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Reportaje Exclusivo
Recogida selectiva de residuos
Por JIAO FENG

Empleados de una compañía de recogida de basura recoleccionan materiales reciclables en Beijing.

La idea de separar los desperdicios para su tratamiento se empezó a poner en práctica en China hace más de diez años y, ya en el 2000, el Ministerio de Construcción comenzó a probar un sistema de recogida selectiva de basuras en Beijing, Shanghai, Guangzhou y otras cinco ciudades.

El pasado 20 de junio, se promulgó de forma conjunta por los tres ministerios concernientes un plan para promover gradualmente a nivel nacional la recogida y tratamiento selectivos de desperdicios sólidos, tanto urbanos como rurales, plan por el que se prevé mejorar las instalaciones de recogida y transporte de desechos, con el objetivo de que, para 2015, en todos los municipios se efectúe ya la recogida y clasificación de desperdicios en contenedores.

Separando nuestros desperdicios

Wang Fengqin es instructora de separación de desechos en el complejo residencial Maizidian Beili. Cada día abre las bolsas de basura para reclasificar las que se han tirado mal: “Por ahora, un 60% de los residentes separa correctamente los desperdicios”, dice.

Este complejo forma parte de las áreas residenciales de recogida selectiva de basuras en pruebas. La comunidad de vecinos, además de proporcionar gratuitamente la “Guía para la separación de desechos”, dispone de varios instructores como Wang Fengqin para educar a los residentes en la correcta clasificación de los desperdicios.

Desde principios del presente año, 600 complejos residenciales y un 30% de los estamentos gubernamentales forman parte del programa piloto de recogida selectiva de basuras, por el que además se otorgan subvenciones para disponer de instructores; está previsto que este programa se extienda a 3.000 complejos el año que viene.

Pero esto significa que aún queda un largo camino por recorrer; por ejemplo, el complejo donde reside la Sra. Wu fue construido en 2006 y todavía no dispone de un sistema de separación de desperdicios: a las puertas de cada edificio tan sólo hay un contenedor sin ningún tipo de indicación. Wu clasifica ella misma su basura y le entrega los desechos reciclables a su empleada doméstica, Jiang, para que los venda en el punto de reciclaje más cercano. Jiang limpia en los hogares de diez familias cada semana y cuenta que “de entre las comunidades vecinales en las que trabajo, en cuatro o cinco ya disponen de contenedores para clasificar los desperdicios entre los reciclables y los que no lo son”.

Residuos especiales

En las áreas públicas de Beijing, a partir de 2006, se comenzaron a instalar contenedores específicos para la recogida de pilas y baterías gastadas y, así mismo, han ido apareciendo empresas especializadas en su reciclaje. Por otra parte, los departamentos oficiales correspondientes hicieron pública la “Lista nacional de residuos peligrosos”, que sirve de guía para su recogida.

Sin embargo, siguen existiendo dificultades en cuanto a la recolección de materiales peligrosos, como afirma la Sra. Ma: “Sé que las pilas no son biodegradables y que contaminan muchísimo, por eso, una vez gastadas, no las tiro, las voy guardando”. A su hijo de nueve años le encantan los juguetes eléctricos, que consumen muchas pilas, pero como en su comunidad no hay un recipiente para su recogida, las fue acumulando durante años y las tiró de una vez, en una ocasión en que descubrió un contenedor para su reciclado. “La verdad es que no nos lo ponen nada fácil”, se queja.

La compañía Weiye, fundada en 2000, está especializada en la recogida de pilas, baterías y sus componentes para grandes empresas: “no podemos ofrecer nuestros servicios a nivel doméstico, los costes de transporte para cantidades de material tan pequeñas son prohibitivos”, aclara uno de sus empleados.

Las carencias se extienden a otros residuos sólidos especiales. Es el caso, por ejemplo, de los tubos fluorescentes, que a pesar de estar incluidos en la lista de residuos peligrosos por su elevado contenido de mercurio, no disponen de un sistema de recogida específico; es cierto que se ha indicado a las empresas e instituciones que deben entregar los residuos peligrosos a los centros especializados para que se traten adecuadamente, pero debido a los gastos que esto supone, la mayoría optan por tirarlos al cubo de la basura. También lo hacen los particulares, que al no utilizarlas en gran cantidad y no disponer de una forma de reciclaje, las mezclan con los desperdicios corrientes.

Finalmente, este mes de junio, se ha puesto en marcha en Beijing el primer punto de recogida de tubos fluorescentes usados, en el área de desarrollo económico especial de la capital. Se trata de un programa piloto, cuyo objetivo es recoger de manera segura y tratar eficazmente los 100.000 tubos fluorescentes que se desechan anualmente en esta zona.

