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Reportaje Exclusivo
Shanghai, convergencia de Oriente y Occidente
Por JIANG FUMEI*

Vista panorámica del Bund.

Shanghai, símbolo de la prosperidad actual y la diplomacia exterior de China, está situada en la costa este del país, justo en la desembocadura al Mar del Este del río Yangtsé.

Hace más de mil años, Shanghai ya abrió el primer puerto que le permitió establecer una ruta de comunicación con Japón y Corea y, hasta la época de la dinastía Ming (1368-1644), fue un centro comercial próspero y densamente poblado. Sin embargo, ha sido considerada siempre una ciudad levantada en la era moderna. A partir de 1843, cuando se expandió el comercio y se instituyeron las concesiones de Inglaterra, Francia y Estados Unidos, la naciente metrópoli se desarrolló rápidamente y se convirtió de “un mercado de productos extranjeros” en un lugar boyante de fama mundial y cuna de la industria nacional.

Aunque en los primeros 60 años del siglo XX la economía china fue quedando rezagada en el contexto mundial, Shanghai se mantuvo como una ventana importante del país para la diplomacia exterior. El hecho de que en 1972 se entrevistaran allí los entonces primer ministro chino, Zhou Enlai, y el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, constituyó el principio de un nuevo capítulo en las relaciones entre los dos países. Y a partir de 1990, con el estreno de la explotación de la nueva zona de Pudong, la ciudad avanzó hacia una nueva etapa de bienestar.

En 1840, los británicos fueron los primeros en traspasar la gran puerta china con sus potentes buques de guerra. Posteriormente, el 17 de noviembre de 1843, Shanghai se convirtió oficialmente en uno de los cincos puertos abiertos al exterior.

El 9 de diciembre de 1845, la zona de entrada al río Suzhou pasó a manos del Reino Unido como la primera concesión establecida en Shanghai por los extranjeros. Le sucedieron, en 1848, la de Estados Unidos, al norte de los ingleses, en el distrito de Hongkou, en la orilla del norte del río Suzhou, y en 1849, la de Francia, al sur de la británica, en las tierras entre el distrito de Shanghai y la orilla de Yangjing. De esta forma, la localidad quedó fragmentada en el territorio chino y los de las potencias extranjeras.

Diez años más tarde, Shanghai reemplazó a Guangzhou (más al sur) convirtiéndose en el centro comercial del país con el mundo. En 1844, contaba con sólo 11 bancos foráneos y movía un volumen de importaciones y exportaciones que apenas equivalía a la sexta parte de Guangzhou; pero la situación cambió y en 1855 el número de bancos extranjeros en la ciudad se elevó a más de 120 y el monto total de las importaciones y exportaciones superó por primera vez al de Guangzhou. El ritmo de crecimiento se mantuvo y hacia finales de los años 60 del siglo XIX, su comercio internacional era ya tres o cuatro veces mayor que el de la ciudad cantonesa.

La bonanza económica permitió que Shanghai se levantara rápidamente y se convirtiera en una próspera ciudad de fama mundial. En 1844, la compañía británica Jardine Matheson & Co. fundó una oficina en la ciudad para abrir la línea de navegación de Hong Kong-Shanghai y los misioneros británicos crearon la primera imprenta mecánica y el hospital de medicina occidental. Cuatro años después, el banco inglés Oriental Banking Corp. inauguró su filial en Shanghai y en 1850, con el estreno del primer hipódromo y el primer periódico en lengua extranjera, el estilo de vida occidental comenzó a hacerse popular.

Debido a la inversión de una gran cantidad de capital foráneo, que principalmente se concentró en sectores como la construcción y reparación de barcos, el devanado de la seda y otras fábricas de importación y exportación, Shanghai se había convertido en la base china para la mayor parte de los bancos extranjeros y las navieras mundiales.

En los años 20 y 30 del siglo XX, la ciudad había alcanzado una prosperidad notable y contaba con un tráfico y una administración municipal bien completos, pese a su singular disposición en cuatro secciones administrativas, el asentamiento internacional (concesión angloamericana), la concesión francesa y los territorios chinos de Nanshi y Zhabei. La separación de las administraciones afectó mucho al desarrollo del transporte, hasta que en julio de 1927, debido al establecimiento del municipio de Shanghai por el Gobierno de la República de China en Nanjing, al cual la metrópoli quedaría directamente subordinada, y al “Plan para la gran Shanghai”, se acabó con la separación de administraciones y se llegó a la cumbre de la prosperidad.

Para los europeos y americanos, la Shanghai de los años 30 del siglo XX fue “el paraíso de los aventureros” y una urbe moderna e internacional como Londres, Nueva York o París. Además, la metrópoli ofreció asilo a un gran número de judíos perseguidos por los nazis.

A finales de 1941, después del estallido de la Guerra del Pacífico (1937-1945), el ejército japonés ocupó las concesiones de Inglaterra y Estados Unidos y se esforzó por eliminar las influencias de ambos países y Francia, terminando así con las concesiones de Shanghai. En agosto de 1944, después de la expulsión de los invasores, la República de China tomó posesión de Shanghai y comenzó a administrar sus asuntos.

