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Especial
Las expectativas de China en la Conferencia de Cancún
Por SU WEI*

Miembros de Greenpeace mostrando su apoyo al Protocolo de Kioto en Beijing, el 16 de febrero de 2005.

El cambio climático es un serio y amenazador desafío que tiene la humanidad en el siglo XXI. Este problema es atribuible principalmente a las actividades humanas desde la Revolución Industrial de Occidente, especialmente la industrialización de los países desarrollados, un proceso alimentado por combustibles fósiles y que conlleva una excesiva acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Las naciones en vías de desarrollo, sin una economía fuerte o infraestructuras avanzadas, son las más vulnerables a los impactos adversos del cambio climático.

Se requiere de los esfuerzos conjuntos de la comunidad internacional para hacer frente a un problema que afecta a cada persona del planeta. En los últimos 20 años, el mundo ha estado buscando las medidas justas y razonables para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero y, en última instancia, para revertir el cambio climático. Tres documentos internacionales encarnan los logros alcanzados hasta la fecha: la Convención Marco sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (CMNUCC, en adelante la Convención), el Protocolo de Kioto (en adelante el Protocolo) y la Hoja de Ruta de Bali (en adelante la Hoja de Ruta).

Las negociaciones internacionales se están realizando con la aplicación plena y efectiva de los tres acuerdos. China desempeña un papel activo y constructivo en este proceso.

Evolución reciente

Los ojos del mundo estaban puestos en la Cumbre sobre el Cambio Climático de Copenhague, celebrada en diciembre de 2009. Se avanzó en temas como el objetivo de reducir emisiones a largo plazo, el financiamiento y la transferencia de tecnología y la firma del jurídicamente no vinculante Acuerdo de Copenhague. Sin embargo, no se pudo establecer un acuerdo sobre el clima mundial para los años posteriores a 2012, cuando el primer período de compromiso del Protocolo de Kioto expire.

Este año, el mundo continúa teniendo conversaciones acerca del clima. La XVI Conferencia de las Partes (COP) y la VI Reunión de las Partes del Protocolo de Kioto (MOP, siglas en inglés) tendrán lugar en Cancún, México, en noviembre.

Para aumentar las posibilidades de lograr resultados sólidos en la Conferencia de Cancún, la comunidad internacional acordó sostener más conversaciones sobre el clima este año, aumentándolas de dos a cinco. Las tres primeras tuvieron lugar en Bonn, Alemania, en marzo, junio y agosto. Los dos grupos de trabajo de la Convención, el Grupo de Trabajo Especial sobre los Futuros Compromisos de las Partes del Anexo I en el marco del Protocolo de Kioto (AWG-KP) y el Grupo de Trabajo Especial sobre la cooperación a largo plazo en el marco de la Convención (AWG-LCA), fueron convocados nuevamente para sus sesiones XIV y XII, respectivamente, en Tianjin, China, del 4 al 9 de octubre, haciendo los últimos preparativos para la próxima Conferencia de Cancún.

El AWG-KP y el AWG-LCA, respectivamente, redactaron el texto de la negociación y el texto de la presidencia en sus sesiones en Bonn a principios de este año, y ambos fueron considerados línea por línea en Tianjin, en octubre. Estos documentos facilitarán las negociaciones en la Conferencia de Cancún.

No obstante, sigue existiendo una falta de acuerdo entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo en las negociaciones sobre el clima. En el núcleo de sus disensiones encontramos las siguientes preguntas: adherirse o no a la Convención, al Protocolo y a la Hoja de Ruta; continuar o no con el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y con el principio de equidad, y deberían o no tomar la iniciativa en la emisión de reducción los países desarrollados. La cuestión más polémica es la manera de compartir las responsabilidades del recorte de las emisiones, el apoyo financiero y la transferencia de tecnología.

Los países desarrollados hacen hincapié en las responsabilidades comunes, y le dan poca importancia a la diferenciación. Hacen hincapié en la mitigación del cambio climático y minimizan la adaptación a la tendencia. Se centran en las reuniones de pequeños grupos de países, y tratan de dejar de lado o incluso suplantar a los canales de negociación establecidos en la Convención y en el marco del Protocolo; por lo que respecta a las finanzas, la transferencia de tecnología y la creación de capacidad, abogan por el mecanismo del mercado, y restan importancia a la responsabilidad de sus Gobiernos.

