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Sociedad
Fumadoras en China
Por ZHOU CHANG

Mediodía de un domingo cualquiera. Tras despedirse de uno de sus clientes, He Li, de 39 años, acompaña a su hija al autobús escolar que la llevará de vuelta al internado; tras decirle adiós, enciende su cigarrillo y le da unas caladas: “es la presión del trabajo, de la vida diaria… una lucha continua, y el tabaco, en este momento, es lo que más me alivia”, suspira He.

Presión, presión, presión

He Li trabaja en una empresa de medios, desde las 9 de la mañana y hasta las 8 o, muchas veces, las 9 de la noche; incluso los descansos del mediodía los dedica casi siempre a los clientes. “Si consigo disponer de un fin de semana para descansar en casa y cocinar para los niños, puedo sentirme satisfecha”, dice. Desde que comienza su jornada hasta que acaba, incluyendo descansos y horas extras, no para de fumar. Cuando su marido le reprocha que no dedique suficiente tiempo a la familia, a la educación de los niños o a ocuparse de los abuelos, fuma todavía más.

Actualmente, el porcentaje de fumadoras en China ha crecido hasta el 3,9%. En Shanghai, entre 2002 y 2009, la proporción de fumadoras entre 20 y 29 años pasó del 2% al 7,2%. Con una población de 1.300 millones de habitantes, aun un porcentaje pequeño de fumadoras resulta altísimo en números absolutos.

He Li recuerda con nostalgia su vida de recién graduada, cuando el empleo lo asignaba el Gobierno, no como hoy en día, en que hay que competir duramente en el mercado laboral por un puesto. Entonces, aunque el salario no era muy alto, la vida era más relajada y cada persona podía disfrutar de su tiempo de ocio como le apeteciese, ya fuese cultivando flores, pescando, asistiendo a espectáculos… “pero, ahora, nadie tiene tiempo libre. En la calle, quien no va con prisas es porque está repartiendo propaganda”, bromea agriamente.

Desafío al machismo

Según piensan los expertos, la política de reforma y apertura de China ha proporcionado a la mujer más opciones para decidir cómo quiere vivir: tanto si lo hace de manera tradicional como ultramoderna, ahora se trata de una elección consciente.

Algunas mujeres ven en el hecho de fumar un desafío al machismo tradicional de la sociedad china: como siempre se ha considerado que las buenas esposas y madres no debían fumar, hacerlo se convierte para ellas, pues, en símbolo de superación de las barreras que tradicionalmente se imponían a la mujer.

Liu Jia, quien lleva siete años fumando, es de esta opinión: “Sé que fumar es dañino para mi cuerpo, pero éste es mío y yo decido lo que quiero hacer con él. No se trata de fumar para imitar a los hombres, sino de una rebelión ante sus privilegios. Siempre ha estado bien visto que ellos fumen, así que, ¿por qué no puede ser así para nosotras?”. Liu empezó a fumar por curiosidad, pero viendo con indignación como algunos hombres adultos miraban con desprecio a las mujeres que fumaban y decían que eso era inmoral y, sin embargo, ellos eran los que más fumaban, decidió que iba a fumar incluso en público.

En este sentido, las encuestas que se han hecho en Internet reflejan que la generación de los nacidos en los 80 del último siglo tiene una mentalidad más abierta, con un 80% a los que no les importa que las mujeres fumen.

“Antiguamente vivíamos en una sociedad dominada por el sexo masculino en la que incluso fumar era un privilegio que le estaba reservado al hombre. En occidente, con la industrialización y la llegada del feminismo, aumentó la cifra de fumadoras. Es un fenómeno que ahora se está viendo replicado en China”, opina Daniel Wong, doctor en medicina y primer alcalde de origen chino de los Estados Unidos.

Estrategias de marketing

Según algunas teorías de marketing, para maximizar las ventas de un producto, no hay que promocionar únicamente las ventajas del artículo como tal, sino asociar su consumo a una determinada forma de vida ideal.

Así, para atraer al mayor número posible de consumidoras, muchas compañías han diseñado cigarrillos especialmente para mujeres, con una estética adaptada a su gusto o boquillas y sabores especiales (frutas, menta, té, chocolate…). Además, se señala que no son tan fuertes o que son más “saludables”. También es habitual en las campañas publicitarias de las tabaqueras asociar el consumo de cigarrillos con la libertad, la modernidad y la idea de que fumar es un placer que ya no está reservado a los hombres.

Sin embargo, el Informe del Control del Tabaquismo 2010, publicado por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China, sostiene que los cigarrillos especiales para mujeres no reducen nada los daños del tabaco y que fumar puede resultar incluso más peligroso para ellas, ya que puede provocar esterilidad, envejecimiento prematuro y enfermedades en los ovarios, entre otras. Recordemos que, en la actualidad, mueren en el mundo cada año más de un millón y medio de fumadoras mayores de 20 años.

 

 

 
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