Un
ballet de estilo chino
CUANDO el famoso director cinematográfico
chino Zhang Yimou presentó el ballet El farol rojo, del que
ha sido director escénico y supervisor general, repitió
varias veces esta frase: Se trata de un ballet interesante
cuyo contenido es especial.
Tras
haber logrado varios premios por la dirección de películas
como Sorgo rojo, Qiu Ju, en el proceso judicial, Judou y El vivo,
Zhang se convirtió en un conocido personaje dentro del mundo
artístico chino y pasó a ser considerado un gran maestro
mimado por el éxito. Ello animó a Zhang a salir de
los estudios cinematográficos para poner su talento al servicio
de otras formas de expresión artística. Así,
por ejemplo, en los últimos años Zhang ha dirigido
la ópera italiana Turandot, la película de promoción
de la candidatura olímpica de Beijing, el canal de televisión
MTV, la película patriótica conmemorativa del 50°
aniversario de la fundación de la Nueva China y, más
recientemente, el ballet El farol rojo. Sin embargo, los experimentos
de Zhang en estos otros géneros artísticos no han
recibido críticas favorables, sino que, por el contrario,
el público ha considerado que estos trabajos no han logrado
la brillantez alcanzada por sus películas.
Con el fin de aprovechar la fama de Zhang, el
Conjunto Central de Ballet lo invitó a dirigir los ensayos
y la puesta en escena del ballet El farol rojo, basada en la película
homónima de este prestigioso director. Tras su adaptación,
el argumento del ballet es el siguiente: un patrono acaudalado ya
mayor toma por tercera esposa a una joven que en otro tiempo estuvo
enamorada de cierto muchacho. Un buen día, el patrono lleva
a toda su familia y la joven esposa se encuentra casualmente con
el muchacho del que había estado enamorada. Aprovechando
que el patrono está jugando al majio (un tipo de dominó
chino), los dos jóvenes se reúnen a escondidas; la
segunda esposa del patrono le advierte de la entrevista secreta
y éste ordena a sus criados golpear a ambos jóvenes
hasta matarlos. Zhang dijo: Toda la obra es un canto al amor.
Su tema es la resistencia que las mujeres ofrecen a una sociedad
feudal que las destroza. La he convertido en un ballet chino para
expresar el ansia de amor y de libertad. Su contenido puede sintetizarse
en esta frase: se desea amar, pero se fracasa.
Al
presenciar este ballet dirigido por Zhang, parte del público
no ha podido reprimir un gesto de desaprobación. A su juicio,
Jiang Qing, mujer de Mao Zedong, ya mostró la resistencia
de las mujeres contra la opresión y sus deseos de emanciparse,
cuando durante la Revolución Cultural hizo una
nueva versión de los ballets nacionales La muchacha del pelo
blanco y El ejército rojo de las mujeres; en el ballet El
farol rojo, Zhang se habría limitado a mostrar las relaciones
clandestinas. En cambio, según las críticas
favorables este ballet ha conseguido plasmar el lado sombrío
con la claridad y la perfección propias de las obras de arte.
En realidad, el público no ha prestado
demasiada atención al argumento de este ballet, puesto que
ya lo conocía por la película. En consecuencia, su
atención se ha centrado en el modo de relatar coreográficamente
dicha historia. Durante la preparación y los ensayos del
ballet El farol rojo, Zhang dijo en más de una ocasión:
lo cierto es que soy un profano en materia de danza;
en la víspera del estrenó Zhang reafirmó su
desconocimiento del mundo de la danza y añadió que
su función se había limitado a presentar diversas
propuestas. Se comprenden así las dificultades que
tuvo que vencer Wang Xinpeng, coreógrafo del ballet. Cuando
las bailarinas y los bailarines ya se habían aprendido bien
los pasos y las posturas, yo presentaba algunas sugerencias y Wang
Xinpeng se veía obligado a modificar unos y otras. Todo elogio
del público sobre la calidad de la coreografía debe
ir dirigido en primer lugar a Wang Xinpeng y a sus bailarinas y
bailarines; durante los ensayos, me limité a formar parte
de un público imaginario que de vez en cuando daba su opinión,
explicó Zhang
Cuando
Zhang dirigió la ópera italiana Turandot confesó
que sus conocimientos de ópera eran escasos; Zhang, que ha
admitido su reducido bagaje coreográfico, ha dirigido un
ballet caracterizado por las reminiscencias cinematográficas.
Es decir, el talento y las aspiraciones artísticas de Zhang
han marcado la pauta del ballet El farol rojo. Mediante la aplicación
de técnicas cinematográficas, Zhang ha realzado poderosamente
la eficacia de los elementos visuales. Veamos algunos ejemplos.
En la primera escena, Zhang hizo colgar 44 grandes faroles rojos
en movimiento; cuando el viejo patrono obliga a la joven muchacha
a convertirse en su tercera esposa, el escenario desaparece tras
un telón de papel sobre el que se proyectan las sombras del
anciano y la joven, provocando así en el público un
fuerte impacto visual y una profunda impresión. En la escena
en la que la tercera esposa y el muchacho reciben su cruel castigo,
los efectos visuales impactan también al público.
El apropiado uso de estas técnicas, dicho sea de paso, no
novedosas, ha contribuido eficazmente a crear un excelente ambiente
escenográfico. Por otra parte, el tratamiento cinematográfico
aplicado por Zhang a la luz, caracterizado por sus contrastes de
sombra y claridad, ha permitido reflejar fielmente los cambios emocionales
de los personajes y poner de relieve el desarrollo de la trama argumental
de la obra.
