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Sociedad
¿El contenido o el detalle?
Por TANG YUANKAI

Aunque todavía faltan algunos días para la navidad, Chen Yu, de 26 años, ya está comprando los presentes para sus familiares, compañeros y novio, a pesar de que su padre, Chen Rui, le dice una y otra vez que “los chinos no celebramos las fiestas extranjeras”. Pero él también encara más de una disyuntiva al hacer regalos en las fiestas tradicionales chinas. El problema actual no estriba en que no tengamos opciones, sino en que existen muchas ofertas y resulta difícil elegir.

Casi todos los productos tonificantes vendidos en los comercios son para hacer regalos.

La dificultad para seleccionar los regalos refleja el progresivo mejoramiento de la vida cotidiana de los chinos. Tenemos lo suficiente para comer, vestir, disponer de artículos necesarios y entretenernos”, expresó Chen Rui, de 59 años, quien considera que cuando son abundan los recursos, se debe subrayar el sentido original de la palabra “regalo”. “En los miles de años de la civilización de China, siempre se ha abogado por ‘la cortesía de reciprocidad’. Nunca visitamos a los padres o amigos con las manos vacías, menos aún en los días de fiestas importantes. Pero también tenemos un viejo dicho: ‘Un regalo tan ligero como una pluma de ganso, pero enviada desde lejos, tiene mucho sentido’. El precio pasa a un segundo plano, y lo más importante es seleccionar un obsequio personalizado, que exprese el afecto de quien lo entrega. Esto, por supuesto, exige no pocas cavilaciones”.

Memoria de los más “experimentados”

Igual que muchas “personas que han vivido determinadas experiencias”, en nuestra infancia, la costumbre era regalar cajas de pasteles dulces, comentó Chen Rui. “En aquel entonces, teníamos poca variedad de golosinas y en una Fiesta de la Primavera, un pariente le regaló a mi familia una caja de pasteles, pero nos dio pena comérnoslos enseguida. Después de un tiempo, cuando abrimos la caja, los dulces estaban mohosos”.

Chen Rui todavía recuerda claramente que durante un tiempo estuvo de moda visitar a los amigos con huevos, porque estos eran muy escasos. En Beijing los habitantes compraban huevos con “certificado de compras de residente”, y la oferta era limitada.

“En aquellos años, en el mostrador de las tiendas, había una caja de madera, con una lámpara dentro. Su uso especial era iluminar los huevos para ver si alguno estaba malo. La gente le llamaba “caja de luz”, rememoró Liu Yangdong, que creció en Beijing. Según él, en aquel entonces, raras veces se vendían huevos frescos, pues estos eran trasladados desde lejos y conservados en frigoríficos. Cuando uno compraba varios kilos, era inevitable encontrar algunos huevos malos. “Hoy la gente ya no se preocupa por comer huevos congelados, ni les importa si han comprado algunos en mal estado, pero los clientes de aquella época no querían encontrar ni un huevo malo, especialmente cuando los compraban para hacer regalos”.

La cartilla de racionamiento era conocida comúnmente como “libro de alimentos no básicos” y se repartía una vez al año. En él se registraban todos los alimentos no básicos que se ofrecían de manera racionada. Además de las comidas que acompañaban a los productos básicos, figuraban en la lista artículos de uso diario, como jabón, papel higiénico, fósforos, etc. Se distribuían además cupones especiales para comprar aceite comestible, arroz, harina y telas, entre otras mercancías. Los cupones no ejercían la función del dinero, pero eran un certificado que permitía adquirir estos productos. Entonces, los cupones ahorrados servían como regalos preciosos a los amigos.

Personas haciendo compras para la Fiesta de la Primavera
en una tienda de alimentos de Beijing, en la pasada década del 50.  Cnsphoto

El cupón es resultado de la economía planificada. A principio de los años 50 del siglo pasado, como había una gran escasez de alimentos, el suministro se hacía según el racionamiento. “Sólo en los días festivos, la gente podía comprar con los cupones un poco de pasteles y dulces, pero la cuota era tan pequeña que no bastaba para hacer un regalo”, recordó Li Rui, residente beijingnés de 66 años.

“Yo había vivido en el campo. En la Fiesta de la Primavera no teníamos muchas provisiones para celebrar, pero cada familia preparaba panecillos cocidos al vapor. Visitábamos a los parientes con los panecillos como regalo. Las familias de buena situación económica a veces lograban comprar un paquete de pasteles o una lata de conserva. Eso y una bolsilla de azúcar o una botella de licor, ¡era un regalo muy decente!”, relató Cheng Xiaonong, de 79 años.

