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Especial
Posturas latinoamericanas ante el cambio climático
Por XU SHICHENG*

El cambio climático ha devenido en reto común para el ser humano. Durante los últimos 30 años, desde Nueva York a Tokio, hasta Copenhague, han tenido lugar una serie de foros internacionales importantes, en los cuales la humanidad ha intentado llegar a un consenso en la protección ambiental y el enfrentamiento al cambio climático. Ante la proximidad de la celebración de la Conferencia en México, a finales del presente año, repasaremos las posiciones de América Latina al respecto.

Los países de la región conceden especial importancia a estas citas y prueba de ello fue la presencia y activa participación en la Conferencia de Copenhague de los presidentes de Brasil, Luiz Inacio “Lula” da Silva; Venezuela, Hugo Chávez; Bolivia, Evo Morales; México, Felipe Calderón, y Colombia, Álvaro Uribe Vélez; mientras, otros estados latinoamericanos y del Caribe estuvieron representados por vicepresidentes, ministros o altos funcionarios, como Cuba, que envió a Esteban Lazo Hernández, vicepresidente del Consejo de Estado.

Las naciones del subcontinente pidieron y esperaron que en la capital danesa se pudieran aprobar acuerdos imparciales, al tiempo que cada uno de ellos sostuvo posiciones diferentes sobre el tema central del evento.

 

 

 

 

 

 

 

 

Lula, voz de los países en desarrollo

En cierto grado, la posición de Luiz Inacio “Lula” da Silva constituye la de la mayoría de los países en vías de desarrollo y la de los latinoamericanos, representados por el Grupo de los 77 (ahora ampliado hasta 130 naciones en vías de desarrollo). De manera que, siguiendo el principio de “cargar con la responsabilidad común, pero con diferencias” y la propia capacidad, el mandatario brasileño criticó a los países desarrollados, a los que exigió cumplir los reglamentos correspondientes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Protocolo de Kioto y pagar las deudas por las grandes emisiones de gases, así como ofrecer más fondos y tecnologías.

El presidente también expresó el buen deseo de establecer una cooperación internacional eficaz con las naciones desarrolladas para conseguir acuerdos y de aplicar una posición común y constructiva para enfrentar el cambio climático. El Gobierno de Brasil anunció en Copenhague su compromiso para reducir las emisiones de gases causantes del efecto invernadero entre un 36,1 y un 38,9 por ciento hasta 2020, lo que equivale a una reducción de 1.000 millones de toneladas en la emisión de bióxido carbónico, programa para el cual destinará 5.787 millones de dólares.

Chávez y Morales acusan al capitalismo

El presidente de Venezuela y su homólogo de Bolivia destacaron que su posición representaba la de la Alianza Boliviana para América (ALBA). Sus discursos en la Conferencia reprocharon al capitalismo su culpa en el calentamiento climático y criticaron a los países desarrollados que “no cargaran con su responsabilidad y carecieran de deseo político”, además de exigir la transformación del modo de desarrollo económico y considerar que existían pocas posibilidades de llegar a un acuerdo en Copenhague.

Citando la consigna lanzada por las organizaciones ambientalistas contra el Gobierno danés fuera de la sede de la reunión, de “No debe cambiar el clima, sino el sistema”, Chávez llamó a todos los pueblos del mundo a oponerse al principal criminal de la crisis climática, el capitalismo. Igualmente, se opuso a que algunos países desarrollados propusieran las mismas exigencias a China que a EE.UU. La población de EE.UU. asciende a 300 millones de personas, mientras la de China sobrepasa los 1.300 millones de habitantes. No obstante, los norteamericanos consumen diariamente 20 millones de barriles de petróleo y los chinos sólo 5,6 millones.

Por su parte, Morales propuso a todos los países efectuar un referendo sobre los cinco temas importantes del cambio climático, a fin de definir las políticas de protección ambiental, en el que se le pregunte a la población del planeta: ¿Está de acuerdo en recuperar la armonía entre el ser humano y la naturaleza y reconocer el derecho de la madre tierra?; ¿Está de acuerdo en cambiar el actual modelo de consumo y modo de malgasto del sistema capitalista?; ¿Está de acuerdo en que los países desarrollados deben cargar con la responsabilidad de disminuir la emisión de gases de efecto invernadero?; ¿Está de acuerdo en pasar todos los gastos destinados a la guerra a la lucha contra el cambio climático o está de acuerdo en que los gastos que se dedican a la preservación del planeta sean mucho mayores que los destinados a defensa nacional?; ¿Está de acuerdo en establecer un tribunal imparcial del clima para juzgar a las personas que destruyan a la madre tierra?

