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Reportaje Exclusivo
Hangzhou, la preciosa ciudad de las aguas
Por ZHANG MAN

Lago del Oeste, Hangzhou

En Hangzhou, la bella capital de la provincia de Zhejiang, nos podemos encontrar con prácticamente cualquiera de los elementos hidrográficos presentes en la madre naturaleza: desde el mar (Mar de China Oriental), lagos (el Lago del Oeste), ríos (Qiantang), humedales (Xixi) hasta canales (el Gran Canal). Un sin fin de recursos hídricos que bendicen esta región y han dado forma a la cultura y tradiciones locales, trayendo a su gente tanto fortunas como calamidades.

Las fortunas

No es difícil ver los beneficios que las aguas han proporcionado a Hangzhou. Su Lago del Oeste ha sido considerado desde siempre una de las joyas del sur de China, cuya delicada belleza le ha valido a Hangzhou el título de “paraíso en la Tierra”. Dong Yukun, un anciano nacido en la ciudad que a sus 74 años ha viajado ya por todo el país, incluido Taiwan, piensa tras todas sus aventuras que “el Lago del Oeste no tiene igual”. Incluso para jubilados como él, la vida nunca es monótona en Hangzhou. Dong pasea a diario por el parque ecológico junto a su hogar, y de vez en cuando, se acerca al Lago del Oeste a admirar sus ondulantes aguas y los sauces de sus alrededores mientras saborea su té; en ocasiones, incluso va en excursión hasta el Parque Nacional de los Humedales de Xixi.

El Parque de Xixi se extiende por el oeste de Hangzhou, a unos cinco kilómetros del Lago del Oeste. No hay muchos humedales en el mundo que se encuentren en áreas urbanas y Xixi es uno de esos pocos. Seis arroyos atraviesan la zona, inundando el 70% de su superficie.

El río Qiantang, el mayor de la provincia, atrae cada año a decenas de miles de turistas, deseosos de dejarse sorprender por un maravilloso fenómeno de la naturaleza: sus macareos, enormes olas levantadas por la marea ascendiente que llegan a alcanzar los nueve metros de altura y galopan de forma atronadora y a gran velocidad por su curso.

Hangzhou es también el punto final del Gran Canal, que data del periodo de las Primaveras y Otoños (770-476 a.n.e.) y alcanzó su actual extensión durante los reinados de las dinastías Sui (581-618) y Yuan (1271-1368). Siendo la única vía fluvial directa entre Beijing y Hangzhou, el canal fue utilizado como arteria de comunicación entre el norte y el sur de China, facilitando el comercio y los intercambios.

Las calamidades

En Hangzhou, las inundaciones son habituales debido a su baja altitud y abundancia de precipitaciones. Xiao Qiong, un profesor que se trasladó a la ciudad en 2005, apenas podía creer a sus colegas cuando le decían que un par de años antes una tromba inundó el almacén de una de las tiendas del campus y que, con los artículos flotando aquí y allá, los trabajadores tuvieron que meterse en el agua e ir buscando y sacando los productos. Capítulos semejantes no son nuevos para quienes residen desde hace mucho tiempo en la ciudad: “Llevo aquí más de 20 años. Recuerdo que hace algunos años, en cuanto apretaba la lluvia, casi todas las familias de los barrios antiguos tenían que librar una batalla contra el agua que pugnaba por entrar en sus casas. A veces, el agua podía alcanzar la altura de una cama o incluso más”, rememora Zhou Gang, arquitecto en jefe del pabellón de Hangzhou en la Expo de Shanghai y vicerrector del Instituto de Diseño de la Academia de Arte de China. Zhou cree que la raíz del problema no se encuentra en un exceso de precipitaciones, sino en que las construcciones urbanas bloquean las salidas naturales del agua: “Aunque fueron sustituidas por un número mayor de alcantarillas, no conseguimos desalojar el agua a mayor velocidad cuando la corriente alcanzó volúmenes elevados”.

Con el crecimiento acelerado de la industrialización y la urbanización en los últimos años, la contaminación del agua se ha convertido en una amenaza para el medio ambiente y la salud pública locales, lo que ha provocado que se reexaminen las relaciones entre desarrollo económico y bienestar de la población.

Controlando las aguas

Alarmada por la degradación del agua y la amenaza constante de inundaciones, Hangzhou comenzó a tomar medidas en toda su red hidrográfica, protegiendo las fuentes de agua, prohibiendo el vertido de residuos y dragando los cienos y las interconexiones entre ríos y lagos para permitir una mejor circulación del agua entre ellos.

Por otro lado, se está conduciendo el agua desde las partes altas de la ciudad hasta la zona occidental más baja, ya que recorriendo esta distancia, el agua en circulación se va purificando naturalmente. Al mismo tiempo, se introdujeron métodos biológicos para mejorar la calidad del agua y el medio ambiente acuático, se prohibieron los combustibles altamente contaminantes y no se ha permitido el establecimiento de zonas de acuicultura en los ríos más importantes. Además, algunas fábricas fueron reubicadas, se han construido modernas plantas de tratamiento de aguas residuales y se vigilan estrechamente las emisiones contaminantes.

Estas medidas produjeron resultados rápidamente. Se expandió la superficie del Lago del Oeste, y sus aguas, que ahora se renuevan mensualmente, han recuperado su tono cristalino. En los humedales de Xixi ha aumentado la biodiversidad y se está desviando hacia el Gran Canal agua del río Qiantang, que arrastra los contaminantes y el cieno acumulados durante décadas, trayendo consigo vida de nuevo a las otrora aguas muertas. Además, para facilitar el tránsito del creciente número de visitantes a las dos vías fluviales, se han construido en sus orillas dos paseos para admirar sus paisajes.

En su recorrido por el pabellón de Hangzhou en la Expo, Chen Dusheng, un estudiante de Zhejiang, dejó escrito lo siguiente en el libro de visitas: “Crecí en un pueblo a la orilla de un río. Cuando era pequeño, por las noches me quedaba dormido entre los sonidos de las sirenas de los barcos que navegaban por él. El agua forma parte indisoluble de los recuerdos de mi infancia. Más tarde, el río se contaminó y los barcos que pasaban por mi pueblo eran cada vez menos. Cuando vine a Hangzhou y vi el Gran Canal, me impresionó de tal manera que una vía fluvial tan antigua pudiese mantener en la actualidad la actividad naviera y al mismo tiempo conservase su hermosura, que mi amor por los ríos despertó de nuevo”.

Siglos atrás el célebre viajero italiano Marco Polo (1254-1324) escribió: “Hangzhou es sin duda la ciudad más bella y espléndida sobre la faz de la tierra”. Hoy en día, también hay razones para afirmarlo. Mientras la economía crece a un ritmo sin precedentes y la actividad humana modifica su entorno natural, Hangzhou conserva su tradicional armonía con la naturaleza, particularmente con el agua, el elemento que mejor define su belleza.

China. Org. cn Agencia Noticiera Xinhua Diario del Pueblo Radio Internacional de China CCTV
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