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Especial
¿Por qué es importante un acuerdo en Cancún?
Por DAVID CONCAR*
Para los estándares de cualquiera, el 2010 ha sido un año terrible en cuanto a desastres relacionados con el clima. Mientras el pueblo de Pakistán ha sufrido la peor parte de estos desastres, China también se ha visto afectada a gran escala por una secuencia, aparentemente interminable de sequías, inundaciones, pérdidas de cosechas y deslizamientos de tierra mortales.

Tal y como publicó China Daily en septiembre, según los expertos chinos el clima anormal visto este año es el resultado del cambio climático y del aumento de las temperaturas.

El Reino Unido, a través del Centro Hadley y un programa de adaptación del DFID, ha estado cooperando con China en las investigaciones destinadas a desarrollar una mejor comprensión de los impactos climáticos. Los eventos de este año son un recordatorio de la importancia de estas colaboraciones y de por qué el mundo necesita urgentemente un marco internacional eficaz y equitativo para enfrentar el cambio climático y las emisiones que lo causan.

Generando confianza

Las dificultades políticas para alcanzar un acuerdo climático mundial son, como hemos visto en Copenhague, tremendas. Pero el hecho es que un marco internacional es la mejor opción que tenemos para reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

Por ello, el Reino Unido se ha comprometido a continuar desempeñando su papel en la construcción de la confianza entre los países, la misma que será necesaria para que se alcance un acuerdo. Saludamos a China como país anfitrión, en Tianjin, en octubre, en la última reunión preparatoria de la CMNUCC antes de la XVI Reunión de la Conferencia de las Partes (COP, siglas en inglés) en Cancún, México. Si bien el logro de un acuerdo jurídicamente vinculante en la ciudad azteca es poco probable, es importante que logremos un resultado políticamente equilibrado en el que haya un progreso significativo tanto para mantener el impulso hacia un acuerdo global final como para restaurar la fe en la capacidad de la CMNUCC y el multilateralismo para pronunciarse.

Lo que también ha quedado claro es que tenemos que hacer todo lo que podamos, juntos, para que no sólo las negociaciones internacionales tengan éxito. El Reino Unido y China ya están trabajando unidos en un gran número de proyectos prácticos de baja emisión de carbono, muchos de ellos, fruto de un programa bilateral co-gestionado por mis colegas en la Embajada Británica en Beijing y los Consulados Generales en Shanghai, Guangzhou y Chongqing.

Desarrollo sostenible

Hay un fuerte apoyo en China a la idea de un “desarrollo con bajas emisiones de carbono”. En su informe anual a la Asamblea Popular Nacional, en marzo de 2010, el primer ministro Wen dijo que China necesitaba “crear enérgicamente un sistema industrial y un modelo de consumo con bajas emisiones de carbono”. Y China ya se está moviendo rápidamente en muchas áreas. China ha hecho progresos impresionantes en el desarrollo de industrias autóctonas de energía eólica y solar, vehículos eléctricos y energía nuclear y ha anunciado importantes planes de reducción de emisiones para el país y proyectos piloto en provincias y ciudades.

Tanto para China como para el Reino Unido y otros países, el desafío más apremiante es cómo fortalecer estas acciones para asegurar que las aspiraciones de bajas emisiones de carbono den lugar a nuevos patrones de inversión. Hay muchos puntos que pueden ser, y han sido tomados en respuesta a las preocupaciones acerca de cómo esto podría hacerse. Permítanme hacer referencias a dos de ellos.

En primer lugar, no debemos buscar o esperar encontrar una sola fórmula de aplicación universal para un desarrollo sostenible: las diferentes ciudades o países tendrán que aplicar diferentes mezclas de política, incentivos y tecnologías. El desarrollo bajo en emisiones de carbono en China tendrá que ser compatible con el mantenimiento de una alta tasa de urbanización. Por otro lado, las políticas de bajas emisiones de carbono en los países plenamente desarrollados como el Reino Unido tendrán que afrontar el reto de la infraestructura antigua, con elevadas emisiones de carbono. En este momento, China continúa construyendo gran parte de su infraestructura y debido a esto tiene la posibilidad, si se mueve rápidamente, de evitarlo.

En segundo lugar, muchos países y organizaciones están aprendiendo que un enfoque de bajas emisiones de carbono puede estimular la actividad económica, al tiempo que mejora la eficiencia energética y reduce la dependencia de hidrocarburos en la negociación. Muchos están empezando a considerar la sostenibilidad como una disciplina económica que define el siglo XXI; una forma de garantizar que la industria siga siendo eficaz y tecnológicamente competitiva; una forma de asegurar que sus negocios obtengan presencia en un mercado mundial creciente de bienes y servicios de baja emisión de carbono que, según algunas estimaciones, tendrá un valor de 2 billones de dólares para el año 2020; y por último, pero no por ello menos importante, una forma de reducir la exposición de sus economías a la volatilidad del mercado mundial de hidrocarburos y de lograr la estabilidad en un mundo de recursos limitados.

