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Turismo
Dunhuang
Por JIAO FEN

Las grutas de Mogao fueron excavadas en el acantilado de 1.600 m de largo de la Montaña Mingsha.

Una tierra mística generalmente también es escenario de numerosas leyendas y romances, como Dunhuang, localidad situada en el noroeste de la provincia china de Gansu, al este del desierto envuelto en misterios y exotismo, que anualmente es visitada por una gran cantidad de turistas y equipos de rodaje cinematográfico.

Hace 20 años, el famoso director japonés Junya Sato rodó en este lugar el drama histórico-bélico Dunhuang, con un presupuesto de 200 millones de yuanes (en aquel entonces el tipo de cambio era de 5,7 yuanes por dólar) para lograr un ambiente majestuoso y melancólico. Recientemente Gordon Chan, célebre director hongkonés, ganador del Premio a la Mejor Dirección en el Festival de Cine de Hong Kong, seleccionó también este escenario para filmar la película Pintando la piel, la primera del género ficción mágica de China, basada en una adaptación de la obra maestra de Pu Songling, Cuentos extraños de Liao Zhai. En el filme, el inmenso desierto, la antigua urbe monumental, los murales milenarios y las grutas místicas permitieron lograr escenas muy impresionantes y atractivas para los espectadores.

Dunhuang, un milagro patrimonial de la antigüedad de China, tiene una historia de 2.000 años, cuyos orígenes se remontan al siglo II a.n.e. Enclavada en el noroeste de China y contigua al segundo mayor desierto del mundo, Taklimakan, desde muy temprano se convirtió en paso importante de comunicación entre Oriente y Occidente, como parte de la Ruta de la Seda. Por allí entró el budismo en China y se llevaron a cabo los intercambios políticos, comerciales y culturales entre diferentes civilizaciones.

Uno de los primeros murales en Dunhuang data de finales del periodo de Dieciseis Reinos (316-385).

Grutas de Mogao y cueva para sutras budistas

Las grutas de Mogao se sitúan a 25 km al sureste de la ciudad de Dunhuang y son conocidas también como Grutas de los Mil Budas. En la ladera de la montaña Mingsha, 735 cuevas excavadas en diferentes épocas están dispuestas en tres o cuatro pisos con una extensión total de 1.600 metros. Un total de 492 de esas cavidades conservan pinturas murales en sus paredes. Estas creaciones artísticas reflejan la realidad social, arquitectura y hábitos y costumbres de entonces, por lo que se les considera de un alto valor histórico.

Las pinturas y esculturas recrean en su mayoría el tema de los cuentos budistas. Debido a que Dunhuang fue el lugar por el que entró el budismo en China, desde la antigüedad los habitantes de la región profesaban esta religión. Las pinturas sobre los cuentos de budas y el contenido de las sutras facilitan la contemplación y entendimiento de los creyentes. Entre las numerosas imágenes que aparecen en los frescos, además del Buda Sakiamuni, las Ninfas Celestiales Volantes captaron el mayor conocimiento y adoración, como lo reflejan las hermosas posturas en las que aparecen volando por el cielo, con vestidos extraordinarios y largas cintas flotantes. Son estrellas de entretenimiento del reino de buda porque tocan música, bailan y esparcen flores hacia el público mientras el buda enseña su doctrina. En los murales de Dunhuang se concentran más de 6.000 imágenes diversas de las ninfas, de tamaños que varían desde los 5 cm hasta los 2 m, constituyendo la parte más representativa entre las numerosas figuras religiosas y convirtiéndose así en símbolo de la localidad y figura imprescindible al referirse a ella.

Muchos monjes budistas vivían en Dunhuang dedicados a la traducción y copia de sutras, que más tarde fueron difundidas en el resto de China. Dicen que Xuanzang, de la dinastía Tang, el monje más famoso en la historia de China, cruzó furtivamente por aquí la frontera del imperio Tang, para seguir viaje a la India antigua, y años después regresó a su patria con las sutras que adquirió allá. En 2005 en Dunhuang se halló una de estas oraciones traducidas por él. Peregrinación al Oeste, una de las cuatro grandes novelas clásicas de China, narra las leyendas sobre cómo el maestro Xuanzang hizo el viaje lleno de riesgos y dificultades a la India y trajo finalmente desde allá las auténticas sutras budistas.

