Contenido de enero del 2001
 
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Bienal de Shanghai 2000

Por XIAO LIN

LA Bienal de Shanghai 2000 se inauguró en noviembre en la Galería de Arte Shanghai y mantendrá abiertas sus puertas a los amantes del arte hasta enero del 2001. Esta tercera edición de la bienal es un acontecimiento que reviste particular importancia, puesto que a diferencia de las dos precedentes brinda un lugar en el que, por primera vez, los artistas chinos contemporáneos pueden exponer sus obras bajo los auspicios del Gobierno.
La gama de obras expuestas en las dos anteriores bienales de Shanghai fue relativamente limitada. Pero en este ocasión Shanghai espera poder demostrar que la ciudad y, con ella, China están lanzando su red artística sobre un ámbito mucho más amplio, hasta incluir en su catálogo oficial de obras chinas tanto las artes tradicionales como las contemporáneas. Entre las modalidades artísticas incluidas en la presente exposición figuran la pintura al óleo, la pintura tradicional china, el tallado en madera, la escultura, la fotografía, la decoración de interiores y el videoarte. Una docena de artistas representativos procedentes de 18 países han sido invitados a participar en esta exposición. La bienal ha sido organizada siguiendo las pautas internacionales, de forma que los diseñadores de la exposición y la comisión artística han seleccionado de común acuerdo las piezas que componen la muestra. Es la primera vez que en China se organiza una exposición siguiendo este procedimiento. Esta edición de la Bienal de Shanghai es considerada un acontecimiento simbólico y un hito en el desarrollo artístico de China. Pese a haber sido blanco de multitud de críticas, el hecho de que se celebre es una prueba de que cada vez son más numerosos los chinos interesados en ver qué tipo de artes contemporáneas están cultivándose en China en los umbrales del nuevo milenio.

Intercambio entre Oriente y Occidente
Las artes contemporáneas llegaron a China hace aproximadamente dos décadas. Las obras de los artistas chinos de aquel entonces se inspiraban en gran medida en las obras de Occidente. En la década de los 90, algunos artistas ya habían formulado sus propios conceptos creativos, pero las artes contemporáneas seguían estando muy vinculadas a los conceptos tradicionales y la evolución de las obras artísticas se veía obstaculizada. Por lo tanto, los artistas no tenían más remedio que ir a Occidente para llevar a la práctica sus ideas en un entorno relativamente desinhibido.
Los artistas chinos han participado en numerosas e importantes exposiciones internacionales y sus obras, caracterizadas por un inconfundible sabor oriental aderezado con el aroma de la contemporaneidad, han atraído la atención internacional. Durante una exposición de arte titulada "¡China!" celebrada en el Museo de Bonn (Alemania), su patrocinador declaró que esa exposición albergaba algunas de las mejores obras de arte chinas, obras que no estaban disponibles para su exposición en nuestro país.
Las opiniones expresadas por algunos occidentales acerca de la cultura china, tal como aparecen en la exageración sistemática de sus aspectos negativos y en ciertas sátiras sobre las características de la historia de China, resultan inaceptables para los chinos. No obstante, a fin de alcanzar el éxito comercial y de ser aceptados por los círculos artísticos internacionales contemporáneos, los artistas chinos se ven obligados a regirse hasta cierto punto por los valores estéticos de Occidente. Los artistas chinos confían en la posibilidad de que el Gobierno les preste mayor apoyo, para poder así entablar algún tipo de diálogo más o menos de igual a igual con sus colegas occidentales. Este es el espíritu que alienta la tercera edición de la Bienal de Shanghai. Hou Hanru, venido de Francia y uno de los diseñadores de la exposición, confirmó que en la selección de las piezas expuestas se hizo hincapié en la comunicación espiritual entre las obras occidentales y las obras tradicionales chinas.
Una de las obras exhibidas en la sala de exposiciones del primer piso de la nueva galería es un montón de arena moldeado al estilo de la arquitectura occidental que representa la Corporación Bancaria de Hong Kong y Shanghai tal como era cuando los británicos la inauguraron en el Bund de Shanghai. Su color amarillo desvaído ofrece un marcado contraste con lo que lo rodea y la totalidad del frágil edificio parece estar a punto de derrumbarse. El propósito de Huang Yongqi, autor de esta obra, era plasmar el tema de la influencia de la cultura poscolonial y del proceso de globalización en la vida y la cultura del nuevo siglo.
Muchos de las obras de arte chinas que integran esta exposición intentan combinar la esencia cultural de China y de Occidente. En su serie de esculturas, por ejemplo, Sui Jianguo viste las esculturas clásicas occidentales "El gladiador herido" y "El discóbolo" con ropas tradicionales chinas. Esta combinación humorística pero armoniosa refleja la profunda contemplación de la complementariedad de las culturas oriental y occidental por parte del artista.