Del 20 al 22 de abril del año en curso, propuesta y convocada por el propio mandatario boliviano, después de la celebración de la Conferencia de Copenhague, dos ciudades bolivianas celebraron la Primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra (CMPCC). Más de 35.000 representantes de organizaciones no gubernamentales de protección ambiental y no estatales de 142 países de los cinco continentes y delegaciones oficiales de 40 naciones se acreditaron para el evento.

Como anfitrión, Morales enfatizó en el discurso de inauguración que el irrazonable desarrollo en los países industrializados era el culpable del cambio climático, e invitó a la conferencia que tendrá lugar en México a prestar atención a la CMPCC y respetar las resoluciones acordadas en ella.

Los participantes, divididos en 18 grupos de trabajo, discutieron el problema del clima y aprobaron varias resoluciones. En la inauguración, Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva del Comité de Economía para América Latina y el Caribe, dio lectura a la carta que Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, dirigió a la cita.

El 22 de abril, Día Mundial de la Tierra, concluyó el encuentro, y en su discurso de clausura, el presidente boliviano exigió que la ONU, los organismos internacionales y los países industrializados escuchasen la voz del pueblo mundial. “Esta es una reunión histórica”, subrayó.

Por su parte, Chávez indicó que la CMPCC seguiría cumpliendo las tareas que no se habían ejecutado en la Conferencia de Copenhague, que calificó de total fracaso. La ALBA llevará a la Conferencia de Cancún, anunció, las sugerencias y mociones conseguidas en esta cumbre.

Las resoluciones aprobadas en la CMPCC demandan que el mundo exija que los países desarrollados devuelvan las deudas a la madre tierra y paguen los daños causados al medio ambiente, así como que prometan reducir el índice de emanación de los gases contaminantes.

El 23 de mayo pasado, el presidente Morales expresó su deseo de no celebrar la Cumbre de Cancún en diciembre próximo, pues le preocupaba que, al igual que Copenhague, no obtuviera ningún resultado. En su defecto propuso efectuar un diálogo con los actores sociales, para que estos últimos expliquen a EE.UU., China e India la necesidad de aplicar el Protocolo de Kioto. También clamó por el referendo mundial sobre el cambio climático. El 27 de mayo el Gobierno boliviano reprochó que la pronta celebración del encuentro de México intentara despreciar las conclusiones de la CMPCC.

Uribe y Calderón buscan consenso

En la Conferencia de Copenhague, tanto el presidente colombiano, Álvaro Uribe, como el mexicano, Felipe Calderón, pidieron que ambas partes cedieran para que se llegara a un acuerdo en torno a la reducción de las emisiones de sustancias contaminantes.

El primero reclamó a los participantes que superaran sus divergencias y aplicaran “acciones serias”, a fin de conseguir un acuerdo y enfrentar la amenaza común del cambio climático.

Calderón, como anfitrión de la próxima conferencia, informó del compromiso de México de reducir las emisiones en un 30 por ciento para 2020, y disminuir las emanaciones de CO2 en 50 millones de toneladas para 2012. Además, propuso crear el Fondo Verde para ayudar a los países pobres a cumplir el plan de emisión y llamó a los países desarrollados y en vías de desarrollo a dedicar esfuerzos conjuntos para llegar a un acuerdo concreto al respecto. “El momento de los pretextos ha pasado y ha llegado el momento de comprometerse y actuar. Tenemos que conseguir un acuerdo concreto, imparcial, al tiempo que ambicioso, para impedir el calentamiento global”, comentó Calderón.

*Xu Shicheng, investigador y profesor tutor del Instituto de América Latina de la Academia China de Ciencias Sociales, tutor de candidatos a doctorado, vicedirector de la Asociación China de Estudios Latinoamericanos.

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