De común acuerdo
Tengtou no empezó a desarrollar las ideas de protección ecológica hasta la década de los 80 del último siglo, cuando el país inició la política de reforma y apertura. El concepto de protección medioambiental recién nacía en medio de un contexto en que “enriquecerse” era la idea central y el principal deseo de la mayoría de los chinos. La población de Tengtou no era ajena a esta ambición, acentuada, si cabe, por formar parte de la rica provincia de Zhejiang, de arraigada tradición comercial.
El detonante fue el propósito de un inversor extranjero de establecer en Tengtou una fábrica de papel, prometiendo un rendimiento anual de un millón de yuanes. La que en apariencia era una excelente propuesta, fue, sin embargo, rechazada por Fu Qiping, subjefe de la aldea, quien basó su negativa en la contaminación potencial de una fábrica de semejantes características. Para persuadir a los aldeanos, Fu invitó a un experto de la Administración de Protección Ambiental, quien proyectó un documental sobre ecología y medio ambiente que permitió a la población comprender las repercusiones que la contaminación podría tener sobre su aldea. No hizo falta más para convencerlos: los aldeanos rechazaron la instalación de la fábrica en su localidad y decidieron de común acuerdo que, en adelante, la protección de su medio ambiente sería prioritaria.
En 1993, se estableció en Tengtou el Comité de Protección Medioambiental, primera institución de su tipo que se creaba en una aldea china con este propósito. Dicho comité supervisaría las inversiones a realizar en el pueblo y tendría derecho de veto, es decir, ningún proyecto se podría llevar a cabo sin su voto positivo. El comité, de hecho, ha rechazado en estos años más de 50 proyectos por sus perjuicios potenciales para el medio ambiente, a pesar de la alta rentabilidad económica que ofrecían.
La autoridad de la aldea ha creado un fondo anual destinado exclusivamente a la preservación ecológica que crece a un ritmo de un 20% anual. Se ha puesto también mucha atención en los detalles: el alumbrado de un tercio de las vías públicas del pueblo lo proporcionan lámparas que funcionan con energía eólica y solar; todas las comunidades residenciales están equipadas con calderas de agua alimentadas también con energía solar, ahorrando así más de 50.000 kW/h de electricidad anualmente; además, hay dos sanitarios públicos ecológicos, que recogen y utilizan para su funcionamiento agua de lluvia, con lo que se ahorran cerca de 9.500 toneladas de agua anualmente.
Tengtou dispone también de una estación de supervisión de la calidad del aire local. Un panel electrónico instalado en lo alto de la estación muestra la temperatura, la humedad y la calidad del aire locales, recordando así a la población la importancia del cuidado del medio ambiente.
En las áreas residenciales, el agua de lluvia y las aguas residuales se tratan separadamente; las basuras se recogen y se llevan a un centro especial de tratamiento de residuos y las aguas fecales se canalizan hasta la red de alcantarillado urbano de Fenghua, donde se reciclan en la planta de tratamiento de aguas residuales de la ciudad. Muchos residentes de Tengtou declararon a China Hoy que durante estos años han adquirido el hábito de reciclar el agua, llevar bolsas de tela al hacer las compras en lugar de pedir o comprar bolsas de plástico y lavan su ropa a mano para proteger el medio ambiente de la localidad.
Beneficios del desarrollo ecológico
La aldea de Tengtou no disfruta de un clima ideal: su baja altitud y la cantidad anual de precipitaciones resultan en constantes inundaciones de sus campos. Muchos campesinos suelen sembrar una estación y dejar descansar la tierra la siguiente y piensan que no es rentable cultivar. Finalmente, el municipio decidió en 1986 comprar los campos a los residentes, a un precio de 550 yuanes por mu (15 mu equivalen a una hectárea) y estableció una compañía agrícola, dando comienzo así a la industrialización de la producción del campo.
Para sacar el máximo provecho de la tierra, se decidió probar el método de agricultura en “tres dimensiones”. Se erigieron plataformas para plantar uvas, se criaron aves en el suelo y peces en los canales: las vides y uvas se protegen del calor en las plataformas, las aves se alimentan en el suelo con los insectos y hojas y frutas caídas y sus excrementos y desperdicios dan de comer a los peces, formando una cadena ecológica a pleno rendimiento.