Gracias al clima seco y poco lluvioso del vasto desierto, las pinturas murales se preservaron de manera intacta. Desde el siglo IV hasta el XIV (más de mil años) se extendió la excavación y decoración de las grutas, proceso que experimentó el cambio de gobierno de más de diez dinastías, de ahí que los frescos y esculturas presenten estilos diversos y reflejen el carácter de cada época, e incluso algunos de los últimos murales fueran pintados encima de los ya existentes, pero todos tienen un alto valor artístico.

A lo largo de su historia, Dunhuang estuvo involucrada en varias grandes guerras y serios caos sociales. Para proteger las sutras budistas, los monjes construyeron la caverna en la que se conservan más de 40.000 rollos de manuscritos, documentos y pinturas. En la película Dunhuang se revive completamente este argumento. Después de cerrar bien la caverna, los monjes abandonaron el lugar y no regresaron ni revelaron el secreto a nadie. Transcurrieron centenares de años hasta que la caverna fue casualmente descubierta, a comienzos del siglo XX, por un monje taoísta de apellido Wang. Al difundirse la noticia, comenzaron a llegar a Dunhuang las expediciones occidentales y se inició entonces el saqueo de las preciosas reliquias históricas. En la actualidad la mayor parte de esos objetos históricos de valor se encuentran fuera de China, como parte de colecciones institucionales y privadas de Inglaterra, Francia, Rusia, Japón, etc.

Con el fin de proteger los frescos de las grutas de Mogao, actualmente se instalan puertas en los accesos a las cuevas, que impiden la entrada del sol y la circulación del aire y se organiza la apertura al público de una pequeña parte de las grutas en horarios específicos. Además, el Gobierno local está haciendo copias de los murales y colocándolas al lado de las grutas, para que los turistas puedan tener un conocimiento general sobre estas reliquias. Quizá en el futuro no muy lejano, con el cierre de todas las grutas, estas copias serán la única forma de contemplar la belleza de los murales de Dunhuang.

Notas: Probablemente alguien le recomiende llevar una linterna al visitar las grutas de Mogao. Sin embargo, para proteger los antiguos murales es mejor no usarla, porque su luz contribuye al deterioro del color de los frescos, prueba de ello es que en el mural frente al acceso de la gruta se observa un color evidentemente menos intenso que el de los rincones. La guía de turismo proporcionará iluminación en el momento en que haga las respectivas explicaciones.

Fuente Yueya.

Montaña Mingsha (arena sonora) y Fuente Yueya (luna creciente)

El nombre de la montaña Mingsha proviene del ruido generado por el movimiento de las dunas, fenómeno geográfico no muy raro en el oeste de China, pero que aquí resulta más conocido gracias a la combinación de la fuente Yueya y el desierto.

Al pie del otro lado de la ladera de la montaña Mingsha donde se encuentran las grutas Mogao, se extiende el vasto desierto, cubierto por las arenas de cinco colores, rojo, amarillo, verde, blanco y negro, caracterizado por las dunas de un brillo extraordinario bajo el sol. Por el día, la fuerza de gravedad hace que las arenas de las dunas fluyan hacia abajo, pero en la noche el viento las devuelve a su sitio original. Tales ciclos se repiten todos los días y desde hace miles de años las dunas han mantenido prácticamente la misma forma.

Pero la mayor sorpresa la ocasiona la fuente Yueya, llamada así por su similitud a una luna nueva. De casi 100 m de largo, 25 m en su lugar más ancho y 5 m en la parte de mayor profundidad, esta fuente, de tamaño nada extendido, logró sobrevivir hasta hoy en este desierto, donde se registra una vaporización cien veces mayor que la precipitación, sin ser secada ni cubierta por las arenas, convirtiéndose en un auténtico milagro de la estructura geológica.

