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Especial
La contribución de China al Acuerdo de Copenhague
Por LI WUZHOU

Niños de la ciudad de Lianyungang, en Jiangsu, participando en un desfile de moda realizada con materiales reciclados, el 31 de mayo de este año.

En diciembre de 2009, después de arduas negociaciones, la Conferencia de Copenhague sobre el Cambio Climático finalmente emitió las decisiones que propiciaron la firma del Acuerdo de Copenhague. Este documento se adhiere al sistema de negociación de doble vía bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Convención) y el Protocolo de Kioto (Protocolo). Además, define el concepto de responsabilidades comunes pero diferenciadas de los países desarrollados y en vías de desarrollo y expresa el consenso de la comunidad internacional sobre los objetivos a largo plazo, la financiación, la tecnología y la transparencia de acción en la lucha contra el cambio climático.

El resultado fue el producto de los esfuerzos de todos los sectores y fue reconocido por todas las partes. China desempeñó un papel importante y constructivo al impulsar dicho resultado, lo que demuestra una gran sinceridad y que está haciendo todos los esfuerzos posibles.

Acciones prácticas

Antes de la Conferencia de Copenhague, China, por su propia voluntad, hizo la promesa de reducir las emisiones de dióxido de carbono por unidad de PIB entre un 40% y un 45% para el año 2020 basándose en los niveles de 2005, de aumentar la proporción de energía no fósil al 15% en el consumo de energía primaria y de ampliar la cobertura forestal en 40 millones de hectáreas. Las políticas y medidas relacionadas fueron anunciadas, lo que demuestra la actitud altamente responsable de China hacia el cambio climático.

  China ha formulado o revisado las leyes y los reglamentos como la Ley de Ahorro Energético, en relación con los medios jurídicos como un arma importante en la lucha contra el cambio climático. Ha sido, además, el primer país en vías de desarrollo que adopta y aplica su propio Programa Nacional sobre el Cambio Climático.

  En los últimos años, China ha hecho los esfuerzos más intensos sobre el ahorro de energía y la reducción de la contaminación. Se ha mejorado continuamente el sistema fiscal y se continuó con las reformas en los precios de los recursos. La introducción de 10 grandes proyectos de ahorro de energía y el lanzamiento de una campaña en la que participan 1.000 empresas han dado lugar al ahorro de energía en la industria, el transporte, la construcción y otros sectores clave. La eliminación gradual de las antiguas instalaciones de producción que son grandes consumidoras de energía y muy contaminantes se ha visto favorecida por los proyectos piloto sobre la economía circular, el fomento del ahorro de energía y los vehículos ecológicos, y la introducción de los subsidios del Gobierno para apoyar las compras de productos de bajo consumo de energía por las familias corrientes. A mediados de 2009, el consumo de energía de China por unidad de PIB ha disminuido en un 13% respecto al nivel de 2005, lo que equivale a la reducción de 800 millones de toneladas de dióxido de carbono.

  Sobre la base de la protección del entorno ecológico, China ha desarrollado la energía hidroeléctrica de una forma ordenada, ha desarrollado activamente la energía nuclear, y ha apoyado el crecimiento de las energías renovables. China ocupa el primer lugar en el mundo en términos de capacidad hidroeléctrica instalada, capacidad de energía nuclear en construcción, área de paneles solares de calentamiento de agua y capacidad de energía fotovoltaica.

China ha sustituido ampliamente las tierras cultivables por bosques y ha ampliado la reforestación con la finalidad de aumentar la captura de carbono forestal. La superficie total de bosques plantados por el hombre de China es la más grande del mundo (54 millones de hectáreas).

Salvaguardar los intereses de los países en desarrollo

El principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas” es el núcleo y la base de la cooperación internacional sobre el cambio climático. Los países desarrollados deben tomar la iniciativa reduciendo las emisiones cuantificadas y proporcionando apoyo financiero y tecnológico a los países en vías de desarrollo. Ésta es una responsabilidad moral ineludible, así como una obligación legal que deben cumplir. Los países en vías de desarrollo deberían, con el apoyo financiero y tecnológico de los países desarrollados, hacer todo lo posible para mitigar los efectos de las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse al cambio climático a la luz de sus condiciones nacionales. Éste es el consenso alcanzado por la comunidad internacional después de décadas de esfuerzos.

