Contenido de Julio del 2001
 


Un ballet de estilo chino

CUANDO el famoso director cinematográfico chino Zhang Yimou presentó el ballet El farol rojo, del que ha sido director escénico y supervisor general, repitió varias veces esta frase: “Se trata de un ballet interesante cuyo contenido es especial”.

Tras haber logrado varios premios por la dirección de películas como Sorgo rojo, Qiu Ju, en el proceso judicial, Judou y El vivo, Zhang se convirtió en un conocido personaje dentro del mundo artístico chino y pasó a ser considerado un gran maestro mimado por el éxito. Ello animó a Zhang a salir de los estudios cinematográficos para poner su talento al servicio de otras formas de expresión artística. Así, por ejemplo, en los últimos años Zhang ha dirigido la ópera italiana Turandot, la película de promoción de la candidatura olímpica de Beijing, el canal de televisión MTV, la película patriótica conmemorativa del 50° aniversario de la fundación de la Nueva China y, más recientemente, el ballet El farol rojo. Sin embargo, los experimentos de Zhang en estos otros géneros artísticos no han recibido críticas favorables, sino que, por el contrario, el público ha considerado que estos trabajos no han logrado la brillantez alcanzada por sus películas.

Con el fin de aprovechar la fama de Zhang, el Conjunto Central de Ballet lo invitó a dirigir los ensayos y la puesta en escena del ballet El farol rojo, basada en la película homónima de este prestigioso director. Tras su adaptación, el argumento del ballet es el siguiente: un patrono acaudalado ya mayor toma por tercera esposa a una joven que en otro tiempo estuvo enamorada de cierto muchacho. Un buen día, el patrono lleva a toda su familia y la joven esposa se encuentra casualmente con el muchacho del que había estado enamorada. Aprovechando que el patrono está jugando al majio (un tipo de dominó chino), los dos jóvenes se reúnen a escondidas; la segunda esposa del patrono le advierte de la entrevista secreta y éste ordena a sus criados golpear a ambos jóvenes hasta matarlos. Zhang dijo: “Toda la obra es un canto al amor. Su tema es la resistencia que las mujeres ofrecen a una sociedad feudal que las destroza. La he convertido en un ballet chino para expresar el ansia de amor y de libertad. Su contenido puede sintetizarse en esta frase: se desea amar, pero se fracasa”.

Al presenciar este ballet dirigido por Zhang, parte del público no ha podido reprimir un gesto de desaprobación. A su juicio, Jiang Qing, mujer de Mao Zedong, ya mostró la resistencia de las mujeres contra la opresión y sus deseos de emanciparse, cuando durante la “Revolución Cultural” hizo una nueva versión de los ballets nacionales La muchacha del pelo blanco y El ejército rojo de las mujeres; en el ballet El farol rojo, Zhang se habría limitado a mostrar las “relaciones clandestinas”. En cambio, según las críticas favorables este ballet ha conseguido plasmar el lado sombrío con la claridad y la perfección propias de las obras de arte.

En realidad, el público no ha prestado demasiada atención al argumento de este ballet, puesto que ya lo conocía por la película. En consecuencia, su atención se ha centrado en el modo de relatar coreográficamente dicha historia. Durante la preparación y los ensayos del ballet El farol rojo, Zhang dijo en más de una ocasión: “lo cierto es que soy un profano en materia de danza”; en la víspera del estrenó Zhang reafirmó su desconocimiento del mundo de la danza y añadió que su función se había limitado a presentar diversas propuestas. “Se comprenden así las dificultades que tuvo que vencer Wang Xinpeng, coreógrafo del ballet. Cuando las bailarinas y los bailarines ya se habían aprendido bien los pasos y las posturas, yo presentaba algunas sugerencias y Wang Xinpeng se veía obligado a modificar unos y otras. Todo elogio del público sobre la calidad de la coreografía debe ir dirigido en primer lugar a Wang Xinpeng y a sus bailarinas y bailarines; durante los ensayos, me limité a formar parte de un público imaginario que de vez en cuando daba su opinión”, explicó Zhang

Cuando Zhang dirigió la ópera italiana Turandot confesó que sus conocimientos de ópera eran escasos; Zhang, que ha admitido su reducido bagaje coreográfico, ha dirigido un ballet caracterizado por las reminiscencias cinematográficas. Es decir, el talento y las aspiraciones artísticas de Zhang han marcado la pauta del ballet El farol rojo. Mediante la aplicación de técnicas cinematográficas, Zhang ha realzado poderosamente la eficacia de los elementos visuales. Veamos algunos ejemplos. En la primera escena, Zhang hizo colgar 44 grandes faroles rojos en movimiento; cuando el viejo patrono obliga a la joven muchacha a convertirse en su tercera esposa, el escenario desaparece tras un telón de papel sobre el que se proyectan las sombras del anciano y la joven, provocando así en el público un fuerte impacto visual y una profunda impresión. En la escena en la que la tercera esposa y el muchacho reciben su cruel castigo, los efectos visuales impactan también al público. El apropiado uso de estas técnicas, dicho sea de paso, no novedosas, ha contribuido eficazmente a crear un excelente ambiente escenográfico. Por otra parte, el tratamiento cinematográfico aplicado por Zhang a la luz, caracterizado por sus contrastes de sombra y claridad, ha permitido reflejar fielmente los cambios emocionales de los personajes y poner de relieve el desarrollo de la trama argumental de la obra.