Era muy raro obsequiar vestidos o telas en aquellos años, dijo el anciano y se lamentó por no poder encontrar un traje de su juventud. “Era de lana. Mi tío me lo regaló cuando llegué a la ciudad para trabajar como obrero. ¡Tanta gente me envidiaba al ponerme este traje!” De hecho, él sólo lo lucía en las ceremonias de entregas de premios como “Trabajador modelo” y “Experto en la técnica”. “Solía poner una pluma o dos en el bolsillo superior a la derecha, porque en aquellos días era una muestra de dignidad y educación, aunque ahora me parece muy ridículo”.

“Bulaji” de moda

“Bulaji” es una transliteración de la palabra rusa “платье”, que significa “vestido a la rusa”. El término ha sido uno de los extranjerismos más extendidos en China, al extremo que Cheng Yu, nieta de Cheng Xiaonong, dijo: “Un día de mi cumpleaños, mi madre me regaló un ‘bulaji’, que era el regalo más de moda en aquel tiempo y también tenía un significado político progresista. En los años en que la gente sólo se vestía de gris, azul y verde, el ‘bulaji’, sencillo y de buen gusto, expresaba un espíritu sano y enérgico, y realzaba la belleza de la figura femenina. De las mujeres a las niñas, todas nos vestíamos con ‘bulaji’”. Alguien escribió estas palabras: “Es una época totalmente nueva, igual que el ‘bulaji’, que nos ofrece ideales y un futuro espléndidos”.

“Cuando las relaciones chino-soviéticas se rompieron, el “bulaji” no pudo servir de regalo. Al igual que el traje de estilo occidental, que fue considerado como “burgués”, y el qipao (vestido chino de origen manchú con cuello cerrado y aberturas laterales, típico de las mujeres chinas) como “mal remanente del feudalismo”, el ‘bulaji’ constituía un “producto del revisionismo”, y la ropa de colores vivos fue catalogada como “indumentaria estrambótica”. A partir de entonces, el estilo y color de la vestimenta china era cada día más similar, y el uniforme militar, sin diferencia de sexo y profesión, se volvió popular”, relató Ouyang Shanfang, madre de Cheng Yu. “A principios de la Revolución Cultural (1966-1976), al ponerme el uniforme, la gorra, el cinturón, el morral y una insignia del presidente Mao, ¡me sentiría muy orgullosa! Estaba de moda regalar pequeños artículos de uso diario, estampados con consignas revolucionarias, tales como tazas y toallas, y también un tipo de estatua luminosa del presidente Mao. Mi familia recibió varios obsequios de este tipo”.

Regalo de boda

A finales de los años 70 y principios de los 80 del siglo pasado, comenzó a aplicarse en China la reforma y apertura. Los presentes seguían siendo un lujo para la gente común. “Sólo en las bodas la gente hacía regalos. Pero no era porque los chinos escatimaran para obsequiar algo, sino que nadie vivía con holgura y los productos básicos cotidianos se vendían racionadamente”, explicó Yun Zhonghe, residente de la provincia de Guangdong. En aquel entonces, generalmente no se regalaba dinero directamente al nuevo matrimonio, sino que se les compraban regalos. Algunos escribirían sus bendiciones breves con tinta roja en los propios presentes.

“En aquel tiempo, participar en una boda era para mí una mezcla de placer y ansiedad”, dijo Zhang Qingzhu. A finales de 1978, después de experimentar el movimiento de “Ir al campo” (movimiento político de China de los años 60 y 70 del siglo pasado, mediante el cual se llevó a un gran número de jóvenes educados a abandonar la ciudad para vivir y trabajar en el campo), él regresó a Shanghai, su pueblo natal, y empezó a trabajar en una entidad estatal. “En ese momento el principio de distribución era el igualitarismo. El salario de todos los obreros ascendía a 36 yuanes. Cuando retorné a la ciudad, como la mayoría de mis amigos, ya estaba en edad matrimonial, y de vez en cuando recibía invitaciones nupciales. En cierta ocasión, durante la celebración del Día Nacional, me llegaron varias invitaciones de boda y gasté todo mi salario del mes en estas actividades. Tuve que pedir dinero prestado para pasar aquella crisis. Si no hubiera sido por la ayuda de mis padres, no habría podido cubrir mis gastos de vida ese mes”.