En 1949, luego de la liberación, las compañías foráneas y parte de los extranjeros radicados en Shanghai empezaron a retirarse, aunque la ciudad continuó siendo un centro importante para la economía, la industria, la cultura y el comercio exterior. En 1990, el Gobierno de la República Popular China anunció el comienzo de la explotación y apertura de la zona de Pudong, definiéndola como “El futuro y la esperanza de Shanghai”, que en poco tiempo se convirtió en un centro internacional financiero, naviero y aéreo y una nueva zona moderna, orientada al exterior y de múltiples funciones.

Con la llegada del siglo XXI, cada una de las nuevas construcciones, como la Torre de Televisión Perla Oriental, la Torre Jinmao, el Centro de Convenciones Internacionales de Shanghai, el Aeropuerto Internacional Pudong y la zona comercial y financiera de Lujiazui, recién concluida, constituyen un ejemplo del crecimiento diversificado de esta urbe internacional. El desarrollo de los mercados del país a partir de los nuevos sectores locales, como el comercio de valores y las finanzas, las operaciones de divisas y la ciencia y tecnología, la han llevado a convertirse en receptora de recursos del país y a acelerar el proceso de conexión de su economía con la internacional. En octubre de 2001, la ciudad fue sede de la Cumbre de la APEC, en la que se la reconoció como uno de los centros internacionales de la economía, las finanzas y el comercio del nuevo siglo.

El Bund, cercano a la playa del río Huangpu, se convirtió en el lugar más brillante de la metrópoli, debido al asentamiento de los británicos en el pasado. Con una historia centenaria, la zona está considerada el “salón de Shanghai” por sus construcciones de diversos estilos y formas. En total existen allí 52 mansiones diferentes que son ejemplos del porte elegante de la armonía entre China y Occidente y forman un conjunto de edificaciones muy famosas. Símbolo de la prosperidad de la época de las concesiones, el área concentra además la sede de la aduana y las principales instituciones financieras, comerciales y culturales..

El hotel Jinjiang, levantado en la calle Maoming de la antigua concesión francesa, es uno de los espacios de intercambio entre Shanghai y el mundo. Su parte norte se fundó en 1929 y su estilo combina la arquitectura tradicional típica europea con las instalaciones modernas. Después de la liberación, en 1949, se convirtió en la primera Residencia de Huéspedes de Estado en Shanghai y, por más de 60 años, acogió a alrededor de 400 jefes de Estado y de gobierno de un centenar de países.

A modo de ejemplo caben recordar la firma del Comunicado Conjunto entre Estados Unidos y la República Popular China, llevada a cabo en 1972 por el primer ministro chino, Zhou Enlai, y el presidente estadounidense, Richard Nixon; y el encuentro que sostuvieran en el año 2000, los entonces presidente de China, Jiang Zeming, y premier de Dinamarca, Anders Fogh Rasmussen; o las actividades relacionadas con la sexta reunión cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai, en junio de 2001.

Desde la apertura del puerto, en 1843, hasta la actualidad, Shanghai no sólo ha sido la primera ciudad de China y centro económico, financiero, comercial y del transporte, sino que también ha desarrollado una fuerte personalidad cultural, en la que se mezclan elementos de todas las regiones y se armonizan China y Occidente. La ciudad cultural de hoy tiene tanto factores modernos como tradicionales, y su prosperidad muestra un particular atractivo que se ve realzado por las construcciones de estilo occidental del Bund y los rascacielos modernos de Pudong.

la ciudad ofrece otros muchos ejemplos de los fascinantes etre lo chino y lo occidental, la modernida y la tradición: el coro de la Catedral de Xujiahui y el humo de sándalo en el Templo del Buda de Jade; los ancianos que juegan mahjong bajo los arcos de las construcciones aéreas que se tienden sobre los callejones y los jóvenes que practican el fútbol en las callejuelas; la ópera de Shanghai en los teatros públicos y la música sinfónica y el ballet en el gran teatro; las comidas locales de los restaurantes antiguos, bebidas y pasteles de estilo cantonés en la Casa de Té Xinghua, los diversos tentempiés de diferentes partes de China en la calle Yunnan, los platos franceses del restaurante Red House, el pollo amarillo Sanhuang del restaurante chino Xiaoshaoxing, la Casa de Té en la calle antigua de Shanghai y los bares en la calle Hengshan.

Cuando llega la noche, el paisaje brillante de Shanghai, el jazz que se escucha en el Peace Hotel y el conjunto de instrumentos tradicionales de cuerda y viento del Jardín Yuyuan hacen recordar la ciudad antigua de los años 20 y 30 del siglo XX. No obstante, los ritmos de las modernas discotecas y muchos cibercafés nos traen de regreso al siglo XXI.

 

*Jiang Fumei es máster en Ciencias Históricas de China por la Universidad Tsinghua y escritor.

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