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Reportaje Exclusivo
La necesaria emi gración en busca de empleo
Por JIAO FENG

Luo Zhengwen y su hijo delante de su casa.

La aldea de Luojiazhai, en la que sólo viven nueve familias, se encuentra en el distrito de Malipo, de la prefectura de Wenshan. Ubicada en una zona montañosa, a 1.600 m de altitud, obtiene el agua potable a través de una acequia con capacidad para 50.000 litros, según cuenta Luo Zhengwen, un residente en la aldea, de 21 años y de la etnia miao. En la época de lluvias, el agua caída del cielo y la que desciende por los arroyos, fluye montaña abajo acumulándose en la acequia, de donde los aldeanos la obtienen para su uso diario tras un sencillo proceso de esterilización. En invierno, cuando llueve poco y la acequia se seca, los aldeanos deben caminar durante más de una hora por senderos montañosos hasta otra fuente de donde cargan agua para llevarla al pueblo.

Esta vez, “debido a la sequía que empezó en otoño pasado, el agua de la acequia se agotó a finales de año y, además, se secó también la fuente a la que habitualmente acudíamos, así que, por el momento, nos vemos obligados a ir a otra fuente más lejana: tardamos dos horas en llegar hasta ella”, dice Luo.

La carretera pasa justo al lado de la pequeña aldea, por lo que se podría transportar el agua con camiones cisterna, sin embargo, como la familia de Luo no dispone de depósito donde almacenarla, no le es posible utilizar este sistema, viéndose forzada a cargar a diario con el agua que precisa para su consumo. Hasta lavar la ropa se ha convertido en un lujo, ya que un lavado le ocupa a la mujer de Luo todo un día, considerando que tarda unas dos horas en llegar hasta el río donde puede por fin llevarlo a cabo, así que sólo lo hace cuando la ropa sucia llega a llenar un saco entero.

La pareja tiene un hijo de seis meses y, además, la madre de Luo vive en su hogar. En una zona montañosa como la de su aldea, la tierra cultivable es escasa y muy valiosa, por lo que la familia vive en un terreno de tan solo un mu (15 mus equivalen a una hectárea) que labran principalmente la madre y la esposa de Luo. El maíz constituye su principal cultivo y es el cereal que consume la familia durante todo el año. Desde hace dos años, Luo trabaja en una fábrica de lámparas en la provincia de Zhejiang, una región del litoral, al este de China, en la que consigue ganar un sueldo de casi 2.000 yuanes mensuales (unos 300 dólares), gracias al que, tras descontar comida y otros gastos imprescindibles, es capaz de ahorrar unos 5.000 o 6.000 yuanes al año que envía a casa, donde se destina a la compra de abonos, insecticidas, semillas y artículos de uso diario.

Cuenta Luo que su padre falleció siendo él muy joven, por lo que, siendo hijo único, a los 13 años tuvo que empezar a ganarse la vida. Hace unos años, decidió construir varias habitaciones nuevas en su hogar, lo que pudo hacer gracias a un préstamo de 6.000 yuanes, del que le quedan alrededor de 4.000 yuanes por devolver. Cuando nació su hijo, Luo pidió un permiso especial en la fábrica para cuidar de su esposa y del recién nacido; ahora, tras seis meses de permiso, Luo está listo para regresar a Zhejiang. Con su ausencia, tendrá que ser su esposa quien se encargue de traer agua a casa, pero es que sin los ingresos que obtiene Luo en la fábrica, no podrían comprar el abono necesario para sus cultivos.

Los casos como el de Luo son muy habituales en el distrito de Malipo. Situado en la meseta de Yungui, el agreste karst cubre el 99% de sus terrenos, de unas durísimas condiciones geológicas. La tierra cultivable per cápita es tan sólo de 1,04 mu, o sea, el equivalente al área de media piscina estándar, y, debido a su delgada superficie, no es posible utilizar máquinas en su labranza, con lo que la productividad agrícola es muy baja y dependiente de las condiciones climatológicas: la lluvia que caiga será lo que determine la cantidad y calidad de la cosecha. Aunque ahora la cosecha quede totalmente en manos de los campesinos, gracias a la abolición del impuesto agrícola por parte de las autoridades, éstos siguen llevando una vida miserable: la cosecha anual apenas alcanza para cubrir las necesidades básicas de una familia en términos de comida y ropa; así, los empleos en otras provincias han pasado a constituir la principal fuente de ingresos familiares y lo que les permite comprar abonos, semillas, ropa y otros artículos de primera necesidad.

Para combatir la sequía y asistir a las familias en apuros, el gobierno local movilizó a personal especializado. Sin embargo, sólo consiguieron encontrar 13 fuentes capaces de suministrar agua en un territorio de 700 km2 en el nordeste de Malipo, lo que, unido a las dificultades de comunicación en una zona de relieve sumamente accidentado y el consiguiente alto coste del transporte y a la escasa capacidad financiera de las autoridades, que no les permite ofrecer grandes subsidios, ha provocado que cada persona deba pagar entre 30 y 50 yuanes en concepto de flete por cada tonelada de agua, lo que constituye una carga económica muy pesada para una familia media de esta zona.

“La sequía ha provocado que numerosas familias vuelvan a caer en la pobreza; antes de su llegada, en Weshan teníamos 200.000 personas registradas que precisaban de la asistencia social, cifra que ha aumentado ahora en otras 180.000. Por eso, hemos optado por fomentar la búsqueda de empleo en las ciudades como una solución viable para compensar las pérdidas económicas y la escasez de cereales que la sequía ha provocado”, dice Liao Yunhua, subdirector del Departamento de Propaganda de Wenshan.

La necesidad de buscar un empleo fuera de la región se ha vuelto, bajo la situación actual, más apremiante que cualquier otro año. En el distrito de Xichou, por ejemplo, la mitad de las 140.000 personas en edad de trabajar se ha quedado sin ocupación por culpa de la sequía y el 80% de ellas ha sido seleccionada para ir a otra región en busca de trabajo. “A todos los que vayan a trabajar fuera vamos a proporcionarles cursos de formación profesional, así como educarles en la protección de sus derechos legales. Además, les otorgaremos un subsidio de viaje de 120 yuanes por persona”, concluye Zhang Renfang, director del Departamento de Agricultura de Xichou.

 

 

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