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China y el Mundo Iberoamericano
España pone toda su multiplicidad en el Cesto
Por JOSÉ GORDO y LEONARDO ANOCETO

Carlos Blasco Villa: Tenemos que esforzarnos por complementar esa imagen de país desarrollado, no solamente folclórico.

Cauteloso si se le pide anticipar un pronóstico sobre el saldo que pudiera dejar para España la Expo Universal de Shanghai, Carlos Blasco Villa, embajador del país ibérico en China, rehúsa “vender la piel del oso antes de cazarlo” y prefiere esperar al 31 de octubre, día de la clausura, para emitir una opinión sustentada en resultados concretos. Aun así, le cuesta ocultar su optimismo por el proyecto español, con un diseño llamativo, dinámico y poco convencional, que ha logrado despertar el interés entre el público general y personalidades chinas en los primeros días del evento, en las que las visitas rozaron la capacidad máxima por jornada (30.000 personas).

Más que buenos augurios, parece tratarse de una acertada arrancada para una larga carrera de medio año, en el que el mundo estará muy pendiente de las propuestas que se revelarán en la metrópoli del delta del río Yangtsé sobre lo que pudiera ser la ciudad del futuro. Ni corta ni perezosa, España aprovechará para “proyectar su imagen de país dinámico (…) con una tradición muy larga y una tecnología muy avanzada, al nivel de cualquier otro país de la Unión Europea”, adelantó el diplomático en exclusiva con China Hoy.

Casi sin olvidar detalles, al referirse al pabellón de 7.624 m2 de su país, al que los chinos han bautizado ya como el Pabellón Cesto, por su cubierta de mimbre, un locuaz Blasco, afincado en la butaca de su despacho que parece preferir para recibir a los medios, lo describe como una estructura “muy natural, muy ecológica, una especie de canto al vuelo, a la danza, que (visto desde el exterior) parece que está en movimiento”.

De la ciudad de nuestros padres a la de nuestros hijos

Concebido por la arquitecta italiana asentada en Cataluña, Benedetta Tagliabue, fundadora junto con su esposo Enric Miralles, ya fallecido, del estudio EMBT Miralles-Tagliabue, el recinto, según la autora, rescata el mimbre, un material casi olvidado, “para ver qué aplicación puede tener en la arquitectura a gran escala”, intentando “reinventar algo cada vez un poco más cercano a la naturaleza humana” y que para Blasco “ha conseguido un resultado muy impactante, que no deja indiferente a nadie. Puede gustar o no, pero la verdad es que llama la atención”.

A tres prestigiosos cineastas confió España el toque final del pabellón, que propone un viaje por el tiempo a través de imágenes impresionantes, “De la ciudad de nuestros padres a la de nuestros hijos”. Apoyada por una tecnología novedosa, la travesía muestra el modo español de preservar, habitar y mejorar la ciudad, partiendo desde los yacimientos arqueológicos de la Sierra de Atapuerca (Burgos), declarados Patrimonio de la Humanidad, y llegando hasta la actualidad, con etapas intermedias que pasan “por las cuevas de Altamira, la Mezquita de Córdoba, los toros o los encierros de Pamplona”, dijo Blasco.

La primera parte, Origen, a cargo Bigas Luna (Barcelona, 1946), arranca en plena naturaleza. El realizador de Jamón, jamón y La teta y la luna, entre otros largometrajes, evoca el arte como vehículo de transición entre lo salvaje y lo civilizado; mezcla el cine, la danza y los efectos especiales, siguiendo el camino de la naturaleza a la ciudad.

A continuación Basilio Martín Patino (Salamanca, 1930), reconocido por obras como Nueve cartas a Berta o Queridísimos verdugos, narra en cinco pantallas la evolución de las ciudades españolas en las últimas décadas. Cerca de un año le tomó al cineasta el rodaje de las imágenes de Ciudades por diversos escenarios de la geografía española, para resumir en siete minutos y medio la profunda transformación social del país.

Para el cierre, Isabel Coixet (Barcelona, 1960), Elegy o Mi vida sin mí, con Hijos, resalta la fuerte pasión compartida por los niños de España y China a través de Miguelín, un bebé de 6,5 metros de alto, que respira, parpadea y sueña sobre el futuro de las ciudades. “Una idea de lo que es la ciudad española en su evolución hacia el futuro”, expresó Blasco.

