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A lo Largo del País
Hongkou, historia y futuro
Por WU MEILING

La Terminal Internacional de Pasajeros de Shanghai a vista de pájaro.
 
Edificios tradicionales junto a modernos rascacielos, el sonido de las campanas budistas entremezclándose con las sirenas de los lujosos transatlánticos que navegan por ríos cercanos… Escenas poderosas y evocadoras que se pueden vivir en un lugar muy especial: Hongkou, en Shanghai.

Al noreste de la ciudad, el barrio de Hongkou se ubica entre los ríos Huangpu y Suzhou y debe su nombre al puerto homónimo que hoy se ha convertido en una de las vías más importantes de entrada y salida del país. La población local vivía tradicionalmente de la pesca y estaba habituada a aventurarse navegando por mar y ríos, costumbre que se ha visto revitalizada en la actualidad con los rápidos y modernos medios de transporte fluviales que cubren los trayectos entre el Bund, Lujiazui y el Bund del norte, en Hongkou, los vértices del “triángulo de oro”, como se conoce al distrito central de negocios de Shanghai.

La calle Duolun

Durante el último siglo, han sido numerosos los edificios erigidos en Hongkou que se han convertido en auténticos iconos de Shanghai, como la Mansión Broadway (actualmente un hotel que conserva este nombre), la Oficina General de Correos, el Hotel Richard (ahora Hotel Astor House o Pujiang) y el Consulado de Rusia, entre otros. La mayoría se encuentran en la calle Duolun.

Son muchas las historias que nos podría contar esta calle, muchos los acontecimientos que tuvieron lugar en sus apenas 500 m de longitud. Entre 70 y 80 años atrás, era frecuentada por las celebridades del mundo cultural y de la sociedad shanghainesa, como Lu Xun, Mao Dun, Guo Moruo, Ye Shengtao, Qu Qiubai, Tian Han, Shen Yinmo y Uchiyama Kanzo, entre otros. Al adentrarse en ella, el primer edificio que llama la atención es la lujosa mansión de Kong Xiangxi, una de las tres residencias del magnate financiero. Tanto en su fachada como en su interior, se mezclan los estilos árabe y español, con azulejos y arabescos de gran impacto visual. Tras pasar de largo, se suceden una docena de edificios de estilos y fechas muy diversas.

La calle Duolun fue también un verdadero semillero de escritores de izquierda, donde es fácil encontrar la sede de sus actividades: un edificio elegante y acogedor de estilo europeo, escondido en un callejón, que fue testigo de la fundación de la Liga de Escritores de Izquierda, el 2 de marzo de 1930. Todavía es fácil imaginarse a esos grandes autores discutiendo sus ideas literarias y democráticas y pronunciando discursos inflamados para despertar el patriotismo y la conciencia política del pueblo chino. Se dice que la revista editada por Ye Shengtao y la primera novela de Mao Dun nacieron aquí. Ding Ling y Ba Jin también escribieron sus mejores obras durante su estancia en esta mansión.

Lu Xun pasó sus últimos 10 años en Shanghai, cambiando tres veces su alojamiento, pero siempre en Hongkou y a menos de 100 m de la calle Duolun. Su primera residencia estaba en Jingyunli, un callejón de tan sólo 10 m de largo, y en ella convivieron al mismo tiempo Mao Dun, Ye Shengtao, Zhou Jianren, Rou Shi, Feng Xuefeng y otros escritores que han marcado profundamente la literatura china contemporánea. El aura de cultura presente en Jingyunli, se materializa en un grupo de esculturas en bronce que inmortaliza a los famosos literatos.

Al final de la calle Duolun se encuentra el Parque de Lu Xun y la casa-museo dedicada a su memoria. En 1950, el gobierno decidió erigir también en Hongkou, como último hogar del maestro, su mausoleo, que sigue atrayendo a numerosos visitantes.

Al lado de Duolun está la popular Sichuan Beilu, una de las tres calles comerciales más concurridas de Shanghai. Tras su reforma, se pueden ver aquí, de acuerdo con el espíritu de la zona, edificios modernos y tiendas de las marcas más famosas junto a construcciones clásicas, conjunto que completa el animado bullicio de turistas y compradores.

