La zona occidental donde se decidió aplicar la Estrategia de Explotación del Oeste abarca 12 provincias, regiones autónomas y municipios de jurisdicción central, a saber, Chongqing, Sichuan, Guizhou, Yunan, el Tíbet, Shaanxi, Gansu, Qinghai, Ningxia, Xinjiang, Mongolia Interior y Guangxi. Con una superficie que supone dos tercios de la geografía nacional, estos territorios aportan el 17,2 por ciento del producto interior bruto (PIB) del país, mientras su PIB per cápita está por debajo del 50% del de las regiones orientales.
Hace ya diez años, el Gobierno Central notó la madurez de las condiciones para el desarrollo económico del Oeste, porque tras 20 años de aplicación de la reforma y apertura, las regiones orientales habían logrado rápidos avances y acumulado mucha experiencia en las finanzas, los recursos humanos, las tecnologías y la administración, que podrían aprovecharse para impulsar el progreso de los territorios occidentales. Al mismo tiempo, los ricos recursos y el mercado potencial del Oeste representaban una buena perspectiva para el posterior desarrollo de las regiones orientales.
En la última década, el Estado ha invertido en 70 obras claves en el Oeste, tales como la construcción del ferrocarril Qinghai-Tíbet, que enlaza el Tíbet con el resto del país, los complejos relacionados con la transportación de gas natural y la transmisión de electricidad al oriente, e incluso carreteras, vías ferroviarias y aeropuertos que mejoraron en gran medida el transporte local.
La construcción ecológica siempre ha sido la clave en la explotación del Oeste. En los diez años recientes se han ejecutado sucesivamente obras ecológicas como la devolución de tierras de cultivo a la silvicultura y la de tierras de pastoreo a la praticultura, la protección de la selva natural y el control de la arena que arrastra el viento sobre Beijing y Tianjin. Sólo en el proyecto de la devolución de tierras de cultivo a la silvicultura, que involucra a 403 millones de mu de tierra cultivada (15 mu equivalen a una hectárea), el Gobierno Central invirtió 433.700 millones de yuanes, lo que benefició a 124 millones de campesinos locales. De esta forma el Oeste fue consolidado como una barrera protectora ecológica el país.
De 2001 a 2008, las autoridades centrales destinaron 59.810 millones de yuanes a aliviar la pobreza en esa zona del país, logrando que en esa etapa la población en la pobreza de la región disminuyera de los 55 millones de personas a los 27 millones. A pesar de ello, el desarrollo del Oeste enfrenta todavía desafíos como la frágil infraestructura, la pobreza y el desarrollo desequilibrado, y la realización de un desarrollo sostenible y de alta calidad y la disminución de la brecha que le separa del Este constituye el tema de la siguiente etapa.