Participando durante 50 años
Digo que las he vivido de cerca porque, desde 1960 y hasta hoy, he experimentado cada fase de estrechamiento de nuestros lazos: en el año 1960, como estudiante del tercer curso de la facultad de español, tuve la ocasión de charlar en una sala de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing con el entonces líder Ernesto “Che” Guevara, quien visitaba por primera vez nuestro país tras el establecimiento de las relaciones diplomáticas entre China y Cuba; entre 1963 y 1971, serví de intérprete para varios enviados cubanos en la embajada acreditada en nuestro país y estuve presente, además, en las conversaciones que los ex líderes chinos, Zhou Enlai, Liu Shaoqi, Deng Xiaoping, Chen Yi y Guo Moruo, mantuvieron con los funcionarios cubanos al visitar dicha embajada. Posteriormente, tuve la suerte de acompañar al “Che” y a las delegaciones cubanas en sus viajes a China, así como de asistir al momento en que se enfriaron las relaciones bilaterales; entre 1971 y 1973, y a petición del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China, acompañé al embajador cubano en sus visitas a Shaoshan, Jinggangshan, Yan’an y a otras localidades, presenciando los esfuerzos mancomunados de ambas partes; por otro lado, entre 1974 y 1991, designado una vez más por el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China, me hice cargo de los asuntos de los funcionarios cubanos de distintas categorías y me sumé en varias ocasiones a las tareas para mejorar las relaciones bilaterales, participando activa y plenamente de los afanes comunes; entre 1993 y 1995, asumí el cargo de embajador chino en Cuba y gocé del honor de acompañar a los entonces presidentes de ambos países, Jiang Zemin y Fidel Castro, en su primer intercambio de visitas. Durante mi estancia en esa maravillosa tierra, me dispensaron las mejores atenciones y recibí todo el apoyo por parte de los líderes cubanos y tuve, además, la oportunidad de visitar 15 de sus provincias, apreciando su encanto y el profundo afecto del pueblo cubano por el chino.
Excelentes recuerdos de La Habana
En mi doble condición de testigo y actor, conservo hermosos recuerdos del país caribeño.
Debido a mis problemas con la altitud en Quito, ubicada a 2.800 msnm y donde desempeñaba mi labor diplomática, en septiembre de 1993 fui destinado a La Habana, empezando mis contactos íntimos con este país como representante diplomático chino.
A causa del bloqueo económico impuesto por EE.UU. de forma constante, de la desintegración repentina de la antigua Unión Soviética, y de los agudos cambios vividos en los países de Europa del Este, con los que Cuba mantenía una estrecha relación, la isla entró en una etapa especial y muy difícil, situación que pensé que representaba una buena oportunidad para emprender mi trabajo. Establecí pronto una íntima relación personal con el presidente cubano, Fidel Castro. En más de dos años, el mandatario mantuvo más de diez conversaciones personales conmigo. Los contactos frecuentes no sólo suponían un gran honor para mí, también me brindaban la ocasión de acercarme a los dirigientes cubanos y conocer más acerca de este país. Pude certificar que nuestras dos naciones concedían una gran importancia a las relaciones amistosas y dedicaban notables esfuerzos a fomentar y profundizar nuestros vínculos con actuaciones reales.
Entre mis recuerdos imborrables del país caribeño están mi amistad con el entonces vicepresidente, Raúl Castro, (actual presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros) y la anécdota del “Pepino Xu Yicong”. En una visita de Raúl a la embajada china, le llamaron mucho la atención los pepinos chinos, que probó y encontró deliciosos. Más tarde, entregué varias semillas de pepino al entonces director de la Asociación de Amistad Cuba-China y general de origen chino, Moisés Sio Wo ng, y, además, le enseñé cómo plantarlas, con lo que el cultivo de esta planta se llegó a extender en la isla. El Consejo de Estado de Cuba, como premio a mis contribuciones a la agricultura y al turismo, aprobó una resolución mediante la cual se me concedía el certificado “Pepino Xu Yicong”, un gran honor para mí, que soy un profano en la agricultura.
Con el paso de tiempo, China y Cuba han ido estrechando cada vez más sus lazos en distintas áreas: en cuanto al comercio, se viene desarrollando de forma sostenida, y no sólo en cuanto a las cifras globales, sino también en cuanto a la variedad y el número de sectores que abarca, con la mira puesta en el largo plazo; la cooperación económica ha ido avanzando al mismo ritmo que se han ido aumentando las oficinas de representación comercial chinas en La Habana, y a la vez que también han crecido los intercambios en materia de educación, cultura, ciencia y tecnología, atención médica y salud, deportes y otros sectores.
Base histórica de las relaciones bilaterales
Hace ya 170 años que llegaron los primeros chinos a Cuba, donde contribuyeron al desarrollo económico local, especialmente en el sector de las plantaciones de caña. En la Guerra de Independencia de Cuba, los chinos residentes en la isla que lucharon por su emancipación eran conocidos por su valentía e inteligencia. Más tarde, cuando el pueblo cubano reconquistó el poder en 1959, numerosos chinos emigraron al país caribeño, llevando consigo no sólo sus energías y su sabiduría, sino también la cultura y virtud tradicionales de China. Tanto es así, que en Cuba es frecuente oír que “la cultura china es una de las tres culturas foráneas que más han influido en la cubana”; además, el uso de la medicina tradicional china, la acupuntura y nuestros elementos gastronómicos son bastante habituales en la isla.
Perspectivas futuras
A pesar de que China y Cuba se ubican en los hemisferios oriental y occidental respectivamente, y de que sus diferencias en cuanto a tamaño y población son notables, tienen muchos puntos en común. Comparten ideales y han escogido caminos similares para su desarrollo económico, que es, además, muy complementario, todo lo cual sienta las bases idóneas para cooperar en múltiples terrenos.
A mi parecer, ambos países van a continuar reforzando la comunicación en los terrenos político, económico y comercial y seguirán ampliando el ámbito de los proyectos de cooperación económica: la parte china podrá aprovechar la situación geográfica privilegiada del país caribeño y su voluntad de estrechar los vínculos con nuestra nación parar incrementar las exportaciones a esta región y a América Latina; al mismo tiempo, se fomentarán los intercambios en las áreas educativa, cultural, científica y tecnológica.
Ya tengo más de 70 años, por lo que no podré ser testigo durante otros 50 años del desarrollo bilateral, pero estoy convencido de que sus perspectivas no pueden ser más brillantes.