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Sociedad
Artífice de una metrópoli rural
Por ZHU HONG

Huang Fushui.

 

 

 

Al entrar en la aldea de Zhenggezhuang, del poblado de Qijia, en el norte del distrito de Changping (Beijing), el visitante descubre que ha llegado a un lugar muy moderno: calles amplias, edificios alineados como escamas de un pez y un sinfín de puestos comerciales, así como zonas industriales en las que se han establecido numerosas empresas conocidas y recintos nuevos de dos universidades famosas. Un río de aguas cristalinas atraviesa la localidad.

Hace 20 años, Zhenggezhuang era muy diferente a lo que es hoy. Estaba cubierta de herbazales, tanto dentro como fuera de la aldea, y las aguas negras inundaban todos los rincones. Los caminos estrechos estaban ocupados por porquerizas, estercoleros y uno y otro haz de leña. Por todas partes se podían contemplar las paredes de adobe casi derruidas y las casas simples y viejas.

Hoy en día, Zhenggezhuang se ha convertido en uno de los lugares turísticos y sede de conferencias más conocidos de las afueras de Beijing, bautizado con un nuevo y resonante nombre, Ciudad Termal de Ocio (Hot Spring Leisure City). Sus cambios titánicos y estremecedores están estrechamente vinculados a una persona, Huang Fushui, subjefe de la aldea y presidente del Grupo Hongfu, empresa de administración aldeana de la localidad. Nacido en los años 60 del siglo XX, el político, de estatura mediana, tiene el carácter típico del campesino, firme, honesto y sencillo, y posee además un don especial para los negocios. “Me siento muy orgulloso al ver los gigantescos cambios sucedidos en esta tierra, donde nací y crecí”. En 2009, como representante sobresaliente de los constructores del nuevo campo nacional, Huang apareció en la carroza titulada “Construcción del Nuevo Campo”, en el desfile por el 60 aniversario de la fundación de la República Popular China, motivo de orgullo tanto para él como para sus coterráneos.

Necesarias las industrias pilares

Dos décadas atrás, las plantaciones de maíz, trigo y otros cereales eran la principal fuente de ingreso de los habitantes de Zhenggezhuang, además de unos pocos talleres para la elaboración de sacos de cemento, ladrillos de arcilla, y transporte de arena. “Por las dificultades con el transporte, la aldea no pudo hacer negocios con otras poblaciones y algunas fábricas se veían obligadas a cerrar después de tres o cuatro años de administración. Tampoco teníamos recursos minerales que aprovechar. La situación económica de los aldeanos era apretada”, relató Huang, quien no pudo evitar un suspiro al recordar los días del pasado.

En 1986, a sus 20 años, Huang reunió a decenas de jóvenes de la aldea, a los que manifestó: “Según mi punto de vista, aunque nos matemos trabajando en el campo, nunca podremos enriquecernos. Más vale que salgamos fuera, para ver si encontramos una vía para enriquecernos”. El joven organizó una brigada constructora y con un préstamo de 50.000 yuanes emprendió su carrera en el mercado de la construcción. Junto a sus paisanos hizo el máximo esfuerzo para aprender el oficio y en el primer año lograron ganar 500.000 yuanes. Con el crecimiento de la envergadura del grupo, en 1993 Huang fundó la Compañía de Construcción Mecánica Hongyuan, dando vida así a su propia marca en el mercado. Su equipo de construcción subordinado a una empresa ajena se convirtió en una “tropa regular”.

Con la gestión esmerada de Huang Fushui, la compañía creció constantemente y estableció sucesivamente las sucursales de Desplazamiento, Construcción, Infraestructura y Obras Públicas. En 1996, el devenido empresario integró los diferentes entes económicos y fundó el Grupo Hongfu de Beijing. Según él, tras varios años de tanteo y esfuerzos, encontraron una nueva vía de desarrollo y establecieron un sistema de operación económica con la aldea como fundamento y el Grupo Hongfu como pilar económico. “A través de la reforma del régimen empresarial, los campesinos compraron acciones y se convirtieron en accionistas. Imagine la iniciativa de todos en la búsqueda del desarrollo”, dijo Huang sonriente. “La construcción del nuevo campo necesitaba tener industrias pilares, fortalecer el poderío económico colectivo y aumentar los ingresos de los aldeanos por medio del desarrollo de sus propias industrias”.

