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Reportaje Exclusivo
Jiang Gaoming: la agricultura ecológica garantiza la seguridad de los cereales
Por LU RUCAI

 

La producción de cereales y la seguridad alimenticia es el tema del estudio al que se dedica Jiang Gaoming, investigador del Instituto Botánico de la Academia de Ciencias de China, quien estableció en persona una granja agrícola ecológica en la aldea de Jiangjiazhuang, en el distrito de Pingyi, su pueblo natal en Shandong, con el fin de hacer experimentos prácticos.

Jiang Gaoming.

 

Cuatro factores del incremento de la producción de cereales

China hoy: ¿Cuáles son los factores que han contribuido a que China pueda alimentar a más de 1.300 millones de personas con 120 millones de hectáreas de tierra cultivable?

Jiang Gaoming: De 1982 a 1991, la producción de cereales de China aumentó a un ritmo anual del 8%, con lo que el país se convirtió gradualmente en el mayor productor de granos a nivel mundial. De 2004 a 2008 el volumen de producción continuó incrementándose ininterrumpidamente y el presente año se prevé que la tendencia se mantenga. China resuelve básicamente el problema de alimentar al 22% de la población del planeta con sólo el 7% de la tierra cultivada y el 5% de los recursos de agua dulce.

El primer motivo es la política. Gracias a la estrategia de fijar las cuotas de producción en base a familia, que comenzó a aplicarse después de la III Sesión Plenaria del XI Comité Central del Partido Comunista de China, la producción de cereales creció rápidamente. Se contribuyó a estrechar la relación entre los agricultores y la tierra y se estimuló la iniciativa de los campesinos. En 1984, la producción de cereales del país sobrepasó los 400.000 millones de kilos, 100.000 millones más que en 1978. En la conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) de aquel año, el Gobierno chino declaró al mundo que China había resuelto básicamente el problema de alimentar a su población.

El segundo motivo es la fuerza de la ciencia y la tecnología. La construcción de infraestructuras en el campo, como la introducción de semillas mejoradas, obras hidráulicas, etc., desempeña un papel importante en el incremento de las cosechas de cereales. Por supuesto, el uso de los fertilizantes químicos también contribuyó a elevar el rendimiento. Sin embargo, tenemos que aceptar que la mayoría de los fertilizantes químicos pueden ser sustituidos por abonos orgánicos. El estiércol de algunos criaderos grandes en el campo no ha sido bien tratado, ni se ha aprovechado en las tierras de cultivos, sino que se desperdicia y se deja que contamine el ambiente. El Gobierno debe hacer algo al respecto.

El tercer motivo es el factor humano. Los campesinos chinos son los más laboriosos del mundo. Por ello creo que el modo de producción agrícola intensiva de China y la India siempre ha sido el más avanzado. Las políticas gubernamentales son adoptadas para activar la iniciativa de los campesinos, pero en las labores prácticas, la laboriosidad de millones de habitantes del campo decide el gran avance de la cosecha.

El último factor es el cambio climático. La ascendente consistencia del bióxido carbónico y el calentamiento global del planeta favorecen en cierto sentido el aumento de la producción de granos. Pero la continuación de esta variación amenazará también la producción, porque dificultará el control de las plagas de insectos. Entonces, sobre el papel que desempeña el cambio climático aún no se ha llegado a un acuerdo.

Entre estos factores, los más importantes son la garantía de la tierra cultivada y la iniciativa de los recursos humanos. En resumen, para resolver el problema del suministro de cereales, la gente debe ser laboriosa y la superficie de la tierra cultivada tiene que estar garantizada.

El modo de producción agrícola intensiva garantiza el aumento estable de la cosecha de cereales. CFP
 

Presiones sobre la seguridad de los granos

Ch: En comparación con décadas pasadas, ¿ha disminuido la iniciativa de los campesinos?

JG: Sí, ha disminuido mucho. La gente no quiere cultivar la tierra, debido a la gran diferencia de ingresos entre el campo y la ciudad. Si los campesinos van a trabajar a la ciudad, el dinero que ganan en un mes equivale al de medio año cultivando la tierra. En Shandong, una provincia agrícola grande, los campesinos plantan álamos en la tierra cultivada para poder librarse y trabajar en la ciudad, y varios años después, regresan para cortar árboles y vender la madera.

El Gobierno no puede obligar a la gente a quedarse en casa labrando la tierra, porque eso lo decide el mercado. Calculo que esta diferencia de ingreso se ha ampliado 44 veces en comparación con los años 70 del siglo pasado, mientras que el precio de venta de los cereales ha subido menos de cinco veces. Es decir, si en aquel entonces un campesino podía sostener a su familia con la venta de sus cultivos, en la actualidad no es posible. Por lo tanto, ahora, son los viejos, niños, enfermos, embarazadas y discapacitados quienes quedan en el campo cultivando la tierra, mientras los jóvenes salen a trabajar en la ciudad. Eso no sólo afecta el volumen de producción, sino también la calidad de los cereales.