Por la orilla sur de la laguna Yueya se extiende un pequeño oasis, en el que se yerguen edificaciones antiguas entre los árboles, como el templo del Inmortal Lü Dongbin y el del Dios del Dragón y la biblioteca Mingsha, dedicada principalmente a las actividades religiosas taoístas. Pero en la orilla norte, a poca distancia, el paisaje se convirtió bruscamente en un desierto. El agua de la laguna mantiene su transparencia todo el tiempo y en miles de años no ha sido afectada por las arenas. Por el contrario, el contraste del desierto y la laguna forman una vista muy especial y atractiva.

Notas: Probablemente alguien le recomiende llevar una linterna al visitar las grutas de Mogao. Sin embargo, para proteger los antiguos murales es mejor no usarla, porque su luz contribuye al deterioro del color de los frescos, prueba de ello es que en el mural frente al acceso de la gruta se observa un color evidentemente menos intenso que el de los rincones. La guía de turismo proporcionará iluminación en el momento en que haga las respectivas explicaciones.

Notas: En el parque de la montaña Mingsha, los turistas pueden recorrer el desierto a bordo de camellos o carros eléctricos, así como divertirse con el patinaje sobre la arena o las motocicletas para el desierto.

En la temporada de turismo es conveniente visitar el lugar después de las dos de la tarde y adoptar medidas para protegerse del sol, porque no hay nada que nos ampare de la insolación fuerte del desierto, y la hora de la puesta del Astro Rey es el momento más bello de la laguna. Además, también es necesario un par de fundas para los zapatos (se pueden alquilar a la entrada del parque), para evitar que estos se llenen de arena.

Está prohibido subir a las dunas por la orilla norte de la fuente, porque ello ocasionaría la caída de las arenas y se rompería el equilibrio del movimiento de éstas, lo que afectará la supervivencia de la fuente.

Ruina del paso Yangguan.

Paso Yangguan y Paso Yumen

La Ruta de la Seda se dividió en dos, la norte y la sur, con dos pasos importantes que desempeñaban un papel similar al de la aduana actual.

El paso norteño se llama Yumen (Puerta de Jade), debido a que el jade de buena calidad de las regiones occidentales entró al país por esta zona. El otro paso se denomina Yang-guan por su sede en el sur, y según la teoría del Yin y el Yang de China, la dirección sureña perteneció a la energía Yang. Hay una expresión muy popular que se refiere a ella como “la vía ancha del Paso Yangguan”, dedicada a describir los caminos de fácil comunicación o perspectiva muy brillante, que nos permite saber cuán prósperos y tensos eran los intercambios comerciales realizados en este lugar.

A día de hoy, los dos pasos permanecen en total ruina y el de Yumen conserva un pequeño castillo cuadrado en el desierto. Pese a los 2.000 años transcurridos, la arquitectura, hecha en tierra, mantiene en pie sus murallas de 10 m de altura y 3 a 5 m de grosor, por las que pueden circular fácilmente caballos y personas. Según los datos históricos, el período más floreciente del paso Yumen abarcó desde el siglo II a.n.e. hasta el siglo III d.n.e., cuando China se encontraba bajo la dominación de la dinastía Han, y con el fin de mantener la relación amistosa y el contacto intenso, los gobernantes enviaron muchos delegados a los países de la región del Oeste, entre los cuales fue muy conocida la salida del mensajero Zhang Qian, quien marchó a la región del Oeste por esta vía. Sin embargo, en el siglo IV Yumen fue quedando gradualmente en desuso con el traslado de la vía principal de la Ruta de la Seda hacia el norte.

El paso Yangguan fue levantado en el desierto en el mismo período que el paso Yumen, cerca de dos fuentes de agua, el recurso más importante para atravesar el vasto desierto de Taklimakan, y naturalmente se convirtió en un enclave de obligada visita para los viajeros, motivo por el que se mantuvo operando mucho más tiempo que el paso Yumen. En 1274 entró en Dunhuang el célebre aventurero italiano Marco Polo, quien cruzó este paso y recogió en su libro el paisaje y los hábitos locales. Después del siglo XIII, el paso fue cubierto poco a poco por las arenas del desierto y el barro arrastrado por los ríos. Actualmente aquí se encuentra la represa de Huangba, construida en uno de los ríos.