Sinagoga de Moisés

Mientras en 1938 Shanghai caía en manos de los japoneses, una tragedia sin precedentes se abatía en Europa sobre los judíos, cuyos supervivientes se veían obligados a escapar en busca de un lugar donde fuesen bien recibidos; algunos de sus buques arribaron a Hongkou, donde, gracias al buen corazón de su gente, recibieron un hogar y se les restauró su dignidad como seres humanos.

La Sinagoga de Moisés se levanta como testimonio de la amistad entre los refugiados judíos y sus benefactores chinos. Considerada, además, como una obra maestra de la arquitectura moderna de Shanghai, se halla ahora bajo protección municipal. El gobierno local ha realizado una inversión de un millón de dólares estadounidenses en su restauración y la ha convertido en un centro conmemorativo en homenaje a los refugiados hebreos de la ciudad. Durante los meses de la Expo, son muchos los extranjeros, especialmente, como es natural, judíos, que se han acercado a visitarla.

Entre 1933 y 1941, Shanghai acogió a 30.000 refugiados judíos, convirtiéndose así en la única ciudad en el mundo que les permitía en ese momento establecerse sin visado. “Para decenas de miles de judíos que trataban de escapar de la tiranía de la Alemania nazi, Shanghai se convirtió en su talismán, proporcionándoles una esperanza, un refugio y el despertar de una pesadilla” escribía el Dr. David Kranzler, destacado historiador hebreo.

El 18 de febrero de 1943, las autoridades de las fuerzas de ocupación japonesas decretaron el establecimiento de una zona para los “refugiados apátridas”, ordenando que los asilados europeos que hubiesen llegado a Shanghai a partir de 1937 se trasladasen allí en el plazo de un mes. Esta ley creó de pronto una comunidad mixta en Hongkou, compuesta por 30.000 refugiados judíos y 100.000 chinos que debían convivir en un espacio de menos de un kilómetro cuadrado de extensión.

Jerry Moises, ahora un ciudadano estadounidense con residencia en California, huyó a Shanghai a la edad de siete años y la dejó a los 13. “El pueblo de Hongkou sufría aún más que nosotros en ese momento, pero aún así nos mostró una gran simpatía y amabilidad. Para mí, fue un milagro, el mayor que he visto en mi vida: ¿Cómo podía gente que vivía una situación mucho peor que la nuestra compartir nuestro dolor y tratarnos tan bien? Esa es la razón por la que jamás podré olvidar mis años en Shanghai”, cuenta.

Michael Blumenthal, ex secretario del Tesoro bajo la presidencia de Jimmy Carter, también fue uno de los refugiados de Shanghai, adonde escapó junto a sus padres desde Alemania en 1939. En una de sus visitas a la ciudad, localizó el viejo hogar de su familia y, asimismo, pudo ver en la Sinagoga de Moisés sus antiguos muebles usados, que le parecieron muy bien conservados: cree que están prácticamente igual que cuando llegaron a Shanghai.

Hongkou, un Arca de Noé para estos refugiados, sin duda, despierta los recuerdos de la infancia de muchos de ellos.

El antiguo matadero

1933 Old Millfun es el nombre por el que se conoce internacionalmente al antiguo matadero de Shanghai, un edificio construido originalmente en 1933, como su propio nombre indica, y diseñado por el arquitecto británico Balfours. Situado en la confluencia del puerto de Hongkou con la calle Shajing y frente al Bund del norte, esta joya de la arquitectura funde de forma maestra estética y uso industrial. Cuenta con una estructura externa cuadrada y otra interna circular, y sus plantas se conectan mediante un laberinto de pasillos de diferentes niveles o en zigzag. En su momento, se consideró el edificio número uno del Lejano Oriente. Cuesta creer que una creación arquitectónica de semejante nivel artístico y técnico estuviese destinada a un fin como el de dar muerte.

En octubre de 2005, fue declarado como una obra maestra del patrimonio arquitectónico de la ciudad y puesto bajo protección municipal. En agosto de 2006, la Comisión Económica Municipal de Shanghai impulsó el establecimiento en él de un área especial para las industrias creativas, resucitando así este bello edificio. Su renacimiento como enclave artístico comenzó en 2007 y, hoy, 1933 Old Millfun es una marca reconocida y un símbolo de Shanghai en el mundo de la moda, el diseño y el ocio cultural.

