Contenido de abril del 2001
 


Las xilografías del Año Nuevo de Taohuawu

La xilografía, el arte de grabar en planchas de madera, ya estaba muy en boga en la dinastía Qin (1644-1911). Y para los chinos de hoy en día, los grabados en madera siguen siendo un artículo indispensable en la celebración de la Fiesta de la Primavera, es decir, del Año Nuevo Lunar chino.

Los grabados de Taohuawu

En la antigüedad, Suzhou (provincia de Juangsu) era una bella ciudad muy famosa tanto por su próspera economía y elevado nivel cultural, como por la belleza de sus jardines privados. En tiempos de la dinastía Ming (1368-1644) aparecieron en esta ciudad los famosos pintores Tang Yin, Shen Zhou, Wen Zhengming y Qiu Ying. Tang Yin, vecino de Taohuawu (flor de melocotón), describió esta aldea con los siguientes versos: “Cuando me emborrachó me acuesto bajo las flores del melocotón; al despertar me siento bajo las flores del melocotón”. De ello se deduce fácilmente que Taohuawu abundaba en melocotoneros. Además de los pintores famosos citados había muchos artistas populares.

En la dinastía Ming, la xilografía de Taohuawu estaba muy avanzada. En general, los grabados se utilizaban para ilustrar cuentos, novelas y obras teatrales.

En la dinastía Qing, los grabados de Taohuawu, artículos imprescindibles para la celebración del Año Nuevo, se vendían en todo el país e incluso se exportaban a Japón y Asia Sudoriental. Durante el Reino Celestial Taiping (1851-1864), fundado por Huang Xiuquan durante la revolución Taping, el mayor levantamiento campesino de la historia de China, las tropas imperiales cercaron y prendieron fuego a la ciudad, de modo que casi todos los talleres xilográficos, las planchas de madera y los grabados quedaron reducidos a cenizas.

En la primera mitad del siglo XX, las guerras entre los señores feudales y la turbulencia social empujaron la producción de grabados de Año Nuevo al borde de la desaparición. Tras la fundación de la República Popular en 1949, las autoridades de Suzhou, decididas a proteger esta herencia cultural tradicional, recogieron más de 200 planchas grabadas, que, lamentablemente, fueron destruidas durante la “revolución cultural” (1966-1976). En los años 90, los grabados de Año Nuevo de Taohuawu suscitaron de nuevo el interés de los artistas y cobraron un nuevo auge.

Los grabados de Año Nuevo

Según el calenario lunar chino, el primer día del año (que cae aproximadamente en la primera mitad de febrero del calendario solar) marca el inicio de la Fiesta de la Primavera, puesto que según la cosmovisión china, en esa fecha la primavera vuelve a la tierra y todo se muestra lozano y alegre. Como parte de la celebración de esta fiesta, las familias chinas pegan o cuelgan grabados de Año Nuevo en las sus puertas de sus casas y en las paredes de las habitaciones para expresar su alegría y atraer la buena suerte. La mayoría de estas xilografías reproducen imágenes de felicidad y de suerte o de alejamiento de los malos espíritus y de evitación de las calamidades naturales.

Aparte de Cien niños, xilografía que simboliza la armonía familiar, el grabado más representativo de Taohuawu es el titulado Dioses, que mide un metro de altura; en un primer plano se muestran las figuras de Sakyamuni, Confucio y Laozi, fundadores, respectivamente, del budismo, el confucianismo y el taoísmo; en un segundo plano aparecen Avalokitesvara y los emperadores Yan y Huang, antepasados de la nación china; en un tercer plano figuran el Emperador de Jade (divinidad soberana del taoísmo) y sus servidores; en un cuarto plano aparecen el dios de la guerra Guan Yu y otras divinidades; y en un quinto y último plano se encuentran los oficiales encargados de otorgar la felicidad, decretar amnistías y librar al pueblo de los desastres naturales.

Todos estos personajes, terrenales y celestiales, reales y ficticios, han sido y siguen siendo muy conocidos entre los chinos. A los ojos de los pintores populares de antaño, estos personajes, encarnaciones de lo verdadero, lo bueno y lo hermoso, tenían la facultad de proteger los bienes del pueblo, por lo que éste depositaba en ellos sus anhelos de justicia, sus esperanzas y sus deseos de un porvenir espléndido.

Al llegar la Fiesta de la Primavera muchas familias colgaban y siguen colgando el grabado Cien dioses, puesto que ello simboliza precisamente los buenos deseos de los chinos.

