“El Banco Mundial tiene mucha experiencia en temas ambientales y China está abierta a aprender de otros países y de nosotros”.
La contaminación del aire, por ejemplo, es un verdadero dolor de cabeza para el Gobierno chino. El Banco Mundial ha tomado las experiencias de la Ciudad de México y Santiago de Chile, cuya calidad del aire ha sido tan mala como la de Beijing. “Hace unos 12 años, Santiago puso en marcha un proyecto llamado Comercio de la Contaminación. Podemos compartir esa experiencia con China”, dice Brandon.
Pobreza y medio ambiente
“Los pobres son los más expuestos a los problemas medioambientales”, enfatiza Brandon mientras explica por qué el Banco Mundial se preocupa tanto por la doble tarea de China. Aquí, unos 100 millones de personas siguen viviendo debajo de la línea de pobreza, más que cualquier otro país a excepción de la India. “Los pobres se están enfermando por la contaminación. Los pescadores no tienen para pescar y los agricultores no pueden cultivar debido a la degradación del suelo”. En un país tan grande y complejo como China, la lucha por proteger el medio ambiente y por sacar a las personas de la pobreza son problemas que están estrechamente vinculados. Es común que el Banco Mundial adopte una propuesta directa sobre el problema de la pobreza, como la formación de los trabajadores migrantes o el establecimiento de fondos de seguridad social para los ancianos que se retiran a sus casas rurales, a menudo sin ingresos o ahorros. En estos días el Banco Mundial es cada vez más sofisticado, con oportunidades para matar dos pájaros de un tiro: están diseñando planes de acción ambiental para los préstamos tradicionales. “Estábamos acostumbrados a ayudar en la construcción de carreteras, pero ahora hacemos más préstamos para el transporte público; prestábamos más para proyectos de abastecimiento de agua, ahora financiamos plantas de tratamiento de aguas residuales; solíamos prestar más para sistemas de irrigación, pero ahora nos centramos en la agricultura sostenible”, afirma Brandon. “En todas las áreas relacionadas con la renovación urbana, el transporte, la energía y la agricultura, encontramos la manera de abordar los asuntos ambientales; esto se ha convertido en el principio organizativo de nuestros programas en China”.
El último proyecto del Banco Mundial en China pone este principio en acción. El 6 de julio, se aprobó un préstamo de 100 millones de dólares para la promoción multifuncional del desarrollo forestal integrado en las provincias de Anhui, Hebei, Liaoning, Shanxi y Zhejiang. El proyecto va a crear bosques para la protección contra el viento y la arena, la conservación del agua y el suelo, y como cinturones de protección de tierras agrícolas.
“Los anteriores proyectos apoyados por el Banco Mundial se centraban en la mejora de la producción de madera y en la elevación de los estándares de calidad de plantación. El nuevo proyecto se centra en ensayos de soluciones en la gestión forestal, con importantes funciones de protección del medio ambiente”, señala Liu Jin, especialista principal en desarrollo rural del Banco Mundial y líder del grupo de trabajo de este proyecto. Los agricultores y las comunidades son alentados a participar en estas actividades, que se espera les brinden los beneficios duales de la mejora del medio ambiente y el aumento de los ingresos.
Actuar juntos y ahora
El cambio climático se ha convertido en uno de los temas más importantes en muchas mesas de negociación desde el Protocolo de Kioto, pero “actuar juntos y ahora” es el grito popular de la comunidad internacional. Brandon opina que “China merece mucho crédito por la forma en que está haciendo frente a la crisis climática”.
En los últimos años, China cumplió diligentemente con una serie de políticas para promover la eficiencia energética, experimentó con las plataformas de negociación para la reducción de carbono y el ahorro energético, y redujo sus importaciones mediante el desarrollo de las energías renovables y tecnologías relacionadas. “China está haciendo el trabajo bastante bien”, añade Brandon, “y no sólo China, sino que cada país estará bajo presión para hacer aún más, así que prepárense para seguir trabajando cada vez más duro hasta que hayamos reducido nuestras emisiones a niveles sostenibles”.
El Banco Mundial, como fiduciario de muchos fondos, proporciona una ayuda sustancial a China para que haga realidad sus objetivos medioambientales. Conceptualmente, el Gobierno chino distingue el financiamiento al desarrollo del financiamiento del cambio climático. El Banco Mundial ofrece ambos, incluyendo el Mecanismo de Desarrollo Limpio, la Instalación Medioambiental Global, y los Fondos de Inversión para el Clima, que ofrecen un buen número de opciones para el país.
El Banco Mundial ha llevado a cabo muchos estudios que muestran las políticas que se pueden adoptar y que propagan los beneficios a través de la economía y el medio ambiente. Fundamentalmente, muchas políticas pro-ambientales son también una buena noticia para el crecimiento económico. Por ejemplo, la eficiencia energética. Si las personas conducen menos y consumen menos gasolina, ahorran dinero, el país reduce su dependencia del petróleo importado y hay menos contaminación en la ciudad.
La Conferencia de Cancún
Como uno de los mayores países en vías de desarrollo, el papel de China en la próxima Conferencia de Cancún es considerado tan importante como el de los EE.UU. “No sólo se representan a sí mismos, sino a los países en vías de desarrollo en general”, señala Brandon. Él sabe que los efectos del cambio climático golpearán de manera más fuerte a los países menos industrializados, lo que representa un riesgo para la agricultura y el suministro de alimentos y agua. “Creo que van a equilibrar su enfoque y medir sus intereses nacionales y los del conjunto de países en vías de desarrollo mientras negocian lo que ellos piensan que es justo”.
Técnicamente, el Banco Mundial no tiene un lugar en la mesa de negociaciones de la Conferencia de Cancún con los otros negociadores. Sin embargo, Brandon y sus colegas seguirán el proceso y los resultados muy de cerca, especialmente los debates sobre los proyectos que apoyan. Uno de ellos es la REDD-plus.
REDD, conocida como Reducción de Emisiones para evitar la Deforestación y Degradación de los Bosques, tiene como objetivo proteger los bosques en los países en vías de desarrollo. En la actualidad, se calcula que entre 20% y 25% de la pérdida de bosques saludables es debido a las emisiones de gases de efecto invernadero. Y la REDD-plus requiere proyectos de base en las comunidades locales y con la participación de los lugareños, que son los interesados.
El mecanismo de REDD-plus está diseñado para permitir a los países desarrollados, como por ejemplo los EE.UU. o la UE, pagar a Indonesia para que no tale sus árboles, protegiendo de esta manera, los bosques que son patrimonio ecológico del mundo e impulsar así su salvación. “Hay pocos países que tienen una gran cantidad de bosques, tales como Brasil, Indonesia y el Congo”, dice Brandon, “Si el mecanismo es negociado y aprobado en Cancún, será un paso muy positivo”.