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Personaje
En armonía con la naturaleza
Por ZHOU YIYAN*

Liao Xiaoyi abandonó la oportunidad de hacer un doctorado en Estados Unidos y fundó en 1996 una organización no gubernamental (ONG)—Centro de la Cultura Ambiental Aldea Global de Beijing. En 2008, fue invitada por el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 como asesora de medio ambiente, y en octubre de 2009 fue incluida en la lista de héroes globales de la protección ambiental, elaborada por la revista semanal estadounidense Times. No fue este, sin embargo, el primer reconocimiento importante a sus años ligada la protección del medio ambiente, pues en 2000 había logrado el Premio Sofía, por su labor ambientalista en China, un año después le fue concedido el Premio de Medio Ambiente de Banksia, Australia, y en 2008 tomó de la mano del expresidente estadounidense, Bill Clinton, el Premio de Ciudadanía Global, otorgado por la Fundación Clinton. El terremoto ocurrido el 12 de mayo de 2008 en Wenchuan la puso en contacto con las zonas damnificadas. A partir de septiembre de ese año, cuando preparó y emprendió una obra de restauración llamada “Comunidad Lehe”, excepto las pocas veces que regresó por necesidad a Beijing, vivió permanentemente en una modesta tienda de campaña instalada en la aldea de Daping. “La protección ambiental puede ser un modo de vida, posible y factible”, afirmó Liao.

La vida verde

Liao Xiaoyi se considera una persona común y corriente y el éxito de Aldea Global lo atribuye a la pasión y tenacidad que ha brindado a la causa de la protección del medio ambiente.

Durante mucho tiempo, la carencia de fondos frenó el desarrollo de la ONG. Un día, una empresa mostró interés en invertir varios cientos de miles de yuanes a cambio del derecho de nominación, pero Liao rechazó la idea. “No voy a ser portavoz de la empresa. Nosotros no podemos ser comprados”.

En el mundo, las organizaciones no gubernamentales ambientales se dividen generalmente en dos tipos: las dedicadas al control de la contaminación y las que se concentran en la construcción ecológica. Pero Liao optó por una tercera variante: para la vida verde. La idea suya es establecer una “comunidad verde” que promueva y difunda la vida verde y los deportes verdes. Ella preconiza la clasificación de la basura, la utilización de fondas reciclables y el empleo de los aires acondicionados a 26ºC en verano y 18ºC en invierno.

“Este no es un trabajo para cualquiera”, advirtió hace muchos años a Liao un experto estadounidense en medio ambiente, “porque después de 30 años de esfuerzo en EE.UU. la tasa de clasificación de la basura todavía es del 30 por ciento. Resulta difícil hacerlo bien si no se dispone de un presupuesto gubernamental”. Pero Liao nunca desistió.

Hasta la actualidad lleva más de una década impulsando un programa para la clasificación de la basura en la comunidad de Dachengxiang, en el distrito beijingnés de Xicheng, primer sitio de su ensayo, mientras Jiangongnanli, otra localidad del distrito de Xuanwu, se convirtió en la primera comunidad sellada verde de China, gracias a los esfuerzos de Liao Xiaoyi.

En 2000, una cláusula relacionada con la construcción de las comunidades verdes fue incluida en el informe que presentó el municipio de Beijing para solicitar el derecho de acoger los Juegos Olímpicos, recomendación adoptada a la postre por los departamentos administrativos de la ciudad. Además, la sugerencia de Liao relacionada con el funcionamiento de los aires acondicionados fue incorporada a las estipulaciones concernientes del país, mientras las fondas reciclables fueron lanzadas en todo el territorio nacional.

Durante más de diez años, Liao ha continuado trabajando concienzudamente en la causa de la protección ambiental y ha impresionado a mucha gente por el vigor y entusiasmo que muestra en su labor. Y cuando se le pregunta de dónde viene su pasión, responde sin vacilación: “De mi corazón, de mi fe. Cuando quiero hacer algo, lo hago”.

Empresaria de beneficio social

El terremoto de Wenchuan marcó un momento crucial para la carrera ambiental de Liao y, según su opinión, también para las ONGs de China.

“La operación de Aldea Global de Beijing depende de la ayuda social. Si carece de dinero, el proyecto tendría que suspenderse”, aclaró.

Hoy, siendo responsable del proyecto de la comunidad Lehe, se desempeña como empresaria de beneficio social. Su tarea es ayudar a los lugareños a desarrollar el turismo ecológico y construir una civilización ecológica, además de impulsar la manufactura y la agricultura biológica.

Un mes después del sismo de Wenchuan, Liao y su grupo llegaron a Sichuan. En Daping, aldea arruinada por la catástrofe, la impresionó una antigua casa de estructura de madera que se mantenía en pie, sin daños. La construcción típica muestra la mentalidad ecológica y de protección ambiental, por lo que ella consideró que la arquitectura clásica del lugar debería jugar un papel importante en la reconstrucción de las zonas damnificadas.

En un principio, Liao planeaba construir una o dos casas similares en Daping. Pero animada por los expertos, funcionarios y residentes locales, después de consultar con todos, se le ocurrió la idea de construir una comunidad denominada Lehe (vida armoniosa).

