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Reportaje Exclusivo
Una evacuación con final feliz
Por ZHAO YAYUAN

Estado en el que quedó el tren K165 sobre el puente del río Shiting afectado por las lluvias torrenciales.

El 19 de agosto de 2010, cuando el tren K165, que cubría la ruta Xi’an-Kunming, llegaba al puente sobre el río Shiting, en el centro de la provincia de Sichuan, se encontró con que, debido a las lluvias torrenciales, los pilares estaban debilitados y la estructura se estaba inclinando, con el riesgo de colapsar en cualquier momento. Tras detener urgentemente la locomotora, los 47 asistentes de viaje, con un alto sentido de la responsabilidad, se encargaron de hacer bajar ordenadamente a los 1.318 pasajeros en menos de 15 minutos; justo cuando salía el último de ellos, dos vagones caían al río, sin que hubiese que lamentar víctimas ni heridos gracias a la eficaz intervención de los asistentes del tren.

Minutos antes, a una velocidad de 88 km/h, el K165 circulaba en dirección al puente. Cuando se estaba acercando, el tren comenzó a temblar; sin vacilar ni un segundo, el maquinista, Cao Jimin, dio un frenazo. Acompañado por un estridente sonido, el tren siguió su curso durante 382 m, mientras disminuía su velocidad hasta detenerse finalmente. El proceso de frenado duró 28 segundos. “Si no hubiera frenado a tiempo -recuerda con miedo Cao- el tren hubiera caído al río, porque el puente ya no tenía la capacidad para soportar a un tren circulando a esa velocidad”.

Cuando el tren se detuvo, 14 de sus 18 vagones habían quedado fuera de los rieles, diez estaban fuera del puente y ocho de ellos se detuvieron encima del mismo. Los pasajeros estaban fuera de sí: “De repente, sentí que el tren se descarrilaba -recuerda uno de ellos, Liu Deming-. Estábamos muy asustados”.

Wang Qiaofen, la jefa de servicios del tren, estaba disponiendo los turnos junto con algunos miembros de su equipo en el vagón n.º 10 cuando todo ocurrió. Con más de 20 años de experiencia a cuestas, en lo primero que pensó fue en evacuar a los pasajeros. Sin perder un instante, dividió a sus compañeros en tres grupos: su segundo, Zhang Liang, se encargaría de evacuar a los pasajeros de los primeros diez vagones; ella misma, con otros ayudantes, se ocuparía de los vagones 11 al 15, y la oficial de policía Sun Zhao, asumiría la responsabilidad de desocupar los vehículos restantes.

A continuación, Wang Qiaofen, junto a dos compañeros, corrieron hacia el puente mientras gritaban a sus colegas: “¡Abran las puertas y evacuen a los pasajeros!”. Se sintió muy satisfecha al ver como todos los asistentes estaban ya al pie de las salidas, esperando sus órdenes para actuar. Zhang Liang fue el primero en llegar a la cabina de radio y en informar a Xu Ying, la locutora: a pesar de que se había golpeado en la cara durante el accidente, en un tono de voz muy calmado, anunció: “A todos los asistentes de viaje: por favor, organicen ordenadamente a los pasajeros y diríjanse a ambos extremos del tren, abriendo las puertas para dejarles salir”.

El jefe de la oficina de policía de la estación de ferrocarril de Deyang, Ren Jie, junto con dos oficiales, que precisamente patrullaban por la zona, se incorporaron enseguida al rescate. La rápida aparición de los policías y de los asistentes de viaje tranquilizó a los asustados pasajeros y facilitó que las tareas de evacuación se llevasen a cabo de forma ordenada.

La situación de los vagones n.º 15 y 16 era la más peligrosa. Por la crecida del río, el pilar del puente bajo el n.º 15 se inclinaba cada vez más y el vagón estaba cayendo poco a poco, encontrándose apenas a un metro del agua. En su interior, todo era desorden. El asistente a cargo del vehículo, Wang Suli, vio claramente que, con la fuerza con la que temblaba el vagón y su inclinación, si se desequilibraba con el movimiento de los pasajeros, caería rápidamente al río, aumentando el riesgo para el resto del tren, así que les ordenó: “¡Corran rápidamente por el pasillo central hasta el vagón n.º 14 y bajen enseguida del tren por la primera puerta!”. Tras asegurarse de que en el vagón no quedaba nadie, bajó él mismo en último lugar; dos minutos después, el vagón n.º 15 caía al río.

La caída del vagón n.º 15 hizo que el 16 quedase en una situación muy peligrosa. Al estar suspendido en el puente, no era posible utilizar sus puertas laterales como vía de escape, así que la única salida era a través del vagón n.º 17. Pero la puerta de acceso a éste último estaba trancada a causa del frenazo y los asistentes de viaje no eran capaces de abrirla. En ese momento crítico, dos corpulentos pasajeros de etnia Yi, se ofrecieron a ayudar a los asistentes y, juntos, lograron abrir la puerta. La evacuación de los pasajeros de los vagones n.º 16 y 17 sólo duró tres minutos.

Wang Qiaofen declaró a los medios que “gracias a la formación y ejercicios del plan de emergencias que hacemos en los simulacros, cuando se produce una situación de peligro como ésta, estamos bien preparados psicológicamente para hacerle frente y resolverla”. Wang también agradeció la ayuda y cooperación por parte de los pasajeros.

El 23 de agosto, por sus méritos, el Ministerio de Transporte Ferroviario concedió al equipo del K165 el título de “Héroes del tren en la lucha contra las inundaciones y en la evacuación de pasajeros”, y les concedió el “Premio Locomotora”, mientras que 17 asistentes de viaje, incluida Wang Qiaofen, recibían una mención de honor por sus labores en el rescate.

 
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