En la actualidad, Hongfu es un grupo empresarial de gran escala, integrado por las industrias tradicional, científica y tecnológica, servicios de garantía, turística y de ocio, al que se subordinan 15 empresas directamente y más de 30 compañías, entidades que dan empleo a más de 7.000 personas. Su capital global alcanza los 4.000 millones de yuanes.

Metrópolis rural

Gracias al desarrollo de la economía colectiva, los aldeanos de Zhenggezhuang tenían los bolsillos cada día más llenos y, uno tras otro, empezaron a construir nuevas viviendas. Según la creencia popular, la casa más grande y de mayor cantidad de pisos es sinónimo de riqueza. Sin embargo, la vida práctica no mejoró mucho. La comunidad seguía viendo la televisión en blanco y negro y pocos adolescentes tenían la oportunidad de estudiar en la universidad. Las construcciones tampoco fueron bien planificadas. Un total de 70 hectáreas de tierra cultivable fueron divididas entre más de 400 familias. Todo esto no beneficiaba la protección del ambiente ecológico ni el aprovechamiento razonable de la tierra.

El barrio residencial de Hongfuyuan fue elegido “Barrio más satisfactorio de Beijing” en 2007.

 

Huang se quedó muy preocupado por este fenómeno. “Para convertir Zhenggezhuang en una aldea nueva y moderna, había que cambiar el entorno vital desordenado, hacer muchas transformaciones y emprender la urbanización autóctona. Se demolieron las casas viejas y, con una compensación a precio corriente, ayudaron a los aldeanos a mudarse a los edificios construidos uniformemente. Además, se volvieron a integrar cerca de 267 hectáreas de tierra para destinar algunas parcelas a la explotación industrial y la introducción de inversión foránea”.

En cuanto a los cambios en las nuevas edificaciones, aunque la mayoría de los habitantes estaba a favor, algunos ponían objeciones. Huang no tuvo más remedio que ir a convencerlos casa por casa. Al mismo tiempo, aconsejó a los jefes de la aldea elaborar una serie de políticas sobre la compensación y reducción de los gastos de agua, calefacción, gas y administración, que fueron incluidas en el Reglamento de Autonomía de los Aldeanos de Zhenggezhuang, con el fin de disminuir la carga económica y las preocupaciones de los pobladores.

En 1998 comenzó la construcción del barrio residencial de Hongfuyuan, donde actualmente más de 80 edificios que ocupan un área constructiva superior a los 800.000 m2 dan cobija a más de 15.000 habitantes de unas 3.000 familias. La fuente termal llega a las casas y todos los inmuebles están dotados del servicio de calefacción por suelo radiante. El barrio también cuenta con instalaciones de servicios, como escuela, banco, correo postal, supermercado, guardería infantil y planta de tratamiento de aguas residuales, entre otras condiciones, que lo hicieron merecedor de la distinción de “Barrio más Satisfactorio de Beijing”. Datos suministrados por la localidad dan cuenta que antes de 1998, Zhenggezhuang dedicaba unas 70 hectáreas al sector residencial, con una superficie per cápita que no superaba los 23 m2, pero después de la transformación, el área de vivienda se redujo a 17 hectáreas, mientras la superficie per cápita aumentó a 70 m2.

