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Sociedad
Pequeñas deportistas, grandes sacrificios
Por ZHU HONG

A las seis de la mañana, cuando la mayoría de los niños duermen aún, Paopao, de siete años, y Rourou, de ocho, empiezan la práctica del día bajo las instrucciones de Nana, su entrenadora. A esa hora deben correr ocho kilómetros en una pista de 400 metros.

Proveniente de Sichuan, en el suroeste de China, Paopao lleva tres años y medio practicando la gimnasia artística, mientras Rourou, natural de Hebei, más cerca de la capital, comenzó hace cuatro años. Para que ellas puedan pasar el concurso de selección del equipo de reserva del equipo nacional de la disciplina, sus padres las pusieron en manos del Club de Gimnasia Artística de Beijing, donde reciben un entrenamiento intensivo.

Adiestramiento “cruel”

Las dos niñas vienen aquí por distintos motivos. La familia de Paopao es pobre y sus padres no tienen trabajo fijo. Cuando ella tenía tres años y medio, un entretenedor local se percató de las condiciones físicas naturales que poseía la pequeña para convertirse en gimnasta, lo cual dio mucha esperanza a toda su familia. “Que llegue a ser campeona” es el sueño de su mamá, porque ello significa dinero, posición social y alto prestigio.

Alta concentración en el entrenamiento.

Contrariamente, Rourou recibe el adiestramiento no para ser campeona ni para ganar dinero. Sus padres quieren que mediante el ejercicio físico la niña se fortalezca e incremente su voluntad, pues creen que es muy débil.

La preparación es dura, sobre todo para estas dos chicas, que no alcanzan los 10 años. Ellas tienen que entrenar seis días a la semana y cada día siete horas, y por la noche asisten a las clases de inglés. O sea, sólo descansan un día a la semana.

En la formación de los gimnastas resultan muy importantes la flexibilidad y la resistencia. Sin el dominio de ambos elementos, a los deportistas les cuesta hacer ejercicios bonitos y estándares. Para ellas alcanzar esa forma física representa un gran desafío, pues los entrenamientos son muy exigentes: la despatarrada vertical debe llegar a más de 250 grados, mientras la horizontal a más de 230 grados. Por eso, los entrenadores no tienen otro remedio que apelar a algunos métodos un tanto “crueles” para ayudarlas. “Al principio para apretar las piernas, me ponían cinco cojines delante y otros cinco atrás, y yo ponía mis piernas sobre ellos. Luego, una profesora gorda se sentó sobre mí, de modo que mis piernas se convirtieran en una v”, recordó Paopao con lágrimas en los ojos. “Cada vez yo tenía que mantener esta postura más de dos minutos. En aquel momento, me parecía que el tiempo pasaba muy lento. Pensaba que mis piernas se romperían”.

Sin embargo, para la entrenadora Nana, este no es más que el primer paso si se quiere llegar a ser una gimnasta sobresaliente. “Llevo 16 años vinculada a la práctica de la gimnasia artística. Es decir, yo recibí durante 16 años el mismo adiestramiento. Lo pasé también con lágrimas. Puedo entenderlas, pero si quieren alcanzar el éxito, no tienen otra opción”.

Para que sus cuerpos mantengan una buena línea, Paopao y Rourou dicen adiós a los bocadillos que a todos los niños les gustan. Para animarlas, el Día Internacional de la Infancia, Nana las llevó a comer a un buffet. Paopao acabó 15 pasteles, siete churros de carne y otras comidas. “Hacía mucho tiempo que no comía tan ricos platos. No pude contener mis ganas”, recordó con una sonrisa que dejaba ver su felicidad por aquel momento.

Difícil prueba para padres e hijos

“Al ver a las chicas mayores practicar con cinturones coloridos y pelotas, me gustó enseguida la gimnasia artística. Es como un baile, en el que además puedes vestir ropas bonitas”, expresó Rourou. Sin embargo, cuando empezó a entrenar se dio cuenta que no es como antes imaginaba. “Es muy duro. Muchas veces quise abandonar”. Pero el consejo y obligación de sus padres la hicieron permanecer en la escuela.

