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Especial
Cambio climático y desarrollo del Oeste: políticas y acciones
Por QIN YUCAI*

Viviendas de los pastores en el pastizal de Maqu, en la provincia de Gansu.

A partir del año 2000, China empezó a aplicar una estrategia para desarrollar a gran escala las regiones occidentales del país, todavía atrasadas con respecto al resto. Hablamos de seis provincias, Sichuan, Guizhou, Yunnan, Shaanxi, Gansu y Qinghai, cinco regiones autónomas, Tíbet, Ningxia, Xinjiang, Mongolia Interior y Guangxi, y el municipio de jurisdicción central de Chongqing.

Se trata de una estrategia clave del Gobierno para lograr un desarrollo coordinado entre todas las regiones y en la que no hemos pasado por alto la protección del medio ambiente y el cuidado del entorno ecológico, a los que se otorga una gran importancia, como reflejan los diversos y significativos proyectos, tanto los llevados ya a cabo como los previstos.

Cambio del modelo de crecimiento

Las reformas y medidas que incluye esta estrategia en cuanto a la lucha contra el cambio climático son de gran calado y abarcan multitud de aspectos estructurales: tomando siempre como referencia el mercado, se debe recomponer el tejido económico de toda la región, priorizando los sectores que presenten ventajas competitivas y los avances tecnológicos, así como fomentar la economía circular y la formación de una base industrial que permita la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Al mismo tiempo, consideramos que la vía para desarrollar el Oeste pasa inexorablemente por modernizar, tanto en cuanto a métodos de gestión como en cuanto a prácticas, el tradicional sector servicios; el turismo, por ejemplo, ha sido uno de los pilares industriales de la zona, presentando claras ventajas competitivas. El porcentaje que representa el sector terciario en el PIB de las regiones occidentales en conjunto pasó del 35,2% en 1999 al 38,6% en 2009.

Por otro lado, se han realizado ensayos de economía circular en las provincias de Gansu y Qinghai, con los que perseguimos fomentar tecnologías limpias de producción y reducir al mínimo las emisiones contaminantes en el terreno industrial.

En este sentido, se está produciendo un vigoroso desarrollo de los recursos renovables y estamos optimizando la estructura energética, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero que crea el consumo de energía. Uno de los proyectos que se han realizado, por ejemplo, ha sido la construcción de casi seis millones de pozos para generar metano de uso doméstico, que, junto con 2.988 pozos y criaderos de animales comunitarios, producen anualmente más de 600 millones de m3 de biogás.

También, y bajo la premisa de proteger el medio ambiente, vamos a explotar de manera ordenada la energía hidroeléctrica. Actualmente, la capacidad instalada de generación de este tipo de energía en las regiones occidentales ha alcanzado los 86,3 millones de kW, es decir, el 44% de la total del país.

Otro de los proyectos que hemos iniciado es la construcción de tres campos eólicos en la provincia de Gansu y en las regiones autónomas de Xinjiang y de Mongolia Interior, con una capacidad de diez millones de kW cada uno; la capacidad instalada de energía eólica del Oeste llega, con estos tres campos, a los 7,9 millones de kW en conjunto, representando el 45% de la de todo el país.

En las provincias de Gansu y Qinghai y en las regiones autónomas del Tíbet, Xinjiang y Ningxia donde el Sol es una gran fuente potencial de energía, vamos a impulsar fuertemente la energía solar fotovoltaica, con el objetivo de alcanzar en el año 2011 una capacidad instalada de más de dos millones de kW.

Asimismo, debemos potenciar activamente la tecnología termoeléctrica y las técnicas de generación energética más eficientes, eliminando las pequeñas e ineficientes unidades de generación termoeléctrica.

En términos generales, hemos conseguido en las regiones occidentales una reducción sustancial de la demanda de oxígeno químico y de las emisiones de dióxido de azufre, y el consumo de energía por unidad de PIB está descendiendo año tras año.

Grandes proyectos ecológicos

China ha lanzado un programa de devolución de tierras de cultivo a los bosques, destinando los campos agrícolas de las pendientes de las montañas y en las zonas en fase de desertización a bosques y pasto; a las familias que retornan terrenos se les proporcionan cereales y rentas de subsistencia durante un plazo determinado. Hemos adoptado, además, una serie de medidas complementarias, como la reforestación de montes pelados y terrenos baldíos y el acordonamiento de zonas montañosas para su repoblación, promoviendo, al mismo tiempo, la recuperación de la vegetación original y mejorando la conservación del agua y suelo de la zona, incrementando así, en último término, la captura de carbono que realizan los bosques.

El proyecto de reintegración de terrenos de cultivo en los bosques es el programa ecológico con mayor inversión, más superficie reforestada y de mayor ámbito e impacto desde la fundación de la Nueva China. La inversión total llegará a los 525.000 millones de yuanes, de los que 450.000 millones de yuanes correrán a cargo del Estado. Hasta finales de 2009, las aportaciones estatales sumaron 243.300 millones de yuanes. El programa posibilitó la repoblación de 92.600 km2 de bosque que se habían destinado a cultivos, la reforestación de 162.500 km2 de montes y terrenos baldíos y el acordonamiento de 21.300 km2 de zonas montañosas para su repoblación, logrando reforestar en total 276.600 km2. Esta iniciativa cubre 1.897 demarcaciones de distritos repartidos en 25 provincias, regiones autónomas y municipios de jurisdicción central, territorio en que habitan 124 millones de campesinos. Actualmente, el Gobierno está en la fase de consolidación de resultados, lo que se está haciendo mediante la creación de campos de cultivo de grano para cubrir las necesidades básicas, los traslados de población por motivos medioambientales, el desarrollo de la industria local, la reforestación en zonas damnificadas por desastres y ayudando económicamente a las familias campesinas que han devuelto sus tierras de cultivo.