Ch: ¿Qué medidas se pueden adoptar para estimular a los campesinos a quedarse trabajando la tierra?

JG: Hay que considerar la labor agrícola como una profesión y preparar campesinos técnicos. Para este fin, se necesitan políticas de apoyo que permitan a los campesinos ganar dinero con el cultivo de la tierra, hasta que sus ingresos puedan compararse con los que obtienen en las ciudades o los superen.

Ch: ¿Qué otra presión sufre la producción de cereales de China, aparte de la menor iniciativa de los campesinos para labrar la tierra?

JG: También enfrentamos la presión procedente de la importación de cereales de otros países. Tomemos como ejemplo la soya de EE.UU. En el mercado chino medio kilo de soya estadounidense vende a 0,8 ó 0,9 yuanes, mientras que el costo de producción de la soya de nuestro país alcanza ya los 1,5 yuanes. Pero si todos nosotros compramos la soya de EE.UU., por su precio más competitivo, ¿qué va a suceder? Dependeremos de las importaciones y cuando no produzcamos este frijol, el precio dejará de ser tan barato como ahora y quedaremos indefensos.

Aunque los departamentos concernientes del Gobierno ya han percibido la gravedad del problema de la seguridad de los cereales, muchos todavía depositan sus esperanzas en comprar los granos en el mercado internacional. El problema para entonces no será solamente la insuficiente producción de cereales, sino el monopolio de las grandes compañías transnacionales. Esto es lo más complicado. En realidad, al igual que el petróleo, los cereales son recursos escasos e imprescindibles. Una vez que el consumo de cereales de China dependa completamente del extranjero, quedaremos a merced de otros países.

Secado de la soya cosechada en octubre de 2009 en el distrito de Mingshui, en la provincia de Heilongjiang. CFP

 

Ha llegado el momento del cambio

Ch: ¿Cree que los actuales métodos de labranza pueden garantizar la seguridad de los cereales en el futuro?

JG: Al mismo tiempo que se ha producido el gran desarrollo de la agricultura en China en los 30 años recientes, se han revelado muchos problemas, por ejemplo la seguridad y la calidad de los alimentos, la reducción del ciclo del crecimiento de los animales, la contaminación ambiental en el campo, el aumento de las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero, la degeneración de las praderas, etc.

El rendimiento por unidad de superficie no ha aumentado mucho en estos años. En mi pueblo natal, la producción de trigo por mu (15 mu equivale a una hectárea) alcanzó los 500 kilos en 1978, pero actualmente está alrededor de los 400 kilos. Las causas son, primero, la iniciativa de los campesinos; segundo, la menor contribución de los fertilizantes químicos, e incluso el efecto negativo en la producción. Seis o siete décimas partes de los abonos químicos y pesticidas que produce China se pierden en la tierra, lo que no sólo constituye un despilfarro de dinero, sino también una grave contaminación para el medio ambiente.

Atraída por el empleo de las nuevas tecnologías, la humanidad trata muy duro a los animales y las plantas. Debido a los fertilizantes químicos, pesticidas, membranas plásticas, herbicidas, insecticidas y otras “armas nuevas”, los campesinos se vuelven cada día más perezosos y las tierras cultivadas se tornan cada día más estériles. Se queman la paja y los tallos, lo que determina que se interrumpa el ciclo de nutrición y autorrevonación del suelo.

Ch: ¿Es obvia la función que tienen las políticas de subsidio del Gobierno?

JG: Gracias a la mecanización y los elevados subsidios del Gobierno, EE.UU. tiene solamente seis millones de habitantes dedicados a las labores agrícolas. Lo que falta en China es un subsidio de ese tipo. Aunque las autoridades de nuestro país también ofrecen subsidios a los campesinos, el monto aún es bajo, decenas yuanes por cada mu, que muchas veces tampoco llegan a las manos de los campesinos. A decir verdad, no serviría de nada si se ofrecieran incluso centenares o mil yuanes en subsidios. Mientras los campesinos ganen fácilmente mil yuanes por mes en la ciudad, ¿cómo se atarán a la tierra por un subsidio de mil yuanes por año? Este es un gran reto para la agricultura china.

En la actualidad, la mayoría de las subvenciones se asignan a las empresas de producción de fertilizantes, pesticidas, membranas plásticas, semillas, etc. En realidad, hay que asignar los subsidios al precio de venta de los granos, y sólo de esta manera se beneficiarán los campesinos.

Ch: ¿Qué influencias ejercen la política de transferencia del derecho de gestión de las tierras en la producción de cereales?

JG: Sostengo una actitud conservadora al respecto. Los campesinos vienen separándose de la tierra, efecto contrario a las políticas destinadas al estrechamiento de sus relaciones. Si China, como EE.UU., tiene pocos propietarios de granjas que se encargan de la producción agrícola, o sea, de una población de 1.300 millones habitantes, 1.200 millones viven de los granos cultivados por 100 millones, en este caso, a los que trabajan la tierra no les importará si tenemos hambre o no, sino sólo sus propios intereses.