La guinda del pabellón ibérico será el área gastronómica, en la que aparece, el restaurante que regenta el chef Pedro Larrumbe, Premio Nacional de Gastronomía, cuyo producto estrella son las típicas tapas. Además, están la tienda gestionada por la Asociación de Marcas Renombradas Españolas y Pasión española, cena-espectáculo con la participación de más de sesenta artistas del cante, la música y la danza.

A esos espacios se suma otro multiusos dedicado a conferencias, actividades empresariales, promoción de productos… “En total -precisó el diplomático- tenemos programados más de 1.500 actos para la atracción y el entretenimiento de quienes visiten el Cesto, que se espera sumen de 5,5 a seis millones de personas”.

Comienzo con buen pie

Aunque reconoce que “hemos empezado bien” y afirma estar “contento con los resultados que estamos teniendo”, Blasco asegura que estará contento cuando cierre la Expo y vea que las expectativas se han cumplido, “cuando nuestros agentes sociales, turísticos, empresariales, etcétera, nos digan que, efectivamente, ha merecido la pena el esfuerzo”.

La embajada española, anunció, tiene la intención de hacer un estudio comparativo “para ver si estábamos en el buen camino y el impacto de la Expo en el conocimiento de España en China. No diría en la mejora de nuestra imagen, porque nuestra imagen es buena, sino en la extensión de nuestra imagen. Tenemos una relación muy amistosa con China, pero en algunos sectores, sobre todo en el económico, hay mucho camino por recorrer y justamente queremos intensificar y desarrollar las relaciones bilaterales”.

Para Blasco, teniendo en cuenta que el 90 por ciento de los 70 millones de persona que se calcula visitarán la Expo serán chinas, el evento constituirá un gran escaparate para el resto de los países, una inversión de futuro, y España, afirmó, quiere aprovechar para “dar también la imagen de una sociedad democrática, libre, abierta y, sobre todo, con una economía desarrollada” entre las 10 primeras del mundo, “un hecho desconocido en China”.

El Pabellón Cesto mostrará también cómo ha evolucionado la economía española, “que se basa en una gran diversidad de sectores” y que entre otras fortalezas tiene la de ser “punta de lanza en la alta velocidad”, “primera exportadora de autos de Europa”, poseedora de una “gran tecnología en el aprovechamiento de la energía renovable” y líder mundial “en la producción de energía eólica y solar”, puntualizó.

“Estamos orgullosos de nuestro folclor, que es muy espectacular y hace muy agradable la vida en España. Pero queremos mostrar esa España polifacética, en la que son compatibles los productos naturales y tradicionales y la economía desarrollada”.

Todo es cuestión de tiempo

Sobre la repercusión que pudiera tener la Expo para el empresariado español, el diplomático afirmó que las compañías que ya están en China podrán consolidarse y acceder a nuevos clientes. Y las que no están, pues podrán conocer las oportunidades que ofrece China. “España está muy interesada en la internacionalización de sus pymes, porque hemos comprobado que aquellas empresas que tenían una mayor diversificación en la colocación de su producto, han sobrevivido mejor a la crisis”.

A día de hoy suman 600 las compañías españolas asentadas en China, 200 más que cuando Blasco asumió su cargo en Beijing, tres años y medio atrás, pero en su opinión, teniendo en cuenta el peso de la economía española, es necesario duplicar el número actual. “Una economía parecida a la nuestra, como es la italiana, tiene unas 1.500 empresas en China”.

Sin embargo, para concretar una mayor presencia del empresariado español en la economía china, en opinión de Blasco, se necesita tiempo. “Los empresarios tienen que venir, convencerse de lo que les conviene. Tienen todo el apoyo del Gobierno español, que ha creado entidades crediticias para hacer fácil el desembarco en China y tenemos una cooperación para captar en España inversiones españolas hacia China”.

Su país, abundó, se desarrolló después que otros en Europa y ha pasado de ser un receptor neto de inversiones a un exportador neto de inversiones. “Hay países que llevan aquí 30, 40 ó 50 años, mientras España ha empezado a venir hace 10-12 años. A lo mejor lo que algunos han conseguido en 50 años, nosotros lo conseguimos en 15, pero hace falta tiempo, que se produzca ese período de madurez”.