Los países en vías de desarrollo protestan porque la emisión descontrolada de gases de efecto invernadero por los países desarrollados en el curso de la industrialización es la causa principal de los cambios que hoy vemos en el clima. La responsabilidad está en el mundo desarrollado. Insisten en que las negociaciones internacionales sobre el cambio climático deben respetar el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”, retener la Convención como su vía principal, continuar la autorización de la Hoja de Ruta de Bali, y trabajar para la aplicación plena, efectiva y sostenida de la Convención y el Protocolo. Exigen, también, que los países desarrollados tomen la iniciativa en la disminución de las emisiones, reduciéndolas de forma significativa, así como el cumplimiento de sus promesas sobre la asistencia en finanzas, tecnología y capacitación. Y, en el marco del desarrollo sostenible y bajo el apoyo financiero y técnico de sus homólogos desarrollados, adoptan políticas y medidas apropiadas para paliar el cambio climático de acuerdo a sus condiciones nacionales.

La postura de China

El Gobierno chino le da gran importancia a la cuestión del cambio climático y, por su sentido de la responsabilidad por el bienestar a largo plazo del pueblo chino y toda la humanidad, apoya la cooperación internacional sustancial y efectiva en este sentido. Considera que las tareas principales para las actuales negociaciones internacionales han de seguir estrictamente la autorización de la Hoja de Ruta de Bali, para garantizar la aplicación plena, efectiva y sostenida de la Convención y el Protocolo, y para hacer frente a la mitigación del cambio climático, la adaptación, la transferencia de tecnología y la asistencia financiera de manera coordinada y holística.

En primer lugar, las conversaciones deberían regirse por el marco fundamental de la Convención y el Protocolo y seguir estrictamente la autorización de la Hoja de Ruta de Bali. La Convención y el Protocolo sientan las bases jurídicas para la cooperación internacional sobre el cambio climático, representan el consenso de la comunidad de países sobre el tema y constituyen la guía para la aplicación de la Hoja de Ruta de Bali. La Hoja de Ruta de Bali da la autorización para la aplicación plena, efectiva y sostenida de la Convención y del Protocolo, prevé la reducción y adaptación del cambio climático, así como el apoyo financiero y técnico para estos propósitos, y determina los objetivos de reducción de emisiones cuantificadas para los países desarrollados para el segundo período de compromiso en el marco del Protocolo de Kioto.

En segundo lugar, el mundo debería persistir en el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas. Los países desarrollados deberían asumir la responsabilidad de sus emisiones acumuladas históricamente y las actuales emisiones altas per cápita para cambiar su modo de vida insostenible y para reducir sustancialmente sus emisiones y, al mismo tiempo, proporcionar apoyo financiero y transferencia de tecnología a los países en vías de desarrollo. Los países menos industrializados, para alcanzar el desarrollo económico y la erradicación de la pobreza, tomarán medidas dinámicas para adaptarse y mitigar el cambio climático.

En tercer lugar, el mundo debería cumplir el principio de desarrollo sostenible. Dentro de este marco general, el crecimiento económico, la erradicación de la pobreza y la protección del clima deberían ser considerados en una forma holística e integrada a fin de llegar a una solución en la que todos ganen y así asegurar que los países en vías de desarrollo consigan modernizarse.

En cuarto lugar, el mundo debería dar la misma prioridad a la mitigación del cambio climático, la adaptación, el apoyo financiero y la transferencia de tecnología. La mitigación y la adaptación son componentes integrales de la lucha contra el cambio climático y se les debe dar la misma atención. En comparación con la mitigación, que es una ardua tarea en un lapso de tiempo más largo, la necesidad de adaptación es más real y urgente para los países en vías de desarrollo. La financiación y la tecnología son medios indispensables para lograr la mitigación y la adaptación. El cumplimiento de los compromisos de los países desarrollados de proporcionar financiación, transferencia de tecnología y apoyo para la creación de capacidad para los países en vías de desarrollo es una condición indispensable para que estos últimos puedan mitigar con eficacia y adaptarse al cambio climático.

China, sobre la base de la Convención y el Protocolo, en la exigencia de la Hoja de Ruta de Bali y de conformidad con las condiciones nacionales, cumplirá con las obligaciones internacionales de manera proporcional a su nivel de desarrollo y su capacidad actual, aplicará políticas y medidas dinámicas y tomará acciones enérgicas, haciendo la labor que le corresponde para proteger nuestro planeta.

