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Cultura
"Ciudad y vida humana”

“Ciudad y vida humana”

--palabras claves de las películas de Jia Zhangke

 

Por TANG YUANKAI

 

 

El documental en cinemascope Leyenda de Shanghai, del director Jia Zhangke, que aborda la historia de esa metrópoli y está dedicado a la Expo Mundial Shanghai 2010, terminó su rodaje en octubre reciente, luego de tres años de preparación.

“Lo que he pretendido es lograr un material histórico registrado con imágenes sobre Shanghai”, declaró Jia, para quien esa ciudad ha experimentado las etapas más importantes de la urbanización china, experiencias creadas por el ser humano.

En 1910, el novelista shanghainés Lu Shi’e, en su libro Nueva China, predijo que en 2010 se celebraría en esa urbe una “Expo. Mundial”. Además, también previó que después de 100 años, para resolver el problema del tráfico, se construiría un “tranvía subterráneo” (metro), un túnel bajo el río y un puente gigantesco sobre aquellas mismas aguas. La novela puede ser sólo una “creación casual”, fruto de la rica imaginación de su autor, pero en vista de que la Expo Mundial abrirá sus puertas en Shanghai el año entrante, la materialización de la predicción parece todo un milagro. El nieto del autor, Lu Zhenxiong, es actualmente dueño de un estudio de fotografía y más de cien coterráneos suyos que como él representan la historia de Shanghai, aparecen en esta nueva película.

“En realidad, el título no es el que yo prefería, pero ciertamente Shanghai es una leyenda”, reconoció Jia Zhangke en un tono “respetuoso”. De hecho, su obra cinematográfica siempre ha reflejado los temas “ciudad y vida humana”.

El cine tiene su raíz en la vida

La película Andén fue rodada en el 2000, pero en ella no aparece ninguna estación. El título se inspiró en una canción popular de entonces, que de hecho simboliza un andén en el trayecto de la vida humana. Jia quería filmar la epopeya de la gente común y corriente, mostrando el cambio de los tiempos. El filme cuenta una historia que ocurrió inicialmente en su pueblo natal, Fenyang, ubicado en el centro-norte de China, y con un lapso de diez años, la década del 80 del siglo pasado. “Fue una época inolvidable, en la que pasé las edades entre los 10 y 20 años”, dijo Jia Zhangke.

“Cuando yo tenía siete u ocho años, un hermano mío me dijo que si ‘¡yo tuviera una motocicleta, sería la persona más feliz del mundo!’ Tres o cuatro años después, se podían ver las motos por todas las calles”. Jia Zhangke todavía recuerda “lo atónito” que se quedó cuando contempló por primera vez una lavadora. Dos años más tarde, también tenía una en su casa. “Antes no teníamos libros para leer, pero después de 1983, aun en este pequeño local tan cerrado, podíamos comprar obras de Freud o Nietzsche en los puestos de libros”.

La provincia de Shanxi se encuentra en la parte interior de China, y Fenyang es un pequeño lugar cerrado en Shanxi. En comparación con Beijing y Shanghai, Jia dijo que “Fenyang es como un bonsái”.
“En ese momento, la música pop surgió en China, e hizo un papel importante en el crecimiento de nuestra generación”. En una ocasión, cuando Jia escuchó en secreto la radio de onda corta, oyó por primera vez la “voz burguesa decadente” de la cantante Deng Lijun, de Taiwan. “No sabía exactamente por qué su voz me conmovió”. Posteriormente, lo entendió: “Antes cantábamos, ‘somos sucesores comunistas’ o ‘somos la nueva generación de los años 80’. Siempre subrayábamos ‘nosotros’, ‘un grupo’, pero en las canciones de Deng, oíamos ‘yo’, como por ejemplo ‘Te quiero’, o ‘La luna representa mi corazón’. Este mundo totalmente personal y privado nos conmovió e infectó”, recordó.

Alrededor de 1984 aparecieron en Fenyang salas de video en las que se proyectaban películas. Jia Zhangke frecuentaba aquellos lugares casi a diario. La mayoría de los filmes eran de Hong Kong y Taiwan, y del género de acción. Hasta 1991, a los 21 años de edad, él estuvo en la ciudad de Taiyuan, estudiando pintura. Un día pasó por un cine y vio el cartel de la película Tierra Amarilla. “Al leer el título creí que sería una película aburrida”, pero finalmente se decidió y compró la entrada.

