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Enfoque

La COP 15

Escultura sobre el medio ambiente en una calle de Copenhague.

Del 7 a 19 de diciembre de 2009, se celebró la 15ª la Conferencia de las Partes (COP 15) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en Copenhague, capital de Dinamarca. Pese a que los participantes inscritos por vía oficial fueron 15.000, el número real de personas que llegó a la ciudad danesa desde todo el mundo para la ocasión superó por mucho esa cifra.

Previo a la Cumbre, China se comprometió a reducir de un 40 a un 45 por ciento sus emisiones de dióxido de carbono por unidad de PIB para el 2020 con relación a los niveles de 2005, mientras EE.UU. anunció en Copenhague que ofrecería una disminución de sus emisiones del 17% para 2020, respecto a 2005.

Después de diez días de negociación, la Conferencia aprobó el Acuerdo de Copenhague, un convenio sin fuerza legal, que si bien protege las “responsabilidades comunes pero diferenciadas”, principio establecido en 1992 por más de 150 países en la CMNUCC y en el Protocolo de Kyoto, hace arreglos para la reducción obligatoria en las emisiones de los países desarrollados y las acciones de mitigación autónomas de los países en desarrollo, pero sin consenso sobre asuntos claves en las metas de disminución de las emisiones globales a largo plazo (después de 2012) y el apoyo financiero y tecnológico.

Los medios chinos de comunicación prestan permanente atención a la COP 15 y emiten sus propios puntos de vista.

—El editor

 
Mayor voluntad en las acciones

Según Anders Fogh Rasmussen, primer ministro danés, líderes de 110 países asistieron a la Cumbre del Cambio Climático de Copenhague, celebrada al finalizar la COP 15. El cambio climático, señaló, es global, sin fronteras, y es necesario convertir la voluntad política en acciones concretas para frenar el cambio climático, que podrá traer consecuencias desastrosas.

Alrededor de la sede de la conferencia ocurrieron todo tipo de actividades relacionadas con el tema. A la salida de la estación de metro de Bella Center se exhibió un globo terráqueo dibujado con trazos infantiles y una consigna en diferentes lenguas que rezaba: –“Impedir el calentamiento global”. Cerca de la entrada del Bella Center, se colocó una tela sobre una “sirena” de vidrio transparente, símbolo escultórico más típico de Dinamarca, en la cual se podía leer: “Protección inmediata del medio ambiente”. Un grupo de jóvenes vestidos de verde golpearon rítmicamente un tambor, mientras gritaban: “Nuestro clima, nuestro futuro”, para expresar el deseo de que la conferencia tuviera éxito.

—extracto del Diario del Pueblo, 7 de diciembre de 2009.

 

Decepcionante actitud de los países desarrollados

Su Wei, subjefe de la delegación china a la conferencia de Copenhague, criticó que ninguna de las propuestas de los países industrializados se acercara a la recomendación de la ONU de que las emisiones contaminantes se reduzcan de un 25 a un 40% en 2020 con respecto a los niveles de 1990. De Japón, el delegado chino afirmó que su anunciada reducción del 25% parte de la premisa de que EE.UU. suscriba el Protocolo de Kyoto, algo que calificó de “irrealizable”.

Para Su, de acuerdo a las “responsabilidades comunes pero diferenciadas”, las obligaciones de los países desarrollados y países en vías de desarrollo son diferentes. Sin embargo, el 20% de recorte al que se comprometió la Unión Europea, que podría ampliar al 30%, queda aún muy por detrás de la exigencia de los países en desarrollo, que es del 40% de las emisiones.

Por su parte, la oferta de Estados Unidos de reducir en un 17% sus emisiones para 2020 –respecto a las de 2005 – equivalente a una disminución del 3% respecto a los niveles de 1990, según cálculos hechos por expertos, significa en realidad un 1% de reducción. Su Wei criticó también que el monto que los países ricos proponen para la mitigación del cambio climático en las naciones pobres sea de 10.000 millones de dólares anuales de 2010 a 2012. “Si dividimos esa cifra entre la población de los países en vías de desarrollo, salimos a menos de 2 dólares por persona”, lamentó.

—extracto de Diario Vespertino de Beijing, 10 de diciembre de 2009.

 

La emisión de CO2 per cápita de China es una quinta parte de la de EE.UU.