Material educativo

En la vieja China, el nivel cultural del pueblo era muy bajo, sobre todo entre la población femenina, que tenía muy pocas posibilidades de asistir a la escuela. En tales circunstancias, los grabados se revelaron como excelentes materiales de enseñanza para los niños y las mujeres. Algunas xilografías de Taohuawu escenificaban piezas teatrales y leyendas antiguas que aleccionaban en la lealtad, la piedad filial, la benevolencia, la virtud, la justicia y la injusticia, y explicaban las maneras de ser, los modos de tratar los asuntos y los principios morales.

Así, por ejemplo, en la serie de ocho grabados titulada Los generales de la familia Yang se cuentan las proezas de los miembros de tres generaciones de dicha familia que se alistaron para enfrentarse a la agresión extranjera durante la dinastía Yuan (960-1127).

En Yui Fei dedicado al servicio a la patria se narran las hazañas realizadas por el Yui Fei, general de la dinastía Song del Sur (1127-1279), para recuperar los territorios perdidos y su muerte a raíz de la incriminación infundada del funcionario desleal Qin Kui. Éste pasó a la historia como un ser vil y despreciable, mientras que Yui Fei, un héroe a los ojos del pueblo, pasó a la posteridad envuelto en una aura de fama.

En Buey de primavera, impreso en 1899, además de las tres imágenes que representan la Felicidad, la Longevidad y la Bondad, hay cuatro dibujitos que explican que el virtuoso es recompensado y que “quien mal anda, mal acaba”. Estos cuentos, que aleccionaban a la gente en hacer el bien y evitar el mal, beneficiaban a la familia y a la sociedad.

Por medio de estos grabados tradicionales, muchos pobres analfabetos de la antigua China aprendieron y enseñaron a sus hijos a cumplir las reglas del comportamiento social y distinguir claramente lo justo de lo erróneo. Es por ello que los grabados de Año Nuevo se han ido transmitiendo de generación en generación.

Alimento del espíritu

El dicho chino “matar el hambre con un pastel dibujado” alude a que el ser humano, a pesar de no poder alimentarse con pasteles dibujados, necesita alimentar su espíritu. En la antigua China, al llegar la Fiesta de la Primavera todas las familias, ricas o pobres, colgaban estas xilografías. Aquellas que querían tener hijos colgaban El hijo llegará con Qilin (animal fabuloso que, según la mitología, aparecía cuando nacía un sabio); los intelectuales, preferían Consecución del primer puesto en el examen de la academia imperial y Manteniéndose en buenos términos; y en ningún hogar faltaba el Dios de la cocina y el Dios de la riqueza.

En la xilografía de Tauhuawu titulada Los maridos temerosos de su mujer aparecen diez tipos de hombre que temen a su esposa: el primero recibe una paliza de su mujer por tener una concubina; el segundo regresa a casa muy avanzada la noche y su esposa lo vapuleado; y el último, un jugador empedernido, es blanco de los insultos de su mujer.

Las imágenes caricaturescas de estos grabados añaden un toque festivo a la crítica de la actitud feudal de ensalzar al hombre y de despreciar a la mujer.

La belleza ha sido siempre un tema de gran importancia en los grabados de Año Nuevo. Tang Yin, uno de los pintores arriba mencionados, era muy diestro en la plasmación de la belleza. Por otra parte, los pintores populares de Taohuawu también crearon excelentes obras inspiradas en este tema.

En la antigua China, los pintores consideraban que las beldades eran encarnaciones de la hermosura. En cada dinastía surgía una belleza representativa, las más famosas de las cuales, Xishi, Diaochan, Wang Zhaojun y Yang Yuhuan, aparecen en el grabado Las cuatro bellezas.

Sin embargo, las beldades de los grabados de Taohuawu fueron obra de pintores populares; al igual que las figuras femeninas de la pintura tradicional a tinta china, visten túnicas de mangas largas y holgadas, y sus facciones se ajustan al antiguo canon de belleza oriental: ojos rasgados, cejas finas y curvas, boca pequeña, nariz recta y rostro ovalado. Estas hermosas mujeres no eran personalidades famosas, sino campesinas, pescadoras y trabajadoras en general.

Otro tipo de xilografías de Taohuawu son las que muestran costumbres y acontecimientos sociales, y las que representan paisajes y reliquias históricas. Dentro de este tipo cabe destacar Las futbolistas, Paisaje de Suzhou y La estación de ferrocarril de Shanghai.

Las xilografías de la antigua China se caracterizaban por narrar un cuento o una historia con el fin de “contemplarlas cien veces sin cansarse nunca de verlas”; por servir de buen agüero y dar así mayor alegría a la fiesta; y por plasmar figuras hermosas y simpáticas.

Por nuestros reporteros LIAO ZENGBAO y HUO JIANYING

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