La incursión de Zhang en la dirección
de este ballet constituye un audaz intento de combinar la tradición
china, representada por la Ópera de Pekín, con la
danza contemporánea internacional. Así sucede, por
citar algunos ejemplos, con la inclusión del canto de Huadan,
personaje de la Ópera de Pekín, como acompañamiento
musical; la participación de profesionales de este género
operístico; la asimilación de los pasos del baile
en pareja a las de Xiaosheng, personaje juvenil también de
la Ópera de Pekín; y el uso del qipao, prenda femenina
china tradicional, y el ruido que se hace cuando se juega al majio
(un tipo de dominó chino). Todo ello significa que Zhang
no ha escatimado esfuerzos para crear una obra de ballet clásico
con características chinas, capaz de despertar el interés
del público extranjero cuando, conforme a lo previsto, se
represente en otros países.
Para
crear este ballet, definible como una amalgama entre la danza contemporánea
y la tradición china, Zhang ha contado con la ayuda de varios
colaboradores, la mayoría de los cuales han mantenido prolongados
e intensos contactos con países extranjeros: Chen Qigang,
autor de la partitura, reside en Francia y sus obras son conocidas
en los círculos europeos de música contemporánea;
el coreógrafo Wang Xinpeng, desciende de chinos establecidos
en Alemania y en los últimos años ha dirigido con
gran éxito numerosos ballets para diversas compañías
europeas; Ze Li, también coreógrafo, colaboró
con Zhang en la escenificación de Turandot. Además,
Zhang invitó a un famoso diseñador de moda francés
y a un no menos conocido luminotécnico también francés
a participar en la preparación de El farol rojo, incorporando
así a este ballet a varios profesionales internacionales
consagrados.
Teniendo en cuenta todo esto, los comentarios
que ha suscitado al estrenarse esta pasada primavera provocan extrañeza.
En efecto, casi todas las críticas negativas han recaído
sobre Zhang. Unos consideran que El farol rojo no es un ballet,
sino un pastiche de Ópera de Pekín, sombras chinescas,
danza contemporánea, dibujos animados, gimnasia colectiva
y teatro; otros opinan que este ballet no cuenta con ningún
atractivo artístico y lo único que consigue es provocar
extrañeza. Los críticos profesionales han censurado
la ceguera coreográfica de Zhang, quien, a su juicio, no
ha comprendido que el ballet es una forma artística que permite
la expresión del carácter de los personajes, el desarrollo
del argumento y la presentación del contraste entre la palabra
y el lenguaje del cuerpo. Por este motivo, Zhang, director de cine
consagrado, ha caído inevitablemente en el ridículo
al intentar experimentar en el mundo del ballet. Jiang Zuhui, antigua
directora del Conjunto Central de Ballet de China ha comentado lo
siguiente: Este ballet presenta varios problemas: la primacía
del expresionismo en detrimento del realismo; el protagonismo excesivo
de la Ópera de Pekín; la poca claridad con la se expresan
los rasgos de los personajes; la escasa relevancia concedida al
baile en pareja; y la falta de una compresión entera y profunda
de la obra. De ahí que para mí este ballet no tenga
ningún interés. En opinión de Liu Ying,
directora del Conjunto de Ballet de Tianjin, El farol rojo no aprovecha
suficientemente las posibilidades expresivas del lenguaje corporal,
no alcanza la intensidad necesaria y carece de clímax, y
concede demasiado protagonismo a las técnicas teatrales propias
del género operístico.
No
obstante, el público se ha mostrado muy complacido con la
música y la coreografía. La partitura de este ballet
es una feliz combinación de música china tradicional
y música contemporánea. Su mayor éxito radica
en la generosa presencia de la Ópera de Pekín, canciones
populares, melodías folklóricas, y tambores y gongs
usados por el pueblo, así como en su inclusión de
música contemporánea. La música del baile en
pareja, las melodías del violón, el violín
chino y de otros instrumentos chinos, como el shuona y el sheng,
los ruidos que imitan el que se hace cuando se juega al majio y
los cantos de la Ópera de Pekín se conjugan armoniosamente
en un todo coherente. El público considera que se trata de
una música de ballet típicamente china. La coreografía
también ha merecido buenas críticas. El brillo multicolor
del qipao, prenda femenina china tradicional usada por primera en
un ballet, han encadilado al público; por otra parte, los
44 faroles rojos provocan una impresión inolvidable, y la
puera de múltiples paneles está preñada de
simbolismo.
Ante todos estos comentarios, Zhang ha declarado:
No es a mí a quien hay que elogiar. No cabe duda
de que Zhang está dotado de un gran talento artístico;
no obstante, le resultaría imposible dirigir con éxito
un ballet puramente extranjero. Los éxitos logrados en la
creación de este ballet son fruto del esfuerzo conjunto de
un equipo de colaboradores. La promoción publicitaria característica
de la economía de mercado suele recurrir a la popularidad
de los famosos; de ahí que se haya puesto en primera fila
a Zhang. Es innegable que Zhang posee excelentes dotes artísticas;
pero también es cierto que no es omnipotente. La creación
de un ballet de alto nivel artístico no se basa solamente
en la publicidad exagerada de los profesionales y los críticos,
sino que exige grandes esfuerzos. En conclusión, el ballet
dirigido por Zhang no pasa de ser una obra experimental, bella y
emotiva, pero que no alcanza la altura artística necesaria
para ser considerada una obra maestra.
Por
nuestra reportera LI XIA
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