Zhao Baige, que desde hace mucho tiempo ostenta el cargo de viceministra de la Comisión Nacional de Población y Planificación Familiar de China, señaló en la Cumbre de Copenhague que la lucha contra el cambio climático no es un asunto que esté relacionado sólo con la reducción de las emisiones de dióxido de carbono, sino un tema que además involucra una serie de problemas de orden político, económico, social, cultural y ecológico, y en donde el factor población ocupa un papel estelar.

Como resultado de la política de planificación familiar, China ha logrado evitar en los últimos 30 años 400 millones de nacimientos, reduciendo de esta manera cada año la emisión de 1.830 millones de toneladas de CO2, si se calcula según la emisión per cápita actual de 4,57 toneladas. Actualmente, la emisión per cápita de CO2 de China equivale a sólo una quinta parte de la de Estados Unidos y la mitad de la de Gran Bretaña.

—extracto de Jiefangjun Bao, 10 de diciembre de 2009.

 

China imposibilitada de fijar precios en negocios de emisiones de CO2

Tian Danyu, abogado dedicado al Mecanismo de Desarrollo Limpio, afirmó que China se ha convertido en uno de los mayores proveedores de derechos de emisión de CO2 del mundo, pero al no disponer de un mercado internacional para esta actividad, como sí existe en Europa y EE.UU., la capacidad china para fijar los precios de las mencionadas emisiones se ve seriamente afectada.

De acuerdo con Zhu Jiaxian, profesor del Instituto de Derecho de la Universidad Central de Finanzas y Economía, China se ubica en el extremo inferior de la cadena de negocios de emisiones de CO2. Debido a que el mercado y las normas están en otros países, el mundo desarrollado adquiere enormes reducciones de emisiones en China a precios bajos, y luego convierte dichas adquisiciones en productos financieros de precios superiores al de compra y los comercializa en ultramar.

Según el consenso de los expertos, el compromiso del Gobierno chino con respecto a las emisiones de carbono ofrece una nueva oportunidad para el despegue del mercado de negocios del carbono de China en 2010.

—extracto de National Business Daily, 9 de diciembre de 2009.

 

Decepción por el acuerdo de Copenhague

“La cumbre de Copenhague finalizó sin un acuerdo justo, abarcador y vinculante. Los líderes fracasaron en el cumplimiento de su deber,” confirmó Kumi Naidoo, director ejecutivo internacional de Greenpeace.

En opinión de Kim Carstensen, jefe de la Iniciativa Global para el Clima, del Fondo Mundial para la Naturaleza (World Wide Fund for Nature, WWF). “Las promesas de reducción ofrecidas no ofrecen suficientes garantías a nuestras futuras generaciones”.

Jeremy Hobbs, director ejecutivo de Oxfam International, afirmó que los 100.000 millones de dólares en fondos de financiamiento “son sólo una meta hermosa, no un compromiso”.

Yang Fuqiang, director de “Soluciones Globales al Cambio Climático” de WWF en China, ve el Acuerdo de Copenhague como una concesión política.

—extracto de la web sina finance, 19 de diciembre de 2009.

 

Una farsa

“Los países en vías de desarrollo querían aprovechar la conferencia para urgir a los países desarrollados a cumplir sus obligaciones según lo estipulado por el Protocolo de Kyoto, pero no esperaban que la otra parte se mostrara remisa a asumir sus responsabilidades, y que en lugar de ello hubiera preparado en secreto otro acuerdo unilateral para obligar a los países en desarrollo a reducir las emisiones, algo que, por supuesto, decepcionó a estos países y creó las condiciones para un fracaso total de la conferencia”, explicó Yu Hongyuan, experto del Instituto de Estudios Internacionales de Shanghai.

“Los países desarrollados están conscientes de que la brecha entre los países en vías de desarrollo con distintos niveles de poderío nacional se agranda por días. Si la entrega de ayuda se concentra en aquellas naciones un poco más avanzadas, las más débiles se quejarán de recibir un trato injusto, con lo cual el mundo desarrollado estará propiciando una rebatiña entre esos países por los recursos”, añadió Yu, al destacar lo peligroso de las intrigas que fomentan los países desarrollados. Reveló asimismo que otras tácticas psicológicas del mundo desarrollado incluyen el establecimiento de metas que satisfagan las expectativas de los países en desarrollo, mientras les impone obligaciones que no les corresponden.

—extracto de Shanghai Morning Post, 21 de diciembre de 2009.

 

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