Liao trabajó en 2009 en la comunidad Lehe, proyecto ecológico de bajo carbono en la provincia de Sichuan.

En julio de 2008, Liao llegó a la aldea junto a un grupo de especialistas de la construcción provenientes de Xi’an, Kunming y otros lugares. Dos meses después, volvió con un fondo de construcción de 3,8 millones de yuanes aportados por la fundación de la Cruz Roja y la fundación de Nandu.

“Los 3,8 millones sólo alcanzan para comprar un chalet en las ciudades sureñas de China. Pero aquí, en Sichuan, hemos construido 80 viviendas ecológicas y dos clínicas de 120 metros cuadrados. Además, fueron puestos en marcha algunos proyectos, incluyendo un taller de 150 metros cuadrados, 80 juegos de estufas de ahorro energético, dos casas gremiales de 400 metros cuadrados y sistemas de biogás y clasificación de basuras.

Liao cree que el futuro de China está en el desarrollo rural y también en el futuro de la protección ambiental. En las zonas campestres lo importante es descubrir las cosas buenas y reutilizarlas. De la Aldea Global de Beijing a la aldea de Daping, Liao encontró el camino de la protección ambiental para China. Ella cree que Daping está liderando la misión de la transformación de la civilización y ya se ha convertido en un nombre significativo en la historia, como la aldea de Xiaogang, en la provincia de Anhui, icono de la reforma china en el campo.

Durante muchos años, las ciudades chinas han seguido el camino de la industrialización y será difícil la transición del modo de alto carbono al de bajo carbono. Por el contrario, si se pone la mano en las zonas rurales, será factible y de menor coste desarrollar la economía de bajo carbono, para resistir el cambio climático. “China es diferente a los países desarrollados, porque la mayoría de sus habitantes reside justo en las áreas rurales. Si no prestamos atención a las regiones que siguen los pasos de las ciudades, será un desastre la descarga de carbono y el consumo de energía”, alertó Liao.

“Soy realmente feliz con lo que estoy haciendo. Los trabajos valen más que las exhortaciones orales, porque el sueño se convierte en realidad con las manos”, comentó sonriendo como una niña.

De filósofa a protectora ambiental

Antes de fundar Aldea Global de Beijing, Liao era profesora de filosofía. Cuando trabajaba como investigadora en la Academia China de Ciencias Sociales, conoció el concepto de “todo en armonía con la naturaleza”, a través de una tesis. “Quedé asombrada ante la mentalidad clásica china. Todo lo que me habían enseñado en la escuela era que el hombre debe y puede conquistar la naturaleza”. Después, ella comenzó a leer algunas monografías ambientales importantes, como Silent Spring, de Raquel Carson.

En 1993, Liao se fue con su hija a EE.UU., para reunirse con su marido, que por entonces estaba haciendo un doctorado en aquel país, y se convirtió en investigadora residente en la Universidad de Carolina del Norte.

Allí ella filmó un documental ambiental, titulado Hija de la Tierra, lo que le permitió conocer a algunas ONGs ambientalistas estadounidenses. Estaba impresionada por el papel que jugaban estas instituciones en la promoción del movimiento de protección ambiental. En ese momento decidió volver a casa y establecer una organización similar e iniciar la protección popular del medio ambiente en China.

En 1998 firmó la “renuncia voluntaria” a la residencia permanente en Estados Unidos. En la columna donde debía indicar la razón, escribió simplemente: para promover la protección del medio ambiente en China.

Según cuenta, los problemas ocasionados por la alta modernización del país pueden encontrar soluciones en la sabiduría antigua de China. En 2000 viajó desde Atenas, Grecia, en compañía de su hija, Wang Shenghan, para buscar a las personalidades internacionales en el estudio de la filosofía china. En ese tiempo, ella reflexionaba sobre la complementariedad entre los estudios filosóficos de Oriente y Occidente. Dos años más tarde, estrenó un documental que registró los diálogos que sostuvo con su hija durante el recorrido.

Liao no va a comprar un coche nunca. Ella elige el transporte público y asegura que no tomará un taxi, a menos que sea absolutamente necesario. Nunca utiliza el aire acondicionado, por mucho calor o frío que haga, y tampoco toma los ascensores; nunca come animales salvajes ni usa los productos hechos con las pieles de estos. Intenta revelar un concepto con sus propias prácticas: otro tipo de vida es posible, con un mínimo de recursos materiales y un poco más de espiritualidad.

Liao Xiaoyi nació en 1954, en Sichuan. Licenciada en la Universidad de Sichuan; en 1986, realizó una maestría en el Departamento de Filosofía en la Universidad de Zhongshan y trabajó en el Instituto de Filosofía de la Academia China de Ciencias Sociales. De 1993 a 1995, fue investigadora residente en la Universidad de Carolina del Norte y filmó por su propia cuenta el documental titulado Hija de la Tierra. En 1996 regresó a China y fundó el Centro de la Cultura Ambiental Aldea Global de Beijing.

 

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