Contemplando la película no pudo evitar que se le salieran las lágrimas. “¡No me pude contener! La tierra de loess sin límites, las caras de sus habitantes y el silencio de la familia a la luz de la lámpara de aceite son totalmente parte de mi propia vida. Vi por primera vez mi vida reflejada en una película”. Antes de eso, Jia no tenía “conciencia” sobre el cine chino, pero este largometraje, dirigido por Chen Kaige y con la fotografía de Zhang Yimou, le abrió una puerta para ver más aspectos de este arte y enamorarse de él.

Al salir del cine, Jia Zhangke llamó inmediatamente a su padre: “Voy a convertirme en cineasta”. Creyendo que su hijo se había atontado, el padre acudió a Taiyuan: “Eres tan bajo, ¿cómo actuarás en las películas?”. Pero al saber que el interés de su hijo era hacerse director, se puso a fumar en silencio.

“El cine era muy misterioso para el pueblo y también estaba alejado de la vida ordinaria. Una vez mi padre vio el rodaje de una película en Fenyang, y le pareció que era ‘algo inalcanzable para la gente común y corriente’. No sabía cómo convencerle, porque sabía que yo era una persona común y corriente”.

Después de fumar un cigarrillo, su padre le expresó: “Si quieres intentarlo, inténtalo, pero eres responsable de tu propio futuro”. Después de llegar a casa, sus padres también tuvieron una “junta“. La decisión fue: “Te dejamos hacer lo que quieras. Dentro de unos años sabremos si te conviene”.

Al inicio de su película Andén, Jia agregó: Dedicada a mi padre. “Después de salir de mi pueblo natal, he tenido poco tiempo para acompañarle ni conversar mucho con él. Tenemos buenas relaciones, pero nos comunicamos poco. Él se preocupa mucho por mí y con esta película quise mostrarle mi mundo espiritual”. Después de ver inmóvilmente el DVD de Andén, su padre suspiró y volvió a su habitación. “Creo que él vio en la película su propia vida, su duda sobre mi decisión y todo… Le produjo un sentimiento muy complicado”, explicó el director.

Registro de la vida real

Después de decidir hacerse cineasta, Jia empezó a prepararse para el examen de admisión y experimentó varios fracasos. Tres años después, en 1993, fue admitido como alumno oyente de la Facultad de Literatura de la Academia Cinematográfica de Beijing, el mismo año en que otra película de Chen Kaige, Adiós a mi concubina, ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes. “Una nueva atmósfera se extendió por el campus. Los alumnos teníamos más confianza en nosotros mismos”.

En la academia, cada semana ponían dos películas chinas nuevas. Pero a Jia le parecían intolerables muchas de estas obras: “La vida en estas películas tenía poco que ver con la realidad china. Los guionistas y directores hasta cambiaban la comida diaria de la gente común. En el desayuno de un alcalde de aldea podemos ver jugo de naranja, leche y mantequilla, en vez de sopa de arroz y verduras saladas”.

Cuando era estudiante, ideó el guión de Andén, un cuento muy relacionado con su propia vida. Pero su rodaje requería una elevada inversión y cambios de escenarios, de ahí que le tomó mucho tiempo terminarla. Salió a la luz primero su famosa Xiao Wu, que requirió de un presupuesto de apenas 200.000 yuanes (aproximadamente el 10 ó el 15 por ciento del financiamiento normal para una película nacional de entonces). Este filme, rodado en 1997, cuenta la vida de un ladrón, su ética y concepción del amor.

Xiao Wu, es tanto el título de la película como el nombre de su protagonista, que se autodenomina “artesano”, aunque en realidad es un malhechor y también un luchador por ajustarse a este mundo de cambios vertiginosos, pero sin lograrlo, rodeado por personas muy adaptables a los cambios de la sociedad, como el que se dedica al contrabando de cigarrillos con tinte de “negociante” y el que se involucra en el negocio de la pornografía, considerado “trabajador de la industria del entretenimiento”. Ellos, desconsiderando u ocultando las responsabilidades éticas, viven con su conciencia tranquila. La cámara de Jia Zhangke confronta directamente la realidad, e incluso captura detalles desde todos los rincones. La imagen es aparentemente tosca, espontánea y documental, pero registra dramáticamente la vida más común y corriente, con fineza y de manera natural. No vemos ninguna intención de “exponer” el lado feo de China para atraer a los espectadores occidentales.

El rodaje de Xiao Wu se realizó en vísperas de la fiesta más importante de China, la Fiesta de la Primavera, y Jia Zhangke regresó a Fenyang. Se dio cuenta de que en el corto tiempo de un año, la economía de mercado había penetrado en las bases de la sociedad. Las costumbres habituales habían cambiado, muchos amigos perdieron contacto, algunas personas tenían problemas con sus padres después de contraer matrimonio y mucha gente se divorció poco después de casarse… “Todos los criterios eran ambiguos, ¡y todo eso ocurrió en un año!” Estas impresiones también fueron reflejadas en Xiao Wu.

