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Sociedad
Editorial Ha Fai Yi: ¡Culpable!
Por LI WUZHOU

La sentencia del tribunal de Hong Kong dejó al descubierto la historia secreta de la Editorial Ha Fai Yi.

Wang Guangxiang, un periodista chino de una ciudad mediana de la parte continental del país, descubrió por casualidad que algunos artículos suyos publicados en el pasado habían sido modificados por una editorial de Hong Kong e incluidos en un libro que intentaba desacreditar al país.

Ante la violación de sus derechos de autor, Wang no permaneció impasible, sino que acudió a la justicia para defenderse. Aunque no tenía muchos conocimientos sobre las leyes editoriales de Hong Kong, región administrativa especial que regresó a la soberanía del país en 1997, insistió en tomar el camino penoso de la defensa de sus derechos y, luego de una larga disputa, consiguió finalmente un triunfo que tuvo un gran impacto y trasmitió un gran entusiasmo a los colegas del sector de los medios de comunicación nacionales.

Origen del caso

En la década del 90 del siglo pasado, Gu Chengbing, comerciante nantonés que se dedicaba a la compra y venta de alevines, incurriendo en violaciones de la ley, como el soborno a los directores de bancos, consiguió préstamos por 1.200 millones de yuanes, 180 millones de los cuales no se pudieron recuperar, lo que tuvo una repercusión espectacular en aquel momento. El escándalo fue incluido entre los seis casos financieros importantes del país y varios cuadros y empleados recibieron los castigos correspondientes.

A principios de 1998, Wang Guangxiang, entonces director de la Sección de Opinión del Diario de Nantong, y otros reporteros del periódico, tras una investigación profunda, publicaron una serie de artículos sobre el tema, con el título de “Gran viento contra la corrupción en el terreno sureño”. Los reportajes fueron reproducidos en los días siguientes por más de un centenar de medios informativos nacionales, entre ellos el Diario del Pueblo, órgano oficial del Partido Comunista de China (PCCh).

Inesperadamente, cuatro años más tarde, sin el consentimiento del Diario de Nantong y del autor mismo de aquellos artículos, la editorial Ha Fai Yi Publication Ltd., de Hong Kong, falsificó el contenido de los reportajes, los tituló “Un comerciante de alevines hizo caer a ocho gerentes bancarios en un escándalo de corrupción” y los incluyó en el libro Crímenes Financieros de los Altos Funcionarios del PCCh, tergiversando la imagen del Partido y del país y obteniendo jugosos beneficios por las ventas del material en varios países y regiones.

Casualmente, en 2004, Wang Guangxiang, uno de los autores originales de los informes, encontró la publicación en una librería, mientras hacía una breve escala en Singapur para continuar viaje a Malasia. Después de leer atentamente, el reportero se percató de que el artículo y las tres fotos suyas habían sido acreditadas a Wang Mingliang, mientras el momento, los nombres de los protagonistas y los escenarios de los hechos eran los mismos. Pero lo que más le sorprendió fue que el reportaje original, presentado como un informe exclusivo que relataba la lucha del Gobierno y los organismos gubernamentales contra la corrupción, había sido modificado por la editorial, y se le habían añadido varios párrafos de conclusiones y comentarios, además de que en la contraportada del libro aparecían “textos e ilustraciones, conmovedoras”, una manipulación demagógica para atraer la atención del lector.

El Diario de Nantong, un periódico serio con más de 60 años de historia, tiene un estricto proceso de revisión de los artículos y buen prestigio entre los lectores. Al mismo tiempo, Wang Guangxiang es un reportero de gran experiencia, que fue candidato al premio periodístico Fan Changjiang, el de más alta categoría entre los medios de comunicación chinos, y ha escrito varios reportajes de gran impacto, como “Gran viento contra la corrupción en el terreno sureño”.

“Nunca imaginé que un informe sobre los esfuerzos del Gobierno contra la corrupción fuese falseado, un acto que no sólo es una violación de mis derechos de autor, sino también una ofensa a mi dignidad personal y al país”, agregó Wang con ira.