Mientras nos acercamos al punto en el que la producción mundial de petróleo se eleva, podemos esperar no sólo que sus precios altos vuelvan, sino que, además, se conviertan en la norma. En vista de ello, muchos economistas sostienen que un cambio hacia un desarrollo sostenible a nivel mundial es urgente.

A principios de este año, Lord Nicholas Stern, uno de los principales economistas del mundo, participó en el prestigioso Foro de Desarrollo de China. Lord Stern es famoso por calcular que los costos económicos de no afrontar el cambio climático serían muy superiores al costo producido por la reducción de las emisiones de carbono.

Lord Stern dijo: “Cuando se establezca un crecimiento con bajas emisiones de carbono, lo haremos gracias a una energía más sólida, más limpia, más silenciosa, más segura y más biológicamente diversa que la que utilizamos ahora. De hecho, el crecimiento con un alto contenido de carbono se muestra insostenible, en primer lugar debido a los precios de hidrocarburos y más fundamentalmente en el entorno físico muy hostil que va a crear. No es una opción seria a mediano plazo”.

Lord Stern incluso dijo: “Es un error considerar la transición hacia un crecimiento bajo en emisiones de carbono como una carga y una desviación de la reducción del crecimiento. Eso es aplicar los modelos de planificación rudimentarios de mediados del siglo pasado. La teoría del crecimiento moderno es sobre el cambio tecnológico y el aprendizaje”.

Lord Nicholas Stern, experto británico en economía del cambio climático.

La cooperación Reino Unido-China

El cambio tecnológico y el aprendizaje a través del intercambio se encuentran en el corazón de la cooperación práctica en materia de cambio climático entre el Reino Unido y China. Hacer una lista de todos los proyectos en que nuestros dos países están trabajando juntos en este ámbito sería demasiado largo, pero aquí están algunos ejemplos:

Junto con el CNDR, el Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido está apoyando, a través de su Fondo para el Programa Estratégico, más de 20 proyectos de investigación sobre políticas con los socios chinos explorando importantes temas en los campos relacionados con las bajas emisiones de carbono en la industria y la agricultura.

También con el CNDR, el Departamento para el Desarrollo Internacional está apoyando un programa de investigación conjunta con China en materia de adaptación al cambio climático.

Desde el año 2007, los Consejos de Investigación del Reino Unido han dado premios de 11 millones de libras (100 millones de yuanes) para la investigación conjunta con China de las energías alternativas y renovables y los combustibles fósiles menos contaminantes.

Y, por supuesto, muchas compañías del Reino Unido ya están trabajando con socios y clientes chinos ofreciendo servicios de baja emisión de carbono. Una de las razones clave del por qué las empresas del Reino Unido se han convertido en líderes mundiales en materia de bajo nivel de emisiones de carbono es la pronta adopción del Reino Unido de un conjunto coherente y ambicioso de políticas para reducir las emisiones del país. Estas políticas incluyen:

Vincular objetivos, lo que significará la disminución de las emisiones de carbono para el año 2020 a un nivel del 34% menos que en 1990 y para el año 2050, a un nivel de al menos el 80% menos que en 1990.

Una tasa o impuesto sobre el consumo de energía para las empresas. Dicho impuesto podría evitarse aceptando las medidas de eficiencia energética.

La plena participación de las industrias del Reino Unido en el plan de limitación y negociación de la UE.

Un nuevo plan nacional de limitación y negociación para impulsar la eficiencia energética de las entidades que no están incluidas en el plan de negociación de emisiones de la UE.

Un compromiso para construir nuevas centrales generadoras de energía que no estén basadas en el carbón y que estén equipadas con los medios necesarios para capturar y almacenar las emisiones.

En algunos países es probable que continúen viendo las convocatorias para reducir las emisiones de carbono como una amenaza o una carga para sus economías. Pero si muchos países siguen siendo obstinados en ese punto de vista, existe el riesgo de que las negociaciones sobre el clima se paralicen y se conviertan en uno de los fracasos de principios de este siglo.

Queremos trabajar con otros países, incluida China, para asegurar que las negociaciones climáticas sean uno de los triunfos de principios de este siglo. Debemos asegurarnos de que Cancún sea un éxito con el fin de restaurar la fe y enviar una fuerte señal de la necesidad de un compromiso continuo para combatir el cambio climático global.

*David Concar es Consejero sobre el Cambio Climático y Energía en China en la Embajada Británica en Beijing. Anteriormente ocupó altos cargos editoriales en las prestigiosas publicaciones científicas Nature y New Scientist.
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