La urbanización acelerada de China se está cobrando sus peajes, siendo uno de ellos la acumulación incesante de desechos, que amenaza al desarrollo y destruye el medio ambiente. En las grandes metrópolis como Beijing, Shanghai o Guangzhou, las montañas de residuos siguen creciendo sin parar, desafiando la capacidad de las ciudades para almacenarlos y tratarlos, que está llegando a su punto de saturación, y convirtiéndose en una de las mayores fuentes de contaminación medioambiental en las áreas urbanas.