En la 73 edición de los Oscar, el filme Tigre y Dragón, dirigido por el realizador de origen chino Ang Lee, se alzó con los premios a la Mejor Película Extranjera, Mejor Banda Sonora, Mejor Fotografía y Mejor Dirección Artística, lo que no sólo granjeó reputación internacional al director, sino que también ayudó a que Mukeng, escenario de la filmación, ganara fama.
Mukeng es un valle de alrededor de 6 km de largo, situado en el distrito de Yixian, en Anhui, a 25 km de la montaña Huangshan y 5 km de la antigua aldea de Hongcun, dos Patrimonios de la Humanidad. Con la brisa que corre por el valle, el inmenso bosque de bambú hace una ondulación parecida a la de las olas, de ahí que se le conozca como “Mar de bambú”, mientras de otro nombre, el de “Valle de la jadeíta caída”, se puede imaginar el agradable color verde que reina en el lugar.
Gracias a la fama que le proporcionó la película, Mukeng atrae cada día más visitantes, pintores y fotógrafos.
Vida del pueblo de bambú
La pequeña aldea de Mukeng se sitúa en la ladera media del valle y está rodeada por el verdor. De lejos, las casas distribuidas entre el bosque de bambú se asemejan a los escollos en el mar. Apenas 24 familias residen aún allí y todas pertenecen al mismo clan y tienen el mismo apellido, Fu. En la ladera las casas se construyen escalonadamente y lucen un estilo que se caracteriza por su línea sencilla y pocos adornos, muy diferente al de otras aldeas antiguas de la provincia. Las escaleras de tablero de piedra conectan las moradas entre sí y forman un laberinto lleno de diversión para los visitantes foráneos. Los arroyos que bajan de las fuentes montañosas corren lentamente por el lugar, llenando los estanques para la cría de peces e irrigando los terrenos de hortalizas y los huertos. Los aldeanos cortan el bambú y juntan los tubos para llevar el agua a sus cocinas.
Según un refrán chino “Quienes viven en la montaña, viven de la montaña”, refiriéndose a que los productos de los montes constituyen el principal recurso para los habitantes locales. Naturalmente, el bambú es parte imprescindible de la vida de los aldeanos de Mukeng, quienes comen con los palillos hechos de bambú, barren el patio con la escoba de bambú, lucen sombreros de bambú para protegerse de la lluvia y descansan en sillas de bambú, además de otros usos que le dan a esta planta. Lo más importante, cuando necesitan dinero, van a la montaña a cortar bambú para luego venderlo.
El éxito de Tigre y Dragón promovió el desarrollo del turismo en Mukeng. Muchos habitantes locales abrieron posadas en las que pueden alojarse hasta 50 personas, aunque también las hay pequeñas, de sólo dos habitaciones. En ellas los turistas pueden experimentar la vida real de la montaña y contemplar a los aldeanos trabajando en el campo, cortando el bambú, excavando los brotes de la propia planta, criando puercos y gallinas, recogiendo el té, etc.
Aun así, en comparación con la zona paisajística de la montaña de Huangshan y la antigua aldea de Hongcun, el valle Mukeng rara vez es visitado por grupos turísticos y mantiene todavía un ambiente tranquilo y sereno. Los viajeros que llegan hasta él son fundamentalmente mochileros y familias que vienen a pasar el fin de semana. Después de subir dando vueltas por la montaña, los forasteros tienen que abandonar el auto en el que viajan y caminar más de diez minutos, siguiendo el sendero de arena, para entrar en la aldea.
Aquí no existe más alojamiento que las posadas. La mayor, llamada “Villa del Bambú Verde”, cobra 10 dólares por habitación/noche (no incluye desayuno), mientras que en otros inmuebles el precio de los cuartos varía según las condiciones. Hay sólo una tienda en Mukeng, por lo que si los viajeros planean quedarse varios días, necesitan proveerse de artículos y víveres suficientes.

Los hongos crecen generalmente al pie del bambú muerto.
Platos sabrosos del pueblo de bambú
El brote de bambú es el platillo más aplaudido de Mukeng, pues combina el sabor y la nutrición, además de ser una comida popular en todo el país. Los brotes frescos también pueden elaborarse como brotes secos, que pueden cocinarse durante todo el año. Con costillas, jamón, tirillas de carne y hasta en la olla mongola, el brote resulta una receta muy deliciosa. Muchos turistas prefieren comprar los brotes secos para continuar disfrutando su sabor aun en su propia casa.
En China se utiliza el bambú para elaborar medicamentos y bebidas medicinales. Xianzhuli, un elemento que se extrae de las hojas del bambú, es efectivo para curar la tos. Zhuyeqing es un licor chino muy aromático y famoso, hecho también con las hojas de la planta, que tiene una historia de más de 2.000 años. Un tipo de hongo que crece al pie del bambú muerto, además de ser deleitable, se emplea para lograr que los alimentos perduren más tiempo. Es conocido como Reina de los hongos y en el pasado era ofrecido especialmente a los emperadores.
Los días antes y después del solsticio de invierno, los aldeanos se vuelcan en la faena de escardar los brotes de bambú de invierno, desde la madrugada hasta la caída del sol, e incluso, en los días más intensos, continúan durante la noche con la ayuda de una luz. Sin embargo, esta tarea no sólo se lleva a cabo para asegurar la alimentación, sino también para garantizar el desarrollo de la planta al siguiente año, porque los brotes de bambú de época resultan pequeños, de gran cantidad y no crecerán mucho. Este trabajo requiere una buena técnica, debido a que los retoños se esconden debajo de la tierra. Los turistas sin experiencia por lo general no pueden localizar ni uno en todo el día, mientras experimentados campesinos de la zona son capaces de cosechar unos 50 kilos.