En los últimos años, algunos países han estado tratando de no aceptar el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”, una tendencia de gran preocupación para los países en vías de desarrollo. China es el centro de atención al ser el más grande de ellos.

Durante toda la Conferencia de Copenhague, el primer ministro chino, Wen Jiabao, tomó una actitud positiva y constructiva salvaguardando los intereses comunes de los países en vías de desarrollo y sus derechos de supervivencia y progreso. Su discurso en la conferencia hizo hincapié en que el resultado de la misma debía adherirse a los principios fundamentales de la Convención y el Protocolo y preservar el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”, y que los países desarrollados deberían cumplir con su compromiso de apoyo financiero suficiente y de transferencia de tecnología a los países en vías de desarrollo, proporcionando una ayuda efectiva para enfrentar al cambio climático.

  La postura de China reflejó la preocupación común de las naciones menos ricas y además gozó de un amplio apoyo y aprobación. Los medios de comunicación de India, Pakistán, Indonesia, República Centroafricana y Malawi elogiaron el papel histórico de China en el éxito de la conferencia mediante la comunicación y coordinación con todas las partes, reuniendo particularmente a los países menos industrializados y defendiendo sus intereses comunes.

Esforzándose por alcanzar un acuerdo

A partir del 7 de diciembre de 2009, la conferencia de Copenhague se convirtió en una palestra para los Gobiernos nacionales, grupos de interés, ONG e instituciones de investigación científica. Las negociaciones sin fin y las consultas no pudieron resolver las diferencias entre las partes implicadas y la conferencia estuvo a punto de terminar sin ningún resultado. Muchos líderes se estaban preparando para regresar a casa. El primer ministro Wen Jiabao desempeñó un papel clave en los esfuerzos desesperados para intercambiar ideas y llegar a un consenso sobre los puntos de fricción clave, ayudando así a lograr el Acuerdo de Copenhague. El Acuerdo se decidió, no por uno o dos países, sino por el resultado de los esfuerzos conjuntos de los países participantes. Trabajando en este documento, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon, elogió al acuerdo ya que lo consideró como un “principio fundamental” a pesar de su naturaleza jurídicamente no vinculante, y que ayudó a la conferencia a evitar el desastre. “Este resultado no ha sido fácil y es también el mejor resultado que podría haberse logrado en un tema que involucra los intereses principales de todos los países”, afirmó Wen Jiabao.

En enero de 2010, Wen Jiabao le escribió al Secretario General de la ONU y al primer ministro danés, respectivamente, indicando de manera clara que China elogia y apoya el Acuerdo de Copenhague. Posteriormente, China envió una carta a la ONU, reiterando su pleno apoyo al Acuerdo y confirmando la buena disposición de China para ser incluido en una lista de países que suscriben el Acuerdo.

El 14 de marzo de este año, en respuesta a una pregunta de la revista Newsweek, el primer ministro Wen dijo que había tenido poco tiempo para descansar durante las 60 horas que pasó en la Conferencia de Copenhague. Mantuvo reuniones con los líderes de Alemania, Reino Unido, Japón, India y Brasil. También celebró reuniones con representantes del G-77, la Unión Africana y algunos países insulares pequeños. Se reunió dos veces con el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, con quien mantuvo largas conversaciones. También se reunió con el secretario general de la ONU y el primer ministro de Dinamarca, el país anfitrión.

La prensa mundial ha elogiado los esfuerzos de China. La Agencia de Noticias Yonhap, de Corea del Sur, informó que las negociaciones de China fueron las que ayudaron a la Conferencia de Copenhague a lograr un resultado sustantivo, dando, de esta manera, esperanza a los pueblos.

El cambio climático es un tema que afecta a la supervivencia de la humanidad, a los intereses nacionales de los diversos países y a la paz y la justicia en el mundo. Apoyando decididamente el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”, China, en colaboración con otros países, se esforzará indefectiblemente para avanzar en el proceso de lucha contra el cambio climático.

China. Org. cn Agencia Noticiera Xinhua Diario del Pueblo Radio Internacional de China CCTV
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