Está pasando todos los días
“Los fenómenos climáticos extremos y los desastres naturales son cada día más frecuentes”, piensa Xu Xiaoqin, periodista del Centro de Transmisión al Oeste de Asia y África de CRI (Radio Internacional de China). “En China experimentamos a menudo sequías, inundaciones… Me da la sensación de que en los últimos dos años, nuestro país no para de organizar operaciones de rescate”, dice.
Kato Masaaki, un estudiante japonés en China, también ha notado el cambio climático: “Sí, he percibido un cambio evidente; antes, en Nagoya, no hacía falta usar el aire acondicionado en verano y, ahora, no podemos pasar sin él”. Además, piensa que la primavera y el otoño cada vez duran menos.
En la misma línea, a juicio de Joseph, un tanzano residente en China, “los frecuentes desastres naturales de los últimos años y las fluctuaciones dramáticas de las temperaturas apuntan claramente a que el clima está cambiando”.
El nigeriano Odey Acha Francis insiste en los mismos puntos: “Siento el cambio climático tanto en mi pueblo natal como en China. En mi infancia, las lluvias llegaban cada año como un reloj, el 11 de diciembre; ahora, cualquiera sabe cuando van a llegar… además, notamos que las temperaturas son cada vez más altas”, recuerda con nostalgia.
Herb, un americano que lleva viviendo diez años en China, también tiene la sensación de que las temperaturas en invierno y en verano tienden a ser cada vez más extremas, algo en lo que concuerda con José, un español de 39 años: “Este verano ha sido el más caluroso que he pasado”, dice Herb.
Sin embargo, no todo el mundo piensa que el clima haya cambiado. “No tengo ninguna sensación de que se esté produciendo un calentamiento global”, comenta Mary, una turista americana. “Tanto en EE.UU. como en China aún hay cuatro estaciones, así que, personalmente, no he percibido más que los cambios normales de las mismas. Además, no creo que podamos esperar que el tiempo no cambie”, opina.
Daniel, un estudiante alemán, está de acuerdo a medias, ya que, aunque dice no haberlo experimentado por sí mismo, reconoce que “mirando fotos de glaciares de hace 50 años con las de mis viajes actuales a las regiones montañosas, sí que se nota que éstos han retrocedido severamente. Racionalmente, la mejor explicación parece ser el calentamiento global, pero aún no está demostrado”.
Influencia en la vida cotidiana
“El cambio climático lo están notando mucho nuestros pastores”, dice Liu Feiliang, sub gerente general de la Granja de Cabras de Cachemira Mingai, en la aldea Subu’erga, de Mongolia Interior. “Este año, hemos padecido una sequía terrible que ha afectado a las plantaciones de maíz, causando graves pérdidas, y que ha marchitado los pastos, provocando que los rebaños hayan tenido que dirigirse a otras zonas del interior del continente duplicando los costes del forraje respecto al año pasado”, explica.
Zhaya, un estudiante del país colindante, Mongolia, lo confirma: “En los últimos años, las sequías están agudizando la desertización y la escasez de recursos; hasta los pastores tienen dificultades para conseguir agua potable”.
“Pienso que el cambio climático afecta directamente a nuestra vida -concuerda Liu Zhili, un joven de la provincia de Hunan-. Por mi pequeña aldea natal pasa un río, y recuerdo que en mi infancia mantenía un flujo de agua constante, pero ahora, o bien tiene una profundidad enorme por las lluvias torrenciales, o está medio seco o seco del todo por las sequías”.
Long Yuanfang, estudiante de la Universidad de Relaciones Internacionales de China nota el cambio de clima incluso en su bolsillo, a causa de las subidas de precio de las verduras que causan los desastres naturales.
Li Zhuli, empleada de una institución pública en Beijing, va incluso más lejos, sosteniendo que el cambio climático afecta a su salud: “He estado enferma este verano durante un largo periodo, y ha sido por el calor mareante. Ha sido el primer verano en que he necesitado el aire acondicionado todos los días. Creo que esto tiene que ver con el cambio climático”, considera.
El hombre es el culpable
Si hablamos de las causas, Zhaya lo tiene claro: “La actividad humana es la clave. Con el avance de la industrialización, los vehículos no cesan de quemar carburante y la creciente población genera montañas de desperdicios domésticos, por no hablar de algunas fábricas que liberan contaminantes a su antojo. Todo esto supone una amenaza para nuestro entorno y causa alteraciones en el clima”.
Camille Druart, directora general de Chocolates Druart, de Bélgica, entiende que “son las emisiones excesivas de Co2 las causantes del efecto invernadero y, por tanto, del cambio climático”.
Para Zhao Hui, de Volkswagen, el cambio climático se debe a que “la gente abusa de los recursos y no entiende la importancia de la protección del medio ambiente en los procesos industriales”.
La exploración de fuentes de petróleo y minerales y la búsqueda de tecnologías cada vez más avanzadas también juegan su papel. Para Paul Massot, un francés con muchos años de experiencia en China, las causas son “complejas, seguramente el resultado de varios factores, principalmente humanos. Pero el deseo de tecnologías más avanzadas está teniendo un gran impacto en el clima”. Odey Acha Francis se muestra de acuerdo: “La explotación de recursos por parte del ser humano ha llegado a todos los rincones del planeta. Actividades que no se pueden separar de un aumento de las emisiones que afecta negativamente a la naturaleza, provocando desequilibrios ecológicos”, piensa.
Mucha gente, de hecho, apunta a que, en último término, la responsabilidad es del deseo de muchos de alcanzar la riqueza y llevar una vida consumista.
Opiniones discordantes
No todos, sin embargo, se muestran de acuerdo con estos puntos de vista. Herb duda de que las causas del cambio climático guarden relación con la actividad humana: “No se puede asegurar que el responsable sea el ser humano. Sabemos que en la historia de nuestro planeta ha habido periodos glaciares y otros de calentamiento, que la naturaleza se mueve en ciclos y que incluso en la historia de la humanidad ha habido etapas de condiciones meteorológicas extremas que han acabado con la vida de muchas personas. Desde luego, el hombre está contaminando su medio ambiente, pero de ahí a que eso sea la causa de un cambio climático… Es más fácil decirlo que demostrarlo”, opina.
El tanzano Joseph tercia, resumiendo filosóficamente: “A mi parecer, hay dos elementos en juego. Por una parte, la responsabilidad del hombre parece probada científicamente y muchos aceptan que estamos pagando un precio por nuestra obsesión materialista. Pero por otro lado, está la impredecible madre naturaleza”, concluye.