La ruina del paso Yangguan lleva el bonito sobrenombre de tienda de antigüedades, porque aquí se distribuían muchos objetos o piezas antiguas de jade, cerámica, monedas, armas, etc., que los visitantes podían recoger frecuentemente. No es difícil entonces imaginar un escenario caracterizado por la presencia de numerosos equipos comerciantes de camellos, paseantes y caballos que atravesaban el paso.

El Museo de las Ruinas del Paso Yangguan se completó en 2003, con un área de 100.000 m2, en la que se expone la historia, arquitectura y arte folklórico del antiguo paso. Además, si lo desean, los visitantes pueden conseguir a precios de varios dólares un visado emitido por el paso y firmado por los trabajadores del museo, para experimentar cómo los comerciantes del pasado solicitaban el permiso para salir a Occidente.

Notas: En el camino de regreso del paso Yangguan se encuentra una pequeña aldea llamada Barranco de Uvas, en la que se pueden recoger las frutas de la temporada, contemplar los espectáculos y saborear las comidas locales.

La ruina del paso Yumen se encuentra a 90 km al noroeste de Dunhuang, y la del paso Yangguan, a 70 km al suroeste de la ciudad, aunque a estas no llega ninguna línea de autobuses, por lo que los visitantes tienen que alquilar un coche o formar parte de un grupo turístico para llegar hasta allá. Si van en su propio auto, para no perderse, es recomendable manejar un vehículo todo terreno en compañía de un guía local y avanzar sobre los rastros dejados por los autos que van delante.

En China hay varios pasos llamados Yumen. El que se encuentra en Dunhuang data de la dinastía Han, y el otro de la dinastía Tang.

Turistas en camello.

Topografía Yardang y la ciudad del Diablo

La palabra Yardang, en lengua uigur, significa colinas empinadas y se refiere a un fenómeno ocasionado por la erosión eólica en las áreas áridas. El Geoparque Nacional de Yardang, de Dunhuang, Gansu, a 180 km al noroeste de la ciudad de Dunhuang, lleva otro nombre un poco terrible, la Ciudad del Diablo.

La instalación abarca 25 km de este a oeste y 5 km de norte a sur, formando parte importante del misterioso lago Lop Nor, ya seco. De tierra de color rojo claro, se extienden de forma ordenada en el área muchas colinas, paisaje que de lejos parece una ciudad medieval con sus murallas, calles, edificios y plaza. Lo más extraordinario son las colinas formadas por la fuerza de la naturaleza, que presentan formas muy similares a muchas construcciones célebres del mundo, como el Templo del Cielo de Beijing, el Palacio Potala de Lhasa, las pirámides y la Esfinge de Egipto, una mezquita árabe, etc. Viajar por la ciudad es como pasear por un museo de la arquitectura mundial; sin embargo, aquí no hay flores, hierbas ni ninguna señal de vida.

Además, en “las calles” se escucha frecuentemente un ruido extraño, descrito por los habitantes locales como rugidos del diablo, que en realidad es producido por las corrientes de aire.

Como el área cuenta con el conjunto de yardang más atractivo y extendido, el parque también ha atraído a muchos equipos de rodaje de películas como El héroe, El secreto del talismán, etc..

Notas: En Dunhuang hace un típico clima continental templado, que se caracteriza por la aridez y el bajo nivel de precipitaciones, la fuerte iluminación solar por el día y el obvio cambio de temperatura entre el día y la noche. En esta ciudad turística, la temporada de mayor afluencia de visitantes va de mayo a octubre, período también de la cosecha de frutas. Gracias a la gran diferencia de temperatura entre el día y la noche, aquí se producen frutas muy dulces, entre las que destacan el albaricoque, durazno, dátil, uva, melón y pera. Son también conocidas las artesanías hechas en jade y hueso, que reproducen principalmente la figura del camello o el mural de Dunhuang. La gastronomía local comprende la carne de res y cordero, así como comidas hechas a base de harina. Esta localidad es de fácil acceso, pues cuenta con su propio aeropuerto y estación de ferrocarril.

 

 

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