La incursión de Zhang en la dirección de este ballet constituye un audaz intento de combinar la tradición china, representada por la Ópera de Pekín, con la danza contemporánea internacional. Así sucede, por citar algunos ejemplos, con la inclusión del canto de Huadan, personaje de la Ópera de Pekín, como acompañamiento musical; la participación de profesionales de este género operístico; la asimilación de los pasos del baile en pareja a las de Xiaosheng, personaje juvenil también de la Ópera de Pekín; y el uso del qipao, prenda femenina china tradicional, y el ruido que se hace cuando se juega al majio (un tipo de dominó chino). Todo ello significa que Zhang no ha escatimado esfuerzos para crear una obra de ballet clásico con características chinas, capaz de despertar el interés del público extranjero cuando, conforme a lo previsto, se represente en otros países.

Para crear este ballet, definible como una amalgama entre la danza contemporánea y la tradición china, Zhang ha contado con la ayuda de varios colaboradores, la mayoría de los cuales han mantenido prolongados e intensos contactos con países extranjeros: Chen Qigang, autor de la partitura, reside en Francia y sus obras son conocidas en los círculos europeos de música contemporánea; el coreógrafo Wang Xinpeng, desciende de chinos establecidos en Alemania y en los últimos años ha dirigido con gran éxito numerosos ballets para diversas compañías europeas; Ze Li, también coreógrafo, colaboró con Zhang en la escenificación de Turandot. Además, Zhang invitó a un famoso diseñador de moda francés y a un no menos conocido luminotécnico también francés a participar en la preparación de El farol rojo, incorporando así a este ballet a varios profesionales internacionales consagrados.

Teniendo en cuenta todo esto, los comentarios que ha suscitado al estrenarse esta pasada primavera provocan extrañeza. En efecto, casi todas las críticas negativas han recaído sobre Zhang. Unos consideran que El farol rojo no es un ballet, sino un pastiche de Ópera de Pekín, sombras chinescas, danza contemporánea, dibujos animados, gimnasia colectiva y teatro; otros opinan que este ballet no cuenta con ningún atractivo artístico y lo único que consigue es provocar extrañeza. Los críticos profesionales han censurado la ceguera coreográfica de Zhang, quien, a su juicio, no ha comprendido que el ballet es una forma artística que permite la expresión del carácter de los personajes, el desarrollo del argumento y la presentación del contraste entre la palabra y el lenguaje del cuerpo. Por este motivo, Zhang, director de cine consagrado, ha caído inevitablemente en el ridículo al intentar experimentar en el mundo del ballet. Jiang Zuhui, antigua directora del Conjunto Central de Ballet de China ha comentado lo siguiente: “Este ballet presenta varios problemas: la primacía del expresionismo en detrimento del realismo; el protagonismo excesivo de la Ópera de Pekín; la poca claridad con la se expresan los rasgos de los personajes; la escasa relevancia concedida al baile en pareja; y la falta de una compresión entera y profunda de la obra. De ahí que para mí este ballet no tenga ningún interés”. En opinión de Liu Ying, directora del Conjunto de Ballet de Tianjin, El farol rojo no aprovecha suficientemente las posibilidades expresivas del lenguaje corporal, no alcanza la intensidad necesaria y carece de clímax, y concede demasiado protagonismo a las técnicas teatrales propias del género operístico.

No obstante, el público se ha mostrado muy complacido con la música y la coreografía. La partitura de este ballet es una feliz combinación de música china tradicional y música contemporánea. Su mayor éxito radica en la generosa presencia de la Ópera de Pekín, canciones populares, melodías folklóricas, y tambores y gongs usados por el pueblo, así como en su inclusión de música contemporánea. La música del baile en pareja, las melodías del violón, el violín chino y de otros instrumentos chinos, como el shuona y el sheng, los ruidos que imitan el que se hace cuando se juega al majio y los cantos de la Ópera de Pekín se conjugan armoniosamente en un todo coherente. El público considera que se trata de una música de ballet típicamente china. La coreografía también ha merecido buenas críticas. El brillo multicolor del qipao, prenda femenina china tradicional usada por primera en un ballet, han encadilado al público; por otra parte, los 44 faroles rojos provocan una impresión inolvidable, y la puera de múltiples paneles está preñada de simbolismo.

Ante todos estos comentarios, Zhang ha declarado: “No es a mí a quien hay que elogiar”. No cabe duda de que Zhang está dotado de un gran talento artístico; no obstante, le resultaría imposible dirigir con éxito un ballet puramente extranjero. Los éxitos logrados en la creación de este ballet son fruto del esfuerzo conjunto de un equipo de colaboradores. La promoción publicitaria característica de la economía de mercado suele recurrir a la popularidad de los famosos; de ahí que se haya puesto en primera fila a Zhang. Es innegable que Zhang posee excelentes dotes artísticas; pero también es cierto que no es omnipotente. La creación de un ballet de alto nivel artístico no se basa solamente en la publicidad exagerada de los profesionales y los críticos, sino que exige grandes esfuerzos. En conclusión, el ballet dirigido por Zhang no pasa de ser una obra experimental, bella y emotiva, pero que no alcanza la altura artística necesaria para ser considerada una obra maestra.

Por nuestra reportera LI XIA

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