Defensa del derecho

Sin vacilar, Wang Guangxiang compró el libro en el aeropuerto de Singapur y pidió un recibo como prueba. A su regreso al país pasó intencionalmente por Hong Kong, con el propósito de visitar la editorial y obtener “explicaciones”. Pero la persona que lo recibió le espetó: “Esto es Hong Kong y aquí tenemos libertad de expresión. Tú, un periodista de la parte continental, no tiene derecho a preguntar por el uso que nuestra compañía da a los artículos”. Acto seguido, le propuso resolver el asunto entre ellos con una compensación de 3.000 yuanes, lo que el autor rechazó tajantemente y le advirtió que si no corregían su error en tres meses “voy a tomar el arma de la ley y defender mis derechos”. Con desprecio su interlocutor respondió: “No he encontrado un periodista de la parte continental que haya acusado a Hong Kong en su propio territorio, si quieres hacerlo, nuestra compañía te invita a ello”.

A fin de preservar sus derechos e intereses legales y la imagen del Partido y el país, Wang Guangxiang decidió presentar una demanda. En enero de 2006, volvió a Hong Kong, contrató a dos famosos abogados locales, Yang Linzhen y Zhao Liang, y acusó formalmente a Ha Fai Yi Publication Ltd. ante un tribunal hongkonés, pidiendo que se pararan las ventas del libro en todo el mundo, se destruyeran los ejemplares disponibles de la edición y la parte acusada asumiera su responsabilidad, además de publicar una declaración de excusas en los medios de comunicación más importantes de la región. Mientras tanto, el contenido de la declaración debería ser examinado por el tribunal y el demandante, ser compensado el costo del juicio, pagados los honorarios de los abogados y cubiertos los gastos por los viajes de ida y vuelta.

Para recoger pruebas suficientes, Wang realizó seis viajes a Hong Kong, y los condiscípulos y colegas suyos en el extranjero le ayudaron a presentar comprobantes de venta del libro en otros países.

A medida que el proceso judicial fue avanzando, se fue develando la historia secreta de la editorial, la cual se detectó que era una empresa de publicación con un sistema de acciones. Bajo la consigna de “democracia y libertad”, con los medios necesarios para injertar una ramita en otra e inventar, se han editado numerosas colecciones de libros de “comentarios políticos” dirigidos a denigrar la imagen del PCCh y del país, así como a obtener considerables beneficios. Crímenes...…es un ejemplo de ello.

En septiembre de 2009, el pleito entró en su etapa final y, al percatarse de su seguro fracaso, directivos de Ha Fai Yi contactaron dos veces con los abogados de Wang, expresando su disposición a llegar a un arreglo al margen de la ley, pero el acusador rechazó la oferta.

El veredicto

El 18 de noviembre de 2009, el tribunal de Hong Kong emitió el fallo, mediante el cual ordenó a la editorial publicar en los medios locales una declaración de disculpas, pagar los honorarios de los abogados, el costo del juicio y los gastos de viaje de Wang, unos 145.000 dólares hongkoneses en total, al tiempo que, antes de finalizar ese año, debía recuperar los libros publicados que se encontraban a la venta en todo el mundo y entregarlos a los abogados de Wang Guangxiang.

Al mes siguiente, el día 8, Wang retornó a Hong Kong para supervisar la destrucción de los primeros 1.003 ejemplares confiscados. Además, en su declaración de disculpas, la compañía dijo: “Nuestro acto ha violado la Ley de Derechos de Autor de la República Popular China y perjudicado el derecho de autor del Sr. Wang Guangxiang. La publicación y distribución en el extranjero del libro Crímenes Financieros de los Altos Funcionarios del PCCh ha perjudicado el prestigio y trabajo del Sr. Wang y le ha causado molestias, por lo cual nuestra compañía le pide públicamente perdón y garantiza la suspensión de las ventas del libro en Hong Kong y otros países”. Concluyó así el pleito de cuatro años.

Después del veredicto del tribunal, Wang reveló que, en el proceso de recopilación de pruebas para su caso, encontró muchos artículos escritos por reporteros de la parte continental de China que aparecían en publicaciones similares luego de ser modificados. “Espero que mis colegas también tomen el arma de la ley y preserven sus derechos e intereses y los del país”.

Algún responsable de la Asociación de Periodistas de China indicó francamente que el triunfo también demostró que los periodistas deben tener la decisión de defender sus derechos y no dejar que los adversarios de ultramar aprovechen los resquicios, “a pesar de que, fuera del territorio continental y del país, no sea fácil llevar ante la justicia un caso como el de Wang”, motivo por el cual muchos reporteros continentales escogen el silencio ante la violación de sus derechos.