Esta película le valió un montón de premios de producción de filme independiente en festivales tales como los de Berlín, Nantes, Vancouver… Desde entonces, la búsqueda de financiamiento para sus obras es más fácil para él.

Es admirable para mucha gente que la cámara de Jia siempre enfoque y respete a los marginados de la ciudad y a los que no tienen ningún derecho a hablar. También algunos le critican que sus obras sean tan “marginales” que no interesan a los espectadores, o se quejan de que son demasiado realistas, “nada románticas”.

En 2008, cuando Jia empezó a rodar Ciudad 24 (sobre la historia real de una vieja fábrica de propiedad estatal que fue demolida y sustituida por un complejo de apartamentos), estaba más decidido a llevar adelante su estilo realista, sin pulir la realidad ni los personajes. Un año les tomó visitar a más de 100 personas que habían trabajado en aquella fábrica, a las que les permitieron contar sus propias experiencias frente a la cámara, como si se tratase de declaraciones para la televisión. Es una película formada por entrevistas. “Yo les escuchaba y no les interrumpía mucho. No hay posturas afectadas ni historias inventadas ni reaparición de escenas…Sé que la naturaleza del cine es ‘acción’, pero para esta película la mejor manera de expresar las complejas experiencias personales es la ‘narración’. Fue una decisión valiente”. Luego, añadió, “nunca ‘simplificamos’ la realidad”.

Jia también invitó a Chen Chong (Joan Chen) y a varias estrellas más a participar en su película. “Cuando creamos el guión, diseñamos a propósito papeles que tienen experiencias compatibles con la propia vida de las actrices. En la interpretación de estos personajes, ellas pueden tomar como referencia sus experiencias en la vida real. Por ejemplo, Joan Chen había desempeñado un rol muy brillante en su película Florita, hace veinte años. En este filme, ella interpreta a una obrera de mediana edad que había sido muy bella en su juventud”.

Muchos homólogos del sector creen que Jia Zhangke es un experto en seleccionar actores, sean profesionales o aficionados. “Lo más importante es que este actor debería creer en lo que le explicas. Si le parece artificial este sentimiento, su interpretación no convencerá”. A los ojos del cineasta, no es difícil comunicar con el equipo de rodaje, “con tal de que lo que quieres expresar sea algo concreto de tu vida, el elenco se identificará con ello y seguirá tu imaginación sobre esta base. Si hay conflictos en este proceso, me parece que el culpable es el director. Posiblemente el problema es que tu idea no les convence”.

Cine artístico o cine comercial

Como artista, Jia Zhangke está angustiado porque hoy día la gente suele hablar de una película con términos de negocios y el mercado, pero el contenido, personaje, trama y las imágenes parecen haber perdido su importancia. El interés de la industria se concentra en la rentabilidad. “El cine debe ser rentable, porque ante todo es una industria, y debería mantener su operación benigna y estructura razonable. Pero las operaciones detrás del escenario y las discusiones dentro de la industria no deben afectar las filmaciones”.

“Soy bastante afortunado. No me toma mucho tiempo buscar fondos, sobre todo, he encontrado productores muy buenos que me han dado total libertad de creación”. En el contrato la duración de Andén era de 2 horas y 40 minutos, pero la versión definitiva salió en 3 horas y 10 minutos. “Después de ver mi guión, ellos supieron que sería más largo de lo fijado”. El productor japonés dijo: “dado que al director le parece necesario dedicar más de tres horas a contar una historia, pues lo respeto”. La larga duración, sin duda, desminuye las posibilidades de éxito comercial, porque la audiencia probablemente no tendrá la paciencia para pasar tanto tiempo en el cine.

De hecho, Jia no excluye el cine comercial. En su película de arte Still Life (Sanxia Haoren), él toma como referencia los elementos de las películas de kongfu de Hong Kong. “Creo que la coexistencia, especialmente la coexistencia de múltiples géneros cinematográficos, es más importante y necesaria”. El próximo año, él rodará otra película de kongfu y amor, En la dinastía Qing. Pero este filme comercial es diferente al tradicional cine de artes marciales en el que los protagonistas siempre tienen una capacidad sobrehumana. Este proyecto nos revelará que el kongfu, en el escenario de la modernización y la industrialización ha quedado obsoleto.

“Personalmente quiero probar muchos géneros cinematográficos. El último decenio es sólo mi primera etapa, concentrado en el cine que registra la realidad, pero también me gusta el cine musical y el de policía y bandidos. Tengo un montón de ideas y aficiones por realizar”, concluyó.

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