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Turismo
Kashgar,el espíritu uigur
Por LI GUOWEN

El Bazar del Este, el mayor mercado de Xingjiang, es una de las visitas obligadas para comprar artesanías tradicionales y saborear comidas uigures.

 

 

 

 

 

 

Siguiendo hacia el oeste por la Ruta de la Seda y antes de adentrarnos en el altiplano del Pamir, nos encontramos con la ciudad situada en el extremo más occidental de China, Kashgar, localidad de etnia uigur en la que es habitual ver por sus calles a los hombres con sus pequeños gorros típicos y a las mujeres con sus vistosos vestidos tradicionales, conformando una comunidad de sólidos y distintivos rasgos étnicos, como refleja el dicho “quien no ha estado en Kashgar, no ha estado en realidad en Xinjiang”.

Kashgar, o Kashi, en su forma abreviada, quiere decir en uigur “la ciudad que es como el jade”. Desde el siglo II a.n.e., Kashgar fue el punto de convergencia de los tres itinerarios, norte, centro y sur, de la Ruta de la Seda. Su casco antiguo, tras siglos de evolución, sigue no sólo perfectamente preservado, sino absolutamente vivo, ocupando una quinta parte de la ciudad y con 120.000 habitantes, lo que supone una densidad de población mayor que la de Shanghai.

Aunque Kashgar mantiene intactos muchos de sus rasgos tradicionales, la modernización está provocando cambios profundos a una velocidad cada vez más rápida, lo que se ha hecho patente especialmente tras el terremoto de Wenchuan de 2008, que reveló los problemas de seguridad ante los seísmos presentes en la parte antigua de la ciudad; por ello, se están llevando a cabo a gran escala procesos de demolición y realojamiento de sus habitantes, si bien, debido a la riqueza cultural y a la arquitectura única de la zona, se están preservando las viviendas originales en un área de aproximadamente 1 km2.

 

Las casas colgantes no sólo representan la cultura arquitectónica de las viviendas uigures, sino también su rica tradición histórica de centenares de años.

 

Casas colgantes

La mezquita Id Kah se ubica en, y constituye, el centro de la parte antigua de Kashgar; desde ella, parten las calles que serpentean y se entrecruzan por toda la ciudad, formando una densa tela de araña, en la que resulta casi imposible orientarse para los extraños. En el extremo noreste se encuentra la calle Koziqiyabixi, que está situada sobre una elevación del terreno de loess de 40 m de altura, con una longitud de 800 m. Con varios siglos de historia, a su alrededor se erige un barrio residencial uigur que, por su añeja arquitectura y prácticas tradicionales, es uno de los más famosos de la ciudad.

Según la costumbre, generaciones de uigures residen de forma ininterrumpida en la misma vivienda, añadiendo un segundo piso al de sus antepasados cuando se hace necesario; si esto no es suficiente, se amplia el segundo piso hacia la calle, lo que produce finalmente originalísimos paisajes urbanos, plagados de arcadas y pisos colgantes. Sin ir más lejos, sobre la calle Koziqiyabixi, se superponen más de 50 pequeños callejones y callejas formadas por la densa red de viviendas y pisos colgantes distribuidos, casi al azar, por encima o al lado unos de otros.

Las callejas están pavimentadas con losas hexagonales y rectangulares, un diseño pensado para que quienes desconozcan la zona no se pierdan: las losas hexagonales indican que se trata de una calleja abierta, mientras que las rectangulares señalan un callejón sin salida. Una invención de los antiguos arquitectos, aparentemente simple, pero sin duda también muy ingeniosa.

Al amanecer, caminando por el laberinto de callejas de la parte antigua, nos encontraremos con los basureros recogiendo los deshechos casa por casa, con los estudiantes uigures, vestidos de uniforme, dirigiéndose a la escuela, y con las amas de casa, tocadas con pañuelos, que salen a realizar sus compras. Parece que no van con ellos los altos edificios y las grandes y modernas mansiones que se hallan a tan sólo unos centenares de metros; su mundo es esa tupida red de callejas antiguas donde la vida transcurre a un ritmo diferente, ni demasiado rápido, ni demasiado lento.

