Una de esas personalidades es el doctor Wang Jin’an, profesor del Instituto Politécnico Nacional y miembro de la Académica Mexicana de Ciencias.
Wang, natural de la ciudad de Nanzao, en la provincia de He’nan, nació en noviembre de 1962. En mayo de 1995, se doctoró en Ingeniería de Procesamiento del Petróleo en la Universidad de Ciencia y Tecnología del Este de China. De 1996 a 1998 cursó un post-doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al término del cual fue invitado por el “Programa de Excelencia” del Instituto Politécnico Nacional para trabajar como profesor de la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas (ESIQIE), donde funge en la actualidad como tutor de postgrado y doctorado y miembro del Comité de Doctorados. En 1998, obtuvo el título de Investigador de Nivel Nacional, concedido por el Gobierno mexicano, gozando de las subvenciones especiales del país, y en 2000 fue contratado como asesor científico del Instituto Mexicano del Petróleo.
Explorador de la energía de bajo carbono y limpia
Después de las duras negociaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrada en Copenhague a finales de 2009, los dirigentes de los países participantes llegaron al acuerdo para reducir la emisión de carbono a escala internacional y frenar el aumento de la temperatura del planeta.
Las prolongadas negociaciones entre las distintas economías corroboraron que la reducción de las emisiones de bajo carbono no sólo puede promover el cambio de la modalidad de desarrollo económico extensivo de los países en vías de desarrollo, sino también condicionar el consumo descontrolado de las energías comunes de la humanidad no renovables y la vida fastuosa de los países desarrollados.
Realmente, en los últimos años Wang se ha dedicado con constancia a la investigación orientada al futuro de la energía de bajo carbono y limpia. El grupo de investigación que dirige propone que a través de la tecnología de catálisis se podrá transformar el gas natural barato que abunda en México en un tipo de combustible de hidrógeno limpio de alto valor agregado. Además, con esta tecnología se pueden obtener materiales nanocarburos muy valiosos. Así el proyecto del doctor chino logró el inmediato apoyo conjunto del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México, del Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal y del Instituto Politécnico Nacional de México. Gracias al respaldo financiero, la investigación ha conseguido resultados por fases y ha registrado cuatro patentes.
Aparte de la explotación de las nuevas tecnologías energéticas, el grupo de Wang se dedica a la investigación de la purgación de los energéticos convencionales que contiene el carbono. Por ejemplo, la tecnología de combinación de la catálisis, la oxidación y la adsorción permite reducir al uno por millón la proporción de azufre en el carburante para obtener la gasolina y el diesel ultralimpios. Ello ha satisfecho la exigencia de la nueva normativa sobre el medio ambiente.
Con la financiación del Plan 973 del Ministerio de Ciencias y Tecnologías de la República Popular China, la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México, la cooperación entre Wang Jin’an y otros científicos chinos ha registrado éxitos alentadores sobre la explotación de catalizadores de superácidos sólidos y la investigación de la isomerización de alcanos (heptano, hexano y pentano), para elevar la característica antidetonante de la combustión del petróleo.
Wang lleva aproximadamente 20 años dedicándose a la investigación científica del control de la contaminación ambiental. En la tesis de su licenciatura abordó la investigación de la purificación del agua desechada de galvanización; en su trabajo final de postgrado analizó el estudio de la purificación catalítica de los contaminantes del escape de los autos; y en su tesis de doctorado disertó sobre la investigación de la transformación catalítica del bióxido de azufre emitido en el proceso del craqueo catalítico de la refinación de petróleo. Ahora el catalizador de la transformación del azufre de alto rendimiento, investigado por Wang, ha sido aplicado exitosamente a la unidad de cracking catalítico fluidizado de varias fábricas de refinación de petróleo.
“Nuestro mundo está lleno de contradicciones. Los seres humanos desarrollan las altas tecnologías para disfrutar de una vida beneficiada por los avances que éstas generan. Por ejemplo, los coches de uso familiar facilitan mucho el movimiento, pero producen una gran contaminación y reducen la calidad de nuestra vida. Por ello trabajamos justamente para solucionar estas discordancias y nos esforzamos mediante la ciencia por buscar la coexistencia armónica entre los seres humanos y la naturaleza” comentó Wang Jin’an.
Más de cien trabajos ha publicado el científico chino a lo largo de su carrera profesional, en la que ha registrado más de diez patentes y dirigido y ejecutado más de veinte investigaciones. Además, ha sido revisor de cerca de 30 revistas académicas internacionales y editor invitado de las revistas Catalysis Today y Advanced Materials Research. En calidad de presidente, organizó en 2007 la Conferencia Científica entre China y México, y a partir de 2008 ha asumido consecutivamente la presidencia del primer, segundo y tercer Simposio Internacional de Nuevos Materiales Catalíticos.
Retribuir la bondad de la patria
En el siglo XVI, los chinos abrieron en el Pacífico “una Ruta Oceánica de la Seda” hacia México y otros países latinoamericanos. A partir de ese momento, hemos trasmitido a los mexicanos la seda, la cerámica, la producción textil y el bordado, al tiempo que aprendimos de ellos la cultura de productos como el maíz y el algodón. Así se inició una comunicación comercial entre los dos países que dura ya más de 400 años. A partir de la reforma y apertura emprendida por China hace más de tres décadas, se ha logrado junto a Latinoamérica un vigoroso desarrollo en la educación y las investigaciones tecnológicas y científicas.
Después del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre China y México, a principios de los años 70 del siglo pasado, a través de un amplio intercambio tecnológico y científico bilateral, un gran número de jóvenes doctores chinos llegaron sucesivamente a México, para dedicarse a la educación e investigación científica. Uno de ellos fue Wang, que arribó al país de los aztecas a mediados de la reciente década del 90, y desde entonces ha hecho positivos aportes a los intercambios científicos y tecnológicos entre China y México.