Después de 30 años de trabajo en Shanghai, Zhang Qingzhu está experimentando una nueva ola de casamientos de los hijos de sus amigos. “Somos amigos de decenas de años y nuestras relaciones continúan. Entonces asistir a las bodas de los hijos de los amigos y regalar “sobres rojos” (bolsa roja con dinero dentro que se obsequia en las bodas y fiestas) es un deber ineludible. En los últimos 30 años, el valor del regalo en efectivo ha aumentado más de 50 veces, pero hoy nadie atravesará dificultades económicas después de participar en una boda.

El año que viene, Su Yi, ingeniero que trabaja en una empresa de capital extranjero de Beijing, también asistirá a la boda del hijo de un amigo. Él ha preparado un sobre rojo. “Cuando me casé, en 1973, los regalos que recibí fueron generalmente cupones de tela y aceite comestible, termos y palanganas. Hoy día el nivel de vida ha aumentado mucho y a nadie le falta dinero. Entonces regalar efectivo parece más práctico”. Sin embargo, en su opinión, pese a que el sobre rojo es cada día más grueso, el significado real de la boda en sí ha sido ignorado por muchos. “Con un sobre rojo, todo sale demasiado ‘fácil’ entre amigos. Y con el grueso del sobre rojo, la profundidad emocional tiene una medida concreta. De hecho, los jóvenes de hoy desean bendiciones más significativas de boda”.

“A principios de la última década del siglo pasado, mucha gente prefería hacer regalos ‘exóticos’, comprados en Hong Kong o Guangzhou, como pantalones acampanados, gafas de sol y productos electrónicos, porque nos daban mucho honor y orgullo”, añadió y reveló que en su caso él trajo una vez una cámara Polaroid del extranjero y la obsequió a su hermana el día que ésta contrajo nupcias. “La cámara nos dio de veras mucho orgullo en la fiesta…”

Cuando la hija de Su Yi se casó, hace dos años, ella recibió una caja de frutas importadas de alta categoría, cada una de las cuales “podía ser una obra de arte. Es una buena forma de expresar las felicitaciones y, a la vez, podemos probar las frutas raras de otros países”.

Tabúes al hacer regalos

“En los últimos años, en los frecuentes contactos con los chinos, los extranjeros han aprendido poco a poco cómo hacer regalos en nuestro país y tratar las diferencias culturales”. Su Yi puso un ejemplo: El patrón extranjero de su compañía ya no regala valiosos relojes a los chinos, porque sabe que “dar un reloj a alguien” en chino significa “asistir a su funeral”. Este empresario también bromeó al decir que su compañía nunca fijará el precio de 250 yuanes, debido a que en el norte de China, llamar a alguien ‘250’ es decirle que “es muy estúpido”.

Las cestas de frutas importadas y bien embaladas son regalos populares.

Hoy en día, el gusto y preferencia de los regalos de los chinos está mostrando una tendencia de “diversificación”. La selección será “casual”, pero con esmero. El concepto del “regalo” es cada día más amplio, por ejemplo: regalo de salud (productos tonificantes, leche de alta categoría, etc.), de deporte (tarjeta de gimnasio, equipamiento de deportivo, etc.), regalo de turismo (boleto de viaje, tienda de campaña, bolsa de picnic, etc.), tarjetas de descuento...

Qi Xian, que trabaja en Hohhot, en la región autónoma de Mongolia Interior, ha preparado una “cuenta bancaria de protocolo” como regalo de año nuevo chino para su mentor de edad avanzada. “Hace unos años, solía obsequiarle productos reconstituyentes en días festivos, pero en los últimos años, los productos de salud ya no son regalos raros y se me ha ocurrido regalarle una ‘cuenta bancaria de protocolo de depósito a plazo fijo’ lanzada por el banco”.

Esta cuenta tiene las funciones de depósito, regalo y colección. El depósito mínimo se fija en 50 yuanes y el máximo en 100.000 yuanes. Los trámites de utilización de la cuenta son iguales que los de las ordinarias. En Hohhot también es muy popular en estos momentos regalar seguros a los familiares y amigos en vísperas de la Fiesta de la Primavera.

En la actualidad, muchas personas no sólo prestan atención a los regalos, sino también a la apariencia, con la esperanza de elevar la elegancia con el embalaje. En el pasado, la gente no daba importancia a la envoltura, pero hoy las flores y las frutas, por ejemplo, deben entregarse con una buena presentación. Los coloridos papales del embalaje realzan la belleza de las frutas, lo que hace a la gente apreciar más el regalo, tanto que no quieren romper el embalaje y abrir el paquete.

Según el pronóstico del departamento autorizado: hasta el año 2010, el volumen de consumo de regalos de los chinos se espera que supere los 100.000 millones de yuanes.

 

 

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