
Lámina V. Cuerpo humano e ideología, escrito por Alfredo López Austin.
Quieremos señalar, además, que en el mismo libro hay una lámina importante (lámina V), que según el Códice Vaticano 3739 muestra la figura de un hombre desnudo, rodeado de los veinte signos de los días, cada uno de ellos unido por una línea a una parte del cuerpo, sobre cuyo significado nos informa el propio intérprete del códice: Estas son las veinte letras o símbolos, usados para todos sus números, los cuales se decía que tenían dominio sobre los hombres, como aquí se presenta, y de este modo los medicinaban cuando alguno se enfermaba o verdaderamente sentía alguna dolencia.
Las palabras del profesor Alfredo López Austrin no sólo nos explican con claridad que en el México precolombino existía el concepto de taiji, sino que también se utilizaba el concepto de la integridad entre la naturaleza y el hombre para tratar las enfermedades de la gente.
En el libro Medicina prehispánica de México, el doctor Carlos Viesca Treviño escribe que el “equilibrio representaba entonces salud, y su ruptura la enfermedad”. Además dice que “la polaridad frío-calor que más que polaridad debiera calificarse como unidad dialéctica, era el eje fundamental para el registro y detección de los cambios. Todo ser era clasificado por el calor o la frialdad que poseyera; toda parte del cuerpo era asimismo caracterizable; toda enfermedad se medía por un aumento o disminución de la temperatura en el sitio afectado o en todo el organismo, si la pérdida del equilibrio era más severa y de mayores consecuencias”.
La medicina tradicional china sostiene que ya que la enfermedad se debe al desequilibrio entre el yin y el yang, todos los métodos de tratamiento deberían buscar este equilibrio mediante ambos. El yin y el yang forman parte importante del terreno médico. Los tejidos y órganos del cuerpo humano pueden pertenecer ya sea al yin, ya sea al yang, de acuerdo a su posición o función relativa. Tomando el cuerpo como un todo, la superficie corporal y las cuatro extremidades, por estar en el exterior del cuerpo, son del yang, mientras que los órganos viscerales, por encontrarse en el interior, son del yin. Considerando en forma particular la superficie corporal y las extremidades, la espalda es del yang, el tórax y el abdomen son del yin; la parte superior a la cintura es del yang y la inferior es del yin; la cara externa de las cuatro extremidades es del yang y la interior es del yin. En las actividades fisiológicas, la transformación de las substancias en función o viceversa se contiene la teoría de la relación de interdependencia entre el yin y yang. La substancia es del yin y la función, del yang. La obra antigua Huangdi neijing (Canon de medicina interior) escribe: “El yin se instala en el interior como la base material del yang, mientras que el yang está en el exterior como manifestación de la función del yin”.
Según la teoría de la medicina tradicional, los alimentos y las hierbas medicinales son del mismo origen. Ellos se dividen en los siguientes tipos: fríos, calientes, tibios y frescos y en la zona maya ocurre más o menos lo mismo: fríos, poco fríos, calientes y poco calientes. En México, un médico o un grupo de médicos nahuas del siglo XVI conocía y podía emplear entre 100 y 200 plantas medicinales, dejando al margen los elementos de procedencia animal y mineral, que trataremos más adelante (según Medicina prehispánica de México). En China la obra Compendio de Matería Médica, escrita por Li Shizhen (1518-1593), nos habla de un total de 1.892 plantas, minerales y animales medicinales diferentes.
En los últimos años, la acupuntura y moxibustión se ha divulgado, recidivado y legalizado en México. Estos éxitos se deben principalmente a los esfuerzos mancomunados del Gobierno mexicano y sus trabajadores de la medicina, y también a su cultura tradicional, según nuestra opinión.

Códice Féjérvary Mayer, Fusang, chinos en América antes de Colón, escrito por Gustavo Vargas Martínez.
¿Cuál es Wuxing (五行)?
Desde la antigüedad en China la madera, el fuego, la tierra, el metal y el agua son considerados los elementos básicos que constituyen el mundo material. Entre ellos hay una relación de intergeneración e interinhibición, la cual está en un estado de constante cambio y movimiento.
El “nombre de México se traduce del idioma náhuatl o mexicano como ‘en el ombligo de la luna’, alegoría por ‘en el centro del universo’; y asombra la similitud de significado con el nombre de China: ‘el país del centro’” (texto del folleto de la embajada de México en China, junio de 1999). Este modo ideológico de denominación sólo se encuentra en la antigua China y México. La dinastía Shang-Yin (1600-1046 antes de nuestra era) llamaba la región central donde se ubicaba “tierra del centro” o “dinastía Shang del centro”, y los sitios a su alrededor: Este, Sur, Oeste y Norte. En la dinastía Han (206 a.n.e.-220) la mencionada estructura era más completa e incluía las orientaciones, estaciones, colores, elementos, deidades, música y crecimiento y desarrollo (véase la tabla sobre wuxing). Es digno mencionar que aparte de China y México no se encuentra el mismo concepto ni el mismo fenómeno en ningún país y ninguna zona del mundo. Los cinco puntos geográficos se combinan con las cuatro estaciones, formando así una estructura estrícta de espacio-tiempo. Esto es sumamente importante, porque es el punto de partida para conocer mejor el calendario maya y azteca.
En el libro Cuerpo humano e ideología, el profesor Alfredo López Austin plantea que “la superficie terrestre estaba dividida en cruz, en cuatro segmentos. El centro, el ombligo, se representaba como una piedra verde preciosa, horadada, en la que se unían los cuatro pétalos de una flor gigante, otro símbolo del plano del mundo.
“A cada uno de los cuatro segmentos de la superficie terrestre se le asignaba un color. La distribución de los colores no era la misma en toda Mesoamérica. En el Altiplano Central, la división más frecuente daba al Norte el color negro, blanco al Oeste, azul al Sur y rojo al Este. El color verde estaba relacionado con el centro, con el ombligo del mundo. Otros símbolos, entre los múltiples vinculados con los cuatro rumbos del plano terrestre, fueron el pedernal al Norte, la casa al Occidente, el conejo al Sur y la caña al Oriente, lo que constituía, según Garibay K., una doble oposición de muerte-vida (norte-sur, con los símbolos de la materia inerte y de la movilidad extrema) y hembra-macho (Oeste--Este, con los símblos sexuales de la casa y la caña), como si el eje cielo-inframundo se hubiese proyectado en dos giros de 90°, perpendicular entre sí, sobre el plano de la superficie terrestre, distribuyendo dos de sus pares de oposición.
“En cada uno de los extremos del plano horzontal se erguía un soporte del cielo. Las columnas aparecen en las fuentes concebidas como distintos tipos de seres, en fusiones simbólicas que son muy frecuentes en la cosmovisión mesoamericana. En esta forma pueden aparecer como árboles sagrados, o como cada uno de los cuatro grandes tlaloque que enviaban las lluvias desde los confines de la Tierra...” ( lámina VI a. ,b. y c.).
*Song Baozhong, también conocido como Yao Song, es profesor asociado del semanario Beijing Informa; Liu Xiulan es mienbro del equipo de asistencia del Hospital de la Amistad Chino-Japonesa, y Wang Dayou, también llamado Shao Hua, es redactor de la Casa Editora Huaxia.