Cuando se proclamó la República Popular China, en 1949, yo acababa de ingresar en la escuela secundaria. Mis conocimientos aumentaban día a día al compás del crecimiento de nuestro recién surgido Estado.

El autor (primero a la izq.) y sus colegas.
En una audición escolar de música grabada en discos, me atrajo hondamente Noche de verano en Madrid, pieza clásica de Mijaíl I. Glinka. Aquella clara y hermosa melodía de España y el armonioso ritmo de las castañuelas me llenaron de gozo.
Entonces no podía imaginar que después de egresar de la escuela secundaria, en 1955, ingresaría en el Instituto de Lenguas Extranjeras de Beijing (hoy Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing) para estudiar el idioma de Cervantes.
A comienzos de 1959 se preparaba la edición de una revista china en español para el mundo hispanohablante, a la que fui enviado a trabajar. Desde entonces mi vida profesional ha estado vinculada al progreso de esta publicación, que cumple ya medio siglo.
China Reconstruye

En un principio la edición en español de la revista se llamó China Reconstruye, pero posteriormente cambió su nombre por el de China Construye, más tarde China hoy. Su primer número salió a luz en enero de 1960, como publicación mensual de carácter general, cuyo objetivo era dar a conocer la construcción socialista y la vida del pueblo de la Nueva China a los lectores de los países de habla española, así como promover la comprensión, acercamiento y amistad entre el pueblo chino y los pueblos de dichas naciones.
Al comienzo, los integrantes de nuestro grupo de trabajo eran muy pocos. Dos o tres de los chinos que formaban el equipo se ocupaban de la redacción y traducción de los artículos, al tiempo que expertos provenientes de países latinoamericanos que colaboraban con nosotros se dedicaban a corregir las traducciones. Entre ellos se encontraban el destacado escritor chileno Luis Enrique (Poli) Délano y su familia, y más tarde dos editoras argentinas, Sara Pastoriza y Matilde Alemán. Todos aspirábamos a editar bien la revista y ofrecer así a los lectores un precioso presente de la Nueva China. Nos esforzábamos constantemente para que China Reconstruye se convirtiera en un eslabón de enlace y amistad entre el pueblo chino y el mundo de habla española. En los primeros años de la revista, lo más difícil para nosotros fue hacerla llegar cuanto antes a los lectores. A partir de septiembre de 1959 y en los años subsiguientes, encargamos la distribución a los representantes de GUOJISHUDIAN (Corporación China de Comercio Internacional del Libro) en España y América Latina. Además, con el fin de ganar tiempo, enviábamos cada número por correo aéreo, tanto a los agentes distribuidores como a los suscriptores. Por otra parte, durante la época de promoción, la recomendamos a los amigos y organizaciones españoles y latinoamericanos que se encontraban de visita en China. Gracias a estos esfuerzos, en los años 60 del siglo XX aumentaron rápidamente nuestros lectores, principalmente en Perú, Colombia, México, Venezuela y España.
Desde su nacimiento, nuestra publicación ha prestado mucha atención fundamentalmente al mundo hispanoamericano. Con el propósito de desarrollar y profundizar la amistad y comprensión entre los pueblos de China y América Latina, publica de vez en cuando artículos al respecto, como “La literatura latinoamericana en China” (1960), “Músicos provenientes de Argentina” (1960), “La visita del Conjunto de la Ópera de Beijing por América Latina”·(1961), “Desarrollo de las relaciones económicas y comerciales entre China y Cuba” (1961), “El pueblo chileno ama a la Nueva China” y otros más.
Mientras tanto, los integrantes de nuestra redacción en versión castellana fueron incrementándose y su tarea abarcó todo lo relacionado con la edición: traducción, corrección de pruebas, redacción de artículos exclusivos, verificación de artículos traducidos, correspondencia, mecanografía, etc. Junto con nosotros trabajaban dos expertos latinoamericanos, el mexicano Benito Hernández y el colombiano Fernando Granda.
China Construye
Desde la aplicación de la política de reforma y apertura al exterior, iniciada en 1979, la fisonomía de China ha experimentado profundos cambios y sus relaciones con Latinoamérica han tenido un gran desarrollo. Un número creciente de países de la región ha establecido relaciones diplomáticas con China, mientras que los intercambios y contactos entre ambas partes en los ámbitos político, económico y cultural son cada vez más fructíferos.
En vista de esta situación, a partir de 1986, nuestra revista tomó el título de China Construye y desde entonces se ha esmerado en aumentar los artículos y secciones de interés regional con el fin de que los hispanoparlantes puedan incrementar su comprensión sobre la realidad de nuestro país.
Un problema importante que enfrentamos fue cómo conocer más concreta y detalladamente las demandas de los lectores, motivo por el que nos esforzamos en hacer una profunda investigación de las cartas que estos nos remitían, a fin de estar al corriente de sus deseos y opiniones. Además, desde principios de la década del 70 del siglo pasado comenzamos a enviar a nuestros compañeros de trabajo a estudiar o visitar los países hispanohablantes, de modo que se familiarizaran con la actualidad de cada uno de ellos y consiguieran datos de primera mano sobre las sugerencias y críticas de los lectores. Esto ha sido muy beneficioso para el mejoramiento de la labor de información.
En 1980, tuve el honor de viajar por Argentina, Perú, Colombia y Venezuela, ocasión en la que la simpatía de esos pueblos hacia nuestro país y su alto aprecio de la revista me dejaron una impresión tan profunda que decidí contribuir con el esfuerzo de toda mi vida al fomento de la comprensión y la amistad entre China y América Latina.
Con miras a satisfacer los intereses de los lectores, nuestra edición no solamente publicó artículos cuyos temas eran más atractivos para las personas de habla hispana, sino que también abrió columnas especiales como “ABC de China”, “Literatura”, “Historia”, “Artes marciales de China”, “China y América Latina” y otras. Los hechos testimonian que nuestro trabajo ha encontrado una positiva reacción entre el público. Expertos latinoamericanos y españoles que trabajan en China y otros amigos cuya lengua materna es el castellano reconocen los progresos de la revista. Los lectores del mundo hispanoamericano nos han escrito elogiándola por su variedad de temas, acertadas columnas especiales y vívida información acerca de la actualidad de China. Es decir, la publicación ha llegado a ser una vitrina por la que se puede conocer a China.
China hoy