Renovación de los centros de recogida

En Beijing habitualmente la basura que generan las comunidades de vecinos se recoge en triciclos de carga, que la llevan a los centros de recogida vecinales, desde donde, a su vez, es transportada por camiones hasta los rellenos sanitarios construidos hace muchos años: “Se excavaba un deposito en la tierra donde echar los residuos –explica Wang, jefe del centro de recogida de Maizidian en el distrito de Chaoyang- que, debido a su forma, impide la clasificación de los restos”. Se trata de un grave problema, ya que esto supone que, a pesar de que muchas comunidades disponen de un sistema de recogida selectiva de basuras, al llegar éstas a un centro, son mezcladas de nuevo.

Para solucionarlo, Beijing está realizando inversiones con el fin de modernizar los recursos de recogida y transporte de residuos. Maizidian es uno de los primeros centros que ha sido reformado; iniciado el proceso de renovación en octubre de 2009, el nuevo sistema ha sido inaugurado oficialmente en marzo de este año y consiste ahora en tres grandes contenedores-depósito donde llega la basura, transportada desde las comunidades vecinales mediante carros eléctricos, y es triturada y comprimida; los contenedores-depósito tienen capacidad para siete toneladas y, una vez llenos, son recogidos por camiones especializados, que, al llevárselos, dejan a su vez contenedores-depósito vacíos, es decir, se evita la carga y descarga de basura, con la consiguiente pérdida y dispersión de restos que se produciría, y se gana en eficiencia. “Uno de los contenedores es para desechos orgánicos, mientras los otros dos son para otras basuras. Los materiales reciclables no se envían a nuestro centro -aclara Wang-. Antes, con los depósitos abiertos, en verano esto era un hervidero de mosquitos y el olor era insoportable. Ahora, ha cambiado por completo”.

En este centro hay seis carros eléctricos para la recogida de basuras en los vecindarios y dos camiones para realizar el transporte. Deng Jun, subdirector de la Oficina de Residuos Sólidos de la Comisión Municipal de Servicios e Imagen de Beijing, explica que el coste de renovación del centro fue de cerca de 300.000 dólares. Sólo en el distrito de Chaoyang se planea renovar 60 de dichos centros este año, cifra que aumentará a 90 añadiendo los que se reformarán el año siguiente.

Transformación de los desperdicios en abonos

Con el fin de cambiar el sistema de tratamiento de residuos, demasiado dependiente de los rellenos sanitarios, a partir de 2004 Beijing comenzó a construir nuevas instalaciones en las que se utilizan las últimas tecnologías para el tratamiento selectivo de residuos, así como a invertir en profesional técnico especializado.

“Nosotros procesamos los residuos de la parte suroeste de Beijing, con una capacidad de tratamiento de 1.000 toneladas diarias”, dice Xu Zhongxin, gerente de la nueva planta de fabricación de abonos compuestos de Nangong, en la capital.

Esta instalación, junto con el centro de recogida de Majialou y el relleno sanitario de Anding, forma el sistema de recogida y tratamiento de basuras del suroeste de la capital. Xu explica que, tras la llegada de los residuos sin separar a Majialou, se efectúa una primera clasificación por medios mecánicos: se rompen las bolsas y, mediante la aplicación de viento, se separan los residuos delgados y ligeros (papeles, bolsas de plástico, etc.); posteriormente, se tamizan los restos, clasificándose en función de su diámetro, y los granos, hojas de verdura, pieles de fruta y similares residuos orgánicos, de diámetro menor a 60 mm se hacen llegar a la planta de Nangong, donde se transforman, a través de un proceso bioquímico, en abonos orgánicos compuestos.

En Nangong, un 40% de los residuos tratados devienen fertilizantes orgánicos, otro 30% se convierte en agua u otras sustancias inocuas y el 30% restante se envía al relleno sanitario para ser enterrado. De esta forma “se utilizan cada año 14.000 m2 menos de terreno para los rellenos sanitarios, cifra que podría aumentar de recibirse únicamente residuos orgánicos”, afirma Xu, y sostiene, informe en mano, que “los fertilizantes orgánicos que producimos son inspeccionados mensualmente por el Centro de Supervisión Medioambiental de Beijing. Y se venden de maravilla entre los agricultores”.

En la planta de tratamiento de residuos orgánicos de Liangxiang, del distrito de Fangshan, una tonelada de restos de comida puede producir dos kilos de abono orgánico: la planta del distrito de Chongwen, tiene capacidad para procesar hasta 30 toneladas diarias de restos orgánicos; en Haidian y Chaoyang se van a construir también instalaciones similares. Así, en Beijing se está estableciendo un sistema completo de tratamiento de residuos orgánicos, con las plantas de Nangong, Asuwei y otras de gran tamaño como columna vertebral, las de tratamiento de residuos orgánicos de tamaño medio como soporte y los centros más pequeños de los complejos residenciales como complemento.

Zhao Zhangyuan, experto de la Academia de Investigación de Ciencias Ambientales de China, concluye: “La única solución integral para el tratamiento de residuos es no sólo su recogida selectiva, sino además su transformación en otros recursos reutilizables”.

China. Org. cn Agencia Noticiera Xinhua Diario del Pueblo Radio Internacional de China CCTV
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