En la primavera, el valle presenta una fisonomía muy diferente. Poco después de la caída de las primeras lluvias, por todas partes se pueden ver los nuevos bambúes que comienzan a brotar de la tierra, lo que brinda la oportunidad a los viajeros de encontrarlos personalmente. A media noche se oye el ruido continuo de “kakaka” proveniente del bosque, anunciando el crecimiento de la planta.
El bambú crece rápidamente. Unos 10 días después de salir a la superficie, los retoños pueden alcanzar la misma altura que el bambú normal, de 10 m a 20 m, y en tres meses su diámetro será de unos 15 cm. Un año más tarde ya estarán maduros y listos para ser cortados y empleados en diversos usos. Hoy en día, con el decrecimiento de los bosques, el bambú se ha convertido en un importante recurso. En las zonas montañosas aumentó la superficie de plantación de la especie y aparecieron muchas zonas turísticas caracterizadas por el bosque de bambú en las provincias de Sichuan, Guizhou, Hunan, Hubei, Jiangxi, Zhejiang, Fujian, entre otras.
El bambú de Mukeng pertenece al tipo económico, el de mayor extensión y uso en el país. En la antigüedad esta planta era muy empleada en la producción de armas y herramientas de labranza y pesca. En la región suroeste de China, caracterizada por un clima húmedo y cálido, la gente construye casas de buena ventilación con bambú y en verano muchos duermen encima de esteras delgadas confeccionadas con bambú para evadir el calor. En las regiones con muchos arroyos y ríos, las balsas de bambú resultan muy populares, debido a su fuerza de flotación y poco calado y aún hoy constituyen un medio imprescindible de transporte en las zonas remotas. En la actualidad el bambú también sirve para producir muebles, suelos de madera, vestidos de fibra y variadas artesanías.
En el pueblo se puede contemplar la excelente técnica de los artesanos, que hacen artículos con tiras de bambú, y comprar objetos elaborados con la planta. Los artesanos cortan los tubos de bambú hasta convertirlos en tiras de un grosor similar al del dedo meñique. En las manos ágiles de los artesanos estas piezas suben y bajan, como si bailaran, y no tardan en convertirse en canastas o sacos. Los artesanos suelen escribir además sus nombres con pinceles chinos en las artesanías u otros objetos a modo de marca.

Elaboración de la estera fina de bambú.
Cultura del bambú
Desde la antigüedad, el bambú ha sido bien acogido por los chinos y constituye un tema usual de la música, la poesía, la pintura y otras creaciones artísticas del país. Es un material muy importante para producir instrumentos musicales tradicionales, tanto los de cuerda como los de viento, además de servir para determinar el temperamento, por eso “la cuerda y el bambú” son sinónimo de la música en China, y a los músicos se les llama también hombres de bambú.
Registros del año 600 a.n.e., antes de inventarse el papel, muestran que los chinos solían escribir sobre tablas largas y delgadas de bambú que luego unían con cuerdas, considerados los libros más antiguos del país, en los que quedaron registrados los pensamientos de muchos filósofos chinos y gran cantidad de documentos históricos, sustituidos por el papel en el siglo IV. El bambú es también un material esencial para elaborar el pincel chino y el papel.
Tradicionalmente, se le han dado significados especiales a las características naturales del bambú; por ejemplo, a sus tubos huecos y hojas de puntas hacia abajo se les atribuye la virtud de la modestia; se le considera también sinónimo de moral elevada y firmeza, debido a su esbeltez y dureza. Las flores del ciruelo, con la orquídea y el crisantemo, reciben el nombre de los “Cuatro caballeros de las plantas”, y junto al pino y el ciruelo, son los “Tres amigos en el tiempo más frío”. Por eso describir a una persona con la imagen del bambú es un elogio sublime. En los siglos III y IV, siete literatos famosos, insatisfechos con la corte, se reunían a menudo en un bosque de bambú, donde creaban sus obras. Al grupo se le conoce como los “siete virtuosos del bosque de bambú”, revelando la relación entre el bambú y los hombres de letras.
En la historia hay muchas leyendas y anécdotas que tienen que ver con el bambú. Su Shi (1037-1101), célebre intelectual de la dinastía Song, consideraba pintar bambú como un gran placer y aún es famosa su frase “tener en la mente ya imaginados los bambúes antes de pintarlos”, que describe a quienes tienen de antemano un plan o idea bien definida, o que están seguros de lo que van a hacer. En uno de sus versos dice que puede soportar la comida sin carne, pero no la vivienda sin bambú, porque tal comida sólo hace adelgazar a las personas, pero tal vivienda las vulgariza.
En las diversas dinastías de la historia se destacaron numerosos maestros de la pintura de bambú, como Zhao Mengfu (1254-1332), de la dinastía Yuan, y Zheng Banqiao (1693-1765), de la dinastía Qing, entre otros.
En las mañanas veraniegas, uno se despierta con la brisa que corre por el bosque de bambú y el ruido del arroyo: ¡qué envidiable es la vida en la aldea de Mukeng!