“Soy campesino, por eso puedo saber lo que piensan mis paisanos del campo”, aseguró Huang. La tierra es vital para los agricultores, de ahí que para proteger los derechos e intereses de los aldeanos promovimos el sistema de derechos accionariales de la tierra, después de lograr el consentimiento de todos. Los aldeanos confían la administración de sus tierras al Grupo Hongfu y obtienen a cambio dividendos anuales, los cuales en 2008 ascendieron a 7.000 yuanes por persona. Huang sabe que los agricultores que por generaciones han vivido de la tierra necesitan trabajar para ganar dinero y mantener a su familia. Por eso ayudó a la aldea a establecer la Oficina Laboral y de Empleos, donde se registran los aldeanos que quieren trabajar con las propias empresas de la localidad y le buscan un puesto a cada uno. Al mismo tiempo, con las ganancias que genera la tierra, el Comité de la Aldea paga el bienestar social de los aldeanos, lo que incluye pensión, seguro médico, prestaciones por desempleo, seguro por accidente de trabajo y seguros de proliferación, etc. En 2008, cada aldeano disfrutó de un amplio sistema de bienestar social de 5.300 yuanes, y las pensiones y subsidios vitales de cada anciano alcanzaron los 12.500 yuanes.

La confianza de los aldeanos

“Los aldeanos constituyen el cuerpo principal de la construcción del nuevo campo, que exige también elevar la formación cultural de los pobladores, además de incrementar sus ingresos y garantizar sus condiciones esenciales”, expresó Huang. Zhenggezhuang invirtió en la construcción de una guardería infantil, una escuela primaria y una secundaria, así como una escuela para adultos, e introdujo dos centros docentes superiores: la Academia Central de Arte Dramático y la Universidad de Correos y Telecomunicaciones de Beijing, formando de esta manera un completo sistema educativo complementario.

“Los vecinos no compiten por poseer casas más altas y grandes, sino porque sus hijos adquieran todos los conocimientos posibles, mayor capacidad y hagan mayores contribuciones a la sociedad”. Ésta es la filosofía que el Comité de la Aldea está inculcando a su pueblo. Ya se elaboró un régimen de subsidio educativo que cubre la educación desde la guardería hasta la enseñanza superior, gracias al cual los gastos escolares de los hijos de los aldeanos pueden ser recompensados, y con estas políticas estimulantes cada año decenas alumnos pasan los exámenes y son admitidos por la universidad.

Al mismo tiempo que presta atención a la educación de las generaciones venideras, Huang Fushui tampoco pasa por alto la elevación de la propia cualidad de los aldeanos. Debido al bajo nivel cultural, algunos no son competentes para el trabajo, por lo que Zhenggezhuang fundó la escuela especial para adultos, ofreciéndoles capacitación por grupos. “Hace décadas, muchos habitantes de nuestra aldea no pudieron terminar la enseñanza secundaria de primer ciclo, ni hablar ya de la superior. Pero las cosas han cambiado mucho”, señaló Huang sin ocultar su orgullo. “Ésto garantiza nuestra reserva de talentos, para que nunca falte en nuestra localidad la mano de obra capacitada, aun cuando sigamos creciendo y la empresa de la aldea avance más”.

“La transformación de las viejas concepciones contribuye en gran medida al desarrollo de Zhenggezhuang. Los aldeanos se libraron de la tierra que labraron de generación en generación y empezaron a vivir en edificios y salir a trabajar según un horario laboral, un cambio que seguramente les hizo sentirse incómodos. Con trabajo ideológico y servicios de garantía, resolvemos todos los problemas que preo-cupan a los aldeanos, quienes cada día confían más en nosotros. Los sueños del pasado se van convirtiendo en realidad, lo que no me complace sólo a mí, sino a todos nuestros ciudadanos”.

Al referirse al desarrollo futuro, Huang opina que es conveniente impulsar algunos sectores nuevos, incluyendo los de las ciencias y las altas tecnologías de alto valor agregado, bajo consumo energético y protección ambiental, el turismo y ocio, las telecomunicaciones, el cine, la televisión, la navegación por Internet y la animación. Recientemente, el Grupo Hongfu amplió sus negocios hasta África, logrando un contrato con Liberia por 3.500 millones de yuanes para la construcción de viviendas. “Deseo popularizar las experiencias de desarrollo de Zhenggezhuang, ayudando a más aldeas a enriquecerse”.

 

 

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