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Turismo
Aldeas dong, fieles a su identidad
Por ZHU HONG

 

Una de las más populosas entre las 55 etnias minoritarias de China es la dong, cuya población alcanza las 2.900.000 personas, las cuales durante miles años han residido principalmente en las zonas montañosas que unen la región autónoma Zhuang de Guangxi y las provincias de Hunan y Guizhou, junto con los han, miao, zhuang, yao, shui y tujia. Por la inaccesibilidad del tránsito a sus aldeas, estas han preservado toda su naturaleza, sin ninguna modificación artificial, lo que constituye justamente su mayor encanto.

Aldeas locales

En septiembre pasado recorrí algunos asentamientos dong. Apenas llegamos a la entrada de la aldea Gaobu de Tongdao, distrito autónomo de esa etnia, escuchamos la música de Lusheng (instrumento musical de viento, compuesto de tubos de caña) y el canto típico de sus pobladores. Bajamos del autobús y vimos un lugar típico tranquilamente asentado entre las montañas y un antiguo puente denominado Fengyu (de viento y lluvia) equipado con balaustradas y techos sobre el arroyo que pasaba por delante de la aldea.

La entrada de aquel paso fue bloqueada por una cinta de tela roja y unas diez chicas nos ofrecían copas llenas de licor e interpretaban canciones líricas. Según el guía que nos acompañaba, este es el protocolo formal con el que el poblado recibe a los huéspedes distinguidos. Aquellos que actúen generosamente y beban toda la copa de una vez serán bien acogidos. Los que no gusten del alcohol, deberán cantar en agradecimiento al cordial obsequio de la aldea. Si uno acepta la copa, debe tomar por lo menos un trago para tener el permiso de entrar a la aldea.

Con el beneplácito de los aldeanos, accedimos al antiguo puente, un paso obligado que conduce a la localidad. Nos sorprendió mucho el banquete preparado en el mismo viaducto. En las mesas unidas, suficientes para acoger a decenas de comensales, estaban los platos típicos de los dong. Era el llamado “banquete de las mesas unidas”.

Este tipo de comida se ofrece sólo en caso de grandes festejos o al recibir huéspedes distinguidos. Con la palabra del zhailao (hombre de edad avanzada y de mayor prestigio en la aldea), todos se levantaron, cantando, bailando y dando vueltas alrededor de las mesas. Entretanto, anfitriones y huéspedes brindaban mutuamente. Los más enérgicos eran los chicos y las jovencitas, quienes venían de grupo en grupo ante los visitantes, para cantar y brindar. En ese momento, si uno no sabe cantar en forma de diálogo, deberá beber otra copa de licor. Y si intenta evitarlo o huir, los jóvenes no se lo permitirán de ninguna manera y lo forzarán a beber hasta emborracharse. Esta costumbre de los lugareños expresa la amistad y la alegría. Sin embargo, los visitantes no podrán encontrar siempre un banquete de este tipo, por lo que deben aprovechar la oportunidad si se les presenta.

El precio de alojamiento en la aldea dong oscila de 10 a 100 yuanes por habitación estándar cada noche. Dicen que los visitantes deben observar bien la entrada a la aldea. La soga que se coloque en ella implicará las actividades de sacrificio y los forasteros deberán pedir permiso antes de ingresar en el poblado.

Arquitectura

Para los dong, la ubicación geográfica de sus hogares es algo importante. Ellos suelen vivir en las laderas que dan al sol. Al final de la madrugada, al ver la densa niebla que cubre la aldea junto con el vapor que se levanta suavemente de la superficie del agua, todos envidian la vida de los dong, parecida a un paraíso terrenal.

Las casas de estructura de madera de abeto fueron construidas de manera superpuesta, según la tendencia de la montaña. Vale la pena ver la alta torre del tambor, construcción más emblemática del lugar, que según la tendencia de la etnia suele ser cuadrangular, sextavada y octogonal con múltiples pisos, generalmente de cinco a trece. Con una altura de aproximadamente 20 metros, la de Gaobu parece una pagoda. Dentro tiene un tambor que se utiliza para llamar y reunir a los habitantes de la comunidad antes de anunciarles alguna decisión importante.

En los días ordinarios, los aldeanos pueden entrar en la torre para charlar, evitando el sol del verano o el frío del invierno. En las jornadas festivas, en cambio, se convierte en un lugar al que concurren los dong para cantar y bailar al ritmo de la música de Lusheng. Para conocer los detalles de la vida local, vale la pena visitar la torre del tambor. No obstante, antes de entrar hay que solicitar el permiso de los miembros de la etnia, para evitar cualquier disgusto.

Al igual que la torre de tambor, el antiguo puente Fengyu es considerado también una construcción representativa de los dong. Su exterior fue pintado y decorado con colores brillantes. Además de conectar ambos lados del río, también es un lugar de entretenimiento para los aldeanos, que suelen acudir allí para cantar y bailar. El antiguo puente de Longjin, del distrito de Zhijiang, está reconocido como el más largo de este tipo, con una longitud de 246,7 metros y un ancho de 12,2 metros.

El puente Fengyu está formado por tres partes, o sea, el cuerpo, el corredor y el conjunto de los quioscos. A lo largo de él se distribuyen siete quioscos de forma poligonal y con altos aleros y se pueden apreciar las coloridas esculturas con figuras de dragón y fénix puestas en la pared y en los aleros. Unas ancianas del poblado están sentadas allí para confeccionar sus bordados. Detrás de ellas se encuentra un pequeño templo, en el que se guarda la figura del dios del puente, protector de la aldea.

Además de tener una buena apariencia exterior, la arquitectura dong es renombrada por la alta habilidad empleada en el proceso constructivo. La torre del tambor y el puente están construidos con maderas ensambladas, sin el empleo de ningún clavo. La estructura de ésta es sólida y ha sido preservada en buen estado durante varios cientos años.

Según el maestro Huang Weiyu, los dong no emplean el trazado en su trabajo, aunque a veces la estructura de la construcción es muy complicada. En el lugar, la caña de bambú es un instrumento que utiliza el arquitecto para registrar la referencia de medición y algunas notas con su propia escritura.

El arte de los dong

En la aldea es común escuchar lindas canciones de vez en cuando, pues todos sus habitantes saben cantar y consideran este arte igual de importante que la comida del día. Dicen que los lugareños admiraban los lindos sonidos que producen los pájaros y el agua corriente y añadían la imitación de estos sonidos naturales en sus canciones, de ahí que las interpretaciones locales sean melodiosas y rebosantes de alegría.

Hace años el canto de los dong empezó a sorprender a todo el mundo por la combinación de variadas partes y la armonía de los tonos. En el coro, las canciones improvisadas también resultaban precisas por su concordancia. En 1986 el espectáculo de los dong tuvo una gran repercusión en París y actualmente muchos turistas vienen hasta el poblado sólo para escuchar de cerca sus canciones.

Otra de las pericias de los dong es el bordado, el cual se puede apreciar en las bufandas y zapatos de tela con figuras de dragón, fénix, árbol de abeto y trazados de tótem. Según los lugareños, el traje de gala está hecho generalmente con seis o siete tipos de técnicas de bordado que toma meses e incluso algunos años de trabajo. Los complicados métodos que emplean en su labor las tejedoras resultan imposibles de imitar aun con las máquinas modernas.

Cuando estuve en la aldea, encontré muchos souvenires. La artesanía local tiene un buen precio y los honestos aldeanos no saben regatear, por lo que pude comprar con 15 yuanes un recuerdo precioso de este viaje.

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