Consciente de que China y México son países en vías de desarrollo y tienen intereses en común, él está dispuesto a trabajar más para el desarrollo de la tierra que lo acoge. Como profesor ha logrado un gran respeto y muchos elogios de sus alumnos y colegas mexicanos por su sincera labor pedagógica, los ricos conocimientos que posee y la actitud rigurosa, modesta y diligente de los eruditos chinos.
Wang se dedica también a promover la cooperación y los intercambios académicos entre los dos países, organizar conferencias de colaboración científica y técnica bilaterales y preparar la construcción de un laboratorio conjunto, aprovechando, entre otras ventajas, la relación cooperativa de investigación científica que ha establecido con muchas universidades, como la de Ciencia y Tecnología del Este de China, la Tsinghua, la Hanjiang y la Pedagógica de Xinyang. Además, cada año invita a los estudiosos chinos a su laboratorio para colaborar en distintas investigaciones y vuelve a su país periódicamente para visitar e intercambiar con las entidades locales. Todo esto manifiesta su gran deseo de retribuir la bondad de la patria. “Pasé mi vida de estudiante en China, desde la primaria hasta el doctorado. Gracias a esa formación y a la política de reforma y apertura, pude tener la oportunidad de ir a cursar estudios superiores en el extranjero. Tengo que recordar siempre la bondad de la patria y gratificarla con todas mis fuerzas”.
En 2007, junto con los doctores Octavio Novaro, asesor científico del presidente mexicano, y Jesús Kumate, ex presidente del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud y ex secretario de Salud de México, el prestigioso académico chino organizó la Primera Conferencia Científica entre China y México, en la capital de este último, en la que se llevó a cabo un amplio intercambio sobre muchos temas importantes, como la explotación y procesamiento del petróleo, la tecnología y aplicación de la batería de combustibles de los autos, la propagación y control del virus del SARS y la tecnología biofarmaceútica. Además, entre todos los científicos que participaron en el evento, se establecieron los planes de cooperación a largo plazo, llevando así la colaboración chino-mexicana a una nueva cota. Como representante de los sobresalientes investigadores y estudiantes chinos en el extranjero, el prestigioso científico fue recibido en audiencia por el ex presidente de su país, Jiang Zemin, y el actual mandatario, Hu Jintao.
Surfista de la nueva época
Hombre de carácter abierto, liberal y buen sentido del humor, Wang no sólo tiene gran prestigio en el mundo científico, sino también como secretario general de la Confederación de Asociaciones Chinas en México, A.C. (CACHIMEX) y asesor de los clubes de eruditos y estudiantes chinos en el propio país y participa activamente en los trabajos directivos y organizativos para las agrupaciones chinas en México.
Desde que estudiaba en la primaria hasta la universidad, desempeñó cargos estudiantiles. “Tomo estas experiencias como mi gran fortuna, porque de los trabajos organizativos de las actividades estudiantiles en que he participado, he llegado al profundo convencimiento de la importancia de la coordinación grupal. En las investigaciones científicas también se necesita prestar mucha atención al espíritu cooperativo del equipo, sobre todo en los temas importantes de las investigaciones avanzadas, que sólo se pueden cumplir a través de los esfuerzos y la coordinación conjunta de uno o varios grupos.
La variedad de libros que se pueden encontrar en la biblioteca de su casa en México revelan su pasión por la lectura. Además de los textos científicos, posee muchas obras célebres de la literatura clásica, bibliografías de personalidades famosas y poesías de las dinastías Tang y Song que trajo de China. Como actualmente la mayoría de las personas miran las noticias muy rápido por Internet, son menos cada día los que leen libros tan gruesos como ladrillos, pero Wang cree que a través de estos se pueden adquirir mayores conocimientos e inteligencia.
En el plano familiar, reconoce ser feliz. Su esposa, Chen Lifang, con quien ha compartido los tiempos buenos y difíciles, fue su compañera de estudios en la universidad y actualmente es profesora vitalicia de la Facultad de Ingeniería Química Petrolera del Instituto Politécnico Nacional de México, e Investigadora de Nivel Nacional. Al igual que otras familias chinas en extranjero, ellos han dedicado mucho empeño a la formación de sus dos hijos. Wang se levanta cada día a las cinco y media de la mañana para preparar el desayuno a sus hijos y luego los lleva a la escuela, además de ocuparse de las actividades extraescolares de ambos, mientras su esposa se encarga de impartirles clases de chino.
Cuando Wang y yo estudiábamos en la universidad, recordó Chen, él me escribía poemas casi todas las semanas. Si los contara, creo que sumarían más de doscientos en total. La verdad es que las poesías me emocionaron.
En la fiesta del año nuevo, Wang pasó las vacaciones con sus familiares en la playa mexicana de Ixtapa. Cuando nadaba junto con su hijo, Wang Zhiqi, frente a una ola de más de dos metros, éste sintió un poco de temor, pero el padre le dio unas palmaditas en la espalda y le dijo: “Aunque se ve muy peligrosa, si la observas cuidadosamente, podrás encontrar una profundidad de uno o dos metros frente a donde la ola se concreta. Esa es la zona más segura y tranquila donde puedes nadar libremente”. Bajo la dirección del padre, el chico, un poco delgado, se lanzó varias veces sobre la ola y por fin la cruzó exitosamente.
Una pequeña historia confirma una frase que a Wang le gusta mucho: “Así es como los surfistas dominan las olas, por encima de las pequeñas y por debajo de las grandes”. Así es también su vida y ojalá pueda nadar libremente en el mar de las ciencias y hacer mayores contribuciones al intercambio científico y tecnológico entre China y México.