EL performance, o arte en vivo, es la más joven y desprejuiciada de las expresiones artísticas, pues apenas cuenta con medio siglo de existencia. Ello explica que no disfrute de un público tan masivo como otras expresiones visuales, además de ser un acto efímero, que suele quedar sólo en la memoria de quienes presencian ese acto irrepetible, en el cual el artista se vale sobre todo de su propio cuerpo para expresar sus sentimientos.

Esta limitación evidente no fue sin embargo obstáculo para que casi 300 artistas de varios países coincidieran este otoño en Beijing, donde se sumaron a colegas chinos para juntos sustentar su determinación de mantener viva la práctica del performance.

Así celebraron la 10ma edición del Festival Internacional del Performance, en la galería Open del Espacio Artístico 798, en el cual América Latina tuvo su mayor participación hasta la fecha, gracias a la presencia de una veintena de creadores de Argentina, Chile, México y Venezuela.

México trajo la delegación más nutrida de este grupo, compuesta por 11 artistas, convirtiéndose en líder simbólico del evento, pues este año la curaduría del festival recayó en los hombros de un mexicano, Martín Rentería, un inquieto “performista”, quien admitió en diálogo con China hoy que “Latinoamérica ha tenido una presencia hasta ahora nunca vista”. Y señaló a continuación: “Lo multitudinario de este festival hará que tanto los patrocinadores privados, como los gobiernos, las instituciones y público en general se interesen cada vez más por el mundo del performance”.

Muestra de este interés fue la presencia en la inauguración del embajador de México en China, Jorge Guajardo, quien se congratuló por la asistencia de sus compatriotas al festival, destacando que ellos “representan la verdadera vanguardia del arte actual en México.”

Tras calificar al performance como “momento mágico”, en el cual “el artista se comunica de manera visceral con el alma y corazón del espectador,” Rentería dijo a nuestra revista que entre los muchos proyectos que han surgido al calor de este encuentro está el de llevar a los más destacados “performistas” chinos en una gira por toda Norteamérica. Esta idea, enfatizó, evidencia el interés de México por fomentar los lazos culturales con China.

Chen Jin, principal organizador del evento por la parte china desde los comienzos en 2000, y artista de performance él mismo, explicó a Ch que esta manifestación está finalmente adquiriendo una imagen pública en el país, tras permanecer oculta por mucho tiempo. “Para nosotros -afirma- este festival es una oportunidad muy valiosa, pues a nivel internacional siguen siendo escasas las posibilidades de reunir a tantos artistas en un mismo espacio”.

Al admitir que esta manifestación entraña un gran potencial de desarrollo en lo inmediato, Chen Jin destaca la naturaleza “muy humana” de las performances, que permiten destacar la individualidad del ser humano y su capacidad creativa, además de revelar la gradual apertura de China en el terreno de las más vanguardistas expresiones culturales.