Las expectativas de China

Como participante activo y constructivo en la negociación internacional sobre cambio climático, China espera que la Conferencia de Cancún pueda completar las negociaciones previstas en la Hoja de Ruta de Bali y dar resultados jurídicamente vinculantes a través de negociaciones de los grupos de trabajo de la Convención y el Protocolo.

Sus objetivos son los siguientes: En primer lugar, la Conferencia fijará metas de reducción para el mundo desarrollado para el segundo período de compromiso en el marco del Protocolo de Kioto a través de negociaciones de los dos grupos de trabajo. El AWG-KP y el AWG-LCA son las dos vías de negociación, de igual importancia, en el marco de la Hoja de Ruta de Bali. El primer período de compromiso del Protocolo expirará a fines de 2012. Para garantizar una transición sin fisuras entre el primer periodo y el segundo, el AWG-KP está obligado a terminar sus negociaciones lo más pronto posible, lo cual es también una condición necesaria para avanzar en las negociaciones del AWG-LCA. Sólo si los compromisos de reducción de emisión para los países desarrollados que son parte en el Protocolo de Kioto son determinados primero por el AWG-KP, pueden ser establecidos más adelante, en el marco del AWG-LCA, de manera similar. Por lo tanto, se espera que la Conferencia de Cancún realice grandes progresos en las negociaciones sobre los objetivos de reducción de las naciones desarrolladas para el segundo período de compromiso en el marco del Protocolo, y consolide el consenso alcanzado en las negociaciones, sentando así una base sólida para las negociaciones que de esta manera irán en la dirección correcta.

En segundo lugar, la Conferencia debería resolver la mitigación, la adaptación, el apoyo financiero y las cuestiones de transferencia tecnológica a través del trabajo del AWG-LCA. De conformidad con el Plan de Acción de Bali, las negociaciones del AWG-LCA determinarán los compromisos de reducción de las naciones desarrolladas que no son parte del Protocolo de Kioto (sobre todo los EE.UU.), y asegurarán que sus reducciones proyectadas son comparables a las de otros países desarrollados en términos de alcance, naturaleza del cambio y mecanismo de cumplimiento. Un instrumento eficaz podría ser creado para que las naciones desarrolladas cumplan su compromiso de ayudar a las naciones en vías de desarrollo con el financiamiento y la tecnología y la generación de la capacidad, de modo que las últimas sean capaces de mitigar el impacto y adaptarse al cambio climático. En particular, más detalles sobre los 30.000 millones de dólares de fondos prometidos por los países desarrollados en la Conferencia de Copenhague deberían ser resueltos, incluyendo la participación oportuna de las contribuciones y el pago completo, y las medidas de manejo y uso del dinero. El fondo es fundamental para el establecimiento de la confianza mutua entre los países desarrollados y en vías de desarrollo. Al recibir asistencia en la financiación, la tecnología y el fomento de la capacidad por parte de los países desarrollados, las naciones en vías de desarrollo tomarán medidas de mitigación, de conformidad con sus respectivas condiciones y en el marco del crecimiento sostenible.

Obviamente, los objetivos antes expuestos no son fácilmente alcanzables. Uno de los obstáculos principales es la amplia brecha entre los objetivos de reducción planteados por las naciones desarrolladas y las obligaciones históricas que se supone que deben tomar y también las demandas de los países en vías de desarrollo. El otro es que la respuesta de los países industrializados en cuestiones de adaptación, apoyo financiero y transferencia de tecnología está muy lejos de las expectativas del mundo en vías de desarrollo. Su propuesta de abandonar el Protocolo está en completo desacuerdo con la postura de los países en vías de desarrollo. Hay demasiados retos en el camino de las negociaciones en el marco de la Hoja de Ruta de Bali, pero existe el deseo compartido de hacer frente al cambio climático a través de los esfuerzos mundiales. China continuará desempeñando un papel activo y constructivo en este aspecto, y trabajará con los demás para lograr un resultado integral, equilibrado y jurídicamente vinculante en la Conferencia de Cancún programada por la Hoja de Ruta de Bali.


*Su Wei, director del Departamento sobre el Cambio Climático de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, ha asistido a las negociaciones internacionales sobre el cambio climático desde 1989 y fue vicepresidente y jefe negociador de la delegación china en la Conferencia de Copenhague.
 
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