La postura de China
El problema del cambio climático nació del proceso de industrialización y debe ser resuelto mediante la consecución de un desarrollo sostenible. Para conseguirlo, la comunidad internacional debe coordinar y equilibrar factores como desarrollo económico, eliminación de la pobreza y atención al clima. Pero no todos los países disfrutan del mismo nivel de progreso, ni comparten las mismas responsabilidades históricas al respecto, ni disponen de la misma capacidad de respuesta, por lo que debemos seguir el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”. Los países desarrollados emitieron sin restricción grandes cantidades de gases de efecto invernadero durante más de dos siglos en sus procesos de industrialización y actualmente su nivel de emisiones per cápita sigue siendo mucho más alto que el de los países en vías de desarrollo; al mismo tiempo, son los que cuentan con mayores recursos financieros y las más avanzadas tecnologías de baja emisión de CO2. Les corresponde, pues, hacerse cargo de sus responsabilidades históricas y reducir sustancialmente las emisiones, al mismo tiempo que apoyar con financiación y transferencia de tecnología a los países en vías de desarrollo. A su vez, los países en desarrollo, mientras avanzan en el crecimiento económico y en la lucha contra la pobreza, ayudados por los países ricos, deben tomar medidas para adaptarse eficazmente a la situación y frenar el cambio climático.
La Convención Marco sobre el Cambio Climático (en adelante, Convención) y el Protocolo de Kioto sobre el Cambio Climático (en adelante, Protocolo) constituyen el marco básico y los fundamentos jurídicos para la cooperación internacional en respuesta al cambio climático; encarnan el consenso de la comunidad de naciones y son base y guía para la acción de acuerdo con el Mapa de Ruta de Bali. Por ello, es necesario respetar el estatus de Convención y Protocolo como canales principales en las negociaciones internacionales, así como seguir las directrices del Mapa de Ruta de Bali y considerar de forma integral los aspectos de mitigación del problema, adaptación, transferencia de tecnología y financiación. La Conferencia de Cancún debe mantener el mecanismo de la doble vía de negociación basada en la Convención y el Protocolo, determinando lo antes posible las cuotas de reducción de emisiones de los países desarrollados signatarios para el segundo período de compromisos, instar a los no signatarios a que se comprometan a asumir cuotas similares y resolver las cuestiones planteadas en las áreas de mitigación del impacto, adaptación, financiación y transferencia de tecnología. Un tema clave para el éxito de la Conferencia de Cancún es el cumplimiento de la promesa de crear un fondo de 30.000 millones de dólares para el inicio de programas de lucha contra el cambio climático hecha por los países desarrollados en la Cumbre de Copenhague y, a la vez, si la comunicad internacional puede establecer relaciones de confianza mutua entre sus miembros. Con el fin de sentar sólidas bases que permitan concluir las negociaciones del Mapa de Ruta de Bali, la Conferencia de Cancún debe hacer suyos los principios de apertura y transparencia, amplia participación, consenso mediante negociación y el de que los países firmantes deben liderar el proceso, al mismo tiempo que debe consolidar los avances producidos en los temas de mitigación, adaptación, financiación, transferencia tecnológica y capacitación.
China aboga por que la comunidad internacional haga frente al cambio climático a través de una cooperación de carácter práctico y eficaz. Para ello, debemos atenernos al marco básico de la Convención y el Protocolo, y hacer nuestros el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas” y el desarrollo sostenible. China, sobre la base de la Convención y el Protocolo, y de conformidad con los requisitos del Mapa de Ruta de Bali y sus condiciones y realidad propias, contraerá las obligaciones y responsabilidades internacionales que corresponden a su etapa de desarrollo dentro de sus capacidades; pondrá en práctica políticas, medidas y acciones activas y eficaces a nivel nacional, y desempeñará un papel constructivo para conseguir éxitos en las negociaciones internacionales, poniendo todo de su parte para luchar contra el cambio climático a nivel global y fomentando el desarrollo sostenible.
En los últimos años, la economía china se ha desarrollado rápidamente, pero lo ha hecho basándose en un modelo de crecimiento extensivo que apenas sí ha cambiado. A pesar de sus escasos recursos per cápita, su industrialización se caracteriza por un elevado consumo energético, por el derroche de recursos y por los graves problemas de contaminación que origina. Este modelo de crecimiento ha provocado que China aumente su dependencia de los recursos energéticos importados, al mismo tiempo que se incrementa la presión sobre los recursos y medio ambiente propios, de tal manera que, si la modernización del país continúa por este camino, éstos no van a poder soportarla y el desarrollo económico chino será insostenible. Por lo tanto, es imperativo para China reconducir la situación hacia un crecimiento diferente: se debe encontrar el equilibrio entre progreso y cambio climático, investigar activamente formas efectivas de control de las emisiones de gases de efecto invernadero, cambiar el modelo de desarrollo, estimular un reajuste de la estructura económica, aumentar el ahorro y la eficiencia energéticas y fomentar el desarrollo de energías limpias.