Dicho en términos futboleros: “El Estado pone el terreno de juego, pero los goles los tienen que poner las empresas”, que en el caso de España, apuntó, “son excesivamente conservadoras y ha sido difícil convencerlas de crear una estructura volcada hacia la exportación”.

Para facilitar la entrada de sus compañías, la embajada y el Gobierno español, comentó el diplomático, están tratando de atraer a los bancos. “Es fundamental, porque los bancos españoles arrastran una gran cartera de inversión industrial, perciben muy bien las oportunidades de negocio y eso lo pueden trasmitir a sus accionistas, para que se establezcan aquí”.

Calificó de “tremenda desproporción” el intercambio comercial bilateral. En 2008, China exportó más de 20.000 millones de euros a España, que a su vez colocó productos en el mercado chino por valor de 2.200 millones de euros. “La relación de nuestras economías es de 2,5 a uno; o sea, el PIB chino es 2,5 veces el español”.

El comercio entre ambas naciones, añadió, ha venido expansionándose de forma espectacular en la última década, aunque en 2009 se produjo una contracción de la ventas chinas a España, que bajaron a 14.500 millones de euros, y una ligera caída en sentido contrario, con 1.990 millones de euros. Pero tras el primer trimestre de 2010 todo apunta a que este año pudieran sobrepasarse las cifras récords de 2008.

“Los primeros síntomas son positivos y esperamos que se mantenga el ritmo durante el resto del año”, señaló Blasco.

Más que toros y fútbol

Convertida en los últimos cinco años en el país de Europa con la mayor comunidad china, cuyos miembros se calcula que frisan ya el cuarto de millón de personas, España está prestando mucha atención también al fortalecimiento de su imagen como destino turístico en un mercado que está llamado a convertirse en poco tiempo en el primer emisor de viajeros del mundo.

“La embajada está dedicando mucha atención al sur de China. Acabamos de abrir un consulado y una oficina comercial en Guangdong, que se une a los que ya funcionaban en Shanghai y Hong Kong, -informó-. Queremos que los chinos vayan a España y la forma en que mejor podemos lograrlo es dando a conocer el país. Tenemos una grandísima relación entre bondad de vida y costo de vivir”.

Sobre la forma en que se promociona España, el embajador reconoció que “tenemos una imagen de las más distorsionadas, de las más delgadas. El 60 por ciento de los chinos nos conocen por los toros y el 40 por ciento restante por el fútbol. Tenemos que esforzarnos por complementar esa imagen de país desarrollado, no solamente folclórico. Queremos aprovechar esas ventajas, pero también nuestra cultura. Junto con Francia y China, somos los países que mayor cantidad de monumentos Patrimonio de la Humanidad tenemos. Mi gran empeño es completar la imagen de una España más conocida por otra menos conocida, pero igualmente real, que es la España actual”.

Buenas prácticas urbanas españolas

En la Expo Shanghai 2010 participan por primera vez 14 ciudades con pabellón propio, por estar dedicado el evento a las buenas prácticas urbanas. Entre ese selecto grupo se encuentran las metrópolis españolas de Madrid, Barcelona y Bilbao, que exponen sus experiencias en este sentido.

La capital española, que sigue expandiéndose y apuesta por un modelo de ciudad respetuosa con el medio ambiente, tiene un amplio pabellón formado por las réplicas de la Casa de bambú y el Árbol de aire, que representan la vida privada, la de dentro de la casa, y la pública, la de las calles y plazas.

Barcelona reproduce en su espacio toda una serie de experiencias que han tenido gran éxito y que aparecen recogidas en la sociedad municipal 22@Barcelona, un espacio de prueba de soluciones innovadoras para empresas que deseen implantar tests en cualquier ámbito: urbanismo, educación, movilidad, etc.

Bilbao, por su parte, considera su presencia en la Expo un reconocimiento internacional a las transformaciones que ha experimentado su fisonomía en los últimos 25 años. Su proyecto Bilbao Guggenheim ++ simboliza la transformación de la ciudad como resultado de un conjunto de iniciativas integradas con una visión inteligente.

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