Cuando llega la noche, una buena opción es darse un paseo por el puente Donghu, separado por un lago de las viviendas de Koziqiyabixi. En 2009, el gobierno local llevó a cabo una limpieza en profundidad de la zona pantanosa que lo cubría originalmente y levantó en el mismo una isla artificial, en la que instaló equipos luminosos, que se ha convertido en una nueva avenida de la ciudad. En el puente, al anochecer, podemos disfrutar por un lado del maravilloso y pintoresco cuadro formado por las viviendas tradicionales sobre la elevación del terreno bellamente iluminadas y, por otro, del moderno espectáculo de luces sobre el lago.

La mezquita Id Kah, centro de la vida espiritual de los habitantes de Kashgar y escenario de celebración del Bairam por los musulmanes de diversas etnias.

Mezquita Id Kah

Conocida como “La pequeña Meca”, la mezquita Id Kah es una de las cumbres de la arquitectura uigur y una de las mayores mezquitas que existen en China. En el corazón de Kashgar, es, sin duda, el alma misma de la ciudad.

“An Si La Bu-Ha Yi Wu Mu Bi Nai-Na Wu Lai” resuena el canto del muecín a través de los altavoces que lo hacen llegar a cada rincón de la ciudad antigua de Kashgar para recibir al nuevo día. Un nuevo día que se despierta con sus habitantes reuniéndose y caminando en silencio por sus laberínticas callejas a la luz de los faroles, dirigiéndose a la oración de la mañana en la mezquita en respuesta a la llamada del muecín. No será hasta después del rezo que se permita la entrada a los visitantes.

La mezquita Id Kah, con capacidad para más de 6.000 fieles, fue construida en 1442 en ladrillos amarillos a cara vista y con yeso blanco en las líneas de unión; a los lados de la puerta principal, figuran dos columnas de 18 m de altura y en su parte superior se encuentra el minarete para la llamada al rezo.

En su interior y tras cruzar el patio, llegamos a una escalera de un metro de altura en cuya parte superior se encuentra la puerta de entrada a la sala principal de oración; una sala que cuenta con más de 140 columnas con grabados de flores en tonos verdosos que sostienen un techo de madera blanca con diez artesonados adornados, de nuevo, con pinturas de flores. Lujosas alfombras extendidas cubren el suelo de la sala, cuyas paredes son de yeso blanco.

Frente a la puerta principal de la mezquita, se construyó recientemente una gran plaza donde, al llegar fiestas como el Corban y el Eid al-Adha o Bairam, se congregan decenas de miles de fieles que se arrodillan y tocan el suelo con su frente en la dirección de la ciudad de La Meca. Mientras tanto, la voz del venerable imán suena por los altavoces trayendo la paz a los creyentes y haciendo que el tiempo se pare. Así es la mezquita de Kashgar, el singular centro de la ciudad.

Bazar del Este

El Bazar del Este (“bazar”, quiere decir “mercado”), donde transcurre gran parte de la vida de los uigures, es una de las visitas obligadas en Kashgar, y es uno de los mejores sitios para admirar el colorido de sus trajes típicos, en particular los femeninos, que se lucen espléndidamente por doquier. Es un lugar muy concurrido y bullicioso, especialmente durante los periodos vacacionales.

El nombre oficial del Bazar del Este es “Mercado de Comercio Internacional de Asia Central y Occidental de Kashgar” y está considerado como el mayor, no sólo de Xinjiang, sino de toda Asia Central.