De manera similar, se están recuperando terrenos de pastoreo como praderas, a través de la prohibición total, la suspensión temporal y la rotación del pastoreo en los prados degradados, las subvenciones de pienso a las familias que se acojan a esta iniciativa, y organizando la resiembra de pastizales en malas condiciones. Además, se presta orientación a los pastores sobre cómo aprovechar racionalmente los prados naturales sin agotarlos. Hasta finales de 2009, el programa había cercado alrededor de 451.400 km2 de pastos, y resembrado o mejorado 97.100 km2 de praderas gravemente degradadas. El Estado ha invertido 17.600 millones de yuanes en esta iniciativa, de los que 6.000 millones de yuanes corresponden a subvenciones de pienso. El proyecto cubre 179 poblados y granjas en Mongolia Interior, Sichuan, Yunnan, Tibet, Qinghai, Gansu, Ningxia, y Xinjiang, beneficiando a 3,98 millones de pastores y campesinos.

Contamos también con otro programa de conservación de recursos forestales naturales de aplicación en el Oeste, excepto en la región autónoma de Guangxi, que ha conseguido hasta hoy reforestar 124.700 km2, el 112% de lo planificado inicialmente, gracias a una inversión de 52.370 millones de yuanes. Además, ha protegido eficazmente 926.700 km2 de bosques naturales, lo que representa el 60% de la superficie forestal de todo el país, aumentando en 63.300 km2 la superficie boscosa y suspendiendo por completo la tala comercial en los bosques situados a lo largo del curso superior del río Yangtsé y en los cursos superior y medio del río Amarillo.

En datos globales, a través de un conjunto de disposiciones, iniciativas y programas de mejora del entorno ecológico, en los últimos diez años, en el Oeste se han creado 306.500 km2 de superficie forestal, lo que supone el 56,6% de la creación de superficie forestal del país. En la actualidad, la superficie forestal del Oeste es de 1,2 millones de km2, lo que supone una cobertura del 17,1%, representando un aumento de 6,7 puntos porcentuales respecto a 1999; en volumen, esto se traduce en 8.270 millones de m3. Por otro lado, se han protegido 544.500 km2 de pastizales, elevando en gran medida la tasa de cobertura vegetal de las praderas.

El crecimiento de la cobertura vegetal en bosques y praderas en el Oeste del país refuerza, por una parte, la captura natural de CO2 y, por otra, frena la erosión y la pérdida de suelo en la región, revirtiendo la tendencia hacia la desertización en Mongolia Interior, Shanxi, Gansu y Ningxia: desde 1999, se ha reducido en 7.921 km2 el área en proceso de desertización. Tanto la superficie como la intensidad de la desertización lleva, de hecho, varios años descendiendo en la meseta de loess y el volumen anual de sedimentos que se depositan en el río Amarillo se ha reducido en 300 millones de toneladas en comparación con el primer periodo de aplicación de la estrategia para el desarrollo del Oeste. Por otro lado, la superficie de oasis de Xinjiang ha aumentado hasta los más de 70.000 km2 actuales y los bosques de protección han brindado amparo a más de 200.000 km2 de tierras de cultivo.

Fortaleciendo las infraestructuras rurales

En la estrategia para el desarrollo del Oeste siempre ha figurado en primer plano el progreso racional y la utilización efectiva de los recursos hídricos, apoyando una serie de grandes proyectos de conservación del agua en relación con el control de las crecidas e inundaciones, administración de cuencas fluviales, regadío y seguridad del agua potable en zonas rurales. Por tanto, el desarrollo de infraestructuras en las regiones occidentales en este terreno ha sido notable, mejorando no solo la prevención de inundaciones y la resistencia a las sequías, sino también la capacidad de producción agrícola y ganadera.

En este sentido, se han llevado a cabo un gran número de obras hidráulicas clave en Guangxi, Sichuan, Ningxia y Mongolia Interior, así como la renovación y puesta al día de 133 grandes áreas de regadío, resultando en un ahorro anual de 6.000 millones de m3 de agua. Asimismo, se han remodelado 42.000 km2 de tierras de cultivo, incrementando el área de regadío en 50.700 km2, y los proyectos de seguridad del agua potable han beneficiado a 77,94 millones de campesinos. Además, se han puesto en marcha proyectos piloto de ahorro de agua, impulsando la concienciación sobre el cuidado y preservación de los recursos hídricos. En general, los sistemas de regadío en las regiones occidentales han sido mejorados y la capacidad de la agricultura para adaptarse al cambio climático se ha visto claramente reforzada.

La tarea más importante que se debe llevar a cabo a largo plazo en el Oeste es el fortalecimiento y desarrollo de su medio ambiente natural en respuesta al cambio climático. El pasado mes de julio, China hizo públicas sus políticas para continuar con la estrategia para el desarrollo del Oeste: en los próximos diez años, y basándose en los éxitos de las actuales medidas y proyectos de protección medioambiental, China establecerá y mejorará paulatinamente un sistema de compensación ecológica que tiene como objetivo convertir a las regiones occidentales en la gran reserva natural del país.

*Qin Yucai, Director del Departamento para el Desarrollo del Oeste de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CNDR).

 

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