La tendencia a nivel internacional hoy en día es hacia la economía verde y la reducción de emisiones, intensificándose las inversiones y el apoyo político en muchos países en busca de un camino propio de desarrollo sostenible. Así, se ha abierto un nuevo campo a la competencia científica, tecnológica y económica en las industrias de bajo carbono. El Gobierno chino, en la misma dirección, ha elaborado una estrategia relevante y está realizando grandes esfuerzos para modificar el modelo de crecimiento y conseguir un desarrollo saludable, al mismo tiempo que rápido, para el país. Se trata de aprovechar el reto que supone el cambio climático y considerarlo una oportunidad para evitar el “efecto de saturación” del actual modelo productivo y fomentar el desarrollo sostenible a través del control de las emisiones.
Se trata del interés a largo plazo tanto de la nación china como de la humanidad y, como tal, se vio reflejado en el XI Plan Quinquenal (2006-2010), centrado en afrontar el desafío del cambio climático y que fijaba entre sus metas reducir el consumo energético por unidad de PIB, desarrollar energías renovables y aumentar la superficie forestal. En 2009, además, China se marcó un nuevo objetivo para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero en 2020 y lo incluyó en su planificación a medio y largo plazo para el desarrollo económico y social del país. China, de acuerdo con su propia situación, buscará coordinar y equilibrar el desarrollo económico, la eliminación de la pobreza, la protección del medio ambiente y el clima, mientras que explorará modelos de bajo carbono en la senda de la industrialización y urbanización.
Hay que tener en cuenta que, de hecho, los países desarrollados sólo han empezado a controlar sus emisiones contaminantes una vez que sus procesos de industrialización y urbanización han concluido, si bien el caso de China es diferente. Según las estadísticas más recientes, en 2009 el PIB per cápita de China fue solamente de 3.678 dólares, lo que la sitúa en el número 100 a nivel mundial. Por otra parte, su desarrollo es desigual: según los estándares de las Naciones Unidas, todavía hay más de 100 millones de personas en China que viven bajo el umbral de la pobreza (con una renta menor a un dólar diario), por lo que el país aún debe trabajar duro por aumentar su nivel de desarrollo y mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. China continúa, pues, inmersa en la etapa de industrialización y urbanización aceleradas, por lo que la creciente demanda de energía continuará por algún tiempo. Debido a la mencionada escasez de recursos naturales del país, el carbón seguirá siendo su principal fuente de energía durante varios años, por lo que la presión para reducir las emisiones de CO2 irá en aumento.
A pesar de estas condiciones, el Gobierno chino nunca ha pasado por alto la cuestión del cambio climático. Se han establecido órganos de dirección y mecanismos de trabajo para darle una respuesta y perfeccionado las leyes y reglamentos pertinentes. China ha tomado la delantera, entre los países en desarrollo en la promulgación y aplicación de planes estatales para combatir el cambio climático y ha adoptado enérgicas medidas para recomponer sus estructuras económica, industrial y energética. También ha puesto en marcha campañas masivas de reforestación y ahorro de energía, al mismo tiempo que ha reforzado las campañas informativas y educativas de concienciación, mejorando constantemente su capacidad para adaptarse al cambio climático.
A finales de 2009, el consumo energético de China por unidad de PIB había disminuido en un 15,61% respecto al nivel de 2005, y la reducción prevista para 2010 es del 20%, lo que equivale a 1.500 millones de toneladas de CO2 no emitidas a la atmósfera. En estos momentos, el 9% de la energía consumida en China procede ya de las renovables y, en 2009, China pasó a ocupar el primer lugar del mundo en cuanto a capacidad instalada de generación de energía hidroeléctrica, en aumento de capacidad de almacenamiento de energía eólica, en área de recogida de energía solar, y en construcción de plantas de energía nuclear, además de alcanzar una superficie forestal del 20,36%. Estos logros constituyen una importante contribución a la respuesta mundial al cambio climático.
Objetivos y tareas
Para 2020, el Gobierno chino ha fijado una serie de ambiciosos objetivos para el control de las emisiones de gases de efecto invernadero con respecto a los niveles de 2005: la emisión de CO2 por unidad de PIB se reducirá entre un 40% y un 45%; en la estructura energética, la proporción del consumo procedente de fuentes de energía no fósiles debe alcanzar el 15%, y la superficie forestal se incrementará en 40 millones de hectáreas, así como en 1,3 millones de m3 en volumen. En la próxima década, la lucha contra el cambio climático será una de las estrategias fundamentales de China y se incluirá en los objetivos e indicadores obligatorios en todos sus planes de desarrollo social y económico, así como en el sistema de evaluación de sus resultados.
