunto casual. Los visitantes y los anfitriones varones están sentados de acuerdo a la edad, mientras que las mujeres sirven té y bocadillos. El té de ocho tesoros, servido en un juego de tres partes (platillo, taza y tapa), se endulza con unos caramelos, dátiles, nueces y pasas. La infusión resultante puede estimular la digestión, lo que hace que esta bebida sea diariamente esencial en la pesada dieta hui de cordero. Se realiza un saludo ritual antes de beber: el anfitrión levanta la tapa de la taza y la frota tres veces alrededor del borde de la copa, de esto viene el apodo local “Guawanzi”, que significa el té “lava taza”.

Dos bocadillos fritos especiales se sirven siempre. Uno de ellos es Sanzi, fideos fritos torcidos y en espiral. El otro es el Youxiang, una torta delgada, con dos aberturas en el centro. La preparación del Youxiang es bastante complicada. La harina es batida con huevo, miel y azúcar morena. Esta masa tiene que ser enrollada varias veces antes de darle la forma de escamas redondas y arrojarla en aceite muy caliente. El pastel debe romperse con los dedos antes de comer; morder un pedazo se considera de mala educación.

 

 
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