 
China ha resuelto básicamente el problema de la alimentación del 22% de la población del planeta. CFP
 

Transición gradual a la agricultura ecológica

Ch: ¿Cómo cree que se puede resolver el problema del suministro de cereales?

JG: Hay dos métodos para aumentar la producción de cereales: uno es elevar el rendimiento por unidad de superficie, como lo hizo el académico Yuan Longping, que aprovecha la ciencia y la tecnología para aumentar la producción de arroz, gracias a lo cual se sostiene un mayor número de personas con la misma superficie de tierra cultivada; otro es implementar el programa de “Cereales mayores”. Hou Xueyu, mi maestro, empezó a prestar atención a la agricultura en los años 50 del siglo pasado y planteó el concepto de “Cereales mayores”, o sea, todo lo que sirva de alimento se puede considerar como cereal, por ejemplo, la paja, como sirve para nutrir a los cerdos o las vacas, puede convertirse en carne o leche, etc.

Creo que la agricultura monoproductora no tiene esperanzas, menos la agricultura ecológica que combina orgánicamente los animales, las plantas y los microbios. De acuerdo con los experimentos que hemos hecho, si aprovechamos plenamente los 700 millones de toneladas de bálago que genera el país, se podrá criar cien millones de toneladas de vacas, equivalente a 54 millones de carne de res (haciendo el cálculo sobre una tasa de producción de carne del 54%), ó 270 millones de toneladas de cereales (un kilo de carne aporta los mismos nutrientes y calorías que cinco kilos de cereales), lo que equivale a un incremento en 170 millones de toneladas de cereales si descontamos los cien millones de toneladas de los granos que se consumen durante el proceso de ceba.

En este caso, todavía no consideramos el ahorro que ha significado la recuperación de 400 millones de hectáreas de pasto. Según algunos experimentos “extremos” que hemos hecho, un mu de prado puede sustentar por lo menos un pollo sólo con las semillas, hojas de hierbas e insectos que crecen en él, sin el riesgo de dañar el prado. Calculando de esta manera, lograremos 3.150 millones de kilos de carne de pollo orgánica, equivalentes a 15,8 millones de toneladas de granos.

El total de estos dos casos es de 185,8 millones de granos, equivalente a un aumento del 37% de la producción actual del país. Ninguna tecnología agrícola convencional puede lograr un efecto tan rápido y positivo. Con estos “Cereales mayores”, los chinos no sólo podemos tener lo suficiente para comer, sino para comer bien.

Por lo tanto, para resolver radicalmente el problema de la seguridad de los cereales, tenemos que acudir a la agricultura ecológica, en la que participan juntos los animales y las plantas. La plaga de insectos se previene y controla de manera física y biológica, en vez de química. Los excrementos de los animales sirven como fertilizantes orgánicos para los cultivos. Así se forma un ciclo completo agrícola.

Ch: ¿Cómo se desarrolla la agricultura ecológica en China?

JG: En la actualidad, los campesinos necesitan la ayuda de los consumidores urbanos para producir granos de manera orgánica, y también es necesario vender los cultivos a los habitantes de la ciudad, por lo que las buenas conexiones de los distintos enlaces entre la producción y el consumo son la garantía de un rendimiento elevado.

Por otro lado, hay que liberar a una parte de los campesinos que trabajan en las ciudades en las industrias intensivas en mano de obra, para que puedan volver al campo a las labores agrícolas.

Aunque la agricultura ecológica es la única salida para hacer asegurar el suministro de granos, tampoco podemos aplicarla enseguida en todo el campo, sino poco a poco, empezando por algunas aldeas. Si no obtienen beneficios, los agricultores no van a trabajar con iniciativa, y sin ver los rendimientos, el Gobierno no va a promover este sistema por todo el país. Actualmente, el distrito de Yanqing, en Beijing, la ciudad de Zibo, en Shandong, y la bandera de Jungar, en la región autónoma de Mongolia Interior, han empezado a desarrollar enérgicamente la agricultura ecológica, porque los gobiernos locales ya perciben el futuro optimista. Esta es una buena noticia.

Ch: ¿Cuáles son las experiencias de su granja ecológica en Shandong?

JG: En 2007 empezamos a establecer la granja agrícola ecológica en Pingyi, Shandong, y en sólo tres años hemos logrado buenos resultados. Las pajas se cosechan para criar las vacas, cuyo estiércol se aprovecha como abono orgánico; las plagas de insectos las erradicamos con lámparas matapollillas; y las malas hierbas se destinan a la alimentación de peces y pollos. El menor uso de fertilizantes químicos y la vuelta al campo de una gran cantidad de abonos orgánicos contribuyen a la recuperación gradual de la fertilidad del suelo. Restando el pago a los cinco campesinos contratados (50.000 yuanes al año), el dinero que ganan con estas 2,67 hectáreas de tierra cultivada es dos veces el de la misma superficie arada de modo ordinario.

La iniciativa de los campesinos necesita la motivación del mercado. Hay que dejar que los agricultores obtengan beneficios por labrar la tierra. Esa es la única salida.

 

 

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