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Reportaje Exclusivo
Nuevos depósitos en las fronteras
Por ZHANG XUEYING

Wang Renxing señala al “pozo internacional” y comenta que cada semana el gobierno envía agua para rellenarlo.

 

 

 

“Cada mañana veo a los vietnamitas venir y cargar agua en este pozo”, cuenta Wang Dejin, un anciano de 67 años de la aldea de Dahuoyan, cuyos habitantes son en su mayoría de etnia miao. Wang estima que son alrededor de 100 las personas que cruzan cada día la frontera en busca de agua.

La aldea de Dahuoyan está ubicada junto a la frontera entre China y Vietnam y el “pozo” al que se refiere Wang es en realidad una acequia, con capacidad para 40.000 litros, que dista tan sólo 500 m del punto fronterizo, motivo por el que se le conoce como el “pozo internacional”.

“Otros años, no eran tantos los vietnamitas que venían al pozo; también hay otro pozo en nuestra región al que acuden otros 100 vietnamitas más o menos diariamente, así que es posible que al otro lado de la frontera también se deje notar la sequía“, agrega Wang.

El clima de la prefectura de Wenshan se caracteriza por sus dos estaciones anuales, la temporada seca y la de lluvias. La primera comprende desde noviembre hasta el siguiente abril y, durante este periodo, caen tan sólo el 13% de las precipitaciones anuales, o sea que los habitantes de la región están habituados a las épocas de escasez de agua; sin embargo, este año la temporada seca está teniendo una duración extraordinariamente larga.

“El año pasado, dejó de llover ya en agosto, pero esperábamos que volviese a llover más tarde; sin embargo, en septiembre y octubre continuamos sin lluvias y comenzamos a preocuparnos seriamente, así que en noviembre nos pusimos a estudiar métodos para almacenar agua”, indica Wu Shenghua, uno de los responsables de las autoridades locales. Desde entonces, a nivel de prefectura se llevó a cabo un análisis en profundidad de los recursos hídricos disponibles en las zonas rurales y del suministro de agua en las zonas urbanas a fin de establecer un plan apropiado de abastecimiento de agua.

“Por ahora, vengo una vez por semana al ‘pozo internacional’ a cargar agua”, dice Wang Dejin. El camión cisterna que envía el gobierno llega también semanalmente para rellenar el pozo.

Wang ha excavado en su casa un pequeño depósito para almacenar agua con una capacidad de alrededor de 15.000 litros; en estos momentos, con el aljibe a medias, Wang calcula que dispone de agua para abastecer durante un mes a su hogar, que cuenta con los tres miembros de su familia, más dos búfalos y cuatro cerdos.

Hace un tiempo, en las épocas de sequía, eran los aldeanos chinos quienes cruzaban la frontera para acarrear agua: “Se abrió un pozo junto a un arroyo que fluye por el lado vietnamita; en las temporadas secas, no teníamos otro remedio que ir allí por agua y, por el paso de la frontera, se estableció un peaje de 1,5 yuanes por persona cada vez que se cruzaba. Quienes tenían parientes al otro lado estaban exentos del pago; cuando alguien que no contaba con familia en Vietnam no quería pagar el peaje, iba al pozo a medianoche, la hora en que el lugar no tenía vigilancia”.

Las dificultades de los aldeanos para el suministro de agua no se resolvieron hasta 2002, cuando el Estado lanzó su programa de “Desarrollo de las zonas fronterizas”; con el respaldo financiero estatal, el gobierno del distrito construyó depósitos de agua en las zonas en que la población necesitaba acarrear agua potable, siguiendo el patrón de construir un depósito de 40 m3 para cada de tres a cinco personas. Los depósitos almacenaban el agua de lluvia en las temporadas húmedas para su uso durante las épocas secas. “El Estado subvencionó una parte de las construcciones y el resto corrió a cargo de los aldeanos. Llegamos a construir un total de 282 depósitos en la aldea”, recuerda Wang Renxing, líder del poblado.

Sin embargo, más de la mitad de las 600 familias de la aldea todavía debían consumir el agua que acarreaban de los pozos, por lo que, en 2009, Wang Renxing solicitó de nuevo la ayuda de las autoridades del distrito para la construcción de nuevos depósitos: al mismo tiempo que animaba a los aldeanos a comenzar la construcción de los depósitos por sí mismos, fue a visitar al Departamento del Agua del Distrito en busca de ayuda. “Se trata de un momento problemático para todos y los recursos financieros son limitados, pero, cuando finalmente conseguí traer al director del Departamento a nuestra aldea y vio que muchos residentes habían comenzado las obras, autorizó la asignación de fondos para ayudarnos”, explica Wang Renxing.

Esta vez se han podido edificar otros 60 depósitos, pero “su construcción, con el aumento de precio de los materiales y del coste de la mano de obra de los últimos años, ha ascendido a 5.000 yuanes por depósito”, añade Wang.

Gracias a los 342 aljibes de que ahora disponen y pese a la intensa sequía, los habitantes de Dahuoyan pueden respirar tranquilos. “La verdad es que la situación no es tan mala, excepto por los problemas para comer verduras y legumbres. Tras la celebración de la Fiesta de la Primavera, nos quedamos prácticamente sin verduras; antes, podíamos consumir las hortalizas que nosotros mismos producíamos en nuestros huertos, pero ahora, con la sequía, la tierra no nos da cosechas. Y con su precio en el mercado, que ha aumentado de decenas de céntimos a centenares de céntimos, no nos las podemos permitir”, concluye triste el anciano Wang Dejin.

China. Org. cn Agencia Noticiera Xinhua Diario del Pueblo Radio Internacional de China CCTV
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