En el bazar se encuentra prácticamente de todo; desde las obras de los mejores artesanos hasta la multitud de artículos que traen los habitantes de cualquier rincón cercano, cualquier ramo del comercio tiene aquí un lugar: productos agrícolas, artesanía y vestidos tradicionales uigures, alfombras, hierbas medicinales… El Bazar es la columna vertebral y una de las reservas del espíritu uigur, al que se acude por cualquier motivo: ¿Qué quiero comprar algo? Me acerco al Bazar ¿Qué tengo algo que celebrar? Voy al bazar ¿Qué no tengo dinero o me siento solo? Pues también al Bazar...

El Bazar del Este es, por otro lado, el mejor lugar para degustar la cocina típica uigur: carne de cordero elaborada en cualquier forma imaginable; Uno de los métodos preferidos es adobar la carne con clara de huevo y muchas especias: los cocineros asan las carnes con ramas secas de los arbustos del desierto y, según los locales, el secreto para que resulte más sabrosa es que quede crujiente por fuera y tierna por dentro. Dicen que los que han probado el cordero de Xinjiang, ya no tienen ganas de comer el de otros sitios.

Y, para que la visita al Bazar resulte completa, no hay que dejar de tomar el jugo de granada. Las granadas de Xinjiang son grandes, rojas y muy dulces, lo que, junto con el particular exprimidor que se utiliza para elaborarlo, hacen de este jugo algo muy difícil de encontrar en cualquier otro lugar.

A la tumba de Xiangfei, construcción islámica típica, la envuelve el misterio de la leyenda de la concubina imperial perfumada.

La tumba de Xiangfei

En Kashgar hay otra construcción que atrae a los turistas tanto como la mezquita o su parte antigua: la tumba de Xiangfei, la concubina imperial perfumada. Situada a 5 km al noreste de la ciudad, rodeada por lagos de agua cristalina y frondosos bosques, es una construcción única y distinta de las que podemos ver en el casco antiguo de Kashgar.

Aunque conocida por este nombre, en realidad se trata del mausoleo de Abakh Khoja, uno de los más poderosos y reverenciados monarcas islámicos de Kashgar, que reinó en el s. XVII. La leyenda cuenta que aquí está también enterrada su bisnieta, de la que se dice que fue concubina imperial de Qianlong, por lo que popularmente se conoce al lugar como la tumba de Xiangfei.

El nombre de la concubina también tiene un origen legendario: “xiang” quiere decir “perfumada” en chino y “fei” designa a su vez a las concubinas imperiales y, según se cuenta, se trataba de una muchacha de cuyo cuerpo emanaba un perfume muy particular, por lo que la llamaban Yi Pa Er Han (“la chica de perfume”, en uigur) y por lo que el emperador la escogió como una de sus concubinas. Sin embargo, la joven no logró acostumbrarse al clima de palacio, por lo que murió pronto, y Qianlong dio orden de que recibiera sepultura en su tierra natal.

Si bien está históricamente documentado que existió una concubina de origen uigur, no está probado que destacase por su perfume; sin embargo, es fácil entender por una leyenda tan literaria y que ha sido popularizada por escritores como Qiong Yao y Jin Yong que los turistas se sientan atraídos por su tumba.

El mausoleo, ubicado entre parques, tiene una puerta principal al sur y un gran patio delantero rectangular y está compuesto por cuatro partes: minarete sobre la puerta principal, dos salas de oración, una pequeña y otra grande, la sala para la enseñanza del Corán y la cámara mortuoria principal, considerada como la mayor estructura arquitectónica abovedada en Xinjiang, con una longitud de 35 m, 29 m de ancho y 26 m de alto y cuyas paredes están recubiertas con ladrillos vidriados e ilustradas con policromías y aforismos en árabe.

En la gran sala para oraciones, al oeste del mausoleo y rodeada por tres construcciones, se reúnen los fieles del sur de Xinjiang para el rezo durante las fiestas religiosas, antes de presentar sus respetos frente a la tumba de Abakh Khoja.

 

 

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