Su actitud cambió totalmente después de asistir a su primera competencia no profesional, en la provincia de Hebei, al año de haber comenzado su formación como gimnasta. Su equipo consiguió el primer lugar entre los cinco participantes y el éxito acrecentó su interés hacia este deporte. “Quiero ganar siempre, pues la sensación de lograr el primer puesto es magnífica”. En opinión de Nana, las condiciones de Rourou como las proporciones de las medidas del cuerpo, elegancia, carácter de sus músculos y capacidad de coordinación son perfectas. Será una gimnasta talentosa. No obstante, la chica caprichosa ocasiona algunos dolores de cabeza a la entrenadora. Ella proviene de una familia rica y desde pequeñita sus padres la mimaban mucho. Con el paso del tiempo, se ha formado muchos vicios. A veces no puede soportar el rigor del adiestramiento, se niega a seguir y llora sobre el suelo.

En comparación con Rourou, la constitución física de Paopao no es satisfactoria. Pero ella resiste mucho. “Cuando llegó, su elasticidad era pobre, pero luego de varios meses de entrenamiento puede agarrar sus pies al agacharse, comentó la preparadora y agregó que si a la pequeña le parece que no está a la altura del resto de las chicas, hace horas extras de entrenamiento. Siente una gran presión”. Sus padres ganan cada mes 2.500 yuanes y para pagar los 30.000 yuanes (unos 4.390 USD al cambio actual) que cuesta el entrenamiento de su hija, pidieron dinero prestado a parientes y amigos.

“De hecho la gimnasia artística no sólo prueba la voluntad de los niños, también la de los padres, a quienes les sugerimos que no vengan a los entrenamientos, pues al ver a los hijos sufriendo, fácilmente abandonan su idea. Puedo entenderlos, pero esta es la única forma de conseguirlo, no tienen otro remedio”, comentó la profesora.

Nana también vivió estas mismas experiencias. Llegó a Beijing a los nueve años y medio y durante los siguientes 13 años sólo regresó tres veces a su pueblo natal. “Mis padres vinieron a Beijing a verme por primera vez cuando yo cumplí 12 años. Al despedirme de ellos, mi papá volteó la cabeza para mirarme y me percaté de que estaba llorando. Fue la primera vez que lo vi llorar”.

Camino largo y duro

Llegar a convertirse en un gimnasta de primer nivel exige una formación que toma más de diez años. Normalmente las chicas empiezan el entrenamiento a los cuatro y cinco años y pueden asistir a las competencias oficiales del país a los 10 años, y a las internacionales a los 15 años. Se retiran del equipo cuando están alrededor de los 20 años.

                                                                   Convertirse en campeón es el sueño de todos los deportistas.  CFP

“El deporte es cruel. Si no puedes alcanzar los requisitos, vas a ser eliminado. Desde que empecé a practicar este deporte hasta que me retiré, he visto que mis compañeras de equipo iban saliendo una por una. Primero son seleccionadas como profesionales entre más de 1.000 aspirantes. Después de entrar en los grupos elites, tienen que someterse a muchas pruebas, en las que se van eliminando a las de menos calidad. Luego se preparan para la selección y exámenes que le permitirán entrar en los equipos de reserva y nacional. Si uno de los parámetros establecidos no llega al nivel estándar, por ejemplo, la constitución física, el comportamiento en el entrenamiento y los problemas individuales, posiblemente esa atleta será eliminada”.

Hace dos años Nana se jubiló del equipo nacional, pero poco antes participó en el Campeonato Mundial y una competencia asiática en representación de China, eventos en los que consiguió buenas calificaciones. La Administración de Deportes local la premió con varios cientos de miles de yuanes por sus excelentes éxitos. Tras abandonar la vida de atleta, abrió un club de gimnasia artística en Beijing, al que muchos padres llevan a sus hijos por la fama que ella alcanzó, y sus ingresos son elevados. Pero además de su trabajo como entrenadora, también está involucrada en el mundo del teatro y la publicidad.

En la conversación con nuestra revista, Paopao confesó su deseo de convertirse en una buena deportista, como lo fuera en su momento su entrenadora, llegar a ser campeona mundial; mientras Rourou considera que lo que le ata a este deporte es su belleza.

“Da igual si al final logran éxitos o no, lo más importante es que nadie les podrá robar las experiencias que ambas han adquirido en los entrenamientos. Ahora entiendo a la que fuera mi entrenadora, quien decía: El momento en el podio de premiaciones nunca es tan real como el aprendizaje que se logra en el adiestramiento monótono”.

Nota: Por deseo expreso de los entrevistados, sus nombres reales no son los publicados.

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