Diálogo entre los artistas y el Gobierno
Debido a su poderosa atmósfera cultural, Beijing es la cuna el arte chino contemporáneo. Su nacimiento se produjo cuando varios grupos de artistas jóvenes se trasladaron a vivir a las afueras del oeste de Beijing, cerca del Palacio de Verano, de manera similar a lo que hicieron los artistas estadounidenses que se mudaron a Greenwich Village. Estos artistas llevaban una vida aislada y eran conocidos como los marginados.
En 1989 un grupo de artistas contemporáneos presentaron una exposición de arte espontánea en la Galería de Arte Chino de Beijing. Imbuido de conceptos artísticos excesivamente naif, el día de la inauguración uno de los artistas disparó un tiro con una pistola contra una cabina telefónica. Como es comprensible, el Gobierno reaccionó adoptando una actitud sumamente cautelosa con respecto a la cultura contemporánea e impuso un veto indefinido a este tipo de exposiciones. Desde entonces, muchas escuelas de arte contemporáneo se han trasladado a Shanghai. Conocedores de este fenómeno, al viajar a China muchos aficionados al arte venidos de Occidente han hecho de Shanghai su primer puerto de escala. Dado que fue precisamente en esta metrópoli oriental donde los chinos empezaron a estudiar y a aceptar la civilización occidental, esta gran ciudad se ha convertido en un crisol de culturas diversas que brinda un espacio de libertad al desarrollo artístico.
Zhang Qing, otro de los diseñadores de la bienal, comentó lo siguiente: "Una de las razones que explican las aparentes reservas del Gobierno con respecto al arte contemporáneo es la falta de comunicación. De hecho, el Gobierno Central, al igual que un gran número de gobiernos provinciales, apoya las artes de forma activa. Dedicamos mucho tiempo a convencer al Gobierno para que autorizara la celebración de esta exposición. Abrigamos la esperanza de que las autoridades fomenten la evolución de los artistas y de los movimientos artísticos del mismo modo que los padres cuidan a sus hijos. Solamente así podrá el desarrollo artístico de China valerse por sí mismo, en lugar de seguir sumisamente las directrices occidentales. La bienal es una vía apropiada para legitimar el arte contemporáneo chino y para dar a conocer su existencia a un mayor número de chinos".

La comunicación entre los artistas y la sociedad
Pese a toda la planificación y la reflexión que ha exigido la organización de la Bienal de Shanghai 2000, el número de visitantes es, de momento, inferior al esperado. La mayoría de quienes permanecen absortos en el escrutinio de las obras exhibidas son artistas profesionales; los visitantes profanos en temas artísticos suelen echar un vistazo y hacer preguntas y comentarios de este tipo: "¿Qué significa esto?" y "No lo entiendo".
Sin embargo, son muchos los visitantes que se detienen ante una fotografía titulada "Zhao Bandi y Panda" y sonríen ligeramente. En la foto aparecen un panda de juguete que se esconde nerviosamente detrás de un árbol en lo profundo del bosque y un hombre primitivo que, de pie junto al árbol, mira enfadado al frente y dice al panda: "Ya vuelven otra vez esos que van cortándolo todo como locos"; y el panda responde: "No me presiones, que yo también sé morder". El panda gigante es una especie única en peligro de extinción, cuyo hábitat, formado por bosques vírgenes, se ha visto reducido drásticamente en los últimos años. Zhao Bandi, el autor de la foto, recurre a un procedimiento exagerado y dramático para comunicar su mensaje, y su obra ha sido muy elogiada por los asistentes a la exposición. Como anuncio de un servicio público resulta vívido, comprensible y convincente; pero, lamentablemente, desde el punto de vista artístico deja bastante que desear.
El arte comportamental presente en la exposición despierta gran interés entre los visitantes. Una mujer en bikini yace en el suelo cubierta de flores, hojas verdes y fruta. Los cangrejos que cinco personas dejan caer sobre ella andan a centenares a lo largo de su cuerpo. Los espectadores muestran diferentes reacciones: unos sienten curiosidad; otros manifiestan incredulidad; y otros sencillamente disfrutan de encontrarse entre la multitud. De repente, uno de los cangrejos cae cerca de los pies de uno de los espectadores provocando cierto alboroto. Entonces, alguien toma el cangrejo y lo deja caer sobre el cuerpo de la mujer para gastar una broma.
Hou Hanru permanece indiferente a las reacciones de los espectadores. "Está claro que el arte no es un instrumento ni un servicio, sino una forma de expresión individual", dice el diseñador sino-francés. "Las exposiciones deben ser consideradas ante todo lugares para la expresión artística; el número de visitantes que puedan atraer tiene una importancia secundaria."
La Bienal de Shanghai 2000 ha despertado un interés enorme entre los medios de comunicación chinos. La CCTV y más de cinco televisiones locales han realizado detallados reportajes sobre el evento, mientras que las revistas y los periódicos chinos le han dedicado artículos especiales. Los medios de comunicación chinos comenzaron a tomar en consideración las artes contemporáneas en 1998. Actualmente, en las librerías chinas se venden libros sobre el arte de vanguardia. Solamente en el 2000, las editoriales de arte locales han publicado o han iniciado el proceso de publicación de entre 70 y 80 libros de este género, en un intento de ofrecer al público en general obras de arte contemporáneo y de vanguardia.
El reconocimiento de las artes contemporáneas se refleja asimismo en el número creciente de coleccionistas de arte. En efecto, algunos oficinistas de clase media de Shanghai han empezado a coleccionar obras de arte contemporáneas; al mismo tiempo, han aparecido galerías de arte privadas, como la Galería de Arte Shanghe de Chengdu, la Galería de Arte Dongyu de Shenyang y la Galería de Arte Taida de Tianjin. Estas galerías coleccionan, exponen y almacenan creaciones artísticas contemporáneas como parte de sus operaciones comerciales normales. En 1999 y en el 2000, en estas tres galerías privadas se celebraron exposiciones de arte contemporáneo de gran envergadura.
A medida que nos adentremos en el siglo XXI, el arte de vanguardia irá encontrando su hueco en la sala donde China custodia sus tesoros artísticos. Y a medida que nuestro país se aproxime a las tendencias globales, este tipo de arte gozará de mayor difusión y reconocimiento.

 

 

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