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Cultura
Juguete tradicional para fortalecer el cuerpo

Juguete tradicional para fortalecer el cuerpo

Por ZHOU CHANG

Después de la magnífica presentación realizada durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, el Kongzhu (juguete tradicional chino conocido como diábolo en Occidente) llamó la atención de los visitantes foráneos y se reavivó el interés por su práctica entre los habitantes de este país. El anciano Li Lianyuan, heredero de la técnica para dominar el implemento, se vio muy ocupado de repente. Recién regresó de una gran celebración nacional y ya se apresura a preparar a sus discípulos para partir al extranjero, donde hará nuevas demostraciones, algo que antes de la magna cita deportiva nunca le había ocurrido.

Dioses del olimpo traen aires favorables

Li Lianyuan empezó a jugar con el Kongzhu desde pequeño. El suyo, en aquel entonces, estaba hecho de bambú, de ahí justamente su nombre, que significa bambú hueco. Pero en la actualidad el implemento se ha desarrollado y hoy se fabrica de plástico, metal y plástico reforzado, etc.

Los primeros registros sobre este pasatiempo se originaron en el período de Los Tres Reinos (220-280) y su práctica fue muy popular en la corte imperial de la época, lo que se comprueba en los objetos funerarios de la emperatriz Xiao Jing, de la dinastía Ming, en uno de los cuales aparece un bordado de varios niños divirtiéndose con el juguete.

En las ferias de diversos festivales, eran imprescindibles los puestos de venta de Kongzhu, como lo demuestra la Colección de Láminas sobre las Costumbres Populares de Beijing y las obras de papel recortado. El dominio del implemento también era demostrado al abrir los negocios, como un recurso para atraer a la clientela, y durante la dinastía Qing, las habilidades de algunos permitieron que se convirtiera en una acrobacia, subrayando más sus complejas técnicas. A diferencia de la práctica acrobática, la del pueblo es más libre y no tiene muy en cuenta el sitio ni la vestimenta.

El Kongzhu fue incluido en la primera lista de Patrimonio Cultural Nacional Intangible, en 2006, y Li Lianyuan se convirtió en el promotor representativo de este bien cultural no material. Con el fin de protegerlo mejor, el comité vecinal de Guangnei, en el distrito de Xuanwu, construyó el Museo del Kongzhu de Beijing, dedicado a la investigación, exposición y divulgación de su cultura, institución donde el anciano Li funge como director.

Muchos maestros de esta disciplina acuden de lunes a sábado al museo para trasmitir sus habilidades. No es difícil aprenderlo. Primero hace falta enrollar la cuerda de algodón en la parte correspondiente del aparato, luego levantarlo de repente con la fuerza de una mano y enseguida bajando y subiendo ambas manos por turno, describió Li.

Gracias a los Juegos Olímpicos, el diábolo viene poniéndose cada día más de moda y el programa de espectáculos de la Sociedad de Kongzhu de Guangnei del distrito de Xuanwu está muy apretado. Muchas invitaciones provienen del extranjero, donde algunos de los que lo requieren están dispuestos a cubrir todos los gastos de viaje.

Li tiene ahora más de diez discípulos, y un doctor coreano propuso recientemente reconocerle como maestro, algo inimaginable años atrás. El Kongzhu va ganando cada vez más popularidad también entre los estudiantes. Beijing tiene dos escuelas primarias que contemplan su práctica como asignatura importante, mientras decenas de centros educativos más del propio nivel lo han incluido en su programa como materia facultativa, una de las favoritas de los niños. En la clase, pueden jugar y competir, así como elaborar sus implementos y personalizarlos a su gusto.

El Kongzhu es un elemento de la industria cultural china, que durante mucho tiempo necesitó el apoyo estatal, pero gracias a la olimpiada ha logrado salir del apuro en que se encontraba. Las organizaciones civiles que se dedican a él se encuentran en todo el país, y existen siete en Beijing y 39 en otras ciudades y provincias. El espectáculo Kongzhu-huadan (actriz que hace el papel de una dama vivaracha o coqueta), creado por el Grupo de Acrobacias de China, ganó el Premio Presidente de Francia en 2005, por lo que le llueven contratos de trabajo y ha alcanzado ya una solvencia financiera que le permite prescindir de la ayuda del Estado.

Simplemente un juego

“El Kongzhu forma parte de la cultura tradicional de nuestro país. Tenemos que desarrollar más técnicas de juego espléndidas y transmitir este arte a nuestros hijos”, dijo animado Cui Xinglong, de 64 años de edad, recordando el momento en que el implemento fue incluido en la lista de Patrimonio Cultural Nacional Intangible, en 2006.

Fue en 2001, después de someterse a una operación cardiaca, que Cui aprendió a dominar el Kongzhu. Le aconsejaron que lo practicara como una forma de hacer ejercicios que podían ser beneficiosos para su salud. Al principio lo utilizaba solamente para fortificarse, pero en la actualidad es considerado un maestro de este juego. Ama mucho este deporte y no se siente bien si lo deja de practicar durante algunos días. En el club de Kongzhu al que pertenece, sin embargo, su caso no es un ejemplo único. “Tenemos aquí no pocos enfermos crónicos y minusválidos, así como ancianos de más de 70 u 80 años de edad. Todos tienen una muy buena técnica”.

Cui no siente presión por heredar y divulgar este arte tradicional chino y asegura que con él se puede despertar el interés de la gente por la diversión. Ese interés, precisó, se conserva en el cuerpo de cada persona. “El Kongzhu es un puro juego”, que surgió como una forma de entretenimiento y “Jugador popular” es la mejor interpretación de sus practicantes, tanto profesionales como aficionados.

Algunos consideran que los ejercicios de este deporte se limitan a los movimientos de brazos, pero en realidad necesitan de la armonía de todo el cuerpo. Su función puede compararse con ejercicios aeróbicos, como correr, montar bicicleta, gimnasia, etc. “Como soy tan gordo y no puedo realizar otros deportes -señaló sarcásticamente Li-, escogí el Kongzhu, y después de varias décadas practicándolo, con más de 60 años me siento aún enérgico”.

Las competencias de Kongzhu se van haciendo cada vez más populares en la sociedad china. Sus principales variantes son las de producir el sonido más alto, presentar las posturas más originales y lanzarlo hacia arriba y recogerlo nuevamente con la cuerda. En algunas ferias o festivales culturales, diferentes equipos muestran sus técnicas novedosas. Los sonidos que producen los implementos y el ritmo de las cuerdas dan un gran colorido al festival. “Más vale el juego que la competencia”, expresó un jugador, reafirmando una actitud muy representativa de los practicantes.

Chen Chen, un niño de ocho años, lleva ya tres años asistiendo a la Sociedad de Kongzhu de Xuanwu en las mañanas de cada sábado y domingo, acompañado por su padre. “Quiero practicar bien el Kongzhu y convertirme en un profesional, para luego enseñar a muchos discípulos y que estos puedan sentir también la alegría de este juego”. Antes, Chen Chen sólo podía emplear el Kongzhu de dos lados, pero ahora ya es capaz de mostrar sus habilidades con el de un solo lado.

En plazas o jardines de cualquier ciudad de China es común ver a la gente ejercitándose con el Kongzhu, manteniendo viva esta tradición cultural y el espíritu de los Juegos Olímpicos de 2008.

China. Org. cn Agencia Noticiera Xinhua Diario del Pueblo Radio Internacional de China CCTV
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