Apoyo en la defensa de los derechos

Sin embargo, no todas las empresas o personas naturales chinas involucradas en casos similares optan por callarse ante las acusaciones relacionadas con los derechos de propiedad intelectual. Antes del juicio de Wang Guangxiang, tuvieron lugar pleitos similares, como el de la compañía alemana Mercedes Benz, que acusó al Grupo SANY, de China, por la violación de su marca. Otro tanto hicieron las estadounidenses Leviton, que demandó al Grupo Protecht General, de China, por la violación del derecho de propiedad intelectual, y Flexsys, querellante contra Sinorgchem, productor líder del antioxidante de goma en China, y la japonesa AJINOMOTO, que llevó a los tribunales al Grupo Dacheng, de China, por violación de patente. Los acusados reaccionaron valientemente, comparecieron ante los tribunales y ganaron sus pleitos.

Especialmente resonante fue el triunfo que consiguió el Grupo de Alimentos Wangzhihe, al proteger activamente su marca en el exterior, lo que produjo un efecto ejemplar para otras empresas chinas y permitió promover la marca “Tallarines Baijia”, demandante por plagio en el caso contra la empresa alemana OKAI.

En realidad el Gobierno chino presta mucha atención a la protección de los derechos de propiedad intelectual. En los primeros 20 años de la reforma y apertura al exterior, el país aprobó sucesivamente la Ley de Marcas, la Ley de Patentes, la Ley de Derechos de Autor y la Ley contra la Competencia Injusta, entre otras, estableciendo un marco legislativo que a los países desarrollados tomó más de 100 años crear.

China también ha desplegado una ofensiva cada día más severa contra la piratería, infracción que puede recibir un castigo máximo de siete años de prisión, según el Código Penal vigente, mientras en muchos países europeos se penaliza con cinco años de cárcel. Además de los medios legales, en el país se han adoptado también medidas administrativas contra actos graves de piratería, pero que no quebrantaban la ley, a fin de proteger el derecho de autor de la mejor manera. Incluso muchas naciones desarrolladas, como las europeas, EE.UU. y Japón, no aplican medidas similares.

En 2009 se publicó por primera vez el Informe Anual (2008) del Tribunal Popular Supremo sobre los Pleitos Relacionados con el Derecho de Propiedad Intelectual, y, a la vez, se dieron a conocer las 10 causas más importantes y las 50 causas más típicas sobre la protección del derecho de propiedad intelectual de ese año, como ejemplos para la labor de propaganda y orientación.

Los esfuerzos hechos por el Gobierno chino lograron efectos muy notables. Según el informe laboral del Tribunal Popular Supremo, en 2009 las cortes locales a escala nacional solucionaron en total más de 30.000 causas sobre derechos de la propiedad intelectual, con un incremento de un 29,7% en comparación con el año anterior. Además, dictaron resolución de primera instancia en 1.361 causas civiles sobre derechos de propiedad intelectual con las partes exteriores concernientes y 353 causas con las partes de Hong Kong, Macao y Taiwan, aumentos respectivos del 19,49% y el 56,89% en relación con 2008.

Conforme a Gu Hua, director de la editorial del Diario de Nantong, la victoria del caso de Wang Guangxiang refleja una mayor conciencia de los periodistas chinos por proteger sus derechos de autor. “Como una de las primeras ciudades costeras abiertas al exterior, Nantong ofrece desde hace mucho tiempo mayores oportunidades a los reporteros locales de salir al extranjero. El propio Wang visitó 31 países y ello le permitió acumular una visión global y alta conciencia de la protección de los derechos de autor”, opinó y consideró al mismo tiempo que entorno a la protección de sus derechos en el exterior, los periodistas chinos tienen mucho que hacer. Ellos deben tomar las armas de la ley y evitar que algunas organizaciones extranjeras abusen de sus derechos e intereses.

Los encargados de la Administración Estatal de Derechos de Autor de China expresaron también que en el futuro van a apoyar a los autores en las acciones dedicadas a proteger sus derechos, especialmente en los casos en el exterior. Los apoyos van a brindarse en los terrenos legal, político y moral, para liberar a los autores que han sido objeto de abusos por la impotencia e incapacidad en que se encuentran generalmente.

En una sociedad con sistemas jurídicos y democráticos cada día más completos y sanos, la gente espera que surjan más valientes como Wang Guangxiang, que sepan proteger sus derechos legítimos a través de los medios legales.

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