Al despuntar la década del 90, China entró en un importante período de modernización socialista, planteándose la meta de cuadruplicar el producto nacional bruto y edificar una sociedad modestamente acomodada.
Nuestra revista, fiel narradora de todo cuanto ocurre en el país y encargada de registrar objetiva y vivamente los esfuerzos del pueblo chino por superar las dificultades y su progreso en los años que restaban para llegar al siglo XXI, pasó a llamarse China hoy, a partir de enero de 1990. Desde luego, el nuevo nombre no significó en modo alguno un cambio de su naturaleza ni política editorial, sino que más bien apuntó a evitar confusiones o equivocaciones que pudieran haber causado las palabras “construcción” y “reconstrucción”. Estamos convencidos de que su nombre actual corresponde al carácter de la publicación y puede dar un conocimiento más cabal de la China actual.
Realmente, en el curso de los 50 años transcurridos, la edición en español no solamente ha mantenido su objetivo inicial y tradición, sino que también ha formulado nuevas ideas en el mejoramiento del trabajo.
A través de los esfuerzos realizados durante largos años, la revista ha abierto una subsede en América Latina, dirigiéndose directamente a los lectores locales. Con el fin de satisfacer mejor sus demandas y ofrecerles servicios más minuciosos, en octubre de 2004 se estableció la Filial Latinoamericana de China hoy en México. A partir de entonces, nuestra revista comenzó a imprimirse y distribuirse en la propia región. De esta manera, el contenido y los temas dirigidos a los lectores latinoamericanos son cada vez más amplios y, al mismo tiempo, el número de latinoamericanos que escriben para la publicación aumenta considerablemente.
Desde la aparición de la revista con el nombre de China Reconstruye, en 1960, y bajo el título de China Construye, en 1986, hasta la actual China hoy, he sido su fiel y constante compañero. Hemos crecido mano a mano durante medio siglo. La he acompañado tanto en mi vida profesional como en mi estado de ánimo, compartiendo con ella las alegrías y las amarguras.
Me siento muy satisfecho de poder utilizar el castellano para dar a conocer los diversos aspectos de la Nueva China a los pueblos de habla española por medio de nuestra revista, que ha sido muy bien acogida por los lectores.
Hoy en día, estoy jubilado y he empezado a entrar en la ancianidad. Sin embargo, nuestra publicación se encuentra en la flor de su vida. Como dice un sabio de la China antigua: “El hombre está maduro y sabe los mandatos del cielo al cumplir los 50 años de edad”. Por tanto, estoy plenamente convencido de que la edición en español de China hoy, con medio siglo de existencia, tendrá una brillante perspectiva y conseguirá mayores progresos en el futuro. |