Dos tareas son particularmente urgentes por el momento: el control de las emisiones de gases de efecto invernadero y el aumento de la capacidad de adaptación al cambio climático.
En cuanto a la primera, China debe acelerar la transformación de su modelo de desarrollo económico a través de la reestructuración industrial, modernizando las industrias tradicionales con tecnologías de bajo carbono e incluso restringiendo estrictamente el desarrollo de industrias de alto consumo energético y de alta emisión de CO2 y eliminando las obsoletas. Por otro lado, China presionará a los sectores de la construcción y el transporte, grandes consumidores de energía, para aumentar su eficiencia, fortalecerá la producción y utilización limpia de carbón mediante el desarrollo y la popularización de la tecnología de combustión limpia de alta eficiencia, y optimizará la estructura energética fomentando las fuentes de energía renovable, como por ejemplo la el gas natural, la biomasa y la energía geotérmica, en función de los condicionantes locales. Además, China continuará ampliando y reforzando sus recursos forestales, mejorando la calidad de los bosques, fortaleciendo la protección y el mantenimiento de los ecosistemas boscosos, los humedales y los desiertos, y aumentará la capacidad forestal de absorción de CO2.
En lo que respecta a la segunda de las tareas, China va a estudiar y elaborar su estrategia y políticas globales tomando medidas eficaces, en particular en áreas clave como la agricultura, la silvicultura, la calidad del agua y del aire, y en cuanto a las regiones más vulnerables, para mitigar el impacto negativo del cambio climático. También se reforzará la evaluación del impacto global de los cambios climáticos regionales y el control de los ecosistemas marinos y costeros y se perfeccionarán los planes de contingencia para situaciones de emergencia y los mecanismos de respuesta y sistemas de alerta rápida para desastres múltiples, con el fin de aumentar la capacidad de respuesta y mitigación del país.
Acciones clave
La lucha contra el cambio climático es un proyecto de enorme envergadura que abarca multitud de aspectos. Por el momento, China se centrará en los cinco siguientes:
1º Reforzar la planificación y las orientaciones, así como lograr los objetivos de control de emisiones de gases de efecto invernadero para 2020
China continuará incluyendo su estrategia para hacer frente al cambio climático en su XII Plan Quinquenal (2011-2015), elaborando los correspondientes objetivos, tareas y políticas y tomando las medidas pertinentes. Diseñará esquemas de control de emisiones y establecerá un sistema de medición y estadísticas, así como uno de evaluación de objetivos y responsabilidades. Al mismo tiempo, continuarán los ensayos y pruebas, mediante la elección de localidades y empresas tipo a diferentes niveles para la exploración de mecanismos y modelos de desarrollo conducentes a la reducción de emisiones y a la formación de sistemas industriales y métodos de consumo de bajo carbono. El primer grupo de proyectos piloto de bajo carbono se puso en marcha en julio de 2010 en cinco provincias y ocho ciudades.
2º Perfeccionar las políticas y el marco legal
China acelerará el proceso legislativo en materia de cambio climático y establecerá los mecanismos institucionales y el marco normativo necesarios para hacer frente al mismo. Conforme a estas exigencias, se revisarán leyes, reglamentos, ordenanzas y normas, para garantizar la coherencia de las políticas y medidas en diversas esferas. Además, se estudiarán y aplicarán políticas industriales, fiscales, financieras, tecnológicas y de consumo relacionadas con el control de la emisión de gases de efecto invernadero.
3º Impulsar la investigación científica y el desarrollo tecnológico
China acelerará la investigación y desarrollo de tecnologías de bajo carbono y formulará estrategias y programas de desarrollo científico-tecnológico para hacer frente al cambio climático, en áreas como las energías renovables y la nuclear, los automóviles de nueva energía, el ahorro energético de alta eficiencia, la reducción de emisiones en el ámbito de la construcción y el transporte, la captación y almacenamiento de CO2, etc.
4º Fomento de la información y la educación
China va a llevar a cabo un gran esfuerzo de concienciación de la opinión pública, con el objetivo de crear en la sociedad un ambiente favorable a la lucha contra el cambio climático, promoviendo ideas, hábitos de vida y de consumo más ecológicos entre la población tanto urbana como rural.
5º Intensificar el diálogo y los intercambios internacionales.
China tomará parte en diversas iniciativas de cooperación multilateral y bilateral y aprovechará las tecnologías más avanzadas y las experiencias con éxito a nivel internacional para aumentar su capacidad de adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático. En el marco de la “Cooperación Sur-Sur”, China apoyará a otros países en desarrollo en sus acciones para afrontar el cambio climático -en particular a los países menos desarrollados y a los más vulnerables a sus efectos adversos-, y promoverá la cooperación internacional en la investigación científica, en la transferencia de tecnología, en las tareas de educación a la población y en el intercambio de información.