La ONU mostró un gran interés por este proyecto, alabando los esfuerzos de Tengtou por desarrollar la agricultura ecológica y, tras una evaluación exhaustiva, decidió otorgar a la villa en 1993 el premio Medio Ambiente Global 500, considerado por los aldeanos como un grandísimo honor y al que dedicaron una gran roca que se erigió a la entrada de la localidad.
Tras comprobar los beneficios de la agricultura ecológica, las autoridades de Tengtou, en colaboración con universidades e instituciones de investigación, pusieron en marcha diversos proyectos de agricultura de alta rentabilidad, creando plantaciones de frutas, hortalizas, flores, plantones de árboles, semilleros y el centro de cultivo de tejidos vegetales.
Desde finales de la década de los 90, gracias a las nuevas políticas de reforestación a nivel nacional, la demanda de flores y semillas de árboles que recibía Tengtou creció a tal velocidad que no podía ser satisfecha únicamente con los terrenos del municipio, por lo que fue necesario establecer más de 20 plantaciones en otras ciudades y provincias. En 2008, la localidad proporcionó a los Juegos Olímpicos de Beijing flores y plantas por valor de 30 millones de yuanes, y, este año, ha suministrado 100.000 plantones a la Expo de Shanghai.
Seduciendo a los urbanitas
Las plantaciones de flores y árboles de Tengtou han servido por otra parte para desarrollar la industria turística local. En 1999, la aldea se convirtió en la primera del país en vender entradas para turistas. Además de disfrutar de su atractivo paisaje, los visitantes también pueden experimentar en ella el placer de escoger las frutas frescas directamente en las plantaciones; sus bellos parajes atraen a muchos novios, que deciden tomar aquí sus fotos de boda. En 2009, los ingresos por venta de entradas de la aldea alcanzaron la cifra de 26,3 millones de yuanes, y, en total, los ingresos procedentes del turismo se aproximaron a los 119 millones de yuanes; un turismo que no deja de aumentar: este año, según el comité de la aldea, gracias a la Expo de Shanghai, se ha registrado un alza del 20% de visitantes.
Pero no son únicamente los turistas quienes visitan Tengtou. Muchas autoridades de otras zonas rurales se acercan a la localidad con el único objeto de aprender de su experiencia pionera, lo que enorgullece y preocupa al mismo tiempo a sus autoridades. Fu Deming, presidente del Comité Sindical, piensa que, a pesar de sus logros, la aldea todavía tiene mucho camino que recorrer en la mejora de sus tecnologías ecológicas y que, además, se enfrenta a problemas comunes a los de otras zonas rurales del país, como el civismo de sus habitantes y la administración territorial.
Como único modelo rural en el Área de Mejores Prácticas Urbanas de la Expo, el pabellón de Tengtou combina su paisaje actual y sus visiones del futuro del pueblo. El diseño del pabellón se basa en el típico estilo de la ciudad de Ningbo en tiempos de la dinastía Qing (1644-1911), a semejanza de un pueblo de canales tradicional del sur del río Yangtsé, con sus vías fluviales, arrozales y bosques de bambú que circundan el pabellón. Al entrar en el mismo, los visitantes pueden escuchar las voces de la naturaleza, el croar de las ranas, el canto de los pájaros, el goteo del agua o los relinchos de los caballos, y se sumergen así en la atmósfera de la antigua civilización agrícola.
Para construir el muro exterior, en blanco y negro, se utilizaron más de 500.000 fragmentos de ladrillos y tejas con una antigüedad de al menos 100 años, recogidos durante medio año en aldeas alrededor de Xiangshan, Yinzhou o Fenghua.
En el centro del pabellón se ha dispuesto un pequeño arrozal, de un agradable verdor, y, con fresas plantadas en sus rincones, se transporta a los visitantes a la realidad campestre, llena de sencillez rural y armonía entre el hombre y la naturaleza. El objetivo es que quienes pasen por sus puertas queden convencidos de la verdad de su lema: “La vida rural es el anhelo de los urbanitas”.
