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Reportaje Exclusivo
Incrementar la comprensión mutua
“El conocimiento de los países occidentales sobre China es mucho menor que el de ésta sobre aquellos”, indicó Wu Hongbo, embajador de China en Alemania, en una entrevista concedida al International Herald Leader, durante la Feria del Libro de Frankfurt 2009, efectuada del 14 al 18 de octubre de 2009.

Nuestra voz

Más de dos mil chinos residentes en Gran Bretaña se reunieron en Londres, el 19 de abril de 2008, en una protesta silenciosa contra los reportajes distorsionados e injustos de medios de comunicación de Occidente, incluida la BBC. Un letrero de una manifestante exhorta a esa cadena a decir la verdad.

China tiene ya 20 años participando en la Feria del Libro de Frankfurt, pero en 2009 fue la primera vez que asistimos como país invitado de honor. A partir de marzo de ese año, más de 100 escritores y traductores chinos de fama intervinieron sucesivamente en conferencias, foros y simposios académicos en varias ciudades importantes de Alemania. Más de 200 editoriales chinas, con unos 10.000 títulos se presentaron en la feria, gracias a las aproximadamente 600 actividades culturales de intercambio con el exterior, las cuales son de mayor envergadura que se han hecho después de los Juegos Olímpicos de Beijing.

Sin embargo, en este período, los escritores, medios informativos y políticos alemanes mostraron más interés por los personajes chinos que poseen opiniones disidentes. Un patrocinador germano planeó invitar a Rabiye Qadir, instigadora principal de los disturbios de julio de 2009 en Urumqi, Xinjiang, a presentarse en la Feria y algunos medios alemanes publicaron reportajes parciales e incluso denigraron la imagen china con malas intenciones.

También, señaló Wu, “en el extranjero todavía se oye muy poco la voz de China, mientras que las cacareadas propagandas y puntos de vista torcidos sobre el país se expanden por todas partes. Eso se debe a que algunos medios de comunicación de Occidente ocultan con intensión nuestras opiniones y, por otro lado, a que nosotros mismos no damos informaciones suficientes, no producimos voces suficientemente altas. Creo que los funcionarios chinos deben comunicarse con mayor iniciativa con el exterior, dejando a más gente del mundo oír nuestra voz. Pueden ustedes tener opiniones diferentes, mientras debemos hacer oír las nuestras”.

Realidad distorcionada

Ciertamente, durante 2009, no han sido pocos los casos de que los medios informativos occidentales deforman y denigran China con malas intenciones. En un reporte del 6 de julio pasado, el influyente diario estadounidense The New York Times publicó una gran cantidad de fotos sobre los disturbios en Xinjiang, una de las cuales tenía el siguiente pie: “Heridos uigures en el hospital”. Sin embargo, en la imagen se distinguían claramente los caracteres chinos con el nombre del paciente, pegados al lado de la cama: “cama 32, paciente Liu Yonghe” (nombre de origen han).

El 7 de julio, el London Lite, de Gran Bretaña, al referirse al mismo acontecimiento, publicó en su página web una foto tomada de un vídeo de CCTV (Televisión Central de China) sobre los ataques contra la muchedumbre inocente. En la imagen se aprecian dos muchachas con sus ropas ensangrentadas que se sosiegan una a la otra tras sufrir golpes brutales. Pero el pie del rotativo señala: “Dos mujeres se consuelan mutuamente después de sufrir los ataques de la policía”.

El 1 de octubre, un periodista del Canal II de la Televisión Nacional de Alemania acreditado en nuestro país, entrevistó a un hombre chino de edad madura después de la revista militar realizada ese día con motivo del 60 aniversario de la fundación de la República Popular China. Sonriendo alegremente, el entrevistado declaró: “Tenía muchos deseos de ver la revista militar”. Sin embargo, el intérprete simultáneo tradujo: “Es una vergüenza. Quería verla”.

Réplica internauta

Ante la deformación de los hechos que hicieran algunos medios de comunicación de Occidente, los internautas chinos expresaron su cólera. En la página web de la BBC, gran cantidad de chinos pusieron en duda la veracidad de sus reportes sobre los sucesos del 5 de julio en Xinjiang. Uno escribió: “El reportaje de la BBC es lamentable. Su actitud como un espectador indiferente que permanece al margen, por temor a que no haya caos en China ni tener la oportunidad de ver el ridículo de China, me da asco”.