La puerta marítima de Shanghai

El Bund del norte está separado del Bund propiamente dicho por el río Suzhou y de Lujiazui, enfrente, por el Huangpu.

En 2002, el gobierno municipal de Shanghai inició un programa de desarrollo integral de ambas orillas del Huangpu, que identificaba al Bund del norte como uno de los puntos clave para el desarrollo del transporte marítimo. Más tarde, en 2009, como parte de la estrategia gubernamental para convertir a Shanghai en el primer centro financiero y portuario del mundo, la posición del Bund del norte se veía de nuevo reforzada. Hoy, cuenta con instalaciones y servicios que lo sitúan al nivel más alto entre los puertos del país.

El Bund del norte tiene una larga tradición marítima y fue una de las primeras zonas abiertas a los extranjeros. En 1845, la británica Compañía de las Indias Orientales construyó aquí un muelle y, en 1866, arribaba un transatlántico de la misma nacionalidad al puerto de Hongkou, dando comienzo así la era del tráfico marítimo internacional en Shanghai. Más tarde, otros países inaugurarían en la misma zona sus propios muelles, donde atracarían constantemente buques de las más diversas procedencias. Los Gobiernos de Austria, España, los EE.UU., Dinamarca, Portugal, Noruega, Alemania, Japón y Rusia establecerían sus consulados en el área de Huangpu.

Los innumerables edificios históricos del Bund del norte -la Mansión Broadway, Correos, el Hotel Pujiang, el Consulado de Rusia, el Hotel Gaoyang y otros- conforman una hermosa y clásica estampa, inmediatamente reconocible. Desde los pisos superiores del hotel que hoy ocupa la Mansión Broadway, el panorama matutino, con las primeras luces de la aurora y la sombra del edifico proyectándose sobre el puente Waibaidu, ofrece una de las imágenes más características de Shanghai. El Hotel Richard -ahora Hotel Pujiang- fue el primer hotel moderno de China y en él se alojaron huéspedes de la talla de Charles Chaplin, Albert Einstein, Bertrand Russell y Zhou Enlai. Su “Pabellón del pavo real” fue el salón de baile de más renombre en el Lejano Oriente durante el siglo XIX.

Shanghai ofrece algunas de las vistas nocturnas más impresionantes de toda China, con la colmena de luces multicolor que conforman sus edificios y que ilumina sus ríos como un arco iris. Al atardecer, el Bund del norte se pone un hermoso vestido de noche, al que suma dos joyas brillantes, “La gota de agua “, la Terminal Internacional de Pasajeros de Shanghai, y la plaza Baiyulan.

Muchos turistas saben que una de las visitas obligadas en Shanghai es el puente Waibaidu, un símbolo de la ciudad que aparece en innumerables películas y series televisivas rodadas aquí. Hoy, línea divisoria entre el Bund y el Bund del norte, en el pasado, lugar por el que entraron los judíos a Hongkou, Waibaidu está omnipresente en la historia de la ciudad.

Otra de las atracciones del Bund del norte la ofrece la visión de los enormes transatlánticos que confluyen en su puerto, que hoy, más que un medio de transporte de largas distancias, constituyen una forma de turismo de lujo en cruceros llenos de glamour y romanticismo. Las compañías de mayor renombre han establecido oficinas en Hongkou, donde el año pasado se recibieron 150.000 viajeros internacionales y donde, poco tiempo atrás, atracaron en un hecho insólito y que ocurría por primera vez en Shanghai, cuatro grandes transatlánticos, registrándose un flujo de 10.000 pasajeros internacionales diarios.

Sun Weiguo, subdirector del distrito de Hongkou, piensa que si el Bund del norte ha crecido hasta su tamaño actual en la primera década del siglo, en el próximo decenio confía en que se desarrollen la industria de la navegación marítima y los servicios más modernos a tal nivel que consoliden a Shanghai como el centro líder del tránsito marítimo internacional.

El Bund del norte no sólo cuenta con una larga historia, sino que sigue siendo un cuadro lleno de vida, con gentes de todas las razas y culturas yendo y viniendo, barcos cargando y descargando… un símbolo de Hongkou, de su tradición y de su cosmopolitismo. Esencia viva de Shanghai.

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