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Especial
Risas e inocencia
-La historia del Grupo Artístico Xiaohuoban
Por LI WUZHOU

Mar de sonrisas.

En el escenario donde tuvieron lugar las actuaciones de la gala de apertura de la Expo Shanghai 2010, destacaba un grupo de niños risueños que unas veces agitaban pequeñas banderolas multicolor y reproducciones de Haibao, la mascota de la Expo, otras bailaban con trajes asiáticos al ritmo de Subaru, del célebre cantante japonés Shinji Tanimura, o acompañaban la interpretación de Nessun Dorma por parte del tenor italiano Andrea Bocelli… podían cambiarse de trajes, pero la imagen de su alegría, su inocencia y su espíritu amistoso era inconfundible y llegó a todos los rincones del globo gracias a la televisión.

Se trata del Grupo Artístico Xiaohuoban (“pequeños compañeros”, en chino) del Instituto de Bienestar de China (IBC). Ocho años atrás actuaron en Francia, en la presentación de la candidatura de Shanghai para albergar la Expo y, esta vez, lo han vuelto a hacer, pero ya como anfitriones.

Como el único grupo no profesional que va a actuar durante la Expo, siguiendo el programa del Comité Organizador, Xiaohuoban va a ofrecer 17 representaciones de programas compuestos por ellos mismos, además de una función especial en el pabellón de Estados Unidos con un grupo artístico infantil de este país.

Representando a la infancia china

El Grupo Artístico Xiaohuoban es el primero y el más conocido de los grupos artísticos infantiles de Shanghai, siendo fundado en 1955 por Soong Ching Ling, viuda del Dr. Sun Yatsen y presidenta de honor de la RPC. Consta de siete secciones: baile, coros, marionetas, teclados, pintura y caligrafía, orquesta y música folclórica y lo integran más de 800 niños.

Son muchos los artistas que se han formado en este grupo en sus 50 años de historia, como el pintor Chen Yifei o la cantante Huang Ying, famosa por su papel protagonista en las representaciones de la ópera Madame Butterfly. También han recibido durante estos años la visita de jefes de Estado o funcionarios gubernamentales de alta categoría de más de 60 países y han realizado numerosas giras por el mundo, que les han llevado a más de 30 estados, como Alemania, Australia, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña o Japón. Asimismo, han tenido ocasión de actuar en grandes eventos y ceremonias, como las de los Juegos Olímpicos de Beijing, las Olimpiadas Especiales de Shanghai, el Foro de la APEC, la Conferencia Anual del Banco Asiático de Desarrollo, la cumbre de la Organización de Coo-peración de Shanghai (OCS), etc.

“En 2001, los debates del Foro de la APEC que se celebraba en Shanghai estaban adquiriendo un tono muy duro, pero finalmente la actuación de los chicos del Xiaohuoban consiguió ablandar a dirigentes como Bush o Putin”, bromea Chen Baihua, la directora del grupo.

Por su inocencia e ingenuidad cautivadoras se les conoce como los “embajadores de la infancia china” y hasta el emisario chino en Estados Unidos afirma en tono elogioso que las actuaciones de los niños son más populares en este país que sus propios informes.

El Grupo Artístico Xiaohuoban ha sido, además, el primer grupo chino en ganar el prestigioso Coming Up Taller Award de Estados Unidos, en 2008. En 2007, una delegación del Comité de Artes y Humanidades de la Presidencia de Estados Unidos les visitó, asistiendo a sus representaciones, tras lo que reconocieron el valor de su filosofía de estimular la creatividad y actividad infantiles y aliviar la pobreza a través de la educación artística, y de los logros educativos conseguidos en cuanto a formación de la personalidad del niño, algo que, piensan, puede ser muy instructivo para la formación de las comunidades artísticas juveniles estadounidenses. En enero de 2008, la esposa del presidente Bush, Laura Bush, hizo entrega personalmente del premio a Chen Baihua y a sus pupilos.

Unos chicos muy especiales

Los chicos de Xiaohuoban participaron en tres de las cuatro partes de que constó la ceremonia inaugural de la Expo, siendo además los únicos bailarines en las mencionadas Subaru y Nessun Dorma. Los 132 niños que intervinieron estuvieron preparándose durante más de dos meses: “Su participación representa a la infancia china y refleja el espíritu de esta Expo, además de tratarse de una experiencia muy especial en la vida de estos niños”, dice Chen.

La actuación en la ceremonia tenía una duración muy reducida, de tan solo media hora, y cada parte estaba además integrada por varios programas cambiantes, es decir, los niños debían bailar en diferentes ocasiones y adaptarse a las constantes variaciones: “El director de la representación puede diseñar una acción, enseñarla a los niños, éstos aprenderla y ensayarla y, dependiendo del resultado, el director puede cambiarla de nuevo; se trata de un procedimiento habitual, a veces las acciones se cambian 10, 20 y hasta 30 veces, pero esto contribuye a formar la capacidad de adaptación de los chicos”, explican Xie Jing y Jiang Yufei, subdirectora de la sección de baile y vicedirector del Grupo Artístico Xiaohuoban respectivamente.