Otro señaló: “Los disturbios violentos son resultado de su apoyo duradero a las fuerzas hostiles. Piensen en aquellas 157 vidas, ¿no sienten vergüenza por sus manos llenas de sangre?”. Al ver el reportaje distorsionado del Canal II de la Televisión Nacional de Alemania, el internauta chino jwq603 dejó la siguiente pregunta en un foro: “¿Acaso la libertad informativa de la que tanto habla Occidente se refiere a tergiversar los hechos a su libre albedrío?”; y otro agregó, “¿Cómo se gana la confianza de la gente una televisión como ésta? Están engañando a todos los espectadores alemanes”.

Ofensiva comunicacional

Fu Ying, embajadora de China en Gran Bretaña, en una entrevista concedida a la televisión de Londres, el 29 de marzo de 2009. 

Para aumentar el conocimiento de Occidente sobre China, más y más diplomáticos chinos acreditados en el extranjero y funcionarios gubernamentales han roto las prácticas habituales y empezado a explicar y presentar en público las informaciones sobre los grandes e importantes acontecimientos de China que atraen la atención de los medios de comunicación del extranjero.

El 13 de julio, seis días después de los sucesos de Xinjiang, Fu Ying, embajadora de China en Gran Bretaña, quien escribe a menudo en medios ingleses, publicó en The Guardian un artículo titulado “Xinjiang es un buen lugar”, en el que asegura que “Durante miles de años de historia, los diversos grupos étnicos de Xinjiang han convivido en armonía. Como miembros de una gran familia, se ayudan mutuamente y mantienen sus propias costumbres populares. Por supuesto, como cualquier familia o región de múltiples nacionalidades, es difícil evitar algunos malentendidos o fricciones. En China, lo llamamos “contradicciones en el seno del pueblo”, lo que se refiere a que se puede resolver mediante la consulta y negociación. No es una lucha a muerte”.

Semanas más tarde, el 17 de septiembre, en una entrevista exclusiva concedida al periódico alemán Die Welt, Wu Hongbo expuso sus opiniones sobre el sistema social de China y su valor y se refirió también a la Feria del Libro de Frankfurt. Enfatizó sobre la política de China, que persiste siempre en esforzarse junto con la comunidad internacional para construir una sociedad armoniosa, y criticó la actitud de EE.UU. y Europa en asuntos internacionales como “entre tres personas siempre yo soy maestro”.

Tanto el premier chino, Wen Jiabao, como el vicepremier, Wang Qishan, predicaron con su ejemplo al ofrecer informaciones a los medios internacionales y publicaron varios artículos en importantes medios de comunicación del extranjero para aclarar la postura de China, antes de asistir a eventos internacionales trascendentales.

Con las mismas armas

Los críticos de la página web del períodico Qiaobao de EE.UU. apreciaron altamente el artículo de la embajadora Fu Ying. “Sin duda alguna, la influencia internacional de China no sólo depende de su poderío económico, sino también de su fuerza blanda de de la cultura y la opinión pública. Los funcionarios también tienen que acostumbrarse a utilizar los medios de propaganda internacionales y lograr una mayor presencia en ellos. Al respecto, lo que ha hecho la embajadora Fu Ying es un buen ejemplo”.

El artículo sobre la entrevista a Wu Hongbo también generó discusiones acaloradas entre los internautas alemanes. Uno llamado Mike expresó: “¿Por qué no dejan a China desarrollarse? Todos los que conocen China saben que su pueblo se siente satisfecho con el sistema de gobierno actual. Los chinos quieren vivir de esta manera, ¿acaso eso no es democrático?” Otro usuario identificado como Regulissimo comentó: “China tiene razón para sentirse orgullosa. Beijing superó la pobreza y el pueblo tiene un porvenir brillante. Todo eso me dejó una impresión profunda. Los chinos aprecian estos éxitos y la mayoría de ellos apoyan al Gobierno, lo que no es incomprensible. Las protestas de los seguidores del Dalai Lama obedecen a la envidia, a pesar de que todavía existen algunos problemas en China. En mi opinión, como la economía occidental ya no puede seguir los pasos de China, la humilla de esta manera”.

 

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