Cada día, cuando acaban sus clases en la escuela, los chicos van al centro para ensayar, en ocasiones hasta bien entrada la noche, y, al día siguiente, se levantan a las seis de la mañana para acudir de nuevo al colegio. El mayor de ellos tiene catorce años y el menor seis. A pesar de lo exigente de la actividad y lo duro que resulta llevar esta vida, nadie quiere abandonar. “Además, no tenemos sustitutos; es muy frustrante para cualquiera de ellos si por alguna razón no pueden actuar tras trabajar tan duro”, cuenta Chen.

“Ante niños tan especiales, nuestro deber es protegerlos al máximo”, continúa Chen. El grupo cuenta con más de 20 profesores, que asumen también la tarea de asegurar una perfecta nutrición de los niños, encargándose, por ejemplo, de lavar la fruta antes de entregársela y suministrarles refrigerios adecuados.

Entre los niños participantes en la ceremonia de inauguración de la Expo hay una niña estadounidense de siete años, Gillian, cuyo nombre chino es Li Xiaofeng, que lleva cuatro años aprendiendo a bailar junto a sus compañeros de Xiaohuoban. En la cuarta parte de la ceremonia de inauguración, titulada A la Expo, tres familias de diferentes razas aparecen en el escenario, y los tres niños de cada una de ellas, tomados de la mano, muestran que la humanidad unida puede hacer frente a cualquier desafío; la pequeña Gillian actúa encarnando a la familia occidental.

“Fue una gran alegría empezar a hacer amigos chinos y esperaba poder estudiar también con ellos, así que le pregunté a mi mamá si me dejaba… ¡Qué contenta me puse cuando me dijo que sí!”, explica Gillian en un chino prácticamente perfecto. Aunque pertenece a una familia extranjera acomodada, Gillian no es nada remilgada y no le importa ensayar con el resto de sus amigos hasta tan tarde como sea necesario. Aunque dice que duerme “poquito”, las actuaciones le parecen “muy bonitas y divertidas”. Cuenta, traviesa, que uno de los detalles que más la alegró fue poder celebrar su cumpleaños en casa ya que justamente ese día se suspendieron los ensayos.

“La danza me enseña a perseverar”

“Cuando ensayaba Subaru, el profesor me decía que mirase al cielo e imaginase que veía las estrellas; y es que las estaba viendo de verdad, porque estaba tan cansada que los ojos me hacían chiribitas”, escribe Sun An’ni, una chica de quinto curso de primaria, en su diario. Cuando se enteró de que al día siguiente tenía que volver a ensayar, se echó a llorar. Pero cuando el profesor le propuso descansar y posponer el ensayo, dijo que no, que ya se había desahogado y, al día siguiente, apareció tan puntual como siempre.

“¡La danza me enseña a perseverar!” es la frase más popular, casi un lema, entre los niños del Xiaohuoban. Chang Shuai, una chica que acaba de ser admitida por la Universidad de Harvard, cuenta que “llevo 12 años aprendiendo a bailar aquí, desde el primer curso de primaria, y ¡me encanta!”.

Ding Dishu, alumna de primero de secundaria, es miembro de Xiaohuoban desde que empezó la primaria y ha actuado en la Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai, en el Año Cultural de China y Gran Bretaña y en países como España o Japón, además de participar como delegada de Xiaohuoban en la calurosa recepción al presidente estadounidense Barack Obama a su llegada al aeropuerto de Shanghai, en noviembre de 2009. Aunque tiene que dedicar muchas horas a los ensayos y actuaciones, Ding siempre consigue sacar buenas notas y es de las primeras de su clase.

“Mejorar artísticamente y alcanzar los más altos niveles exige trabajo duro y dedicación. Los chicos de Xiaohuoban no sólo tienen que ensayar y participar en representaciones nacionales e internacionales, sino que, además, deben estudiar; por ello, deben aprender a encontrar el equilibrio entre la danza y los estudios y estar preparados para enfrentarse a grandes retos”, explica Chen. Por ejemplo, durante el periodo de ensayos para la ceremonia de inauguración de la Expo, los chicos hacían sus tareas escolares en el tiempo de recreo, en las pausas de los ensayos o cuando regresaban a sus casas, que a menudo era después de las once de la noche.

Además de perseverancia, los chicos aprenden los valores colectivos y a cuidar los unos de los otros. No importa dónde ensayen, cada vez que terminan se ocupan de limpiar, recoger y ordenarlo todo, e incluso algunos de los más mayores asumen a veces la responsabilidad de distribuir los refrigerios y frutas. Yao Jing, vicedirectora ejecutiva del grupo, piensa que los niños tienen un altísimo sentido de la responsabilidad para con los demás y nos cuenta lo que para los profesores fue un momento conmovedor: cuando comenzaron los ensayos para Nessun Dorma, el Centro Cultural estaba todavía en construcción, y, por detrás de los bastidores, al lado de las escaleras, había unas barras de acero justo por donde tenían que pasar los niños; para que los más pequeños no tuviesen dificultades, los mayores decidieron tomarlos de la mano y hacerlos pasar uno a uno mientras ellos sujetaban las barras.

 

 

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